Date: Fri, 2 Apr 2021 15:50:15 +0000 From: Al Peres Subject: LA ISLA QUE NUNCA EXISITIO 3 3ª PARTE Capítulo 9 Este día, 19 de Noviembre, era Domingo. En Europa, debido al horario diferente, era por la mañana. En Inglaterra, Joe se estaba preparando para cantar en el coro de la catedral. Ajeno a la felicidad de Jeremy y Helen, ya que creía que el mejor amigo que jamás tuvo esta muerto. Sabía que era el cumpleaños de los dos, y antes de que el servicio religioso empezara, se arrodilló en un rincón de la gran iglesia y rezó por el alma de su amigo. Una vez más, se sintió solo, lo había echado de menos durante estos largos meses después de que su familia, y especialmente su hermano Benjamin, partieran para las nuevas tierras. Su mente era un torbellino pensando sobre su futuro. Jeremy y su hermano Benjamin siempre tenían la respuesta para elevar su espíritu, pero ahora, ninguno de ellos estaba a su lado. Sus ojos intensamente azules se nublaron cuando le pidió a Dios que protegiera su familia y sobre todo a su hermano, y que cuidara a su amigo, que con toda seguridad estaba en el Cielo. Tenía a Tim como su nuevo amigo, sin embargo, a pesar de sus esfuerzos, nunca podría reemplazar a Jeremy. Estaba al tanto de que Noviembre era un mes especial cuando casi todas las Iglesias Cristianas recordaban a sus muertos. Esa mañana la catedral estaba llena, y desde el lugar donde él estaba, listo para cantar, buscó con la mirada en el público asistente al servicio religioso. En seguida se topó con la familia Mullen, y en especial con la hija pequeña. El pequeño corazón de la niña saltó de gozo cuando sus ojos se encontraron con los de Joe. Apreciaba de veras a estas personas ricas, y en especial a su amigo Tim y su casi gemela hermanita. Bueno no eran realmente gemelos, ya que ella era once meses menor que su hermano. No obstante, debido al parecido entre ellos, todo el mundo los llamaba "gemelos" porque se comportaban más como tales que como hermanos de diferente edad. Hacía tiempo que Joe conocía a Linda, incluso a escondidas de padres y frailes se habían abrazado algunas veces, pero ambos desconocían el verdadero amor, como Helen y Jeremy. Oficialmente Joe había sido presentado a la niña hacía un par de semanas y a él le gustaba con locura, a pesar de que había hablado poco con la rubia chica. Ella no era como el resto de las chicas que había conocido, o como su hermana mayor Sheila, que siempre estaba presumiendo de que tenía novio formal y se casarían el próximo año. Linda no hablaba de chicos con sus amigas, lo hacía con su hermano Tim. Muy profundo en su corazón amaba aquel muchachito "pecoso" y triste de pelo rojo. No lo encontraba bonito, más bien guapo y fuerte, había soñado estar entre sus fuertes brazos durante todo el tiempo que quisiera, no de una manera fugaz y furtiva como ocurrió detrás del altar de la catedral. No era un chico caprichoso como eran sus primos o sus amigos, a ella ese tipo de gentes no le gustaban. Sabía que Joe era casi como un esclavo de la Iglesia, y en vez de rechazarlo por esto lo admiraba profundamente, porque era valiente y luchaba contra el destino que le habían prefijado. Estaba completamente segura que, con el tiempo, Joe sería un gran hombre y ella amaba los grandes hombres como los que había estudiado en sus libros. Suspiró profundamente cuando la maravillosa voz de su "chico pecoso" se elevó en la catedral como la de un ángel. Su hermano la miró como si quisiera leer su mente, se ruborizó y Tim le sonrió; él sabía que tenía un gran competidor en el afecto de su hermanita, pero no le importaba. Joe no sabía que el padre de Tim había ejercido su influencia con el Dean del Seminario para que le permitiera pasar el resto del domingo con su familia y se quedara a dormir en su lujosa casa donde vivían en las afueras de la gran ciudad, no muy lejos de su colegio. Habían planeado una cena de cumpleaños con pequeños regalos que el chico y la niña habían adquirido con sus ahorros. "¿Se pondría contento?" la chica pensó. Ella haría lo que fuera necesario para que Joe jamás olvidara su 12º cumpleaños. Cuando terminó el servicio religioso y la gente empezó a salir del gran edificio, el maestro del coro se acercó al chico pelirrojo. "Joe, no volverás al seminario como el resto de los chicos. El Sr. Mullen y su familia te han invitado para que pases el resto de este domingo con ellos, así que no tienes que volver hasta mañana a las 10:00 de la mañana. Probablemente volverás acompañado de Tim Mullen." Joe iba a argumentar, pero el cura levantó la mano y continuó. "No peros, Joe; esa familia es una de las mejores que contribuyen a nuestra Iglesia y estamos obligados a tenerlos contentos. "No tengo ropa apropiada…" "Hemos pensado en ese problema." Dijo el cura sonriendo, se giró y le entregó al chico una bolsa grande. "Problema resuelto. Ahora vete y te cambias con estos trajes, te están esperando fuera; compórtate como tú sabes." Joe sonrió para si, aunque parecía todo lo contrario. Joe se encontró con la familia Mullen que estaban esperando a que llegara, todos ellos sentados en el cómodo coche de caballos. Tim se levantó y fue a su encuentro. "¡Felicidades, Joe! Lo siento, no te dije nada, mi hermanita insistió… lo planeó para que fuera así. "Muchas gracias, Tim. No esperaba esta invitación." "No te dije nada, queríamos que fuera una sorpresa… y viendo tu cara creo que lo hemos conseguido, ¿No?" Joe sonrió a su nuevo amigo al tiempo que subía al coche. El Sr. Mullen añadió. "¡En nombre de toda mi familia, te deseamos un feliz cumpleaños, Joe!" El chico se ruborizó, besó la mano de la Sra. Mullen, después dio la mano a Sheila y a Linda dándoles las gracias. Cuando cogió la suave mano de la chiquilla, una extraña corriente eléctrica subió por su espina dorsal y terminó en su pene. La jovencita no pudo retener un suspiro que solo lo notó su hermano al tiempo que se ruborizaba. Joe se sentó entre los "gemelos"; en frente estaba el señor y la señora Mullen, y Sheila. Segundos después el coche se movió arrastrado por los caballos. "Gracias, señores Mullen por la inmerecida invitación. Solo soy un pobre chico y…" El señor Mullen levantó la mano interrumpiendo al muchacho. "No tienes que agradecer nada, Joe. El dinero no hace a las personas buenas e inteligentes, aunque algunas piensan lo contrario." Dijo el hombre mirando a su hija mayor quien ignoró a su padre, pero se puso roja. Tim y Linda no podían estar más contentos con las palabras de su padre, aunque por diferentes razones. Secretamente ambos amaban a aquel pelirrojo de ojos intensamente azules. Tim no se podía explicar por qué sentía la necesidad de proteger a Joe y ser su mejor amigo, incluso había soñado con él haciendo juntos actos sexuales. No se atrevía a preguntar a su padre sobre estos pensamientos íntimos. ¿Era también él maricón como su primo Charles? Pensó. Su primo le había enseñado como masturbarse, aunque había cumplido 12 años hacía cuatro meses, antes que Joe y él gozaran con ello muchísimo. Pensó que esta sería una buena oportunidad para convertirse en su mejor amigo. Linda tenía pensamientos diferentes. Había planeado que Joe durmiera en casa para comprobar todo lo que pudiera sobre su chico; quería saber todo sobre él, por eso no había invitado a ninguna amiga a su pequeña fiesta, no quería ninguna competidora alrededor de su "pecoso", con su hermano ya tenía bastante. Había empezado a menstruar hacia dos meses y sus pequeños pechos era duros y preciosos, aunque todavía no eran grandes como los de Sheila. Quería impresionar al chico, sin embargo ignoraba que no lo necesitaba, Joe secretamente amaba a su rubita, pero no podía expresar lo que sentía por temor a las circunstancias. Llegaron a casa y lo primero que hicieron fue cambiarse de ropa y usar la corriente. Tim propuso dar un largo paseo los tres, ya que sabía de antemano que su hermana mayor rechazaría tal idea. Caminaron durante una media hora hacia arriba de una pequeña colina cubierta de césped. Joe parecía otra persona; sus mejillas y labios estaban rojos como la amapola por la excitación. En la parte más alta de la colina se sentaron en un viejo tronco y Tim continuó explorando; de hecho había acordado esto con su hermana y como proceder. Desde allí podían contemplar los barcos entrando y saliendo de la bahía. "Pareces feliz, Joe." El pelirrojo sonrió abiertamente; no era vergonzoso en absoluto, aunque si un chico educado y no quería sobrepasar la confianza de la niña en él, se sentía tan a gusto cerca de ella… "Si, lo estoy. Contemplando este maravilloso paisaje y acompañado de la chica más bonita del condado, forzosamente tengo que estar contento y feliz, decir lo contrario no sería honesto." La chica no esperaba esta contestación viniendo de un chico de iglesia y se ruborizó, afortunadamente el muchacho no estaba mirándola. Estaba encantada y su corazón latía con fuerza dentro de su pecho, Joe continuó. "Tienes un nombre muy bonito, Linda. ¿Sabes lo que significa en español?" El chico no esperó la respuesta. "Significa Preciosa, eso es mucho más que bonita en inglés; así que tus padres acertaron al bautizarte con ese nombre." La niña enrojeció de nuevo y pensó que las cosas se estaban saliendo de cauce, y no como ella había planeado. Se dio cuenta que amaba a su "pecoso" más allá de lo que había pensado, entonces trató de cambiar de conversación. . "Gracias por tus alabanzas, Joe." Hizo una pausa. "¿Qué planes tienes para el futuro, Joe?" El chico suspiró y no contestó enseguida. "Desgraciadamente no tengo mucho donde escoger, aunque me gustaría ser otra cosa diferente que un cura, sin embargo, estoy obligado a cumplir lo que mis padres decidieron y ordenaron, pero no es lo que yo quiero." "Eres un buen hijo intentando complacer a tus padres. Pero… ¿realmente que te gustaría ser?" La chica insistió. El muchacho pensó durante un momento, le cogió las manos a la niña y miró intensamente a sus ojos. "Antes de contestarte, permíteme que te cante una vieja canción española que llevo en mi corazón desde aquel día que te encontré rezando frente a San Patricio." La chica sintió una punzada en el pecho, adivinaba lo que su "pecoso" iba a decirle y que de su respuesta dependía el futuro de ambos. La dulce voz del chico se elevó al cielo en el silencio de la tarde. "Muñequita linda, De cabellos de oro, De dientes de perla Y labios de rubí. Dime si me quieres, Como yo te quiero, Como yo te adoro…" Llegado a este punto de la canción, la chica soltó su mano derecha y la puso en los labios de su "pecoso", impidiendo que completara el verso con aquella hermosa voz de ángel. "Por favor, Joe, no continúes." Instintivamente se abrazaron y ella depositó su preciosa cabeza rubia sobre el hombro del muchacho. Joe no tenía ninguna experiencia con chicas pero su instinto fue superior a cualquier pensamiento, la apretó contra su pecho y le beso el hermoso cabello de oro; notó como la chica temblaba y su corazón latía fuerte. Sin retirarse de él musitó: "Todo ha salido al contrario de como pensaba, pero me alegro infinitamente que haya sido así, pecoso mío. Te quiero, Joe; no podría soportarlo de otra manera, ya veremos como arreglamos esto, pero puedes estar seguro de una cosa: ¡Nunca serás un cura!" Joe sonrió, se separaron un momento y ambos tenían los ojos húmedos de las lágrimas de felicidad que pugnaban por salir. Se abrazaron de nuevo. "Te quiero más que a mi vida, Linda; es como si alguien estuviera intercediendo por nosotros y que finalmente nos traerá la felicidad que buscamos. Ahora puedo contestarte con toda sinceridad. Jeremy siempre decía que yo estaba especialmente dotado para el comercio o la diplomacia, aunque esto último no lo teníamos muy claro." La chica sonrió al tiempo que apretaba la mano de su chico. "Cuando jugábamos o intercambiábamos las bolas de cristal con otros chicos, casi todas las veces yo ganaba, tenía razón, creo que me conocía mejor que yo mismo. "Le echas de menos, ¿verdad?" "Para ser honesto… si; especialmente hoy que él tendría 12 años, como yo." Joe suspiró, después de unos segundos continuó. "Pero hablemos de cosas diferentes, ahora tenemos que seguir adelante nosotros con nuestros problemas, pero con enorme alegría, debemos guardar nuestro secreto hasta que crezcamos más, excepto con tu hermano Tim, él es un chico estupendo, como tú también lo eres." Se sentaron todavía más cerca y Linda tembló de nuevo cuando sintió a Joe pegado a ella. La niña pensó que, a pesar de todo, habría sido maravilloso si Joe la abrazara y besara de nuevo allí mismo, pero sabía que no lo repetiría porque alguien podría verlos y lo habría considerado como una falta de respeto hacia sus padres, pero ella lo deseaba de todo corazón, aunque, por otro lado, a pesar de desearlo, ella no tuvo la valentía de animarlo. Ella también era una chica educada y pensó que habría muchas ocasiones en el futuro, ahora que los dos se habían abierto sus jóvenes corazones, había que guardar las formas. Continuaron hablando de muchas cosas y proyectos hasta que Tim volvió, entonces retornaron a casa. Era casi la hora del té y no querían que su madre se enfadara. Después del té, Tim y Linda le dieron los pequeños regalos a Joe, consistían en una navaja multiuso y una pequeña cruz, respectivamente, él les dio las gracias. A continuación la señora Mullen se sentó al piano y tocó unas melodías fáciles que los niños bailaron separados. Fue una tarde agradable que Joe nunca olvidaría. Después de la cena, todo el mundo se fue a la cama, ya que al día siguiente habría que ir al colegio. Tim compartió su habitación con su nuevo amigo; tenía una sola cama grande. Había sido la habitación de sus padres hasta no hacía mucho tiempo cuando reformaron la casa y se cambiaron. Esta estancia estaba separada de la de Linda solo por una delgada pared, ya que había sido la habitación de los niños. Mas tarde, cuando los estos crecieron, los Mullen hicieron una gran reforma en la casa, dando a los retoños una habitación a cada uno. Introdujeron muchas innovaciones, como cuarto de baño con dos grandes bañeras de cobre con desagüe a un río cercano. Estufas de hierro reemplazaron en todas las habitaciones a las viejas chimeneas. Con objeto de tener a los pequeños vigilados por la noche sin tener que salir de su habitación, los Mullen hicieron un orificio en la fina pared, así podían vigilarlos. Más tarde, durante la reforma, a nadie se le ocurrió cerrar el agujero que estaba cubierto con el papel de la pared. Un pequeño demonio como Linda lo descubrió y no se lo dijo a nadie, excepto a su hermano, así que ella expiaba a los amigos de Tim cuando se quedaban a dormir en casa, después ella utilizaba esa información secreta. Ese día era esencial para ella, porque estaba directamente interesada en su invitado. Pensó que habría sido maravilloso dormir juntos con ellos y gozar con sus juegos, pero eso era imposible. "¡Ya llegará ese día!" Pensó la chica. Tim y Joe entraron en su habitación y cerraron la puerta. Habían encendido la estufa de hierro algunas horas antes y la habitación estaba realmente caldeada. En aquellos tiempos se desconocían los pijamas; normalmente los niños se desnudaban por completo y cambiaban la ropa del día por camisas de dormir largas hasta los pies y con mangas. Tim estaba excitado pensando en este momento, así que en cuanto cerraron la puerta se desnudaron, su pene estaba erecto. Joe nunca había sido vergonzoso y menos con chicos porque estaba acostumbrado en su relación con Jeremy que tampoco lo era. Se rió entre dientes mirando la picha de Tim; mientras Linda miraba por el agujero viendo estas escenas. "Parece que estas empalmado, Tim." "Oh, si." Contestó el muchacho rubio restregándose el pene. "Me la tengo que menear todas las noches, especialmente desde que comencé a echar la cosa blanca." Joe también se empalmó mirando a su amigo. ¿Echas semen