Date: Thu, 25 Mar 2010 02:31:30 +0100 From: Gladis Mcmillan Subject: Travesuras - Capítulo 3: Deportes en la hierba Esta historia es ficción (no está basada en hechos reales) e incluye menores manteniendo relaciones sexuales. Si no te interesa este tipo de temas o crees que no puedes soportar el leerlo, sería recomendable que dejases de leer a partir de ya. Por otro lado, el autor manifiesta su desinterés por estos hechos en caso de que sucediesen en la realidad. La fantasía, cuanto más irreal mejor. Cualquier sugerencia será siempre bienvenida (gladmc@gmail.com) - Travesuras - Capítulo 3: Deporte sobre hierba. El Doctor Litztain sonrío. El material de las cámaras era increíble. Había registrado con su cámara no solo los avances académicos de sus sujetos, antes conflictivos ahora modélicos estudiantes, sino también los efectos de sus cintas estimulantes de las fantasías intrínsecas. No se trataba de hipnosis, ni tampoco de lavado cerebral. Las cintas solo funcionaban si quien las escuchaba tenía realmente un deseo insatisfecho, normalmente de carácter sexual, y daba rienda suelta a todas las fantasías del subconsciente que habían sido restringidas por el consciente. Todo formaba parte del proyecto Eros. Un secreto estudio que había estado llevando a cabo desde que se licenció en la facultad de psicología, y que le había costado años de dura investigación y experimentos fallidos. No podía evitar sentirse orgulloso de su obra maestra. Quizás también un poco excitado con el contenido de los vídeos. Al fin y al cabo, ser el salvador de esas personas le hacía sentirse como algún tipo de dios. "Los deseos y fantasías no satisfechas, tapadas por el tabú de la sociedad, oprimen la personalidad del ser, desembocando en rebeldía, frustración o miedos inconsistentes" Con esa carta de presentación había convencido a los centros para que le dieran carta blanca, y con el boca a boca de los milagros que obraban sus cintas, pronto le abrirían puertas en muchas más áreas. - Esto solo puede ir a mejor. Veamos la cinta de Salazar. *-------* Eran las seis de la tarde y Marcos Salazar copiaba y repasaba los capítulos del libro de historia. Esta había sido su rutina desde hacía una semana, de hecho, desde que atendía las clases del Dr. Litztain, y escuchaba sus cintas de concentración. Había dejado de pensar en gastar bromas, de querer llamar la atención y de meterse en problemas, para dedicarse de pleno en sus obligaciones. Hasta él estaba sorprendido del cambio, pero había aprendido las ventajas. Oyó la puerta abrirse y cerrarse detrás de él pero no le prestó atención. Oyó también el ruido de algo caer encima de la cama, pero tampoco le prestó atención. Oyó como alguien le dirigía la palabra, y entonces y solo entonces dejó de copiar "Las Guerras Teutónicas". - ¿Qué pasa enano? ¿Estudiando otra vez? Tío, pero que pelma que estás últimamente. Venga va, echemos un uno contra uno en el césped, que se te va a poner cara de lerdo. - Lo siento Aarón, pero aun me queda mucho por repasar y... -Va, tío! Solo será un rato! Ya harás eso después. Marcos iba a volver a decir que no, pero antes que pudiera abrir la boca su hermano ya lo había arrancado de su silla y llevado hasta la puerta. Era su manera violenta, pero efectiva, de salirse siempre con las suya, al fin y al cabo, con 16 años le superaba tanto en altura como en fuerza. - Te importa que me lleve la música? Tengo que escucharla durante 3 horas al día. - En serio? Pff, mira que eres pesado. Vale, si con eso te callas y bajas, haz lo que te dé la gana. Y con el iPod y los altavoces bajaron al jardín que tenían detrás de la casa. Mientras, en la parte delantera, Mateo Salazar podaba los setos. Era algo que le gustaba hacer desde siempre, o al menos eso recordaba él. Se jactaba de ser el vecino con el mejor jardín de toda la urbanización, y siempre enseñaba orgulloso las placas de los varios premios que había ganado. Sus flores siempre eran las más exuberantes, su césped siempre el más lozano, y sus setos los mejor podados. Nunca supo muy bien a qué se debía ese interés, pero podía tener algo que ver con los tiempo que pasaba de pequeño ayudando a su padre a cuidar del jardín. Siempre le había parecido algo que todo hombre de la casa tenía la obligación de hacer. Oía de fondo a sus dos hijos jugar a hockey hierba. ¡Qué felicidad! ¡Qué tranquilidad! No podía tener una vida más perfecta. - Muy bien enano, por qué no ponemos las