Date: Fri, 9 Dec 2011 18:23:38 +0000 From: alfredo garcia Subject: Amigos (Non English) Amigos Non-English by Alfredo Garcia Hay algunas vivencias de mi infancia y adolescencia, que regularmente vuelven a mi mente, la mayor parte de ellos corresponden a pequeños detalles, una escena aislada, casi como una fotografía dentro de una acción que ya no recuerdo y que inútilmente intento reconstruir. Muchas de estas vivencias corresponden a mi despertar sexual. Una de estas escenas es la que ha inspirado este relato. Durante una proyección de cine en el colegio, un compañero de curso mayor que yo, él tenía 13 años y yo 12 practicábamos un juego un poco peculiar. Uno intentaba liberar su cabeza que el otro mantenía sujeta entre sus piernas. Llevábamos pantalones cortos y así la piel de cara de uno quedaba en contacto con los muslos desnudos del otro. Evidentemente era un pretexto para un juego erótico que nos excitaba. Recuerdo especialmente cuando el ponía su cabeza entre mis piernas, yo intentaba subir lo las posible mis pantalones, para que toda su cara pudiera acariciar la superficie interior de mis muslos. Supongo que los dos manteníamos una fuerte erección, pero no puedo recordar nada más. Alberto se llamaba mi compañero, como ya he dicho era un año mayor que yo, no era muy buen estudiante y había tenido que repetir el curso anterior. Sin embargo era el mejor atleta del curso, y para mí era un modelo en ese aspecto. Moreno y musculoso, con unos ojos oscuros y hermosos, nariz romana y labios gruesos. Alberto no formaba parte de mi grupo de amigos, pero tenía con el una relación especial distinta que con otros compañeros de curso. Antes del incidente que he comentado, ya había notado su especial interés por mí. Con frecuencia notaba que me miraba, tanto en la clase como en el patio durante los recreos. Al principio me sentía molesto, pero luego comenzó a alagarme su interés. Hice varias pruebas para confirmar mi suposición, en los descansos entre clases me escondía y seguía sus movimientos buscándome y comprobé que cuando me encontraba disimulaba como si no fuera yo lo que buscaba. También lo observe a través del reflejo en ventanas, y note como sus ojos recorrían ansiosos mi cuerpo, especialmente mis piernas desnudas. A veces se me acercaba para contarme cosas que siempre tenían que ver con el sexo. Por ejemplo que algunos niños del curso se habían masturbado en grupo durante una proyección en un cine de la ciudad. O que otros dos niños se tocaban mutuamente siempre que podían. Yo me sentía muy incomodo en esas situaciones y respondía con comentarios de desprecio hacia esos comportamientos. Me pregunto si ya me habían salido pelos abajo, no sé porque me sentí ofendido, y le mentí diciéndole que no. También le mentí a su pregunta sobre si me tocaba mucho. Una tarde de principios del verano me convenció para que fuera a su casa ver su colección de cromos. Por el camino me comento que le gustaba a su hermana, que le había dicho que yo era un chico muy guapo. Pensé que en realidad era el mismo quien lo pensaba y a la vez me sentí alagado y un poco confundido. Al entrar en su casa pregunto si había alguien, nadie respondió, y esa circunstancia me hizo sentir cierto temor a la vez que excitación. Intuía que quería algo sexual de mí, y no sabía muy bien lo que podía ocurrir. Fuimos a su habitación, me ofreció su álbum de cromos, me senté en la cama a mirarlo, el se sentó a mi lado, comencé a pasar lentamente las hojas, el se inclino sobre mí para hacerme comentarios, su cabeza y sus hombros rozaban los míos. Sentí un sobresalto cuando la piel desnuda de su pierna se puso en contacto con la mía. Aparte despacio mi pierna a la vez que trague saliva. Un minuto después volvió acercar su pierna, y esta vez no retire la mía. Note una contracción en mi pene. Poco después apoyo delicadamente su brazo izquierdo sobre mi hombro, otra contracción en mi pene. A través de los dos