tu también, Joe?" "Todavía no, solamente el líquido pegajoso." Explicó el pelirrojo tocándose el glande. "Me gusta mucho porque mi picha se pone resbaladiza cuando me hago una paja, no obstante, tengo que andar con cuidado con los curas, ya sabes tú muy bien lo que hacen con nosotros si nos pillan." "Si… son unos hijos de puta, con vosotros y con nosotros." Joe rió abiertamente, linda lo hizo encantada, pero en silencio; tuvo que ponerse la mano en la boca para que los chicos no la oyeran. "Tendrás que tener cuidado con tu lengua, de lo contrario los curas te lavarán la boca con jabón." Ahora fue Tim el que rió con ganas. "¡Que los jodan a todos ellos! También mis padres lo harían, especialmente la remilgada de mi hermana Sheila. Quiero que se case pronto. ¡Qué gran sorpresa le espera y se va a llevar! Los chicos se rieron otra vez a carcajadas. "Por qué, Tim? Supongo que ella está enterada de todo sobre el sexo, debería esperar con ansias a que llegase ese día." Tim frunció el ceño y sonrió con pícara expresión. "Rechaza hablar sobre el sexo, incluso con mi madre. Ella es de esa clase de personas que creen que lo saben todo. George, su novio, me enseñó su pene erecto cuando durmió aquí en esta habitación la noche de la fiesta de mi cumpleaños, ¡es realmente enorme, Joe! Casi ocho pulgadas de largo. ¿Te puedes imaginar su reacción en la noche de bodas? ¡Cuanto me gustaría tener la oportunidad de poder ver su cara en ese momento!" Los muchachos reían ruidosamente. En el otro lado del tabique, Linda se tuvo que retirar del agujero y echarse en la cama tapándose la cara con la almohada para prevenir que la pudieran oír los chicos. "Oh, no te preocupes, Tim; sobrevivirá." Los muchachos todavía estaban desnudos disfrutando del momento. "Joe, vamos a comparar nuestras pichas. Yo soy mayor tú y creo que la tuya es más larga que la mía." Se pusieron en pie y procedieron a medir sus herramientas que eran prácticamente iguales. Ambos estaban excitados y Tim añadió. "¿Puedo tocártela, Joe?" "Por supuesto, ¿por qué no?" Afirmó el pelirrojo excitado. Tim envolvió con su mano la picha de cuatro pulgadas y media y comenzó moviendo la mano arriba y abajo despacio. Joe empezó a jadear encantado porque necesitaba desahogar las necesidades sexuales que sentía. "Tim… por favor,… no pares ahora que…" Tim estaba consiguiendo ahora lo que más había deseado, y antes de que Joe se diera cuenta, el chico rubio se arrodilló en la alfombra y tomo en su boca el pene duro de su amigo, empezando a chuparlo con ansia. Joe pensó en darle reciprocidad a su amigo como tantas veces había hecho con Jeremy, haciendo la figura del 69 en la alfombra, pero no le gustaba el semen en su boca. Pronto su cuerpo se tensó y sus manos fueron de la cabeza de Tim a sus hombros porque sus rodillas se doblaban. Gimió de placer cuando sintió el brazo de Tim alrededor de sus cachetes, evitando caer a la alfombra cuando recibiera su maravilloso clímax. Cuando abrió los ojos pudo ver el pequeño charco de semen claro que se había formado en la mano de Tim. "¿Cómo fue eso, Joe?" El futuro cura sonrió un poco avergonzado. "Fantástico, gracias. Pensé devolverte el favor, pero estaba muy excitado y no me gusta en mi boca lo que tú echas." "Oh, no te preocupes. He gozado mucho chupándotela, quería hacerlo desde el momento que te conocí. Además, me la han chupado muchas veces." Se sentaron en la cama y se pusieron la larga camisa de dormir. El momento invitaba a charlar ya que habían satisfecho sus necesidades. Joe preguntó: "¿Lo haces aquí con otros chicos? "¡Oh, no! Ha sido un privilegio tuyo, Joe." Eres un amigo especial para mi y para alguien más, creo." Sonrió sabiendo que Linda estaba escuchando. Hizo una pausa esperando algún comentario de Joe, mientras digería las palabras de su amigo, Tim entonces continuó. "Lo hacemos en el colegio en una habitación igual a ésta con mi primo que es maricón. Somos una padilla de chicos cachondos que nos reunimos para tener sexo juntos; algunas veces organizamos pequeñas orgías, follando y chupando unos a otros. Tres de los chicos son maricones, pero no nos importa; después de todo son unos chavales excelentes y experimentamos con lo que más nos gusta. Allí no tenemos chicas, por lo tanto, ¿Qué podemos hacer durante las largas noches en el colegio?" Joe abrió sus intensos y azules ojos sorprendido. "¿Lo saben los curas todo esto?" "Lo ignoro si lo saben o no, pero en cualquier caso, todos los chicos proceden de familias antiguas y ricas. La Iglesia recibe sustanciosas cantidades de dinero de ellos, así que supongo que cierran los ojos o hacen como que no saben nada. Tenemos cuidado y lo hacemos en un lugar donde nadie sospecharía… Lo siento, no puedo decírtelo, confío en ti, pero no quiero traicionar mi palabra, además es mejor que no lo sepas." "Oh, no te preocupes. No me importa. Vamos a dormir; mañana será un día duro." Se metieron debajo de las mantas, y unos minutos más tarde los muchachos estaban dormidos como troncos. Linda estaba sorprendida, reemplazó el agujero como estaba antes y empezó a pensar en los hechos que había visto y oído. No pudo ocultar su risa silenciosa sobre lo que creía con respecto a su hermana Sheila. "¡Ocho pulgadas… Dios!" Murmuró para si. Ella nunca había imaginado que Joe fuera tan guapo desnudo y la maravillosa mueca que hizo cuando casi se caía. Tiene un cuerpo muy blanco y músculos fuertes en las piernas y los pectorales. Raro, pero no tiene pecas en esas partes que la ropa cubre. ¡Cuánto habría gozado tocando suavemente esas partes… incluso su… picha! Se ruborizó y suspiró profundamente con esos pensamientos al tiempo que, instintivamente empezó a restregarse la entrepierna. "Le preguntaré a Tim mañana." Dijo con un murmullo. Esa noche tuvo extraños y maravillosos sueños con su "pecoso" como ella mentalmente lo llamaba. Se alegraba inmensamente de su visita y del abrazo que se habían dado. La próxima vez será incluso mejor. -------------------- Con las manos entrelazadas, Jeremy y Helen caminaron hacia la playa acariciándose de vez en cuando, la picha del chico estaba como para explotar, la chica sonreía y suspiraba adivinando la noche que les esperaba. Colgaron la lámpara en la tienda y se acostaron en la blanda cama de hojas de palmera que Jeremy había preparado. Ambos sabían perfectamente lo que querían y como lo harían. El mar parecía un lago y la luna llena brillaba sobre el agua como plata derretida, invitaba a hacer el amor. Tan pronto como se tumbaron en el lecho de hojas de palma, Jeremy empezó a besar su chica, pronto estaban engolfados en un largo beso con sus lenguas tocándose dentro de sus bocas. Jeremy rompió el beso con ternura y comenzó a chupar y morder los lóbulos de las orejas y el cuello de la muchacha, Helen se retorcía de placer y su pequeño cuerpo temblaba de deseo. El chico lamió y chupó sus pequeños pechos uno detrás del otro, al tiempo que la chica puso sus manos sobre la cabeza del muchachito, entonces él se escurrió hacia abajo buscando su ombligo. Ella pudo ver el pene largo y gordo cubierto del líquido preseminal que el muchacho echaba; nunca antes lo había visto tan duro y húmedo. Cuando él estaba cerca de la vulva, dijo: "Helen, por favor, ponte a cuatro pies." Ella lo miró divertida con el juego. Se habían bañado y lavado en el manantial caliente cuidadosamente aquel día con jabón y estaban muy limpios. Jeremy contempló aquellos maravillosos globos redondos y blancos y los masajeó con placer, entonces puso una mano en cada uno para separarlos e intentó penetrarla con la lengua. La chica tembló cuando sintió el órgano de Jeremy tocando las terminales nerviosas y rosáceas de la chica, aunque ella esperaba otra cosa diferente. Con jadeos ella preguntó: "Jeremy, es maravilloso lo que siento…pero ¿no es un poco asqueroso? El muchachito sonrió. "Te dije que me gustaban todas la partes de tu cuerpo." Ella sonrió y gimió de placer. "Vuélvete querida y yace boca arriba." Así lo hizo. Jeremy metió su lengua entre los labios de la vagina y sintió el sabor salado de los efluvios de la chica, entonces chupó el rojo y excitado clítoris. Eso fue demasiado para ella que levantó sus caderas en un intento de conseguir que la lengua de Jeremy entrara en su vagina. Respiraba fuerte y erráticamente. "Jeremy, es… estoy muy cerca." El chico se movió para yacer al lado de ella en sus espaldas e inmediatamente ella saltó encima de él pegando sus labios a los del chico. Sintió su picha dura entres sus piernas; con la mano derecha ella la guió a aquella puerta de entrada y empujó su pelvis hacia abajo; aquello era lo que más había deseado. La picha de Jeremy entró suavemente unos pocos centímetros sin ninguna resistencia hasta que se topó con el himen; el precinto que todas las muchachas vírgenes tienen. Habían acordado este procedimiento para dar a la muchacha el liderazgo y control de su probable dolor. Ella sabía que sus órganos eran proporcionales a su edad, la primera parte del pene había entrado sin ninguna dificultad, produciéndoles olas de placer. Entonces retrocedió y volvió a presionar fuerte hasta que sintió un dolor agudo en su vagina que le produjo algunas lágrimas que Jeremy no pudo ver debido a la semioscuridad que había en el ambiente. Jeremy estaba muy cerca de su orgasmo, respiraba fuerte y lo que más deseaba era metérsela totalmente, pero amaba a su chica demasiado y decidió que fuera ella la que hiciera el trabajo como quisiera. Helen también estaba muy cerca de su orgasmo y dudó qué hacer. Entonces decidió terminar con su dolor y con su virginidad. Valientemente empujó su pelvis hacia abajo ayudada por las manos de Jeremy que estaban magreando las nalgas de la chica. El muchachito, instintivamente arqueó sus caderas, estas dos acciones juntas hicieron que se rompiera el resto del sello de su virginidad. La picha de Jeremy entro suavemente dentro de su chica totalmente. Oyó un grito de Helen. Tartamudeando y con ronca voz impropia de él, preguntó: "¿Estas… bien, querida?" Ella había parado durante unos segundos al borde mismo de su máximo placer. Pero ahora el dolor había desaparecido y ella estaba empalada en la dura carne de chiquillo. El muchacho sintió aquella maravillosa y cálida sensación alrededor de su pene y solo a un par de movimientos de su clímax. Entre gemidos ella alegó. "Si, esposo mío; ya ha pasado todo." Continuaron con su primer y real polvo, unos segundos más tarde, ambos chillaron de placer como los lobos en celo al alcanzar el mejor orgasmo que jamás habían experimentado. Ella se desplomó encima del chico respirando muy fuerte, sus corazones latiendo al unísono. Pronto su respiración se normalizó y Jeremy lamió las lágrimas de su futura esposa. "Te quiero, mi pelirroja." Ella lo besó suavemente mientras su cabeza descansaba en el hombro de su amante. "Te quiero yo también, Jeremy. ¿Has disfrutado de tu primer y real polvo?" El chico la miró sorprendido con la versación utilizada. "Te lavaré la boca con jabón, se supone que eres una chica educada que pasó años en colegios privados." Se rieron con ganas. "Si, he gozado mucho, pero creo que lo mejor está por llegar." Ella sonrió. Sintió el duro pene de su chico dentro de ella y empezó a mover sus caderas al tiempo que Jeremy gemía de placer. "Vamos a cambiar de posición, ahora es mi turno de trabajar para tu placer." La chica sonrió y juntó los labios con los de muchachito. Ella se giró de manera que ahora estaba debajo; Jeremy la lamió y chupo desde el cuello has el último dedo de los pies. La chica le rogaba: "Por favor, Jeremy, introduce tu hermanito dentro de mi. ¡Por favor! Estoy muy excitada." Gimió. Todavía el chaval tardó un par de minutos acariciando el cuerpo de la muchacha hasta que la chica estuvo muy excitada y no pudo resistir más. El la penetró en un simple empujón y comenzó a follarla, intentando demorar lo más posible sus respectivos orgasmos, pero eran demasiado jóvenes y además tenían toda la noche para gozarla. Minutos más tarde explotaron con tal violencia que Helen le mordió el hombro como si fuera un vampiro. Jeremy chilló en una mezcla de dolor y placer. Exhausto, cayó en su lado derecho cerca de ella, sin embargo su picha permaneció enterrada dentro de ella y sus piernas cruzadas como unas tijeras. Después de unos minutos en silencio, él empezó a acariciarla y ella devolvía las caricias con besos. "Me gustaría bañarme en el mar." "¿Por qué no? Sin embargo debes tener cuidado y no mojar tu maravilloso pelo rojo, podías coger un resfriado, además estate alerta con los tiburones." Antes de que él terminara de decir la última palabra, ella se puso en pie y saltó al agua que estaba caliente y tranquila. Sintió algunas molestias en su irritada vagina, pero continuó nadando bajo la luz de la luna con Jeremy muy cerca de ella. Después de unos minutos salieron. Jeremy envolvió sus hombros y se metieron en la tienda. Hicieron el amor en todas las posiciones imaginables hasta que sus jóvenes cuerpos estuvieron exhaustos, entonces se echaron a dormir. El sol estaba alto en el horizonte este cuando Bernard se levantó y bajó hacia el bosque; pensó que debería discutir más tarde con sus hijos una importante decisión que deberían preparar ahora. Adivinó como habría sido la noche para los niños a esa temprana edad, haciendo lo que en ese llamado "mundo civilizado" harían cuando fueran adultos. No había ninguna duda de como disfrutaban y gozaban su dulce y joven amor. ¿Por qué retardar o posponer lo que podían hacer ahora? ¿Quién podría garantizarles que vivirían lo suficiente hasta llegar a convertirse en adultos? Pensó que era un tremendo error negar a los niños hacer lo que los mayores hacen y gozan sin ninguna restricción. Meditando sobre esto, pensó también en las necesidades de sus cuerpos, cortó un rancho de plátanos maduros y otras frutas y se fue hacia la tienda de campaña. Estaban profundamente dormidos como dos ángeles, sus narices casi se tocaban y sus brazos alrededor de los cuerpos con una mueca feliz en sus caras. "Si, son felices." Murmuró el hombre, "y eso es más que suficiente para mí." Dejó las frutas dentro de la tienda, cogió el pequeño hacha y se internó en el bosque para cortar un árbol, la mejor madera para un mástil. Un par de horas más tarde, Jeremy despertó, se restregó los ojos y miró a la preciosa chiquilla que tenía a su lado, desnuda y durmiendo en paz. Contempló los maravillosos labios rojos y pensó como se habían besado y follado durante toda la noche sin parar hasta que estuvieron extenuados. Su pene se puso duro de nuevo, pensó masturbarse restregándolo arriba y abajo, pero ella estaba en la postura correcta para iniciar una nueva sesión de sexo. Se puso en horcajadas encima de ella, situó su picha sobre los labios de su preciosa vagina y empujó suavemente. Ella todavía estaba húmeda con sus efluvios, así que su pene entró suave sin parar hasta que estuvo totalmente dentro de la maravillosa cueva. Helen gimió como si estuviera soñando y Jeremy empezó a hacerle el amor despacio con empujones largos. Pronto el placer lo superó y aceleró el ritmo, su respiración se incrementó y oyó sus gemidos y los de Helen. No pudo resistir más la necesidad de besar los labios rojos de la muchacha, se agachó y plantó su boca sobre la de ella. Pero la niña no estaba dormida ni mucho menos, ella estaba gozando tanto como su joven marido y bromeaba con él. Lo rodeó con sus brazos por el cuello y le empujó dentro de su boca. Sus gemidos se mezclaron y ella elevó su caderas para recibir el máximo del pene del chico, ahora disponible, suficiente para ella porque sintió la cabeza de su picha justo al final de su vagina. Un fuerte gemido salió de sus gargantas cuando unos pocos minutos más tarde alcanzaron el pico de sus orgasmos. De nuevo se volvieron a dormir abrazados; sin embargo, no por mucho tiempo. Una hora después, despertaron