cosas un poco más interesantes, huh? - Más aun? Me has metido ya 5 goles por lo menos! - Sí, y por eso te propongo algo, cada vez que uno de nosotros pierda, tiene que pagar una prenda. - Una prenda? Qué parida! - Espera, que no acaba la cosa aquí: El que pierda del todo tendrá que dar la vuelta a la manzana en pelotas! Cómo suena eso? - Pff! Joder tío! Pero si ya voy perdiendo! - Vale, entiendo que eres un lerdo, y que no das para más... - Eh! - ...Y por eso te doy una ventaja de 10 puntos, va! No te quejarás! Jaja - Vale, pero si gano yo, quiero algo más! Uhm.. Qué tal si el que pierde hace las tareas del otro durante una semana? - Aun quieres más enano? Ningún problema, me vendrá bien un esclavo, aunque sea durante una semana. - Ja! Eso será si pierdo! Y con tantos incentivos empezó de nuevo el juego. Por turnos, iban pasando de portero a lanzador. Primer gol en la portería, y Marcos se quitaba el reloj. Otro gol en su portería, y Marcos se quitaba la gorra. Esta vez le tocaba a su hermano pagar el pato, Aarón se quitaba la camiseta. Marcos no pudo evitar desconcentrando con el brillo del sudor sobre la piel morena de su hermano. ese tono de piel resaltaba los músculos, que habían crecido de tanto practicar hockey. Esta vez fue él el que tuvo que quitarse algo, y escogió la camiseta también. Otro gol en la portería de Marcos, qué se iba a quitar? Los pantalones? Tendría que haber bajado con zapatillas...! Lentamente se bajó sus pantalones cortos. Su cara se puso roja, y se sentía arder. Había estado en calzoncillos delante de su hermano muchas veces, pero nunca al aire libre. Además, Aarón le intimidaba. Con aquel cuerpo casi adulto, tan grande, y esos ojos marrones tan dominantes... - Qué te pasa palurdo? Es que tengo monos en la cara? Anda ve y acaba ya con eso! Pero alguna cosa pasaba por la mente de Aarón. Le había aprecido sentir algo debajo de sus propios pantalones. Pero no podía ser! Era su propio hermano! No, debía de ser el calor... O la excitación del juego. Sí, debía de ser eso! Pero aun y así, le costaba también concentrarse, ¿Sería aquella estúpida música? La verdad es que hacía tanto que sonaba que ya casi se había olvidado de ella. Y mientras pensaba en no pensar en lo que su entrepierna quería pensar, la pelota entró en su portería. - Enano, esa no vale! No estaba mirando! - Se siente!! - Te vas a enterar, enano! Y cuando le tocó a él golpear la pelota, le pegó tan fuerte fue directa a la cara de Marcos, que cayó redondo al césped, agarrándose la mejilla y gritando de dolor. - Ua! Marcos, estás bien? - Tú qué crees...?? - Tío, lo siento Enano! Ha sido sin querer, yo..! Se había acercado para disculparse. Estaba a nada, girando la cara de su hermano para verla mejor. - Trae, déjame ver, sangras? Y al contacto de los ojos de uno con el otro, los dos enmudecieron. Habían sido siempre tan increíbles los ojos azules de Marcos? Había olido siempre tan bien el idiota de Aarón? De forma instintiva, la distancia entre sus bocas se fue acortando. Sentían la respiración del uno contra el otro cada vez con menos distancia. Su mente decía no, pero su cabeza moría por un sí. Y así fue, cerrando los ojos, los labios de uno contactaron con los del otro. Era caliente, era húmedo, era increíble. Marcos encontró sus brazos acariciando con fuerza la ancha espalda de su hermano, a la vez que este intentaba que su lengua se abriera paso en la boca de su hermano. Agarraba con fuerza los rizos rubios del pequeño, y ese beso no parecía tener fin. Pero Aarón recobró el sentido durante un instante. Apartó su cara y miró para el cielo. - Esto.. Marcos, qué estamos haciendo..? - No lo sé...No te gusta? puedo intentarlo hacer mejor... - Enano, no es eso... Es solo que... He besado mogollones de tías pero nunca me había puesto tan... Tan...! Oh, por el amor de Dios, Marcos, eres mi hermano! - Ya... Esto es raro, verdad? El silencio se hizo más grande. Ninguno de los dos sabía qué decir, pero ninguno de los parecía querer abandonar el contacto de la piel del otro. Marcos no aguantaba la situación, así que decidió arriesgarse. Volvió a acariciar la espalda de su hermano, y fue subiendo las manos lentamente hasta rodear con ellas las marcadas facciones de Aarón. - Mírame Aarón. Pero el muchacho no se atrevía. - Está bien, no voy a insistir. No quieres hacerlo, bien! Pero creo que yo no era el único que estaba disfrutando de esto. Y picaronamente pasó su rodilla entre