Cosas que Pasan

Por David

 

Aviso: Esta historia incluye descripciones graficas de sexo entre menores de edad, adolescentes y adultos. Si esto no es de su gusto, o no es mayor de edad según su jurisdicción, favor de abandonar esta página. Además debo clarificar que es pura ficción, de modo que no debe tomarse en serio, porque en la vida real tener relaciones sexuales con menores es INMORAL e ILEGAL.

Sin embargo como este es mi mundo de fantasía al cual os invito a pasar un rato, todo es posible, así que disfruten.

Esta es la historia de cinco chavales diferentes, con vidas y situaciones diferentes sin relacionarse pero envueltos en distintas relaciones sexuales ya sea con chicos mayores de su edad o adultos, por lo cual se dividirá en 5 relatos diferentes.

Recuerda donarle a Nifty.org, ya que hace posible que todas nuestras historias se distribuyan gratuitamente.

Cometarios, por favor envíelos a davidmarshalls@aol.com

 

Segundo Relato

 

 

La primera vez que sentí una polla follarme, fue cuando era apenas un chaval y estaba acampando con mi mejor amigo, su papá y su hermano mayor. Para contar bien la historia, debo regresar al principio, al verano de 1962...

Era un mundo de inocencia. Mi mejor amigo, Tom, vivía en el mismo bloque que yo y solíamos pasar mucho tiempo juntos, y ambos veíamos a su hermano mayor, Alan, como un ídolo o algo así. No solo era el chico más popular del barrio y jugaba deportes, sino que también tenía el mejor auto y era, se puede decir, algo así como una celebridad del vecindario. Gentil, encantador, así era Alan.

No sé cuando pasó, pero al terminar el quinto grado, empecé a pensar mucho en Alan, y estar alrededor de él se sentía bien, y me daban 'sensaciones' que yo no comprendía. De todos modos, ignoraba esas cosas y por tal de agradarle, le imitaba.

A mi madre le gustaba mi amistad con Tom y Alan, porque yo crecía sin mi padre—bueno, mi padre estaba vivo y en casa, solo que al regresar de la guerra no regresó como sí mismo y necesitaba muchos cuidados, ya no era el mismo que me llevaba de paseo los domingos o me contaba historias de cuando estaba en los Boy Scouts. Pasaba todo el día en blanco, en una cama especial y una enfermera venía frecuentemente a mi casa. Fue muy duro para mamá y para mí, y en aquél tiempo, yo tenía la obligación de 'ser el hombre de la casa' así era en ese tiempo, un mundo de Hombres.

Pues bien, mi fijación por Alan era algo inocente. No sabía qué me estaba pasando y tampoco entendía por qué me pasaba o si también le sucedía a Tom, o a los demás chicos. Tampoco me atrevía a preguntarles—cómo iba a sonar pronunciando ese tipo de preguntas. Aún así, con toda esta confusión, yo era feliz, supuse que si me pasaba a mí, también le pasaba a los demás.

Después de todo, sí vi algunos chicos con las pollas erguidas en las duchas de la escuela, o en la alberca donde nadábamos en los veranos. . . simplemente era algo que pasaba, y era muy embarazoso si me sucedía a mí.

Cierto día estaba en casa de Tom, y la madre de Tom no estaría el fin de semana, por lo que rápidamente planificamos ir a acampar. Le preguntamos a su papá y el dijo que tendría que asegurarse de que el clima iba a estar bueno para esas actividades, por lo que pasaron varios días antes de concretarse todo. La madre de Tom se fue ese viernes y nosotros quedamos que nos iríamos temprano en el sábado para regresar el domingo.

Puse todo lo necesario en mi mochila, y mi mamá me dio permiso para pasar la noche antes de partir en casa de Tom. Estábamos tan emocionados que no podíamos dormir, pero debimos quedarnos dormidos en algún momento de la noche, porque a las 6 Alan estaba en el cuarto despertándonos. Ambos arrancamos a prepararnos y desayunamos rápido antes de subir al auto y comenzar nuestra aventura.