y encontraron las frutas en la tienda. "¿No es grandioso, mi pelirroja reina? Nadie podría ser mejor padre que él. Lo quiero muchísimo." "Tienes razón, Jeremy." Somos muy afortunados teniéndolo como nuestro padre, debemos buscarlo, ya hemos tenido bastante sexo por hoy." Jeremy miró a su chica con una risa picarona. "¿Estás segura, amor mío?" "Bueno… casi segura." Rieron felices, se pusieron en pie, corrieron y saltaron a las transparentes aguas; nadaron, bucearon varias veces, refrescados salieron del agua. Se tendieron en la arena blanca a tomar el sol. Helen tenía ya un magnifico bronceado y no le importaba el problema de las quemaduras. Comieron frutas, y cuando casi habían terminado, llegó Bernard. "¿Cómo fue vuestra noche de bodas?" Se sonrojaron, pero de inmediato Jeremy saltó y rodeando a su padre con sus brazos en el cuello lo abrazó y besó. Helen hizo lo mismo y los tres cayeron al suelo formando un montón y riendo. Jeremy miró a los ojos de su amado padre y suspiró. "Nunca sabrás cuanto te queremos, papá." El les devolvió el abrazo. Jeremy mirando los trozos de madera que Bernard había traído, preguntó. ¿Para que son estos largos palos, papá?" "Sentarse, por favor, porque ya eres un pequeño hombre y tú una pequeña mujer, por lo tanto, necesito hablaros seriamente sobre nuestro futuro. Estoy preocupado sobre eso, especialmente desde que tú Helen ingresaste en nuestra familia." Hizo una pausa, los niños estaban expectantes y en silencio; entonces él continuó: "Ahora somos tres, y si no tomamos medidas, pronto podríamos ser cuatro, cinco… no sé cuantos." Los chicos se ruborizaron, pero a pesar de ser tan jóvenes, tenían la experiencia necesaria para comprender la verdad. Bernard explicó. "Dentro de unas poca semanas, la estación de las lluvias y las tormentas comenzará. Ahora las corrientes marítimas van dirección Suroeste, pero después de las tormentas cambiará a noroeste; eso significa que si queremos salir de esta isla tiene que ser en ese momento." Jeremy argumentó. "Pero papá, ¿Cómo podremos salir? El bote no está preparado, necesitaría varios cambios." "Correcto, hijo. Tenemos un año para tenerlo todo listo." Señalando el largo palo, añadió. "Estos son los mástiles para el bote, uno de recambio, con la tienda haremos la vela. Tenemos que cubrir casi la totalidad del bote como una cabina, de manera que podamos almacenar agua y víveres para unos treinta días. Tenemos que navegar en altamar dirección Noroeste directamente a Ciudad del Cabo, siguiendo la misma ruta que seguía nuestro ballenero cuando ocurrió el accidente. He comprobado la posición de esta isla y está casi en la misma latitud que Ciudad del Cabo, alrededor de 35 grados LS, sin embargo, el clima es completamente diferente." Hizo una pausa y Jeremy preguntó: "¿Por qué, papá? Si estamos en la misma latitud deberíamos tener el mismo tiempo atmosférico, sin embargo gozamos de un clima tropical, excepto durante la estación de las tormentas." Helen observó con admiración a su chico y pensó que solo unos pocos de su edad habrían llegado a la misma conclusión. "Tienes toda la razón, hijo, pero hoy por hoy no puedo contestar tu pregunta, aunque debe existir una poderosa explicación. Hay muchas opiniones sobre este fenómeno, la mayoría en el mundo científico se inclina a creer que debe haber fuertes corrientes bajo la superficie del mar que mueven las aguas cálidas y frías de un lado al otro de la Tierra, no obstante no hay nada definitivo. Sé que la Corona se está gastando mucho dinero investigando este fenómeno." Entonces Helen levantó la mano. "Papá, ¿Cómo podremos hacer una cabina sin clavos?" "Buena pregunta. Pacientemente tenemos que cortar muchos árboles pequeños, secarlos y unirlos con cuerdas que haremos con fibra de palmera, entones los pegaremos con goma. He descubierto muchos árboles de esta materia en esta isla. Como podéis ver, tenemos mucho trabajo por adelante si queremos abandonar este paraíso." Jeremy despacio y con cierta tristeza, preguntó: "Papá, tenemos aquí todo lo que podamos necesitar, ¿por qué tenemos que irnos?" Bernard pensó durante un momento, puso los brazos encima de los hombros de los dos niños. "Jeremy, Helen, afortunadamente todavía sois niños, pero pronto no lo seréis. Lo que os expliqué antes no era ninguna broma, y un bebé podría aparecer en cualquier momento. Vosotros formáis una pareja saludable y ese es el hecho que podría ocurrir. Tenemos que ser realistas sobre este punto. Además, eventualmente, otros piratas podrían descubrir esta isla, en este caso, nuestra seguridad estaría en serio riesgo. Debemos retornar a nuestro mundo y civilización. No es por mí, sino por vosotros por lo que estoy preocupado." Entonces Helen manifestó con determinación que sorprendió a Jeremy. "Lo haremos. Papá tiene toda la razón. No podemos confiar en otro Capitán Black o en los caníbales." Presionó la mano de su chico y añadió: "Además tenemos un año por delante para vivir y gozar este paraíso." Jeremy se ruborizó y les sonrió. "De acuerdo, papá. Tú prepara el plan y lo seguiremos estrictamente como un equipo. Trabajaremos duro si es necesario. "Hace casi un año desde que el "Seagull" se hundió, así que las corrientes deben ser iguales ahora. Jeremy, por favor, prepara un pequeño coco vacío con algunas pequeñas piedras dentro como lastre y estabilidad mientras Helen hace una pequeña bandera con hoja de palmera seca." Media hora más tarde se subieron al bote y remaron fuera del círculo de rocas coralinas que rodeaban la isla a través del claro que un año antes había salvado sus vidas. "Échalo aquí, Jeremy." Lo hizo y rápidamente volvieron a la segura y tranquila playa, ya que la bajamar empezaba y muchas rocas iban apareciendo donde antes veían solo agua. Retornaron a la playa, y desde lo alto de la roca negra, con el catalejo, vigilaron la ruta que seguía el coco; claramente comprobaron que se dirigía en dirección noroeste. Al cabo de media hora vigilando, la chica señaló: "No puedo verlo, papá. Está fuera de nuestra vista. "Eso explica por qué no encontramos restos del barco, aunque lógicamente la mayoría se hundieron con él." Un mes más tarde era 25 de Diciembre, día de Navidad. Un día que Jeremy y su padre les habría gustado olvidar. El día que su barco fue arrastrado a las profundidades del mar y Jeremy salvó la vida de su padre. ¡Jamás podrían olvidarlo! Era un día y una noche tormentosa, una repetición de lo que habían experimentado un año antes. Sentados como los indios dentro de la cueva, con un beso se desearon Feliz Navidad, buena suerte y toda clase de venturas y felicidades para el año entrante, 1790. Aunque ellos murmuraron Feliz Navidad, no era un día feliz en sus corazones; entonces, al igual que aquel día en brazos de su padre, y para sorpresa de Helen, Jeremy empezó a cantar aquella vieja canción escocesa. Cuando el chico terminó de cantar, los tres se abrazaron fuertemente. Jeremy tuvo que hacer un gran esfuerzo para que sus lágrimas no aparecieran recordando aquellos terribles momentos. De pronto la jovencita se puso de pie, cogió la lámpara y se fue al fondo de la gruta donde tenían enterrados sus tesoros. Un minuto más tarde, apareció con una flauta de caña que ella había hecho en secreto. Empezó a tocarla, un melodioso y dulce sonido se expandió por la cueva, Bernard y Jeremy se sorprendieron gratamente, entonces Jeremy cantó la canción que Helen estaba tocando. Sin palabras, aquellos momentos elevaron sus espíritus y pronto olvidaron el triste aniversario. Después de un tiempo, pararon. "¿Cuando hiciste la flauta y quién te enseñó a tocarla?" Preguntó el chico. Helen sonrió. "Hace dos semanas que la hice. La puse en el fondo de la cueva para que la caña se secara bien; allí hace más calor y se seca mejor. Aprendí a tocarla en el colegio de Zurich. También tocaba otra similar en el barco pirata, acompañada de un viejo buen hombre, el cocinero. Murió hace dos años en una lucha. ¿Os gustó?" Preguntó la muchacha. "Nos sorprendes cada día con tus nuevas habilidades. "¿Y que me decís con el ruiseñor que tenemos aquí?" Helen le hizo cosquillas a su chico, y añadió: "¿Y tú quieres cambiar esa maravillosa voz, pillo?" Los tres rieron y continuaron celebrando aquel mágico día de Navidad. Eran jóvenes y estaban dispuestos a rehacer sus vidas en su país. Pronto el equipo comenzó a trabajar, sin embargo, no sabían que otros hechos cambiarían sus planes. Continuaron amándose y trabajando. Chico y chica jugando, trabajando, estudiando y haciendo lo que una muchachita y muchacho de su edad enamorados harían, la mayoría de las veces solos inmersos en la belleza del aquel paraíso; rara vez con la participación del padre. Después de seis meses desde que tomaron la decisión de abandonar la isla, llegó la primera sorpresa. Helen estaba chupando la picha de su chico en una de aquellas sesiones de sexo que tanto les gustaban a los tres. Jeremy sintió que su clímax explotó de forma diferente, más fuerte que ninguna de las veces anteriores. Cuando estaba recuperándose del gran momento, miró a Helen que tenía una enigmática y socarrona sonrisa en sus labios, entonces se acercó y lo besó introduciendo su lengua en la boca de su chico. "Que has hecho con tu picha, ¿no te la lavaste?" "He sentido un orgasmo muy fuerte, mucho mayor que ninguna vez anterior." Bernard se sonrió y abrazó a su hijo cariñosamente. El comprendió que su niño ahora se estaba convirtiendo en un hombre. De alguna manera lo lamentaba, pero en lo más prefundo de su corazón se sintió muy orgulloso y feliz. Después de todo, era una decisión de la Madre Naturaleza. "No te preocupes, Jeremy, ya eres un hombre." Dijo el padre. "¿Un hombre? ¿Qué quieres decir, papá, que he producido semen?" "Si. Ese nuevo sabor es semen. Anda, mastúrbate y lo verás por ti mismo." Entonces Hele añadió: "Lo haré yo." Se plantó encima del muchacho y sus bocas se pegaron en un cariñoso y húmedo beso; al mismo tiempo envolvió con su mano el duro pene y empezó a menearlo de arriba y abajo lentamente. Incrementó la velocidad a medida que también se incrementó la respiración del mozalbete entonces, al tiempo que él gemía de placer, expulsó una pocas gotas de liquido blanquecino, semen. La primera expulsión cayó en su entrepierna, que todavía estaba limpia de cualquier pelo. Los chicos estaban contentos y sorprendidos. Jeremy tomó un poco con la punta del dedo índice y lo puso en su lengua saboreando el extraño gusto. "No tiene mal sabor." Los tres rieron a carcajadas. "No pasará mucho tiempo antes de que Helen tenga su primera menstruación. Sus pechos casi han doblado su tamaño, no como tu pene que continuará creciendo en longitud y grosor hasta alrededor de los dieciséis años. Ahora, para prevenir que Helen se quede embarazada, tienes que tener mucho cuidado cuando tengas relaciones sexuales con ella." "Eso es un fastidio, papá. ¿Qué podemos hacer para evitarlo?" Bernard no quería contestar esa pregunta, pero pensó que sería mejor decirles la verdad desde el principio. "En esta isla hay plantas que pueden evitarlo, sin embargo, Helen es demasiado joven para empezar con tal prevención, podríamos hacerle daño…" Jeremy interrumpió al médico. "No, papá. Haré lo que sea necesario, ella tiene que estar absolutamente a salvo." La chica miró a su muchachito con profundo afecto. "En ese caso, tienes que estar preparado para hacer "el salto del conejo" o no tener relaciones sexuales con ella." Los chicos se miraron confundidos con el gracioso nombre; Bernard explicó como se hacía. "No estéis tan sorprendidos, hay muchísimas personas que lo practican diariamente con mucho éxito. Consiste en sacar el pene de la vagina de la mujer segundos antes de eyacular tu semen o esperma en su interior, así evitando el embarazo; muy simple." Jeremy pensó durante un momento. Si, creo que puedo hacerlo. No quiero otra solución. ¿Qué piensas tú, Helen?" "Es una molestia, como tú dices, pero…" Los tres volvieron a reír a carcajadas. Bernard añadió: "Hay otra opción, interrumpir el embarazo mediante el aborto, pero eso es muy traumático para la mujer, además de peligroso." Jeremy y Helen estaba absortos en sus pensamientos y Bernard continuó. "¡Vamos!, vayamos al riachuelo." Caminaron durante un tiempo, una vez allí, Bernard señaló una hierba parecida al perejil. "No recuerdo exactamente su nombre, pero esta es la planta, o mejor, el helecho que puede provocar el aborto." Anduvo un poco más arriba e indicó un arbusto más grande parecido al té. "Esto es para prevenir el embarazo, en realidad los médicos la recomendamos para regular la menstruación de las mujeres y el aborto involuntario." Helen preguntó: "¿Cuándo debería una mujer usar esas plantas?" "En el primer caso, la mujer debe tomar el helecho como una taza de té después de que la menstruación no aparezca, o dentro de las nueve semanas siguientes. El sangrado aparecerá inmediatamente como una menstruación normal. Quizás un poco más abundante y probablemente con ligeras molestias en el abdomen, eso es todo. Eso en el caso de que la mujer crea que está preñada, pero siempre con el tiempo límite que he mencionado." "¿Duele eso, papá?" Preguntó la chica. "Hasta donde sabemos, la mujer no siente nada diferente, si lo comparamos con una menstruación, aunque algunas veces viene acompañado de ligeros dolores, no muy fuertes, pero dolores, después de todo. No obstante, desde el punto de vista médico, no es recomendable, porque hay que tener en cuenta que no es un acto natural. Estamos parando algo que de otra manera sería un ser humano." "Nunca había oído hablar de eso." Dijo la chiquilla. "Por supuesto, tu eres una niña y eso es un asunto de adultos. Físicamente no debería presentar ningún problema, sin embargo, la Iglesia lo tiene absolutamente prohibido, así que los físicos lo prescriben a personas cercanas y de confianza y no al público en general." "No lo comprendo. Si no es malo para la salud, ¿por qué lo prohíben?" "Es un problema moral y de influencia judía. No debes olvidar que fue un judío quien introdujo la religión cristiana, Jesús. Era de uso común en la antigua Roma y Grecia." Helen cogió unas cuantas hierbas y caminaron de vuelta a la playa. Entonces, pregunto: "¿Qué sugieres tú, papá?" "Aparentemente, tienes algunos meses antes de que empieces a menstruar, por lo tanto, yo sugeriría que continuarais con vuestras normales relaciones sexuales hasta que aparezca la primera menstruación, entonces tenéis que adoptar el procedimiento "conejo". Se rieron y guardaron silencio durante unos momentos; entonces fue Jeremy el que preguntó: "Papá, ¿que ocurriría si la menstruación no aparece porque mi semen ha hecho efecto dentro de ella?" "Esa es una pregunta clave. Bueno, en ese caso solo hay dos opciones. a): al primer síntoma, tal como que el sangrado normal no aparece y hay nauseas, ella tendría que tomar el helecho inmediatamente o usar cirugía para quitarlos; b): no hacer nada hasta que el bebé nazca nueve meses después. Debes siempre pensar en la opción de prevenir el embarazo y no confiar en las hierbas o en la cirugía." "¿Y que pasa con las otras hierba que es como el té?" "Eso es para prevenir el embarazo, debe tomarse una taza de una infusión que se hace con media cucharilla del producto hervido. Se debe beber cada día durante las tres semanas siguientes de terminar la menstruación. Es muy eficiente, el problema nace en que no puede olvidarse de tomarla diariamente." Cambiaron de asunto porque aquel se estaba haciendo muy serio. "Papá, ¿Cuándo cambiará mi voz? Tú dices que mi cuerpo es el de un adolescente, pero mi voz todavía es clara como la de un niño pequeño. Podría perfectamente seguir cantando en el coro de la catedral." "¡Por favor, hijo, tienes que tener paciencia! Debes tener en cuenta que todavía eres un niño a pesar del tamaño de tu cuerpo. Tu voz cambiará cuando la Madre Naturaleza lo determine y