las piernas de Aarón. - Alguien la tiene dura, y créeme, eso no va a bajar porque sí. Por qué no aprovechamos el momento, nos damos lo nuestro y acabamos? Prometo no decírselo a papá si es eso lo que te preocupa! Pero por favor, no me dejes así!! - Tch, tanto lo necesitas Enano? Por la medio sonrisa juguetona de su hermano Marcos entendió que había conseguido entrar en su mente. - Oh, no me obligues a pedírtelo, idiota! - Así que idiota, eh? Jeje Te vas a enterar! Agarró con fuerza las muñecas de su hermano, y lo obligó a estirarse bocarriba en el césped. Puso su peso sobre sus piernas, dejándolo totalmente inmóvil e indefenso lo penetró con una mirada triunfal. - Pídemelo. Ahora. - O qué? - O qué? Serás mocoso! No estás en posesión de escoger, sabes? Y con esto, pasó su barbilla por debajo del cuello del pequeño. Sus pocos pelos adolescentes en la perilla hacían cosquillas y raspaban, haciendo que Marcos se arquease. Quería más de ese cuerpo. Aarón descendió las manos lentamente acariciando los brazos de su hermano, mientras con la boca iba alternando besos en las mejillas, la boca y el cuello. Pasó por el pecho, y se detuvo a jugar con sus pezones como había aprendido de alguna de sus novias. Marcos se estremecía de placer. Sus manos siguieron bajando, y cuando llegaron a rodear la pequeña cintura, agarró con los dedos la goma elástica de los calzoncillos y buscó de nuevo los ojos azules de su hermano. - Una vez que llegue allá, sabes que no habrá marcha atrás, verdad? - Sí... - Así entonces...? - Adelante. Y rojo como estaba por lo que iba a pasar, sintió cómo las frías manos de su hermano iban despojándole de la última ropa que le quedaba. Una brisa de aire acarició allí donde nunca había tocado antes el viento. Marcos había entrado ya en la pubertad, su pene, aunque más pequeño que el de su hermano, ya medía unos buenos 8 centímetros en erección. Y vaya si estaba erecto! - Parece que voy a tener que dejar de llamarte enano. - Calla...! - Hazme callar. Y agarrando el pene de su hermano con una mano, se acercó a su cara y le plantó un beso, estimulando el placer tanto arriba como abajo. Marcos se estremecía ante el firme arriba y debajo de la mano de Aarón. Sus manos necesitaban agarrarse a algún lado, así que se acogieron a la ancha espalda de su hermano mayor. Su boca sabía al batido vitamínico de fresa que se había tomado antes de empezar a jugar, y su cabeza olía a sudor y a colonia adolescente. Sus sentidos se nublaban, todas sus terminaciones nerviosas estaban excitadas y concentradas en los puntos allá donde su hermano lo acariciaba o agarraba. Su mano, dura como la piedra, deslizándose por su pene y sus pequeñas pelotas. Su otra mano, firme, agarrándole el cabello. Parte de sus pectorales rozaban con sus pezones, Mientras, las lenguas de ambos jugueteaban en su boca. Si eso era un sueño, no quería despertar. Su respiración subió con la excitación y su hermano paró. - Enano, no quiero que te corras aun. Esto acaba de empezar. Y sin dar más instrucciones, bajó su cabeza hasta donde estaba su mano y para sorpresa de Marcos, introdujo su boca en su pene. Si antes creía estar en un sueño, ahora estaba convencido de estar en el cielo. Se oía a si mismo y se moría de la vergüenza, era él el que gemía con un perro en celo? Le parecía increíble, pero no podía hacer nada más, el placer era demasiado grande. - Te gusta enano? - Oh, Sí Aarón! No pares por favor! Sí! Cada vez que entraba en su boca sentía un chispazo por todo su cuerpo. A medida que su hermano chupaba más rápido, todo él se estremecía más. Sus caderas se movían solas, empujaban su pene hacia la cara de su hermano. - Oh, hermano, siento que voy a explotar! - Sí Marcos, sí! Explota dentro de mi! - Aaaaaaagh! Y con este último grito, disparó un líquido trasparente. Un chorro, otro chorro, tres! Y con cada uno, un movimiento de todo su cuerpo para expulsarlo. Aarón saboreó hasta la última gota de ese proyecto de semen, y cuando acabó, volvió a la parte superior para darle otro beso a su hermano, que lo recibió exhausto pero entregado. - Qué tal enano? - Ua! Ha sido lo más! - Sí? Pues ahora te toca a ti pagarme el favor? - Ah... Muy bien. Pero cuando Marcos fue a dirigir su cabeza hacia el pene de su hermano, éste le dijo que no con la cabeza. - No, Marcos, yo prefiero otro agujero. Y diciendo esto, manipuló el cuerpo de su hermano para que volviese a estar tumbado con su espalda sobre el