contactos que mantenía con mi cuerpo, parecía que cruzaba una suave corriente eléctrica, que se extendía por mi interior y que acababa concentrándose en mi sexo. Lo que hacía especialmente enervante esos contactos era su suavidad, no eran contactos naturales entre dos amigos que ojean juntos un álbum de cromos. Sentía como través de ellos me acariciaba. Ahora los dos en silencio, mientras yo pasaba muy lentamente las hojas, aunque ya no veía nada, todos mis sentidos estaban en otra parte. De reojo note que el ya había dejado de mirar el álbum y me miraba a la cara, note como me subía el rubor y como se encendían mis mejillas. Apoyo su mano derecha sobre mi rodilla desnuda. La erección de mi pene empujaba sobre el álbum de cromos. La punta de los dedos de su mano izquierda acarició el pliegue de mi cuello. Tenso y completamente paralizado, trague de nuevo saliva y deje de pasar hojas. Note como acercaba su cabeza, y como mientras sus labios rozaban mi cuello, su mano comenzaba a subir por mi muslo. Cerré los ojos y me entregue al inmenso placer de su caricia. Pasan unos instantes, sus labios acarician mi cuello y oreja, su mano baja y sube por la cara interior de mi muslo. Hago un esfuerzo por parar aquello, intento incorporarme. Me retiene, - no eres capaz de aguantar mis cosquillas-me dice, me calmo un poco. El pretexto que me ofrece me permite seguir este juego, salvando mi dignidad, y el estado tan excitado en que me encuentro, hace que le conteste --si que puedo. Ahora sus manos están debajo de mi camiseta, una sube por mi espalda y la otra por mi pecho, apenas rozan mi piel, mientras una se detiene en mi cuello, la otra acaricia mis pezones erectos. Mi pene está a punto de explotar- a que no puedes mas- musita en mi oído. Apenas me quedan fuerzas para decir --Si que puedo- El intenta quitarme el álbum de cromos con el que mantengo oculta mi erección. --Vaya, parece que te gusta- musita muy bajito, mientras aprieta mi pene a través del pantalón. -- No, eso no- mientras intento levantarme. -De acuerdo, pero déjame someterte a otra prueba que seguro que no aguantaras. Desnúdate y metete debajo de la sabana, yo solo te haré cosquillas por encima de la tela, estoy seguro que no aguantaras. - No, tengo miedo que tus padres o tu hermana pueden venir. - No, ellos no salen de trabajar hasta dentro de dos horas, además voy a cerrar con llave la puerta. Venga haz la que te digo, yo no mirare mientras te desnudas. Me desnudo rápidamente, y me tapo completamente, incluso la cara -- ya puedes empezar- Empieza por los pies, y luego muy despacio va subiendo por las piernas, no puedo impedir que mi pene cabeceé rozándose con la sabana. Él lo debe de notar, los dos continuamos en silencio. Directamente no roza mi pene, pero si la tela que el desplaza con su mano, entonces aun no se que el está viendo la manchita de humedad que se ha formado encima de la punta de mi pene, me voy a volver loco de excitación, bastaría la presión de su mano sobre mi sexo para que me corriera inmediatamente. Vuelve a acariciar mis pezones esta vez a través de la tela, luego mis mejillas, mi frente, mis labios, pellizca uno de mis pezones, no puedo evitar que un gemido salga de mi boca,- Ríndete musita en mi oreja mientras la mordisquea delicadamente. Solo consigue de mí que siga gimiendo, sus labios sobre los míos detienen por unos momentos mis gemidos. De repente un ruido en la puerta nos sobresalta, es su hermana preguntando porque esta la puerta cerrada, me incorporo asustado, -déjame en paz- contesta Alberto. Veo que él está también completamente desnudo, intenta taparse rápidamente, pero no puede evitar que vea su pene erecto, más grande que el mío, más oscuro y con una mata de pelo muy negro. Me levanto para vestirme, y me doy cuenta tarde que yo también estoy completamente desnudo y erecto, por un momento los dos miramos maravillados la hermosura de nuestros cuerpos, y acabamos por