no antes. Probablemente la vida natural que estamos viviendo aquí, comiendo frutas y pescado crudo la mayoría de las veces, tenga mucho que ver en el retraso. Ambos estáis bien proporcionados y vuestros cuerpos reflejan la vida natural que lleváis. Cualquier chica de la edad de Helen en nuestro mundo debería estar ya menstruando, pero ella todavía es una niña, más guapa y mejor formada que la mayoría de las chicas de su edad. Si vivimos, eso tendrá unas consecuencias beneficiosas para vosotros." Helen sonrió y miró a Jeremy con picardía. "Bueno, papá, no… tan niña." Alegó Helen taimadamente. He hecho cosas que la mayoría de las chicas de mi edad nunca lo hacen hasta que me doblan en años. El tono de la voz de Jeremy me recuerda a Jackie." "¿Jackie? ¿Quien es Jackie? Preguntó Jeremy intrigado. Helen sonrió para sí. ¿No os lo he mencionado?" Sonrió y continuó. "El era una chica especial en el cuerpo de un chico. Tenía la piel marrón, pero no de esos con una boca prominente y labios gruesos. La cara redonda de niña y su piel era incluso más suave que la mía, casi de color marrón, no negra, y con abundante precioso pelo lacio, negro como la noche. Le gustaba llevarlo peinado de forma natural y largo hasta los hombros, en suma un chico muy guapo. Era el esclavo de mi padre desde que tenía cinco años. Mi padre lo encontró solo y llorando cerca de la jungla y no pudo encontrar a su madre, así que lo adoptó como criado. Era cuatro o cinco meses mayor que yo y mi mejor amigo. Trabajaba como asistente de la cocinera y ese era su trabajo cuando el Capitán Black capturó nuestro yate. Ella o él, como prefiráis, lo vendieron junto al barco." Bernard, un poco sorprendido declaró: "Pensé que tú viajabas en un buque de línea cuando te capturaron. Se sintió triste durante unos momentos. "Siento no habértelo mencionado." Hizo una pausa durante un momento. "Cuando terminé el colegio en Suiza, mi padre y mi tío me llevaron a un viaje de negocios a Australia en nuestro propio barco. Era un precioso velero con las más avanzadas tecnologías para subir y bajar las velas, no era necesario subirse al mástil; todo se podía hacer desde la cubierta con una máquina manipulada por dos personas, así que no necesitaba una gran tripulación. Mi padre y mi tío gobernaban el barco. También el timón se podía operar desde la cabina en caso de mal tiempo o durante la noche. No se parecía en nada a los barcos actuales. La cubierta era muy baja, no tenía castillos, pero sí una pesada y profunda quilla; esto le daba una gran velocidad y estabilidad siempre y cuando fuera gobernado por un experto marino. Papá decía que él había diseñado su barco para que jamás pudiera hundirse ni volcarse." "Conozco esa herramientas, pero solamente son válidas para pequeños barcos, no se podrían mover la grandes velas con ese tipo de mecanismos, pesan demasiado." Entonces Jeremy intervino. Algunas veces te refieres a Jackie como él y otras como ella. ¿Puedes aclarar esto?" "Es sencillo. Hasta donde puedo recordar, físicamente era un chico, pero se sentía como una chica. Desde que vino a casa, disfrutaba poniéndose mis vestidos, prefería los juguetes de niñas, no los de niños. En resumen, era una niña y yo la trataba como tal, así que pasábamos horas hablando de chicos u hombres como cualquier chica haría. Cuando llegamos a Ciudad del Cabo, mi padre le preguntó qué quería como regalo de cumpleaños; se ruborizó pero valientemente pidió si le podían regalar un vestido de niña. Mi padre se echo a reír, fuimos a una tienda en el fuerte y salió vestido como una chiquilla. Era un precioso vestido blanco con una cinta roja en la cintura. Caminamos por las calles con las manos entrelazadas. Jamás he visto una persona más feliz desde aquel día. Muchos chicos volvían la cabeza mientras caminábamos porque Jackie tenía hermosos grandes ojos negros y pelo incluso más negro lacio y suave. Una vez, Mammy, nuestra cocinera, le dijo una palabra grosera en su lengua nativa. El me dijo: "Ella dice que soy maricón, pero a mi no me importa; me encanta ser una chica y eso es lo que soy." "¡Pero era un chico!" Insistió Jeremy. Entonces Bernard intervino. "Jeremy, deberías recordar a tu amigo John Smith." El chico se ruborizó cuando recordó los momentos que pasaron en la cofa de palo trinquete durante las guardias. "¿Quién era John Smith? Tú tampoco lo habías mencionado." Jeremy parecía confundido porque había caído en su propia trampa. "Bueno, él… él era un grumete que le gustaban los chicos y hombres en vez de las chicas. Bernard lo miró animándole a contar toda la verdad. "Bueno él… él me dijo que estaba enamorado de mí… que me amaba." "¿Era un buen chico, Jeremy? Helen preguntó. "Si, el mejor amigo que jamás podía tener en un ballenero; desgraciadamente murió en el naufragio. Se merecía mi amistad. Papá puede contarte cosas sobre él, lo conocía muy bien." "Estoy segura que era como Jackie. No todas las personas son como el Capitán Black." Helen extendió su mano y cogió la de Jeremy. "Tú eres el único a quién amo para el resto de mi vida y ahora también tengo un solo padre." Se fue hacia Bernard, puso sus brazos alrededor de su cintura y lo abrazó. "Te quiero, papá, no te cambiaría por ningún otro padre." Bernard la apretó contra sí y le acarició el perlo cobrizo. "Gracias, hija." El hombre suspiró. Continuaron con su rutina diaria, gozando aquel paraíso y la libertad que les daba. Los niños crecieron, aprendieron y se amaron. A pesar de aquella hermosa isla, el hombre estaba deseando dejarla y volver a la civilización. Observaba como sus hijos estaban creciendo rápido, pronto no serían niños por más tiempo. Raramente tenía contactos sexuales con ellos, excepto en momentos especiales cuando ellos lo requerían. Él echaba de menos una verdadera mujer para follarla con fuerza, aunque había desechado la idea de casarse de nuevo. Capítulo 10 Pasó un año y el cumpleaños de Helen y Jeremy llegó, era el 19 de Noviembre de 1790; ahora Jeremy tenía 13 años, un guapo adolescente. Su voz todavía no había cambiado por completo, era como la de un suave tenor muy bien modulada. Tenía fuertes pectorales y largas y musculosas piernas, sin embargo, su cuerpo no tenia pelo alguno, excepto en la cabeza, y en los genitales vello como el de melocotón. Su pelo color marrón claro, era casi rubio debido a la continua exposición al sol, igual que Bernard, esto hacía un maravilloso contraste con sus grandes ojos azules. Su padre lo miraba con orgullo. Helen prácticamente era una mujer alta y joven, podría perfectamente confundirse, sus senos, aunque todavía por desarrollar totalmente, habían doblado su tamaño, eran duros y turgentes, e igual que Jeremy había crecido mucho en todos los sentidos, su cintura sin embargo, no era ancha las caderas si habían ensanchado previendo que podría tener hijos con facilidad en el futuro. Quizás debido a la exposición al sol, su pelo cobrizo era incluso más rojo, refulgía intensamente con grandes ondas cuando se lo dejaba largo casi hasta los hombros. Para Jeremy, aquellos brillantes ojos intensamente azules era lo que más admiraba de ella, le hipnotizaban y fundían se corazón. Con cierta frecuencia venía a su mente los de Joe, aunque los de su amigo eran más pequeños. Bernard pensaba cuanto había cambiado. El Capitán Black no podría reconocerla y lamentaría haberla liberado. Con frecuencia venia a su mente la posibilidad de una unión entre aquellos dos seres. ¡Qué hermosos nietos podría tener si todo continuaba como hasta ahora! No obstante, lo más importante y que le preocupaba en suma, era salir de aquel paraíso; sabía lo que arriesgaba por eso en los preparativos era tan meticuloso. No podían fallar y ellos lo sabían. Algunas semanas antes del cumpleaños de los chicos, los dos caminaban a través de la espesa jungla, las manos entrelazadas mirando los árboles y subiendo de vez en cuando a alguno de ellos, tomaban nota de las nuevas plantas que encontraban, Jeremy estaba loco con cualquier cosa que conectara con la medicina y siempre ansioso de aprender. Mientras caminaban, Helen sintió la necesidad de orinar, así que mientras el chico examinaba un nuevo espécimen, ella se agachó en la base para hacer su necesidad. Cuando se puso en pie, plantó la mano sobre el árbol y sintió algo viscoso en la palma, miró y comprobó un reguero de aquella substancia que venia desde una pocas yardas más arriba donde miles de abejas habían construido una gran colmena, parte de la miel descendía por el tronco hasta una pequeña cavidad existente en la base del mismo. Introdujo la mano y la retiró impregnada con la dulce miel. A Jeremy y a ella les encantaba la dulce substancia, así que pensó rápido y llamó al chico. "Jeremy, por favor, ven, he encontrado algo interesante para tu colección." El muchacho no dudó un momento y se acercó. "¿Qué es, diablillo?" La chiquilla rió; cuando estaba cerca de ella introdujo las dos manos en el pequeño depósito de miel, antes de que el muchacho pudiera darse cuenta, ella impregnó su suave pecho, abdomen y pene con el dulce jarabe, él toco la crema y la probó. Se echó a reír. "Ahora me tienes que limpiar, debes tener en cuenta que estamos lejos de algún riachuelo." Sonrió la muchachita y empezó a lamer la piel del mozalbete con la mirada puesta cuando llegara a la picha que ya estaba tiesa. Jeremy comprendió su estratagema, así que él hizo otro tanto con ella, cubriendo sus pequeños pechos y especialmente los pezones, ombligo y vagina. Rieron felices. "Será mejor que nos tumbemos sobre las hojas de palmera y nos chupemos el uno al otro." "Tienes razón. Usemos el procedimiento de posición 69." Se chuparon y lamieron hasta que llegaron a las partes crítica de sus jóvenes cuerpos. Aquello era realmente pasarlo bien hasta cierto momento, ambos estaba excitados; Helen recuperó su posición normal encima de su joven marido, cogió su picha y la guió dentro de ella. Hicieron el más maravilloso y dulce amor que podían recordar. Jeremy notó que el punto sin retorno se acercaba y sacó la picha, segundos más tarde expulsaba su pequeña descarga de esperma fuera de ella. Fue un ensayo, pero la peor parte; no obstante se sintió muy feliz de haberlo podido hacer y así cumplir la promesa que había hecho de evitar un embarazo no deseado en su futuro. Celebraron el cumpleaños con una magnifica cena, pero sin regalos, su afecto y amor eran suficientes. No obstante Helen tocó la flauta y Jeremy cantó. Después de la cena, Jeremy y Helen cogieron la lámpara y caminaron hasta la playa donde estaba la tienda. Pasaron la noche haciendo el amor y gozando de estar juntos y ser jóvenes como si el futuro no existiera. Al contrario de hacia un año, se despertaron a la hora normal, se besaron y continuaron haciendo el amor hasta que sus cuerpos estuvieron satisfechos; una hora más tarde, retornaron a la cueva. -------------------- En Inglaterra, Joe se sintió incluso más solo que nunca cuando se dio cuenta que ya tenia 13 años. Como Jeremy, había cambiado mucho, y como aquel día era sábado, lo pasó sin ningún cambio en su vida diaria. Todavía recorrió con la vista el público asistente tratando de ver si la familia Mullen estaba allí. Tim estaba muy ocupado con su preparación de irse al College en Cambridge. De vez en cuando intercambiaba una mirada con la preciosa Linda que ya había cumplido 12 años, su corazón se derretía con pasión. Todavía cantaba en el coro, pero ya no hacía los "solos"; había agradecido a su jefe que le evitara esa tarea porque tenía muchas cosas qué hacer. Había recibido dos buenas noticias. El domingo anterior, después de terminar el servicio eclesiástico, un monaguillo se le aproximó y le entregó un sobre amarillo, lo guardó en su pecho y lo abrió en su dormitorio cuando nadie podría verlo. Contenía un dibujo en color representando un reloj, en el centro de la esfera había un pequeño corazón rojo y en el fondo Linda había escrito: "Tempus fujit. Te esperaré siempre." Joe sonrió y suspiró profundamente. Le gustaba con locura aquella chiquilla rubia que llenaba su corazón. ¿Era aquello amor? Se preguntó muchas veces; no obstante, no tenía mucho tiempo disponible para pensar, eran muchas las tareas que tenía entre manos y que debía cumplir. El segundo mensaje procedía del Dean de su Colegio. Le dijo que debía seguir trabajando como hasta ahora porque había sido seleccionado para continuar sus estudios en Oxford desde el próximo Septiembre. Se sintió orgulloso y su mente recordó a Jeremy, y a su familia que vivía cerca de Nueva York. Pensó que su amigo se habría sentido muy feliz con esta noticia. Tim Mullen estaba arreglando sus cosas en la habitación que iba a compartir con otro alumno, ya tenía 15 años e iba un poco retrasado; pero trabajaba con ahínco. El otro chico era de su misma edad, pero brillante en sus exposiciones. Había estado en la Marina Real durante dos años como guardiamarina, al parecer su padre o un pariente cercano era el capitán de una fragata, había sufrido alguna experiencia porque no le gustaba hablar de ese tema. Cuando estaba comentando un problema, notó que a su compañero le faltaba la mayor parte del dedo pulgar izquierdo. La curiosidad innata en los Mullen no pude evitar aludir aquel hecho. "Parece que tuviste un accidente. ¿Fue una chica quién te mordió, o una sirena?" Olivier Oswald no sabía si contestar a aquel entrometido, pero le agradaba la forma en que lo había hecho, lo cual demostraba que no era ningún majadero. Sonrió y lo miró inquisitivamente. "Ni una cosa ni otra. Fue un accidente estúpido que pudo haberme costado la vida, a no ser por una circunstancia especial y afortunada." "Lo siento, Olivier, a veces el estúpido soy yo por atreverme a preguntarte. Pero no puedo evitarlo." "Pues aunque te parezca mentira, voy a satisfacer tu curiosidad, puede que a mi también me pase, es la primera vez que hablo con alguien de este hecho; hoy tenemos tiempo y me apetece charlar un poco." Terminó de arreglar algunos libros de leyes que traía y se sentaron cómodamente frente a la ventana de la primera planta. Ya no eran novatos, y menos él. "Gracias por la deferencia, Oliver, pero…" El otro chico cortó la disculpa. "Hace justo dos años, navegábamos cerca del Polo Sur rumbo a Australia, uno de los colegas pescó un pez extraño y yo me ofrecí a limpiarlo y prepararlo, se me da bien la cocina. Durante la limpieza me clavé una espina debajo de la uña del dedo pulgar izquierdo, no le dí importancia hasta que intenté sacarla; era imposible, incluso creo que se metía más. Tenía la punta como la de una flecha. El contramaestre sanitario intentó sacarla sin éxito; dos días más tarde tenía el dedo inflamado y yo tenía fiebre. Alguien le dijo al capitán que en el "Seagull", al que teníamos que visitar, había un médico. Cosa rara, ya que incluso en los barcos de más porte de la Marina Real no era costumbre llevar cirujano, y menos en la mercante, el barco que íbamos a visitar era un ballenero." El chico hizo una pausa. "Parece que S.M. quiere ahorrarse lo que pagamos de impuestos, pues tengo entendido que la mayoría de los marineros no saben nadar." Dijo Tim. "Desgraciadamente, así es. Permíteme continuar. Otros dos día pasaron antes de encontrar al ballenero, la fragata enarboló bandera de enfermo, no peste, y en cuanto nos vieron, pararon una fiesta que estaban realizando al haber terminado sus faenas de caza y empezaban a prepararse para volver a casa. Rápidamente me trasladaron al ballenero, y mi aspecto no debía ser muy bueno cuando al subir abordo, además del capitán, me recibió un oficial y un grumete. Después me enteré que el chico acababa de cumplir 11 años y era el ayudante del cirujano o médico. Se llamaba Bernard Northfield y el grumete era su hijo Jeremy." "Jeremy, lleva al chico a la enfermería, Espero que todo esté como de costumbre. Voy a ver a nuestro capitán. Desde este momento dejamos de ser