césped. Agarró sus dos piernas, suaves, brillantes, y se las colocó encima de los hombros. Entonces, le acercó dos dedos a la boca. - Qué.. Qué haces? - Chupa. Marcos hizo como le fue mandado. Cerró los ojos e imagino que aquellos dedos eran en realidad el pene que no le había dejado probar su hermano. A Aarón le gustó la entrega, pero tenía planes más excitantes en mente. Sacó los dedos de su boca, y uso la saliva para hacer un círculo en el agujero del ano de su hermano. No pudo evitar gemir. - No irás a... - Sí - No! - Calla y relájate Y así, después de unos cuantos círculos, introdujo un de dedo, poco a poco, dentro del ano de Marcos. - Uhng.. - Duele? - No... es como.. Hacer caca pero al revés. Aarón rió, su hermano era aun tan inocente! Le premió metiendo el dedo un poco más profundo. Entrando y saliendo, entrando y saliendo, hasta que los músculos se relajasen para meter un segundo dedo. - Voy a meter otro, preparado? - No! Pero metió el dedo igual. Marcos se regiró, pero eso no molestó a Aarón. Sabía que en poco podría estrenar la cereza de su hermano y eso era excitación suficiente como para ser paciente. Al poco, las muecas de dolor del pequeño dieron paso a gemidos de placer. Había encontrado el punto? Era hora de intentar meter el bollo en el horno. Poco a poco, y con cuidado, fue penetrando por aquel agujero que tan solo había crecido unos milímetros. A medida que iba entrando iba sintiendo el placer de tener su pene en un sitio tan estrecho. El calor rodeaba su mástil, y solo quería estar más y más cubierto. Cuando por fin pudo entrar del todo, salió con la misma lentitud. Intentó tocar con el capullo aquel punto que tanto placer le daba al pequeño. Y así fue, entrando y saliendo, entrando y saliendo, solo se oía el contacto intermitente entre los dos cuerpos, y los gemidos de uno y de otro. - Ah, Aarón! Dame más, más te digo! - Ya lo hago, enano! Eres un pequeño bastardo, lo sabes? Ah! Ah! Miró por un momento, la cara de Marcos era una delicia. Tenía los ojos medio cerrados y un par de lágrimas brillantes caían por los lados de sus mejillas. Su boca estaba ligeramente abierta, cogiendo y expulsando el aire de forma tan frenética como el ritmo de sus empujones. La piel morena brillaba con el sol y el sudor, y las manos se aferraban al césped con fuerza. Su pene de preadolescente volvía a estar totalmente erecto, es increíble la capacidad que tienen estos niños! - Enano, me voy a correr en nada! - Ah! Lo que sea, pero no pares! Aarón se agarró fuerte de las piernas de su hermano, se avalanzó hacia adelante, y a la vez que le daba el morreo de su vida a Marcos, estalló en forma de geiseres blancos dentro del pequeño. Había estado genial, había estado formidable, era el mejor polvo de su vida, mejor que con cualquier tía con la que hubiese follado hasta entonces. Quien iba a pensar que podría pasárselo tan bien con su hermano! Sacó con un ligero `pop' su pene, con él salió parte del semen. Con las dos manos, rodeó la cara de su hermano, y mirándole directamente a aquellos brillantes ojos azules le dijo - Te quiero enano. Esto ha sido el polvo más especial de toda mi vida. - Yo también te quiero hermano! Y así volvieron a besarse, no con tanta pasión esta vez, sino con cariño y ternura. Los dos se estiraron, Aarón rodeó a su hermano con sus brazos, y Marcos se acurruco en su seno. El contacto de la piel desnuda y caliente era tan agradable! Estuvieron así un rato, hasta que empezó a hacer frío. - Será mejor que te duches, Enano. No querrás ir goteando por toda la casa. - Ah! Pero yo no quiero irme, estoy muy bien aquí, contigo. - Yo también estoy bien, Enano, pero si nos quedamos mucho más rato aquí, papá no pillará. Y no creo que entienda muy bien lo que acabamos de hacer. Uhm.. Creo que ni yo lo entiendo... - Lo que hemos hecho... Está mal, Aarón? - No, no sé, bueno, no creo. A ti te ha gustado? - Sí. - Pues entonces no puede ser nada malo. - Prometes que repetiremos? - Dalo por hecho. - Bieen! Y así se acurrucaron aun más, y Aarón le dio un suave beso en la nuca. - Venga, tira para la ducha! - Vale! Y los dos se pusieron los pantalones y subieron al piso de arriba a limpiarse. Ninguno se había dado cuenta de que la música seguía encendida, ni de que una parte de los altavoces se movía con un destello sospechoso. To be continued.... --------------------------- Si os ha gustado, mandadme vuestros comentarios y sugerencias a gladmc@gmail.com Gracias!