fijar las miradas en nuestros penes que a pesar del sobresalto aun se yerguen duros. Nos vestimos, yo me quiero ir corriendo. Al pasar por el salón su hermana me mira sorprendida, -hola- me dice, ahora con una sonrisa, que parece indicar que sabe lo que estábamos haciendo, -hola- le contesto ruborizado, y me voy lo más rápidamente posible. En la puerta mi amigo se despide con un beso en mi mejilla, - nos vemos mañana-. Voy corriendo hasta mi casa, me siento muy avergonzado, y arrepentido, pero a la vez excitado por haber descubierto algo completamente nuevo, intuyendo que con ese algo, se iniciaba una nueva etapa en mi vida. Mi madre me pregunta donde había estado, le digo que en casa de un amigo viendo un álbum de cromos, su mirada inquisitiva parece que indica que no se lo cree, ¿se me notara en la cara lo que he hecho? Enseguida, después de cenar, digo que me voy a la cama, mi madre se extraña de mi prisa -- ¿a ti te ha pasado algo esta tarde? Será verdad que las madres notan en la cara de sus hijos lo que les ha pasado. Me meto desnudo en la cama sin ponerme el pijama, y me masturbo dos veces seguidas pensando en lo que había ocurrido con mi amigo, especialmente pienso en su cuerpo desnudo, y que nos podíamos haber abrazado bajo las sabanas, frotando nuestros penes uno contra el otro. A media noche me despierto y me vuelvo a masturbar, y otra vez por la mañana después de despertarme. En el colegio estoy distraído durante las clases, no me puedo quitar de la cabeza los sucesos del día anterior, rehúyo encontrarme con Alberto, especialmente siento vergüenza por el beso que me dio en la mejilla al despedirnos, los chicos no se dan besos, ¿quizá el este pensando en que yo pueda ser para él una especie de novia, pero en chico? Pero eso es de maricas y ninguno de los dos lo somos. A la salida del colegio me cruzo con él, hago que no lo veo, me llama, me vuelvo, -¿seguimos siendo amigos?- me dice mientras me ofrece la mano. Estrecho su mano, y él la retiene un poco más de tiempo del necesario, lo suficiente para que yo note pasar a través de ella un calor, que se sube a mis mejillas y que a mi mente venga la imagen de su cuerpo desnudo y su pene erecto. Siento una contracción en mi pene, todo eso en tres segundos. Me vuelvo rápido hacia otros compañeros que me esperan para volver juntos a casa. ¿Me preguntan que si me había peleado con Alberto y si estábamos firmando las paces? Me moriría de vergüenza si ellos supieran lo ocurrido entre nosotros, sin embargo me siento contento, muy contento y no sé exactamente porque, mi madre como siempre me lo nota. -- Definitivamente a ti te pasa algo-, cuéntame hay alguna chica que te guste, ¿no estarás enamorando? Era viernes y por la tarde intente hacer los deberes del fin de semana, pero no me podía concentrar, estaba muy excitado pensando cuanto le gustaba a Alberto tocarme, y cuanto me gustaba a mí que me lo hiziera, solo puede acabar los deberes después de masturbarme. El sábado nos fuimos toda la familia al campo. Me sentí un poco contrariado pensando que igual me llamaba Alberto para ir a su casa. El domingo por la mañana, no quise ir a jugar con mis amigos y estuve esperando inútilmente su llamada. A media tarde me sentía triste y abandonado pensando que Alberto ya se había olvidado de mi, así que cuando sonó el teléfono me fui corriendo a cogerlo, efectivamente era él y me invitaba a ir a su casa a continuar viendo sus álbumes de cromos, que nadie nos molestaría porque sus padres y hermana se habían ido a una visita y no volvería hasta por la noche tarde. Le conté a mi madre que me iba a casa de Alberto y que me había invitado a merendar. Mi madre me pregunto por mi repentina amistad con Alberto y entonces recordó que tenía una hermana muy guapa compañera de una de mis hermanas. -- Seguro que te gusta su hermana, ¿Cómo se llama? Alicia ¿No? Si le dije, aunque no quedo claro si el si correspondía a que se llamaba Alicia, o a que me gustaba, o a ambas cosas. En realidad sí que me gustaba, pero no era en ella en la pensaba cuando me masturbaba. Me duche y me puse la ropa con la que me veía mas guapo, también me eche una gota de colonia. Lo cual no paso desapercibido a mi madre --estas muy guapo-, seguro que a Alicia le vas a gustar mucho-. Nada más llegar a casa de Alberto me llevo a su cuarto, cerró la puerta con cerrojo por si acaso, y me dio un beso, esta vez en los labios --he pensado mucho en ti desde el otro día, ¿tu te has acordado de mí?