marinos, salvar vidas es lo primero." Jeremy me sonrió afablemente, me extrañó porque era casi tan alto y fuerte como yo; el otro grumete que estaba con él, un tal John Smith lo miraba con admiración. "Todo listo, señor; por si acaso. Vamos Olivier." Entramos en el pequeño camarote y aún estando con fiebre pude comprobar la gran limpieza y orden que había en aquel lugar. "Te ayudaré a desnudarte de cintura para arriba y a tumbarte en esta camilla. "El problema está en mi mano izquierda, no en el pecho." El me miró y me sonrió. "Ya lo he notado, Olivier; pero es costumbre tener despejado al enfermo, eso te ayudará a disipar la fiebre." Cogió la mano y con sumo cuidado la examinó, después la dejó sobre una pequeña mesa pegada a la camilla. "Olivier me temo que tienes algo de bastante cuidado, el médico será más explícito, John y yo sólo somos sus ayudantes." Un par de minutos más tarde entró el médico. Antes de continuar ordenó a John que nadie les molestara; así que oí como el chico cerraba la puerta. Miró la mano y especialmente el dedo con una lente, entonces me dijo: "Olivier, me han dicho que no te has quejado mucho, y sé positivamente que tienes que estar sufriendo un dolor fuerte que te llega hasta el hombro además de la fiebre. "Así es, señor; pero no vale nada quejarse, mi madre está bastante lejos para ello." Jeremy me sonrió complacido y el médico añadió. "Eso dice mucho de ti. Ahora al grano. Olivier tienes principio de gangrena en el dedo y sin parar un minuto tenemos que cortarla, de lo contrario perderás la mano, y si nos descuidamos, el brazo y posiblemente la vida. No necesito preguntar ni pedir permiso a nadie; tú eres mi paciente y tienes que decirme lo que quieres que hagamos." Yo sabía perfectamente lo que el cirujano y su hijo me pedían. "Me imagino que me dolerá mucho, pero… ¿Tenemos alguna otra opción?" "Desgraciadamente ninguna, y no es porque estemos en medio del océano, sería igual si estuviéramos en la mejor clínica de Londres." "Jeremy, ¿está todo preparado?" Pregunté yo sin dudar un segundo. "Lo está." Me contestó llanamente como si fuera el médico. "¡Adelante doctor Northfield, soy todo suyo! "Tim, no puedo describirte lo que ocurrió, solo sé que el doctor Northfield arriesgó su profesión como médico y probablemente como marino, porque debería haber esperado la confirmación de… bueno del capitán de mi fragata, pero era mi vida la que estaba en juego y pidió permiso al enfermo, aunque tuviera solo 13 años. Esto lo he discutidos con nuestros profesores de Derecho y parece que la mayoría, de haber habido un juicio, se habrían inclinado por dar la razón al Dr. Northfield. Varias horas más tarde, casi a mediodía, desperté con mucha sed, me encontré con la cara afable de Jeremy que me sonrió y me dio a beber agua y un brebaje para calmar el dolor. Me dijo: "Olivier, te has portado como lo que eres, un gran chico y mejor paciente; a poco de empezar la operación, perdiste el conocimiento, es lo mejor que puede ocurrir en estos casos, el dolor debió ser muy intenso, a pesar del calmante que te dimos antes de comenzar. "¿Qué habéis encontrado, además de hueso, venas, etc.?" "Eres un chico afortunado, o al menos creemos. No has perdido la totalidad del dedo, te quedará un pequeño muñón con el cual presumir ante las chicas. Yo te cosí la piel lo mejor que pude, creo que así podrás recordarme mejor además de al físico." Yo lo miré intensamente, sabía que él pasaba por una situación parecida a la mía, solo que con resultado mejor que el mío... Ya llevábamos charlando un rato y parecía como si no tuviera nada. No tenía fiebre y el dolor era mínimo. Le espeté de pronto. "Jeremy, perdona si soy un poco entrometido, pero ¿por qué no mencionas a tu padre como lo que es?" El chico se ruborizó intensamente y me sonrió. "Olivier, me habría gustado tenerte como amigo en otro lugar y circunstancia, eres muy perspicaz. Si, es mi padre. Estábamos celebrando mi adopción cuando te trajeron. Yo… yo lo adoro, y lo que es más importante, él me corresponde; nunca he sido tan feliz como durante este viaje. Con vosotros viajará el acta por el cual me declara su hijo, por eso era tan feliz cuando llegaste, esto te hace especial para mi, Olivier. Espero poder verte y abrazarte cuando nos encontremos en Inglaterra. No tengo muchos amigos verdaderos allí, excepto uno, Joe, que se ha marchado a Nueva Inglaterra con su familia buscando una vida mejor." "Yo en cambio es lo contrario, tengo un padre que me engendró, pero ni tengo su apellido ni puedo llamarle "papá" como tú probablemente haces." El sonrió y con cuidado de no tocar la mano, nos abrazamos. "Eres idéntico a Joe, solo que él cantaba en el coro como si fuera un ángel, es pelirrojo y la criatura más inteligente que he conocido." "Me habría gustado conocerlo, pero ya veo que ni yo iré a Nueva Inglaterra ni creo que él retorne a nuestro país. ¿Quién sabe? Tú has salvado tu mano y la vida sin esperarlo; créeme, has tenido una suerte incalculable encontrando a un médico competente, y mi padre lo es, no te quepa la menor duda. Debes de tener hambre, voy a buscar algo para saciarla, yo también la tengo." No se despegó del lado de mi cama durante el resto del día y toda la noche; charlamos de nuestros planes y proyectos, de chicas y chicos. Me instruyó sobre el cuidado de la mano hasta que visitara otro físico en Adelaida, Australia, quién ratificó todo cuanto me habían dicho y hecho en el ballenero. Al siguiente día vino a recogerme "mi padre". ¡Qué diferencia! Nos despedimos y no pude evitar que mis ojos se nublaran. Cuando Bernard Northfield me abrazó, le dije al oído: "¡Que suerte tiene Vd. Doctor, al tener un hijo como Jeremy! Él me contestó: "Tienes toda la razón." Ahora sé que jamás podré abrazar a esas almas buenas y darles las gracias." Tim se quedó en silencio, estaba impresionado con la narración de su amigo. "Es impresionante, Olivier, pero Jeremy, en lo que se refiere a Joe MacLean no pudo enterarse de lo que ocurrió. El pelirrojo de su amigo nunca se marchó." Olivier frunció en ceño, y Tim continuó. "Meses más tarde, cuando tú sufriste el accidente, su familia se marchó, y él fue vendido a la Iglesia para poder pagarse el pasaje, y tal como Jeremy decía, Joe era un ruiseñor, yo lo he escuchado muchas veces cantar. Es brillante y además de los estudios normales ya habla cuatro idiomas; últimamente ha sido seleccionado para completar su formación superior en Oxford el próximo Septiembre. "Debe serlo, porque la Iglesia es muy tacaña y no se gasta el dinero en formar a alguien si no es con una determinada finalidad. Es una casualidad, pero ¿Cómo sabes tú todo eso?" "Simple, yo amo la música coral y sé distinguir cuando hay un gran valor por medio. Nunca iba a los servicios eclesiásticos a la catedral, hasta que mi hermanita me lo dijo. Resultó que Joe estudia en mi mismo colegio, pero dos cursos detrás, canta en el coro de la catedral y además, ¡asómbrate!, si Dios no lo remedia, será mi futuro cuñado." Los dos se echaron a reír y Tim añadió: "Si quieres, te lo presentaré la próxima Navidad." "Estaré encantado de conocerlo. Lástima que vaya a Oxford y no Cambridge." -------------------- En la isla, Jeremy pensó que no lo habían hecho bien con su padre. Bernard los recibió con una gran sonrisa. "¿Cómo fue vuestra segunda noche de bodas, hijos?" Jeremy miró tiernamente a su padre, sus ojos se nublaron con arrepentimiento, no sabía por qué, pero se sintió avergonzado. Iba a contestarle cuando Hele exclamó. "¡¡¡Jeremy, dad, estoy sangrando!!! La miraron y vieron como una línea de sangre estaba corriendo por la nalga izquierda. Jeremy inmediatamente olvidó las palabras de su padre y se asustó; sin embargo, Bernard abrazó con ternura a la jovencita y le dio un beso en el pelo, al tiempo que le acariciaba la espalda. "¿Has olvidado lo que te expliqué?" Ya eres una mujer, hija, igual que cuando Jeremy echó su primer semen." La chiquilla lo sabía, no obstante se asustó un poco. Bernard la calmó tranquilizándola. "Lo siento, papá, me he comportado como un bebé. Jeremy abrazó a su chica también. Ella se separó de ellos y se metió en la cueva. No era un bebé; ella sabía que uno de aquellos días ocurriría y estaba preparada. Se limpió un poco, cogió un pequeño paquete de trapos limpios y el cuchillo. Les sonrió y dijo: Voy al manantial de agua caliente a limpiarme; volveré en un par de horas." Jeremy intentó acompañarla como siempre hacía, pero ella se acercó y le murmuró algo en el oído. De mala gana la dejó que se fuera sola. Bernard puso so mano sobre el hombro del chico. "Jeremy, hijo mío, eso es algo personal y privado. Las mujeres son muy celosas de su intimidad, nosotros no tenemos nada qué hacer, sino dejarlas libres. Ella está bien y eso es absolutamente normal, lo que no lo es, es el hecho de que ella estuviera ya preparada antes de que ocurriera, igual que si estuviera esperando un bebé. Eso prueba que gran mujer será en el futuro." El chiquillo abrazó a su padre y se metieron en la caverna. Jeremy recordó sus remordimientos y las palabras de su chica: "Espérame en la cueva y hazlo con papá, estaré contigo cuando termine la menstruación." Ahora comprendió por qué se sintió avergonzado, había dejado a un lado a su querido padre en el aniversario, y él, como de costumbre, no había pedido nada. Miró a los ojos azules de su padre, era realmente un hombre guapo, fuerte y poderoso, aunque tenía manos delicadas a pesar del trabajo duro diario que tenían. Su padre era mucho más alto que él; Jeremy puso sus brazos alrededor del cuello de su padre y lo besó en los labios. Con ternura le empujó hacia la cama y empezó a acariciarle, chupando sus tetillas y meneando arriba y abajo su gran pene. Pronto los dos estaban atareados en demostrase la unión que existía entre ellos; sus labios se sellaron y las lenguas se arremolinaban en su bocas mezclando sus salivas. Bernard restregaba su mano en la espalda del muchacho y el sedoso pelo. El chico entonces dio la vuelta y segundo se puso en posición 69. Tomó la mitad del pene de su padre en su boca, demostrando así cuanto había crecido él. Al contrario, Bernard no pudo hacerlo con el paquete entero de su hijo como solía hacer en el barco; sin embargo, ambos hicieron lo posible para darse placer el uno al otro. Se chuparon y acariciaron hasta que aquel maravilloso gusto les llegó. Gimieron de placer al mismo tiempo que el chiquillo expulsaba su semen claro en la boca de su padre. Bernard se tragó casi la totalidad, dejando una pequeña porción en su lengua. Cuando recuperaron la respiración, Jeremy se volvió a su posición original y besó a Bernard; el hombre abrió la boca y el chico pudo disfrutar del sabor de su esperma. Esta vez si le gustó. Se dejo caer a su lado y acunó entre los brazos de su padre. Empezó a acariciar el perlo del pecho de su padre como acostumbraba a hacerlo en el ballenero. "Papá, supongo que de ahora en adelante debo tener cuidado con Helen, pero es tan difícil. ¿No?" Bernard sonrió. "Bueno, Jeremy, es cuestión de hábito, como tú dices… Tienes que hacer todo lo que puedas y más para controlar la emisión de tus semillas. Me gustaría no tener que utilizar esas hierbas. Nunca se sabe, cada persona es diferente y no podemos garantizarlo al cien por cien; por favor, hijo, se cuidadoso. Cometeríamos un gran error teniendo aquí un bebé. El bote todavía no está terminado, aunque creo que podríamos en un par de meses." Hizo una pausa, suspiró y continuó. Me gustaría permanecer en este paraíso, pero…" "Lo haré, papa. No te preocupes." Después de unos pocos minutos acariciando el pecho peludo de su padre, la picha del chico estaba dura de Nuevo, entonces empezó a moverse de arriba y abajo follando la entrepierna de Bernard. Él también estaba excitado. Las piernas del chico se abrieron y alojaron entre ellas el grueso pene del hombre; Bernard movía su pelvis arriba y abajo hasta que de nuevo alcanzaron aquel maravilloso clímax que tanto les gustaba y confortaba a ambos. Jeremy había estado follando a Helen casi toda la noche y su cuerpo, aunque muy joven, pedía descansar. Un par de minutos más tarde Bernard comprobó que su hijo estaba profundamente dormido. Lo acunó entre sus brazos y él también se durmió. No estaba tan casado como su hijo, por lo tanto, después de la siesta de una hora despertó, con cuidado dejó la cama. Besó al chico en la frente, se acerco al pequeño charco y se limpió los jugos y semen que su hijo había dejado en su entrepierna. Salió y empezó a preparar comida para el almuerzo; entonces llegó Helen. Estaba preciosa y llevaba puestos los pantalones cortos de Bernard, había crecido mucho durante el último año y los suyos no le valían. Intentó ponerse los de Jeremy, pero no pudo; los de Bernard eran más grandes, confortables y anchos. Bernard se adelantó hacía ella y se abrazaron suavemente. "Jeremy está dormido; lo mejor es que te juntes con el en la cama y descanses. Lo necesitas más que nunca. "Si, papa. Estoy muy cansada. Se metió en la cueva y unos pocos minutos más tarde Bernard pudo comprobar que los chiquillos estaban tranquilamente dormidos. Pasaron algunos días, la chica se recobró y ahora parecía incluso más bonita que nunca. Era el mes de Abril, fin del verano de 1791 en el hemisferio sur; pronto las tormentas y aguaceros comenzarían. Helen había preparado algunas galletas de coco la noche anterior y se levantó para encender el fuego; como de costumbre, echó una mirada al horizonte y fijó su joven vista en punto lejano del este, todavía el sol no había expandido sus rayos dorados. "¡Dios, parece una vela!" Se metió en la cueva y cogió el catalejo; Jeremy la observó, esta todavía casi dormido después de una noche de sexo antes de que la menstruación comenzara. "¿Qué pasa, querida? "Creo que es un barco, te lo confirmaré enseguida." Bernard también se despertó. Ella salió afuera y enfocó el instrumento en la lejana vela. "Si, es un barco, parece que tiene tres mástiles, pero uno desaparece de vez en cuando." "Permíteme que eche un vistazo." Jeremy cogió el catalejo al tiempo que Bernard se unió a ellos. "Seguro que es un barco, pero no veo ninguna bandera. Tiene la proa puesta directamente a esta isla. No hay la menor duda." "Si no tiene bandera alguna y su proa apunta a nosotros, seguro que es la corbeta del Capitán Black. Pero ¿y el otro mástil? Bernard tomó el instrumento y con más experiencia enfocó el tubo al punto del horizonte que trataban de averiguar. "Son dos barcos, la corbeta y otro más pequeño al remolque, algo así como un yate o un pesquero." Le devolvió el catalejo a Helen. "En cualquier caso no llegarán aquí hasta media mañana. Ahora, ya sabéis perfectamente las instrucciones a seguir que tenemos preparadas, así que vamos a tomarnos un buen desayuno y procedamos como en caso de situación de emergencia. Ante todo necesitamos conocer sus planes. Helen, ¿dejaste caer tu viejo vestido manchado de sangre de ave cerca de la bahía? "Si, lo hice, papa. Ahora debe estar seco, pero estoy segura que eso los engañará, creerán que estoy muerta, si no me encuentran." "Bien, para el resto ya sabéis lo que hay que hacer." Desayunaron fuerte con frutas, atún ahumado y ostras frescas. Helen y Jeremy se pintaron el cuerpo con una mezcla de aceite de coco y ceniza, de manera que se confundieran en la jungla. Después de una hora podía ver lo que Bernard había adivinado; sin embargo, cuando los barcos estaban cerca de la isla Helen cogió el catalejo y observó cuidadosamente los barcos, de pronto un grito salió de su garganta. "¡Oh, dios mío! ¡El pequeño es el yate de mi padre! Bernard tomó el catalejo y enfocó al barco más pequeño; claramente comprobó que no estaba armado, por eso lo habían capturado. Todo indicaba que era un precioso barco rápido, de acuerdo con el velamen y el alto mástil. "¿Estas segura, Helen? Tiene que ser un barco muy rápido; tiene