Para mí sería todo una aventura, cierto es.

El viaje de camino fue largo pero no aburrido. Jugamos a contar los autos, platicamos, escuchamos la música que había en la radio y a medio camino paramos a comer hamburguesas. El resto del camino pasó rápido, entre carreteras rurales con vistas de árboles y campos, hasta llegar al lugar donde pasaríamos la noche.

Una vez allí tuvimos que caminar un rato hasta encontrar un lugar más o menos plano y cómodo. Tom y yo recogimos algo de leña para la fogata y Alan y su papá pusieron las tiendas. Yo compartiría una tienda con Tom, y Alan y su papá dormirían en la otra.

 

Jugamos futbol con Alan, a la lucha, correteamos, nos refrescamos en el agua y nos subimos a los árboles...ya para cuando caía el sol el papá de Tom había preparado una fogata perfecta y nos sentamos alrededor con malvaviscos. Yo me senté al lado de Alan con Tom a mi otro lado.

Mientras hablábamos de cosas que no consigo recordar, en algún momento el padre de Tom nos pidió que fuéramos a buscar un cubo de agua, para apagar la fogata más tarde, Tom no quiso ir, de modo que fui con Alan. Debíamos caminar algún tiempo, alejándonos así del campamento, un poco.

Hicimos algo de conversación mientras caminamos y a orillas del lago yo dije que llenaría el cubo y él dijo que él lo cargaría.

Mientras me disponía a llenar el cubo, sentí la mano de Alan tocar mi entrepierna, supuse que era por accidente cuando se volvía a tomar el cubo, así que no dije nada, pero cuando la mano persistió y entró por mis shorts, lo miré a la cara, y el solo guiñó. Entendí que debía guardar silencio mientras su mano hurgaba por mi pierna y 'trasteaba' con mis genitales, apretando, rodando y masajeando —me sentía muy extraño y quería más, pero estaba asustado por lo que hacía y me puse a llorar en silencio. No es que no estuviera disfrutando, sino que...estaba confundido. Luego de un momento miré hacia atrás y vi que sostenía—lo que a mí me pareció—la polla más grande del mundo, igual que yo él era circuncidado, pero no me pude detenerme a mirar mucho, la verdad estaba petrificado. Creo que me dijo algo, pero no recuerdo lo que fue, sí recuerdo que un momento después mis pantalones estaban alrededor de mis rodillas y sus dedos estaban en mi culo y mi llanto se había tornado en pequeños y cortos gemidos. No sé o no supe precisar cuánto rato me dedeó el culo, cerré los ojos y estúpidamente continué llorando.

Estaba oscureciendo rápidamente. Alan retiró sus dedos de mi culo, supongo que debía haberse dilatado lo suficiente como para su polla, y sentí su saliva escaparse de mí, luego su polla y cubrió mi boca mientras empujaba. Mis piernas temblaban, creo que paré de llorar, y el dolor me impactó bastante, pero después...después estaba en el cielo, y solo existía Alan su polla en mi culo y ese placer que hasta entonces no había conocido.

No, tampoco recuerdo cuanto tiempo duró, pero Alan avanzó a componerse, y yo me subí los shorts lo más pronto que pude, me hizo prometerle que no dijera nada a nadie, y no lo hice.

Nunca pasó nada similar, al final del verano, Alan se fue a la universidad y yo continué con mi vida...sin olvidar aquel asunto. Siempre me interesé en otros muchachos, sí. Pero al venir de una familia tan conservadora, al final terminé casándome con una chica que conocía en la universidad, a la edad de 25 años. Tuvimos tres hijas, y cada una ya va bien encaminada en sus vidas.

Tom y yo aún somos amigos.

 

Fin del segundo relato.

*pendiente a este espacio, para los siguientes tres