- Me dijo mientras me llevaba hacia la cama, -¿quieres que antes de ver los álbumes juguemos como el otro día a ver quien aguanta más las cosquillas? Esta vez me las haces tú a mí. Se desnudo y se cubrió entero con la sabana, me dio de nuevo tiempo a ver su hermoso cuerpo desnudo y la erección incipiente- si quieres puedes también desnudarte me dijo a través de la sabana, yo no te puedo ver. Me desnude, me senté sobre la cama y comencé a acariciarlo igual que él me había hecho a mí el otro día, comencé por los pies, las piernas, luego el pecho, los pezones erectos, comenzó a gemir- te rindes le dije- no, no sigue por favor. La forma de su pene erecto sobresalía sobre la sabana, comencé a moverla para que la tela le acariciase, vi como aparecía humedad en el lugar en el que estaba su punta, lo mismo debió ver el otro día cuando él me lo hizo a mí. Acaricie sus orejas, su frente, sus mejillas, roce mis labios con los suyos, mientras mi mano bajaba hacia su sexo. Necesitaba tocarlo, y sabía que él como yo el otro día lo estaba deseando. Lo envolví suavemente en mi mano, y entonces el gimió mas intensamente. Comencé a masturbarlo despacio. -me rindo - grito -- no quiero correrme. Retiro la sabana, la punta de su sexo estaba mojada, miro mi pene erecto y me sonrió, -tu también tienes pelo, me mentiste -- Yo también le sonreí un poco avergonzado. Ahora me toca a mi hacerte cosquillas, échate boca abajo, me eche y me tape con la sabana, pero el metió su mano por debajo de la sabana, - veras como ahora tu también te vas a rendir- me dijo mientras comenzaba a acariciar mi espalda. La sensación de su mano directamente sobre mi piel era mucho más excitante que a través de la tela. Despacio fue bajando por mi espalda, subí los brazos por encima de mi cabeza, acaricio mis costados, sabía que iría más abajo, y a la vez lo deseaba y lo temía, estuvo un rato por mi cintura y luego bajo directamente a los pies, en los pies sentí autenticas cosquillas y no pude evitar la risa, luego subió por mis piernas, la cara interior de mis muslos, me acorde cuando en el cine coloco su cabeza entre ellos, y los abrí a su caricia. Cuando acaricio mis nalgas estuve a punto de protestar, pero la sensación era tan placentera que no tuve fuerzas para hacerlo. Su mano ahora estaba en la juntura de mis muslos, justo encima de los testículos, sabía que tocaría mi raja y también mi agujero, por eso me había lavado tan bien. Cuando lo hizo proteste sin convicción. Unos momentos después creí que me iba a meter un dedo, pero retiro la mano, y me sentí confundido. Sus dedos rozaban ahora mis labios, y se insinuaban en mi boca, deje que uno penetrara, me acaricio la lengua, y yo comencé a chuparlo, a cubrirlo de saliva, intuía para que lo quería tener lubricado. Lo retiro de mi boca, y al momento estaba insinuándose en mi ano- No, no, dije, pero no hice nada para impedir que comenzara a penetrarme, jugó un poquito a la entrada hasta que me acostumbre a la extraña sensación, entonces desee que lo introdujera del todo, lo saco para buscar más lubricante en mi boca, note un poco el sabor mi ano pero no me molesto sino que me excito aun mas. Ahora si su dedo entro del todo y realmente no me dolió -relájate me dijo- y comenzó a moverlo despacio dentro de mí, no sé que toco dentro que me excito muchísimo. Su otra mano penetro ahora por debajo de mi, acariciando suavemente mis