un mástil muy alto para su tamaño. Ignoro como pudieron capturarlo, a menos que la tripulación no fuera buena o haya sido sorprendido durante la noche. "No me puedo equivocar, papa, he vivido en él durante más de dos años." Jeremy entusiasmado casi gritó. "Papá, podríamos recatarlo durante la noche. Podemos nadar y salir antes de que ellos pudieran hacer algo. "Jeremy, no quiero desengañarte, pero los piratas no son tan tontos como crees. Primero, ellos tienen cañones y nos podrían hundir antes de que nos moviéramos; en el caso de que tuviéramos éxito, necesitaríamos agua y víveres para huir, porque estoy seguro que ellos nos seguirían. No tendríamos muchas oportunidades para conseguirlo; sin embargo ya veremos y estudiaremos un plan. Probablemente estarán aquí varios días para reparar pequeños daños. Averigüemos primero cuales son sus planes y que oportunidades tenemos. Disfrazados como pieles rojas en guerra, los chicos se escurrieron a través de la selva para espiarlos; permanecieron en silencio escondidos y vigilando sus actividades; no parecían preocupados en absoluto y pudieron comprobar como desmontaban el timón, entonces Capitán Black ordenó a uno de sus hombres. "Tú vete a buscar la chica, si es necesario, atraviesa la isla pero no vengas con las manos vacías." Añadió: "Ten cuidado, si me dice que la has tocado te colgaré del bauprés hasta que los tiburones se coman tus sucias piernas." Los chicos no pudieron oír la respuesta, pero con seguridad se puso blanco, sabía como las gastaba el capitán. Se rieron. Era ya mediodía cuando volvieron para informar a Bernard de lo que habían averiguado. "Papá, creemos que tienen problemas con el timón, han empezado a desmontarlo y el Capitán Black envió a un hombre para buscar a Helen." Relataron a Bernard todo lo que habían escuchado y observado; el hombre sonrió. "Eso significa que tienen trabajo para varios días. ¿Visteis si están usando una fragua?" Helen inmediatamente contesto la pregunta. "Si, papá; un hombre, probablemente el herrero, la encendió y estaba utilizando un martillo y otras herramientas. "Están haciendo una reparación importante al timón, o haciendo uno nuevo. Quizás podríamos tener una oportunidad después de un par de días, cuando estén cansados y atareados en su trabajo, entonces nada la importará. Algunas veces los marineros beben demasiado y son descuidados. Podríamos nadar durante la noche o antes del amanecer y sacar el yate fuera de la bahía; a esa hora siempre hay aire suficiente para navegar. El problema es el agua y la comida. Apreciaría que pensarais sobre alguna idea." Jeremy sugirió. "Papa, creo que tenemos una solución para eso." Bernard y Helen pusieron atención a lo que el muchacho tenía en su mente cuando continuó. "Tenemos suficiente comida almacenada y muchos cocos vacíos. Si decidimos sacar de allí el yate, podríamos cargar el bote con todo lo que necesitemos, lo anclaríamos fuera del circulo formado por las rocas del arrecife donde podríamos recogerlo y remolcarlo, después podríamos transferir todo al yate, así no necesitaríamos parar la navegación." "No es mala idea y posible de llevar a cabo si conseguimos sacar el yate de la bahía, esperaremos y veremos. Ahora tenéis que continuar vigilando, en caso que algo ocurriera que nos pudiera ayudar, no dudéis en venir inmediatamente aquí. Sobre todo, por favor niños, debéis ser extremadamente cuidadosos; no hagáis nada que os pueda distraer de vuestra vigilancia." "Si, papá." Contestaron al unísono. Era ya después del mediodía cuando empezaron a caminar hacia abajo; los dos barcos habían anclado dentro de la tranquila bahía; Benard fijó su vista en el horizonte y pensó que había visto una vela, pero no estaba seguro, pensó que quizás sería su preocupación lo que le hacía ver cosas extrañas. "Esperad niños, por favor, esperad." "¿Qué pasa, papá?" "Mirad hacia aquel punto, parece una vela en el horizonte, ¿o es mi vista que ha empezado a fallarme?" Helen se puso la mano en la frente en forma de visera. "Es una vela, papá. Tu vista es perfecta." La chiquilla sonrió y se fue a la cueva a buscar el catalejo que se lo entregó a Bernard; él lo enfocó al punto y confirmó: "Es una vela, pero todavía esta muy lejos y no puedo identificarla. Si pudiéramos llamar su atención… pero está demasiado lejos. Esperaremos. Nerviosos y excitado al mismo tiempo, se sentaron en una roca mirando al mar, desde allí podían ver las dos partes de la isla sin ser descubiertos. La puesta del sol se aproximaba y claramente podían ver el barco sin la ayuda del catalejo. Jeremy cogió de nuevo el tubo y lo enfocó a la nave. "¡Papa, es un barco de Guerra inglés! Casi seguro una fragata, es demasiado grande para ser una corbeta. Se intercambiaron el catalejo. "Es una lástima que no tengamos el bote preparado." Dijo Jeremy. "Probablemente también los piratas han debido detectar la presencia de la fragata; el hombre que fue a buscarte, Helen, ha debido alertar al Capitán Black, y como no tienen timón no pueden huir. Lo más indicado es que se mantengan en silencio para que no los descubra el barco de guerra, incluso intentar un ataque nocturno y hacerse con la fragata. Si yo fuera Capitán Black lo haría." Hicieron una pausa en sus reflexiones y conteniendo la respiración como si los piratas pudieran oírles. Ahora, Jeremy, vete y vigila la reacción de los piratas. Por favor, hijo, se muy cuidadoso. Helen, tú vigila el barco de guerra. Voy a prepararme para nadar hasta ellos si no anclan muy lejos. El mar está tranquilo antes del anillo de coral, por lo tanto no pueden detectarme. Si algo me ocurriera, Jeremy, te pones el chaleco salvavidas, y durante la noche te llevas a Helen contigo al barco de guerra. Tan pronto como oscurezca empezaré a nadar, espero estar devuelta en tres horas. Podéis esconderos cerca de la roca negra, si no he vuelto en ese tiempo, tú y Helen tenéis que empezar a nadar hacia la fragata. En cualquier caso, tenemos que alertarlos, incluso si tenemos que poner en peligro nuestras vidas." "De acuerdo, papa." Contestaron los jóvenes al mismo tiempo. Helen añadió casi llorando. "Por favor, papá, te queremos a salvo con nosotros." Los tres se unieron en un abrazo intentando calmar la excitación. "Así pues, a trabajar." El barco se está aproximando al arrecife; supongo que anclará allí, lo más cerca posible de la isla. Estaré cerca de la roca negra; si tienes alguna información importante que decirme y que debo saber, te vienes rápido antes de que empiece a nadar." Los tres se fueron a cumplir sus tareas. Desde el nido en lo alto de un gran árbol, Jeremy vigilaba y oía a los marineros. Como Bernard había previsto, hablaban fuerte y maldiciendo, porque los habían cogido en tales circunstancias. De pronto Capitán Black llegó e impuso silencio diciendo: "¡Estúpidos bastardos! Callar vuestras podridas boca, podrían oírnos si vinieran a por agua, aunque yo creo que esa tarea la han dejado para mañana." Un silencio mortal se impuso en ellos, aunque pensaban que nadie los escuchaba. Capitán Black continuó. "La fragata no sabe que nosotros estamos aquí, de lo contrario estaría ahora a la entrada de la bahía disparando sus cañones contra nosotros. Si mantenemos nuestras malditas bocas cerradas no nos detectarán, y lo que parecía mala suerte se puede convertir en una bendición.· Hizo una pausa y se restregó la barbilla concentrando sus pensamientos. "¡Quiero esa fragata!" Gritó. "He estado ahorrando para poder comprar una, y ahora una viene hacía mis manos sin tener que pagar nada." Volvió q hacer una pausa y algunos hombres se rieron. "Esta noche, después de la segunda guardia, remaremos en silencio con los botes hacia el barco de guerra, y antes de que se puedan dar cuenta la tendremos en nuestros brazos, como una puta del puerto. No hay luna, esto nos ayudará. Si hacemos las cosas bien y con cuidado nadie debe morir. Os prometo que si conseguimos nuestro objetivo, el costo de la venta de la corbeta lo distribuiré entre todos vosotros." Todos aplaudieron las palabras del Capitán Black y continuó.·"A pesar de lo que os dije antes, están demasiado lejos para oírnos, pero es mejor que nos mantengamos en silencio mientras preparamos la operación. Todos vosotros vendréis conmigo, excepto el chiquillo y el cocinero." Se produjeron más aplausos y gritos. Jeremy no necesitó oír nada más. Como una serpiente, se arrastró y corrió a través de la jungla yt justo antes de que Bernard se echara a nadar llegó con la noticia. No podía hablar porque estaba sin resuello por el esfuerzo de cruzar la isla. Después de un minuto, explicó a su padre los planes de los piratas. Su padre le transmitió la mejor de sus sonrisas. "Bien hecho, hijo. Ahora vete a la cueva a proteger a Helen, después de todo es solo una niña. Besó a su hijo. Jeremy, con lágrimas enturbiando su visión abrazó a su padre. "Por favor, papa, ten cuidado. Te necesitamos. "Lo haré. ¡Ah, ponte mis pantalones cortos esta noche! Helen se puede poner los tuyos." Jeremy se rió. "¿Puedo recordarte que tú también estas desnudo? Helen no puede meterse en mis pantalones…" Bernard sonrió y saltó al agua. Empezó a nadar con brazadas fuertes y firmes pero a ritmo normal. Pasó el círculo de las rocas de coral a través del estrecho pasaje que ellos conocían tan bien; todavía el barco estaba lejos, pero él era consciente que la vida de su familia, la de la tripulación de la fraga y la suya propia estaban en juego. Cansado alcanzó la parte que no se podía ver del barco, todo estaba en silencio, Bernard solo pudo oír un ligero murmullo. Un centinela joven estaba de guardia en el lado de estribor y él le llamó la atención. El joven no podía sorprenderse más. En vez de autorizarlo a subir al barco, llamó al oficial de guardia. "Señor, un hombre, aparentemente desnudo y que ha llegado nadando, quiere subir abordo del barco." El oficial inmediatamente ordenó al chico que trajera una manta. Había adivinado la verdad. "Por favor, suba." Le lanzó una escala de cuerda a Bernard, quien se agarró a la escala y subió con agilidad a la cubierta del buque de guerra. "Por favor, ayúdenme, estoy cansado; he venido nadando desde la isla. No hagan mucho ruido, quizás estén vigilados y lo más probable en serio peligro." El oficial se comportó como Bernard decía, miró al hombre desnudo y lo cubrió con la manta al tiempo que se presentaba. "Soy John Collins, el segundo de a bordo de esta fragata. ¿Quién es Vd.?" "Por favor, llame al Capitán. Soy el doctor Bernard Northfield, tercer oficial y médico del "Seagull" que se hundió justo aquí hace más de dos años. "Por favor, permanezca aquí y séquese mientras llamo al Capitán." Desapareció, un minuto más tarde llegó el Capitán. Era un hombre mayor alrededor de la edad de su padre. Contento casi gritó: "¡Bernard, mi niño! ¡Qué gran noticia para mi pobre hermana!" Se abrazaron efusivamente con lágrimas en los ojos. "Tus padres creen que estás muerto, las únicas noticias fueron la comunicación oficial de la adopción de tu hijo." "Tío Jeff, ¿Qué estas haciendo en estos mares? Eres la última persona que pensé encontrar aquí." "Collins, por favor, ordena que traigan té caliente para mi sobrino y para mi, y trae también alguna ropa para que se vista." Un hombre de mediana edad se acercó. Señor Thorn, este es mi sobrino doctor Bernard Northfield, médico y tercer oficial del naufragado "Seagull". Bernard, te presento a Thomas Thorn, mi primer oficial y dentro de unos pocos meses, el Capitán de esta fragata. Se estrecharon las manos. "Nos dijeron que no había habido supervivientes del ballenero." "Hasta donde yo sé, mi hijo Jeremy y yo somos los únicos. Tío Jeff, dejemos las formalidades para después, si no te importa. No tenemos tiempo que perder; mis hijos están en peligro, este barco y su tripulación también lo están. "Estaba en peligro, ahora no, al estar tú aquí y habernos avisado." El hombre sonrió. "Tendremos ocasión de charlar de todo. Ahora, por favor, las noticias urgentes. Se sentaron en el camarote de Capitán rodeados por otros oficiales que les fueron presentados. Explicó la situación y los riesgos. Uno de los oficiales, geógrafo, preguntó: "¿Cómo pudieron vivir aquí? Es una isla pequeña…" El Capitán lo interrumpió. "Por favor, caballeros, tendremos tiempo para explicaciones. Ahora señor Thorn, cual es su opinión? "Tenemos varias alternativas, señor; incluso ahora mismo podríamos navegar en silencio y entrar en la bahía guiados por su sobrino, pero me adhiero a su opinión, los esperaremos aquí y usaremos esas nuevas luces diseñadas por el señor Jenkins, nuestro geógrafo." El hombre sonrió. Todos guardaron silencio mientras sorbían el té; entonces el Capitán dijo: "Caballeros, a menos que ustedes tengan una idea mejor, esto es lo que vamos a hacer. El señor Collins y siete nadadores buenos, debidamente armados, volverán con mi sobrino. Tan pronto como los piratas abandonen la bahía, atacarán a los guardianes y capturando la corbeta y el yate. Los piratas tiene que remar durante bastante tiempo alrededor de la isla para atacarnos, tan pronto como los barcos sean capturados, cinco de sus hombres retornarán rápidamente cruzando la isla guiados por mi sobrino. Desde la playa harán una breve señal con una de las lámparas, de manera que los piratas no sospechen que hayamos sido alertados; eso significará que debemos estar completamente preparados porque ellos se acercan. Usted y sus hombres deben esperar hasta que todo termine. Si alguno de los atacantes llegara a la isla vivo, deberá ser capturado y maniatado. Dejo al señor Thorn y sus artilleros el resto de la operación. Solo tengo que recordarles que todos esos hombres han sido condenados y sentenciados a muerte, son crueles y criminales, así que no habría ninguna consideración o misericordia para ellos. Sobre todo, la vida de los niños tiene que ser salvaguardada y considerada. ¿Está claro?" "Si, señor. Creo que es un buen plan, no hay razón para poner en peligro q nuestros hombres innecesariamente." "Tenemos una noche larga por delante, así que todo el mundo a sus deberes." Con esta orden, los hombres se levantaron y él abrazó a su sobrino de nuevo. "Bernard, has mencionado tus niños, sabemos que adoptarte a Jeremy, entonces ¿Quiénes son los otros?" "Una niña, la hija del Capitán Marten. Ese yate es suyo. Me considera como su propio padre y yo me siento igual hacia ella. La adoptaré si ella quiere. Es la más maravillosa criatura que puedas imaginar. Si todo sale como has planeado, mañana la verás. "De acuerdo, hijo. Si, tienes razón, mañana será un día diferente." Como la noche era obscura, abordaron un bote en el lado opuesto del barco, y en silencio remaron hasta el arrecife, desde allí continuaron nadando hasta la playa. Helen y Jeremy estaban allí y en silencio se abrazaron con emoción. Entonces, casi en un murmullo, Jeremy dijo: "Papá, se estaban preparando cuando yo me vine, ahora están remando alrededor de la isla con dirección a la fragata. Creo que toda la tripulación toma parte, nadie quiere perderse la recompensa que ha prometido el Capitán Black. "Muy bien, muchacho. Helen, tú conoces mejor que nadie todos los caminos, por favor, guíanos a la bahía." El señor Collins miró a los chiquillos enmascarados con pintura y pensó lo valientes que pueden ser un niño o una niña si se les da la oportunidad de demostrarlo. "¿Habéis traído las pistolas?" "Si, papá." El chico le entregó las pistolas, pólvora y balas a su padre. Le dio una al oficial, pero la rechazó, así que padre e hijo se las repartieron y se fueron a realizar la aventura de sus vidas. Jeremy y Bernard las habían probado varias veces, así que el chico sabía perfectamente usarlas. Como habían previsto, los piratas se habían embarcado en tres grandes botes y estaban remando. Cuando el grupo se dio cuenta que la fuerza invasora había cruzado el arrecife de coral, y no podían oírles, atacaron para capturar los barcos. Afortunadamente solo había un hombre medio lisiado en la playa como centinela provisto de un arma que no pudo usar, uno de los hombres lo mató antes de que pudiera utilizarla alertando a los botes. Entonces Bernard murmuró al oficial: "Señor Collins, mis hijos y yo capturaremos el yate mientras usted hace lo mismo con la corbeta." "¿Necesita usted alguno de mis hombres?" "No. Conocemos perfectamente la nave y no creo que haya ningún peligro. Gracias." Los tres tomaron un pequeño bote y los hombres nadaron hasta la corbeta que estaba anclada no lejos de la playa. Los chicos y su padre subieron al yate y Helen suspiró al pisar la baja cubierta, no había nadie abordo. Encendieron una lámpara y bajaron bajo cubierta a través de la cabina de navegación, las armas preparadas para disparar; Jeremy oyó algún ruido más adentro, montó la pistola y valientemente entró con cuidado, seguido de Helen y Bernard. "¡Quienquiera que sea, salga con cuidado o haré fuego para matarle! Gritó. Inmediatamente la voz de un niño salió de uno de los rincones donde estaba escondido en medio de redes y paquetes. "¡Por favor, por favor, no me disparen, me rindo! Soy un esclavo, no un pirata. Soy solamente el asistente del cocinero!" Helen escuchó la voz, un poco más ronca pero todavía la misma voz femenina. Entonces ella gritó. "¡Sal fuera, Jackie! No tienes nada que temer de nosotros!" Sorprendido, el chico de piel color marrón oyó su nombre e inmediatamente salió del fondo del cubículo donde estaba oculto. La voz de Helen también había cambiado, a la luz de la linterna se abrazaron como dos buenas amigas que habían sido separadas durante muchísimo tiempo, las dos lloraban de alegría y emoción. "Señorita Rose, señorita Rose, creía que habías muerto, como Mammy, papá y los otros." El chiquillo estaba llorando de verdad; Helen le restregaba la suave espalda desnuda para que se calmara. Terminaron sus lágrimas y Jackie preguntó: "¿Quiénes son, señorita Rose? Helen sonrió al tiempo que se secaba las lágrimas de Jackie y las suyas propias. "Te dije muchas veces que no me llamaras señorita ni nada por el estilo, éramos amigas y todavía lo somos. ¿No? El chico de piel marrón sonrió feliz, pero no dijo nada. Helen entonces continuó. "Debes prometerme que no dirás a nadie hasta que yo te autorice…" "Te lo prometo. Me gustan los cotilleos, pero solo entre tú y yo. Lo sabes muy bien, ¿no?" La chica sonrió y le dio un beso rápido en la punta de la nariz. "De acuerdo." Helen señaló a Jeremy y Bernard. "El es mi Nuevo padre, el señor Bernard Northfield y el chico es Jeremy, su hijo y mi…" Bajó la voz a un murmullo como hacen las chicas." …es mi amante." El muchachito abrió los sus ojos negros desmesuradamente y rió con picardía, la chica continuó la explicación. "No te lo puedo decir ahora, pero tenemos muchas cosas qué hacer. Permanecerás aquí en el barco, nos tenemos que marchar." "Por favor, señorita Rose, por favor, no me dejes aquí, estoy asustada y no me gustan los piratas." Bernard y Jeremy se divertían gozando la discusión de la pareja que, como había explicado Helen, era como entre dos chicas, aunque el chico marrón estaba cautivado por el maravilloso cuerpo de Jeremy. Helen entonces argumentó: "Tú no estás acostumbrado a caminar por la jungla y mucho menos por la noche. Debes quedarte aquí Jackie, te prometo que antes de que salga el sol estaré de vuelta, mientras tanto pon orden en esta sucia pocilga. Puedes emplear toda el agua que quieras." El chico aceptó con desgana la orden, al tiempo que los llamaban desde la playa; tenían que irse. Abordaron el pequeño bote hasta la playa, caminaron rápido a través de la jungla hacia el otro lado de la isla. Tan pronto como llegaron hicieron la señal acordada e inmediatamente oyeron la campana sonar. Esa era la señal de repuesta. Pacientemente el grupo se sentó en la roca negra a esperar los acontecimientos. Jeremy y Helen estaban pegados a su padre con el corazón lleno de felicidad pensando en lo que iba a ocurrir. "Señor Northfield, usted ha sobrevivido a un terrible naufragio y además tiene una preciosa familia. Supongo que es una buena recompensa de la Madre Naturaleza." Bernard sonrió. "Seguramente lo es, señor Collins. Hemos sobrevivido porque hemos estado unidos y trabajado juntos como un equipo, pero también este pequeño paraíso nos ha ayudado procurándonos lo necesario, especialmente agua y alimentos." "Si tenemos éxito, todos nosotros tendrá una recompensa por nuestra aventura, especialmente usted y su familia. Han capturado el yate y es suyo, además la Corona había prometido veinte mil guineas a quien permitiera que las fuerzas de su majestad capturaran o mataran al Capitán Black." "Estoy contento y estaré completamente satisfecho si con esto puedo volver a casa con mi familia, después de cerca de tres años viviendo en este lugar paradisiaco." Helen que esta utilizando el catalejo, los interrumpió. "Papá, creo que los piratas están llegando al punto de alcance de los cañones. Es difícil verlo pero lo estoy consiguiendo." Tenía razón. En la fragata, el señor Thorn había dado órdenes, habían subido el ancla por si era necesario hacer alguna maniobra, pero el mar estaba casi tranquilo. En silencio habían abierto las bocas que cubrían los cañones y estaban listos para disparar, especialmente aquellos que apuntaban al punto por donde esperaban recibir a los piratas. Habían sido cargados con metralla en vez de balas de hierro, que se usaban normalmente en la lucha entre barcos. Había pasado ya la media noche y toda la tripulación estaba de servicio y en tensión. De pronto las luces diseñadas por el geógrafo enfocaron a dos de los botes. Capitán Black gritó remar hacia popa, o sea, hacia atrás, al darse cuenta de que habían sido descubiertos, pero era demasiado tarde; veinte cañones enviaron la muerte a los botes; igualmente, en el otro lado del barco, diez cañones hicieron la misma labor. Botes y hombres cortados en trozos y sus cuerpos destrozados estaban esparcidos sobre las cristalinas aguas. A unas pocas millas mar adentro, una bandada de feroces y hambrientos tiburones olieron la sangre y algunos minutos más tarde completaron la limpieza del mar. Sorprendidos los marinos y marineros abordo pudieron ver el terrible final de aquellos hombres, especialmente de los que estaban solamente heridos. No necesitaron disparar de nuevo o hacer algo. Capitán Black y su cruel tripulación se habían marchado al infiero para siempre. Desde la roca negra el grupo adivinó la masacre, pero nadie dijo una palabra. Media hora después, un bote vino a recoger al grupo. Entonces, Bernard instruyó al señor Collins: "Por favor, dígale al Capitán que mañana por la mañana me encontraré con él en la fragata; esta noche queremos dormir en el yate, nuestro hogar futuro." Se dieron la mano, y cuando el equipo embarcó, Bernard abrazó a su familia, había en sus ojos lágrimas de alegría. Capítulo 11 Cogidos de las manos con Bernard en el centro, la nueva familia feliz volvió a la cueva, al entrar, los chiquillos se dieron cuenta de que todavía no se habían quitado la pintura. Con la lámpara y una pastilla de jabón, rápidamente entre risas de felicidad se dieron un baño en el charco cercano; mojados y desnudos los tres entraron en la cueva y se acostaron. "Con toda probabilidad, esta es la última noche que vamos a dormir juntos en la cueva, que ha sido nuestro dulce hogar. De ahora en adelante, la privacidad y libertad de que hemos gozado desaparecerá; sin embargo, no podemos tenerlo todo. Hemos estado cerca de la muerte o de ser esclavizados, y en unas horas, nuestro destino ha cambiado, tenemos que coger lo mejor que podamos." Helen dijo: "Dad, es una lástima, pero estoy segura que será mejor, además, la noche todavía no ha terminado. Disfrutémosla." Echó una rápida mirada a su amante quien asintió. Mojados como estaban, se echó encima de Bernard y selló su labios con los suyos. Aquí empezaron sus últimos gozos sexuales juntos que duraron hasta que gritaron con toda libertad al alcanzar sus respectivos orgasmos como raramente podrían hacerlo en el futuro. Así, cuando sus cuerpos estuvieron totalmente satisfechos, se echaron a dormir con maravillosos sueños. Se despertaron la siguiente mañana cansados y todavía con necesidad de seguir durmiendo, pero había que hacer muchas cosas. Los menores se fueron a la bahía para encontrarse con Jackie. Bernard flotó el pequeño bote y remó hacia la fragata que estaba anclada fuera del arrecife de coral. Lo recibieron como a un oficial y lo llevaron al camarote del Capitán del buque; su tío ya lo estaba esperando. "Buenos días, Bernard. ¿Donde están los niños? Creía que vendrían contigo a desayunar con nosotros. "No, señor. Están en el yate con el único superviviente de la acción de la noche pasada. "Lo sé. Ha declarado al Sr. Collins confirmando lo que tú ya nos habías informado antes de la operación. Se redactará un informe completo para la Corona a través del Almirantazgo, señalando todos los hechos, más un inventario de todas las joyas y dineros encontrados en la corbeta. Se está confirmando a la chica como la verdadera propietaria del yate. Una vez la corbeta sea reparada, os escoltará hasta Ciudad del Cabo. Facilitaremos a vuestro barco todo el equipo necesario para que podáis navegar de modo confortable, a menos que queráis navegar en la corbeta. Nosotros debemos continuar con nuestro viaje científico durante unos pocos meses más, ahora dirección a Australia. También informaremos debidamente al Gobernador. "Tío, he estudiado durante estos tres años la corriente marítima que nos trajo a esta isla, de hecho, estábamos preparando el pequeño bote para dejar la isla el próximo año, aprovechando este fenómeno." "Esta corriente ha ahorrado tu viajes, porque siguiéndola llegamos a este lugar. Ignorábamos su existencia, pues no figura en ninguna carta marítima; ahora ya está en los archivos de nuestros científicos. Tenemos abordo los mejores especialistas de Francia, Alemania e Inglaterra." Hizo sonar una pequeña campana y un joven guardiamarina entró. Por favor, dígale a los caballeros que están en el estudio que mi sobrino, el doctor Northfield está ya abordo." "Si, señor." El muchacho desapareció y un minuto más tarde, tres hombres entraron en el amplio camarote. El Capitán presentó a Bernard y empezaron a hablar de la corriente marítima y de la isla. El alemán preguntó a Bernard. "¿Cómo pudieron usted y los chicos sobrevivir solamente con el agua de la lluvia? ¿La almacenaban?" Bernard sonrió. "No, señor." Esta pequeña isla es un milagro de la Madre Naturaleza. Tan pronto como estemos en la bahía, mi hijo los llevará hasta el cono del volcán muerto; no quiero informarles ahora sobre nuestras averiguaciones porque deseo que ustedes mismos lo vean, especialmente desde el punto de vista científico. Estarán de acuerdo conmigo en considerarlo un milagro de la Madre Naturaleza. "Bernard, queremos que seas nuestro práctico para llevar la fragata dentro de la bahía. El Sr. Thorn entró. "Sr. estamos listos para zarpar." Bernard le dio la mano al Capitán Thorn. Sr. Thorn, vayamos rumbo sureste alrededor de la isla, justo al lado opuesto. Les guiaré para entrar en la bahía." Sin más, el militar salió e inmediatamente ordenó a sus hombres subir a las gavias y mástiles. Al poco el barco se puso en movimiento. Dos horas más tarde entraron en la bahía y anclaron allí. Jeremy y Helen habían dejado a su padre en camino de la fragata, ellos cruzaron la isla hacia la bahía; pararon un momento, él tomo en sus brazos a su querida chica y la atrajo hacia sí, primero suave y tierno, entonces la pasión emergió. "Será mejor que nos desnudemos antes de llegar a la bahía." "Si, mi amor, estoy de acuerdo contigo." En segundos se quitaron la ropa y Jeremy empezó a acariciar a su pequeña esposa, como le gustaba llamarla. Me gusta muchísimo este lugar y tú en él, mi pequeña reina pelirroja. Ella sonrió complacida, y yaciendo en el blando suelo atrajo a su chico hacia ella. "Por favor, esposo mío, mete tu preciosa carne dentro de mi, aunque no tenemos mucho tiempo. Jackie debe estar enfadado por nuestra tardanza." Jeremy ya había comenzado a chupar los duros pechos como si fuera un bebé y ahora estaba lamiendo su ombligo. En un rápido movimiento le metió la picha al mismo tiempo que sus lenguas se unieron dentro de sus frescas bocas. Follaron como si no hubiera un mañana por venir, y después de unos dulces minutos, Helen gimió al tiempo que su joven esposo echaba sobre su barriga una pequeña cantidad de semen. Permanecieron durante unos minutos en silencio y abrazados. Ella le dio a Jeremy un beso rápido y él le respondió de la misma manera. "Supongo que tenemos que irnos." "Si, qué remedio." El pequeño riachuelo estaba cerca, se lavaron y se vistieron con cuidado. Algún tiempo después saludaron al soldado que estaba de guardia y patrullaba la playa. Vestidos, saltaron al agua y nadaron hasta el yate con alguna dificultad; estaban acostumbrados a nadar desnudos. Jackie estaba en la cubierta y como cualquier mujer habría hecho, se llevó las manos a la frente exclamando. "Oh, Dios mío, vais a coger un resfriados, señoritos." Rápido se metió dentro del barco y trajo un par de albornoces. "Poneros esto y podré a secar vuestras prendas. Pero por favor, meterse dentro, sabes que hay pequeños camarotes separados." Se echó a reír al decir esto porque había adivinado o imaginado como habían sido sus vidas en la isla. Debajo de la cabina donde nadie podría verles desde la playa, excepto Jackie, se desnudaron y se pusieron los albornoces. El joven color marrón sintió una pequeña conmoción en sus ingles y su pene comenzó a ponerse rígido, especialmente cuando contempló el precioso cuerpo bronceado de Jeremy y magnífica picha. Suspiró y Helen sonrió. "Os prepararé el desayuno, señoritos; no tengo muchas cosas disponibles, pero suficientes para vosotros." Helen aprovechó la oportunidad para terminar de una vez con el tratamiento que Jackie les daba. Se puso lo más sería que pudo. "Jackie, desde ahora en adelante, y lo repito seriamente, jamás nos llames señoritos o cosas por el estilo. Tú no eres un esclavo, y lo sabes muy bien. Tú eres nuestro amigo, por lo tanto, llámanos como quieras, Helen, Rose, Mary, Jeremy… No nos importa. Si quieres, serás nuestro empleado y te pagaremos por tus servicios…" No pudo terminar sus palabras, porque Jackie la abrazó y las besó en las mejillas. "Muchas gracias, M…" Helen. Miró a la chica y a Jeremy. "Helen, ¿puedo?" Ella asintió. "Si, puedes besarlo, si él quiere, claro." Ella rió con picardía porque sabía que Jeremy no era muy aficionado a los besos masculinos, excepto los de su padre. Jackie lo besó rápido como a un amigo, entonces los tres se fundieron en un mutuo abrazo. Después que rompieron el abrazo, Jeremy aconsejó a su nuevo amigo. "Jackie, somos amigos, y lo que puedas vernos hacer y a nuestro padre es y será de absoluto secreto privado. Nadie debe saber jamás nada sobre nosotros. Quiero que nos prometas eso, si estas de acuerdo, claro. El guapo chico marrón sonrió abiertamente y de nuevo abrazó a la pareja. "Podéis hacer lo que queráis o gustéis, mis ojos están ciego y me boca sellada. Os lo prometo por nuestra amistad. ¿Os importaría que yo os exija la misma promesa respecto a mí?" Rieron. "Si, lo prometemos. Te puedes vestir como una chica, estar desnudo y gozar de la vida como prefieras, mientras estés aquí o en otro lugar donde nadie te conozca. Lo siento, será muy difícil repetir lo que hiciste en Ciudad del Cabo haces unos años, porque tu pechera…" Se rieron felices. "Quien sabe, quizás crezca mis pechos o pondré un par de manzanas, o algodón debajo. En aquel momento vieron como la fragata, majestuosamente entraba en la bahía. "¡Oh, es un barco grande! Eso era lo que el Capitán Black quería; ahora lo estará