testículos, Subí mi grupa, despegando mi pene de la sabana, y buscando una penetración más profunda de su dedo, Ahora su cuerpo desnudo rozaba mi flanco, note su pene duro en mi cadera, comenzó a besar y mordisquear mi cuello y oreja --Te gusta mi dedo en tu coñito, córrete chico guapo- musito en mi oído, a la vez que hundía más profundamente su dedo, y yo me corrí en la palma de su mano. Creí perder el sentido y me desplome sobre la cama. Oí como el chasqueaba la lengua, intuí que lamia la palma de su mano cubierta con mi semen. Pasados unos segundos retiro su dedo de mi agujero. Volví mi cabeza buscando sus labios, y por primera vez probé a través de su lengua el sabor de mi semen. Al poco se levanto, y me dijo que volvía enseguida. Me quede dormido, me despertó acariciando mi pelo, traía una bandeja con la merienda, batidos de vainilla, zumos, pastas, y chocolatinas. Me tape un poco con la sabana, y comencé a comer, estaba hambriento, el apenas probo nada, le pregunte si estaba bien, me sonrió, mire su pene seguía erecto, y comprendí que tenía que hacer algo, deje de comer, le dije que se echase sobre la cama, rodee con una mano su sexo mientras con la otra acariciaba sus testículos, y sin pensarlo dos veces comencé a besarlo, hasta que finalmente me atreví a metérmelo en la boca, note que se iba a correr, retire mi boca , y la primera andanada cubrió mi cara, las que siguieron fueron a parar a su pecho, y a su vientre. Correspondí a lo que él había hecho conmigo y lo lamí y trague todo. Y luego también lleve parte a su boca. Ahora los dos habíamos compartido nuestros fluidos más íntimos. Ahora si podíamos merendar relajados. Después nos vestimos, y nos sentamos en el sofá del salón a ver una película de aventuras, y no me sentí molesto cuando el paso un brazo por encima de mis hombros, de hecho me volví y le di un beso en la boca. Me sentí bien, muy bien. Después de la película me acompaño hasta mi casa, y dentro del portal me dio un beso largo mientras me estrechaba en su brazos, y mis manos acariciaban mi pelo. Entre muy contento en mi casa, -Definitivamente este niño está enamorado- fue el comentario de mi madre. Aquella noche tarde mucho en dormirme. Me sentía muy mal respecto a algunas de las cosas que habían ocurrido. Por ejemplo los besos, eso era realmente de maricas, y no podía echar toda la culpa a Alberto, porque algunos los había iniciado yo. Además era una de las cosas que más me habían gustado, y eso hacía que me sintiera especialmente confuso. Por otra parte ¿Era verdad lo que dijo mi madre de que estaba enamorado? Yo de otro chico. Pero a mí no me gustaban los chicos, a mi me gustaban las chicas. ¿Cómo se podía entonces entender todo aquello? Pero sobre todo lo que más me asustaba era el enorme placer que había sentido cuando Alberto me metió el dedo en el culo. Además se refirió a mi ano como a mi coñito. ¿Es que acaso me veía como a una chica? ¿Le gustaba yo como le podía gustar una chica? Esa idea me desagradaba profundamente, me prometí hablar con él sobre ello, y sin embargo esa misma idea me excito tanto que me masturbe imaginándome que él me hacía el amor como si yo fuera una chica, con su pene dentro de "mi coñito". Antes de dormirme me prometí acabar con aquella situación, no volvería a ir a su casa. Al día siguiente, vino a verme a la salida del colegio, parecía muy contento, y con uno de sus brazos rodeo mis hombros y me dio un beso en la mejilla, lo rechace con un gesto brusco, estaba muy irritado y asustado de que algún compañero pudiera haberlo visto. Le dije que no volvería a ir a su casa y que no quería volverlo a ver. Se quedo paralizado, y con los ojos muy abiertos, por un momento pensé que se iba a echar a llorar. Me fui muy deprisa sin volver la vista atrás. Al día siguiente Alberto no fue al colegio. Me preocupe, pensé que le podía haber pasado algo, y que tuviera que ver conmigo. En los dos días siguientes tampoco fue. Pensé que a lo mejor estaba muy triste por lo que le había dicho, me lo imagine en la cama, sin querer comer, ni tampoco levantarse. Pedí a mi hermana que preguntase a la suya que es o que le pasaba. Le dijo que estaba enfermo, pero que no sabían que tenía, solo que se encontraba mal, pero que no tenía fiebre. Cuando mi madre se entero, me dijo que tenía que ir a verlo, que para eso era su amigo. Me presente en su casa con mi hermana y una bandeja de pastelitos. Cuando me vio se le iluminaron los ojos, tomamos los pasteles junto con su hermana y luego se levanto y los cuatro jugamos al parchís. Su madre se puso muy contenta por lo bien que le había sentado nuestra visita. Al despedirnos y aprovechando un momento que nos quedamos solos le di un beso en la mejilla. Al día siguiente volvimos a visitarle, el dijo que ya se encontraba bien y que al día siguiente iría al colegio. Su madre le dijo que esperase al lunes, para asegurarse de que se encontraba perfectamente restablecido. Su madre me pidió que me quedase con él el sábado por la tarde pues el resto de la familia iba a visitar a sus abuelos a una ciudad cercana. Sabía lo que aquello significaba, íbamos a estar los dos solos, y seguramente ocurriría lo que por otra parte estaba deseando. Ya no me importaba si lo que hacíamos era o no de maricas, nos gustaba mucho a los dos y no hacíamos daño a nadie. Después de comer, me duche, y me puse lo más guapo que pude. Mi madre se quedo un poco extrañada de que me arreglase tanto, porque sabía que Alicia no iba a estar con nosotros, sin embargo no dijo nada. Nada más llegar yo, se fueron sus padres, aunque nos habían dejado preparada la merienda. El me dijo que no me preocupase, que no me volvería a besar, ni hacerme nada, que solo quería ser mi amigo. Luego me pregunto qué a que quería que jugásemos. -A hacernos cosquillas- le dije sonriendo. Sus ojos brillaron, me pareció guapísimo, me acerque despacio, rodee con mis brazos su cuello, acerque mis labios a los suyos, y lo bese. Luego me aparte un poco, coloque sus brazos rodeando mi cintura, y le pedí que me besase. Me apretó con fuerza, y con la punta de su lengua mojo mis labios y me beso fuerte, muy fuerte, como en las películas los hombres besaban a sus amantes. Me propuso hacer una fiesta juntos, cerramos las cortinas, encendimos dos velas, patatas fritas y frutos secos, trajo también un licor dulce, yo era la primera vez que probaba el alcohol, y a la segunda copa ya se me había subido bastante. Puso música romántica y me propuso bailar. --Pero quien va hacer de chica le pregunte ingenuamente, - da igual si quieres lo hare yo no me importa Mejor lo hare yo, creo que es mejor- le conteste sonriendo. Bailamos como una pareja de enamorados, el me estrechaba dulcemente en sus brazos, sus labios acariciaban mi cuello. Nuestros penes se levantaron, y tuvimos que apartarnos un momento para colocárnoslos bien. Estábamos muy bien pero necesitábamos un contacto más íntimo. -- Juguemos a las cosquillas bailando- le propuse. Comencé a desnudarme mientras él fue a por una sabana. Ahora los dos desnudos nos envolvimos en la tela blanca. Continuamos bailando, yo sujetaba la sabana alrededor de su cuello, nuestros cuerpos aun no se tocaban. Sus manos rozaron mis flancos, de abajo arriba y de arriba abajo, luego las caderas, el principio de mi espalda, el comienzo de mis nalgas. Yo me deshacía entre sus dedos, pero intente seguir bailando. Me sentía totalmente vulnerable, desprotegido, indefenso, mis manos sobre su cuello, sujetando la sabana que nos envolvía, y sus manos completamente libres, para tocar todo mi cuerpo, brazos, cuello, pecho, vientre, cintura, piernas , nalgas, pezones, pene, testículos. Una y otra vez sus dedos recorrían los lugares más íntimos de mi cuerpo, a veces suavemente y otras con rudeza. No podía mas, deje de moverme y apoye mi cabeza en su cuello- No aguanto más, me rindo, le dije. Entonces me apretó fuerte contra su cuerpo, note su pene duro junto al mío, comencé a frotarme con la intención de correrme. Pero entonces él me dio un cachetón en el culo, dolorido y aturdido me intente despegar de su cuerpo. Me retuvo y me dijo que lo que intentaba hacer era una cosa de chicos malos y que los chicos buenos no debían de hacerlo-lo mire a los ojos sorprendido- espera me dijo,- mientras me daba un beso ligero en los labios. Se coloco a mi espalda, coloco su pene entre mis muslos, pellizco mis pezones mientras mordisqueaba mi cuello. Hazme correr me dijo, moví las piernas acariciándolo, lo apreté con fuerza, mi cuerpo estaba hecho un cuatro, me retorcía y vibraba con fuerza. Note que se corría a la vez que me mordía con fuerza el cuello y yo también me corrí por primera vez sin tocarme. Los dos nos dejamos caer en el suelo. -Lámeme todo, mientras yo te lamo a ti, no quiero que se manche nada. Pensé que me iba a desagradar, pero no fue así, sino que me pareció una muestra de cariño, que de alguna manera borraba el pecado de nuestro orgasmo. Después nos vestimos un poco, y merendamos viendo una película. Me llamo mi madre y me dijo que iban a salir y que pasarían a buscarme sobre las 11 de la noche, así que tendríamos todavía tres horas para jugar. ¡Si ella supiera a los juegos que estábamos jugando! Me propuso jugar a un juego en el que el seria un jefe pirata y yo su prisionero por el que pediría rescate a mi familia. Nos disfrazamos para nuestros papeles, y me llevo a un cuarto trastero que sería la celda en la que estaba encerrado. Allí dentro sujeto mis muñecas juntas y las ato con una cuerda a lo alto de una viga, de forma que debía de estar de puntillas. Luego me dijo que me iba a someter a tormento para que confesara, quien era mi amada porque él la quería raptar para abusar de ella, y que yo lo viera (no sé cómo se le ocurrió esa extraña historia). Me desnudo y comenzó a golpearme con una espada de juguete, en la espalda, en las piernas, en el culo, no lo hacía con mucha fuerza, pero aquello me excito. ¿Te gusta verdad? Me dijo mientras daba un tirón a mi pene erecto. Luego trajo un espejo grande y lo coloco para que me viera. Aquello me excito aun mas, y vi que el también estaba erecto, pero cada vez me golpeaba más fuerte, le dije que ya no quería seguir jugando y que me soltase. Me dijo que me soltaría cuando mi pene se bajase, porque si estaba duro es porque me gustaba lo que me hacía. Me golpeo también entre las piernas, en el pene y en los testículos no muy fuerte pero me dolió, sin embargo mi pene no se bajaba, sino todo lo contrario cada vez estaba más erguido. Grite, y el entonces comenzó a acariciarme con dulzura. Recogió parte del liquido que goteaba de mi pene y me lo llevo a los labios. Luego me metió un dedo en la boca, y lubricado con mi saliva me lo metió poco a poco en el culo, yo seguía retorciéndome y pidiéndole que me soltase. Entonces hizo algo que no esperaba, separo mis nalgas con sus manos y lamio con su lengua mi agujero. Me pareció una guarrada increíble pero me gusto y deje de moverme. Metía y sacaba la punta de su lengua en mi agujerito y yo comencé a gemir de placer- tienes un coñito muy rico, y eres un mariquita porque te gusta que te meta la lengua. Entonces cogió mi pene con dos dedos, y me dijo que me iba hacer correr como se corren los mariquitas, así sin apenas tocarme y solo con su lengua en mi agujero, me corrí mirándome al espejo y gimiendo como una niña. Después de limpiarme el pene con su lengua, me desato, y de rodillas me obligo a mamarle y tragarme todo su semen. Miramos la hora y todavía nos quedaban una hora pero estábamos cansados. Y nos fuimos a ver la TV, echados sobre el sofá, abrazados como si fuéramos novios. Si te ha gustado escribeme a alfredo247@hotmail.com Puedes encontrar mas relatos mios en nifty En la seccion de autores prolificos http://www.nifty.org/nifty/frauthors.html autor alfredo garcia