disfrutando en el infierno." Jackie se rió y Jeremy le dio instrucciones. "Tenemos que limpiar a fondo este barco y hacer un inventario de lo que tenemos. Necesitamos más ropa para vestirnos." "No te preocupes. Los propietarios anteriores, dos maricones, guardaron todos los vestidos de Helen y la suya propia, así que no habrá ningún problema, lo malo es que ahora ya no les estarán bien. Tengo que hacerle algunos ajustes para poder ponérmelos yo. Jeremy tú te puedes poner perfectamente la de los maricas." Volvieron a reírse. Helen puntualizó. "En la corbeta había toda clase de vestidos almacenados fruto de sus robos, a menos que Capitán Black los haya destruido o vendido." Empezaron a trabajar limpiando el barco; Helen pudo comprobar que el yate había sido repintado y cuidadosamente mantenido. Todos los instrumentos y otros nuevos estaban en su sitio, tales como relojes. También se habían añadido muchos libros a la pequeña colección que su padre tenía. Sabía que a Bernard le gustarían mucho. Después de unas cuantas horas de duro trabajo, un pequeño bote se acercó al yate. El guardiamarina que mandaba la embarcación les dijo que el Capitán y otros caballeros querían conocerlos en la fragata. Helen intentó ponerse alguno de sus viejos vestidos, pero era imposible ponérselos, sus pechos y el culo eran demasiado voluminosos; ahora se daba cuenta lo que había crecido durante el tiempo que había estado en la isla. Sin embargo había pantalones cortos y camisas de los anteriores propietarios; Jeremy cogió un par que le estuvieran bien, y ella una camisa larga que le llegaba hasta sus preciosos muslos; se amarró un cordón de seda alrededor de la cintura y miró a Jeremy. "Estás preciosa, mi pequeña esposa." El chico la cogió del brazo y la atrajo hacia sí, empezando a hacerle cosquillas. Ella intentó escaparse de él pero fue en vano. Jackie la envidió. La picha de Jeremy comenzó a ponerse tiesa; ella sabía lo que su amante quería, pero tenían algo importante que hacer. "Están esperándonos…" Se sonrieron, le dio un beso rápido a su chico y la mejor sonrisa a Jackie. El jovencito moreno suspiró. Se subieron al bote y los marineros remaron hasta la fragata. Pudieron comprobar como un ejército de operarios estaban trabajando en la corbeta, ordenando y apuntando todo los que había abordo yt lo que se necesitaba. Subieron al gran barco de guerra y el oficial de guardia Sr. Collins, se dieron la mano y los llevó al camarote del Capitán. Bernard se puso de pié y los cogió de la mano. "Caballeros estos son mis hijos, los más valientes de todo el mundo: Helen y Jeremy. Helen hizo una educada reverencia, tal y como había sido instruida en el colegio; Jeremy inclinó la cabeza. Su padre los presentó a cada uno de los hombre, mientras el chico les daba la mano y chica les ofrecía la suya, excepto al tío de Bernard que lo besó en la mejilla. Todos se sentaron, el Capitán hizo la primera pregunta a los niños. "Jeremy, ¿te has aburrido en esta isla?" El muchacho pensó rápidamente sobre su padre y Helen "No, señor. Mi padre hizo muy bien la distribución de nuestro tiempo. La mañana se dedicaba siempre a buscar los alimentos necesarios, y las tardes, hasta la puesta del sol, jugábamos y estudiamos cada planta y sus propiedades. Se dibujar un poco, así que hacíamos un dibujo de cada planta o flor desconocida, hasta que mi cuaderno se llenó. Cuando rescatamos a Helen le mostré a ella las plantas, y ella a su vez me enseñó otras que yo no sabía que siquiera existían. Los piratas le habían instruido sobre ellas, especialmente aquellas que se podían usar como parte de nuestra dieta." El francés y el alemán hicieron las sucesivas preguntas a Helen más o menos en iguales términos. Ella les contestó en su propio idioma y después en inglés para el Capitán y las otras personas que lo entendieran. "¿No jugabais juntos? El tío de Bernard le pregunto a ella. "Si, señor, pero no teníamos mucho tiempo libre, ya que habíamos decidido dejar la isla en el pequeño bote. Teníamos que recolectar madera y goma, hacer cuerdas, etc. para reparar el bote y hacer una cabina. Teníamos solo unas poca herramientas y debíamos imaginarnos como usarlas." Ella les mostró los cayos en las palmas de sus manos. Sin embargo buscábamos tiempo para jugar y especialmente bucear en el arrecife; es el más maravilloso y sorprendente lugar que hayamos visto jamás. "Esperamos que ahora tendrás la oportunidad esos daños de tus manos." Bernard extendió sus brazos y los niños se sentaron alrededor de él entre sus brazos. El Capitán, continuó: "Caballeros, los estudios que mi sobrino y los chicos han hecho son de un gran valor científico que acelerará nuestra tarea. Tan pronto como la corbeta esté reparada, continuaremos rumbo a Australia y la corbeta, a las órdenes del Sr. Collins y una tripulación escoltará el yate a Ciudad del Cabo. Se pondrán por escrito todas las incidencias, y un informe completo de esta acción y sus resultados los enviaremos al Almirantazgo. Nuestros patrocinadores, La Real Academia para la Ciencia estarán contentos de tener noticias nuestras y notar que su dinero se está gastando de forma apropiada. Como hay abundantes frutas frescas en la isla y agua, nuestro cocinero estará contento para preparar una buena cena antes de que nos digamos adiós. Gracias, caballeros por su asistencia. Por favor, Bernard, tu y los niños permanecer aquí, quier hablar contigo en privado sobre asuntos familiares." Los hombres se levantaron y salieron del camarote. Los cuatro se quedaron en una reunión familiar. Ahora, más relajados, el Capitán ordenó té y preguntó. ¿Qué planes tienes, Bernard?" "Volver a casa lo más pronto posible. Recalaremos en la Ciudad del Cabo, desde allí navegaremos a la isla portuguesa de Cabo Verde y/o las Islas Azores; desde allí directo a Plymouth o Southampton. Depende del tiempo que haga, nuestro barco, aunque pequeño, tiene una gran autonomía. "Esa es una excelente idea. Los portugueses son nuestros amigos, y si navegas siguiendo las rutas de alta mar nadie os molestará. El yate es un barco pequeño, pero me atrevería a decir que no hay ningún otro de su tamaño o mayor que pueda alcanzarlo en mar abierto; tiene un diseño extraño para un barco. Nunca vi una nave con esa cubierta tan baja y ese mástil tan alto. Sin embargo, te recomendaré al Gobernador de Ciudad del Cabo para que te instalen un pequeño cañón a proa, por si acaso." Bernard contestó: "No creo que sea necesario, con armas cortas normales nos podemos defender de un pequeño ataque. Me gustaría que vieras a mi hija pequeña como dispara, es incluso mejor que Jeremy o yo." Helen se ruborizó por las alabanzas de su padre. El hombre mayor la miró con intensidad. "Conocí a tu madre, Helen; era una gran mujer, desgraciadamente no está ya con nosotros. Puedo ver que consideras a mi sobrino como tu padre, pero él no puede adoptarte legalmente hasta que no tengas dieciocho años si tu familia se opone; debes saberlo." Hizo una pausa. "La situación de Jeremy es enteramente diferente porque él no tiene otra familia." La chiquilla con educación pero claramente disgustada, allegó: "Señor, a mi no me importa lo que la Ley diga sobre este asunto, él es mi verdadero padre y yo soy su hija, por lo tanto no tengo nada qué argumentar, excepto que lo quiero y estaré muy contenta si estoy bajo su custodia y nadie podrá separarme de mi nueva familia. No soy tonta y se que mi familia física, mi tía Carol, rechazó pagar el rescate que pedía el Capitán Black; afortunadamente, él ignoraba esta circunstancia y esperaba conseguir buen dinero de ella. Si hubiera sabido este hecho, ahora sería yo una esclava trabajando en una plantación de caña de azúcar, o en un prostíbulo." El Capitán sabía de la determinación de la niña y no quiso continuar argumentando; entonces preguntó a Jeremy. "Jeremy, ¿seguirás los pasos de tu padre en medicina o serás un marino o algo diferente?" Jeremy llenó de su ancho pecho de orgullo, miró a su padre con una cálida mirada y contestó al viejo marino." "Señor, estoy muy orgulloso de ser su hijo y seguiré sus pasos. Seguramente nunca seré tan bueno como él es, pero haré lo imposible para no desengañarle; por supuesto, a menos que él quiera que siga una carrera diferente. Hemos discutido esto muchas veces cuando estábamos solos en la isla y cuando Helen llegó; se que él nunca me forzaría a hacer algo que a mi no me gustara, pero seré un físico o médico y botánico; estudiaré ambas materias al mismo tiempo. A Helen también le gusta la Botánica y puedo decir, sin temor a equivocarme, que ella sabe más de plantas tropicales que muchos de esos se hacen llamar especialistas." Helen le echó una mirada y sintió como su joven corazón se derretía con orgullo por su amante. "Se que tenéis un joven y excelente cocinero, y que era esclavo de tu padre." La chica inmediatamente aclaró. "Señor, Jackie nunca fue un esclavo sino un sirviente. Ahora es nuestro amigo y continuará siéndolo hasta que él decida lo contrario. Ciertamente es un buen cocinero, así que, antes de separarnos, espero tener el honor de recibirle a bordo de nuestro barco para cenar juntos. Por favor, le rogamos nos diga cuando le gustaría ir." El hombre miró a la chica y pensó que magnífica pareja harían estos dos chicos, si no lo eran ya. "Helen, acepto muy contento tu invitación y, por favor, no te enfades conmigo. Deseo que tu amigo Jackie se una a nosotros en la cena." Aquello satisfizo a la muchacha mucho; se levantó de su asiento y beso al viejo caballero en la mejilla. "Gracias Tío, después de todo, eres un buen hombre y excelente caballero." El viejo marino abrazó a la chiquilla. "Helen, ahora eres una joven mujer, con tal experiencia, que muchos adultos nunca llegarán a tener. Aparte de lo que algunas personas puedan decir, tu padre era una gran persona y amigo mío durante nuestra juventud. El era uno de los mejores ingenieros de nuestro país en la construcción de barcos, probablemente demasiado bueno para muchas personas que tenían la capacidad de tomar decisiones en esta materia… hasta que empezó a llevar los negocios de la familia." " "Gracias, señor; aprecio eso, pero él ya no está aquí, desgraciadamente no podemos hacer nada para enmendar lo que él y mi tío hicieron." Se puso seria y Bernard intervino. "Creo que es suficiente por hoy. Tío, tenemos muchas cosas que hacer; me gustaría estar listo para cuando ordenes ponernos a navegar." Se levantaron de sus asientos, saludaros al hombre y abordaron el pequeño bote que estaba amarrado a la proa de la fragata. Siguiendo las órdenes del Capitán, recogieron de la corbeta todo aquello que pudieran necesitar, especialmente ropas de toda clase que el Capitán Black había almacenado, era un buen coleccionista. Tenían derecho a coger cualquier objeto del tesoro del pirata como suyo, pero no quisieron coger nada que pudiera recordarles aquel tiempo. Helen solamente tomó un gran medallón de oro con la imagen de su madre y una sortija que perteneció a su padre. No obstante, el Comandante ordenó que dieran a Bernard tres mil guineas de oro como parte de la recompensa por la captura del Capitán Black. El Notario de abordo anotó estos hechos, de manera que el Almirantazgo los conociera en el Departamento del Tesoro. El oficial de la Corona dijo a Bernard. "Señor, permítame recordarle que tiene derecho a la recompensa que la Corona había ofrecido a la persona que permitiera la captura de estos piratas. Prepararé un documento para que pueda usted presentarlo en Ciudad del Cabo y Londres; por si acaso, lo puede necesitar para acreditar las cosas que necesite comprar o reparar su barco. "Gracias, señor. El Capitán ya nos había informado de ello en caso que necesitáramos dinero extra para llevar a cabo nuestro largo viaje." Se dieron la mano y salieron con los vestidos y cosas que necesitaban. Una vez en el yate, Bernard les dio instrucciones. "Niños, debéis ir a pescar y traer algo para la comida, entretanto, comprobaré la maquinaria que opera las velas y el timón, probablemente necesitarán engrasarlas o reparar algo. Mañana haremos algunas pruebas de navegación; necesitamos familiarizarnos con este maravilloso barco." Helen suspiró y Jeremy feliz preguntó. "Papá, ¿navegaremos hasta altamar?" Me gustaría saltar con olas grandes, como hacíamos en el ballenero. Bernard sonrió. "Iremos, pero siento que el tiempo no está preparado para satisfacerte, a menos que tengamos una repentina tormenta que no parece posible." El chico pareció decepcionado y Jackie le pregunto: "¿De verdad te gustan las olas grandes?" "Si, muchísimo, especialmente si estoy navegando en un gran barco como este. Bueno, vámonos." Jeremy cogió el arpón y saltó al agua seguido de Jackie y Helen. Unos minutos más tarde estaba en la playa corriendo sobre la blanca arena de la playa. Tan pronto como estuvieron lo suficiente lejos de los barcos, Jeremy se quitó la ropa, Helen y Jackie, después de unos momentos, hicieron lo mismo; sin embargo, el chico moreno se sintió un poco avergonzado porque adivinaba que viendo el cuerpo de Jeremy su picha se pondría tiesa. "Odio la ropa cuando tengo que nadar." Jackie pegó su vista en el maravilloso y bronceado cuerpo del muchacho, su pene se puso duro y erecto inmediatamente. Helen lo notó, y cuando Jeremy no podía oírla, advirtió a Jackie. "Jackie, jamás olvides que él es mi chico." El morenito sonrió. "Lo sé, Rose, pero mi picha no lo sabe. Eres muy afortunada, Helen, es tan guapo…" Suspiró. "Cierto, amigo mío; lo adoro demasiado para compartirlo con nadie, además de que no le gustan los del otro sexo, incluso siendo tan bellos como tú." El chico volvió a suspirar con una risilla pecaminosa. "Es una lástima, pero nunca haré nada que te pueda molestar." Helen paró durante un momento y lo besó en la mejilla. "Rose, en cualquier caso, ¿puedo tomar tus sobras de Jeremy?" La chica pensó por un momento; a ella le agradaba la honradez de su amigo, además, ella no era celosa ni egoísta. "Eres una Buena chica, querida, por lo tanto si mi chico consiente… pero nunca a mis espaldas." Se rieron. "Jamás haré nada a tus espaldas, lo sabes muy bien, pero él es tan guapo, tan maravilloso…" Helen le dio un codazo al morenito al tiempo que Jeremy saltó al agua, estaba solo a unos metros de ellos. Jackie era también un buen nadador y después de unos buceos dijo: "Jeremy, he descubierto un pez grande cerca de las rocas, intentaré pescarlo con el arpón." "Te ayudaré, porque una vez que lo ensartes tenemos que darnos prisa y salir del agua rápido por si hay tiburones cerca. Detectan la sangre a una gran distancia; normalmente nunca atacan a algo vivo, pero si está herido ellos intentarán comerse cualquier cosa que parezca carroña." Los tres se tiraron a las claras aguas y pronto salieron con un pez grande y redondo todavía vivo; como Jeremy había vaticinado, dos pequeños tiburones aparecieron buscando al pez herido. Jackie limpió el pescado de sus intestinos y de las partes que no le servían, las tiró a los hambrientos animales, hicieron un remolino en el agua tratando de conseguir la mejor parte. El muchacho lo cortó en tajadas redondas. Los chicos y la muchachita corrieron por la playa, se tiraron al mar y subieron a los árboles. Después de algún tiempo jugando se sentaron a la sombra y permanecieron allí hasta que sus ropas se secaron. Charlando sobre la vuelta a casa pronto empezaron de nuevo con sus juegos. Entonces Helen preguntó: "¿Hay alguna baraja en el yate, Jackie? "Si. ¿Por qué?" "Podríamos jugar con ella. Cuando estaba en el colegio, tenía una amiga muy traviesa y pícara, de vez en cuando jugábamos a "strip póker", el perdedor tenía que desnudarse. Entonces Jackie argumentó. "Pero eso no es interesante aquí." "Bueno… hay una variante: el ganador/a puede hacer lo que quiera, y los perdedores se convierten en sus esclavos y tienen que hacer lo que él o ella quiera. "Eso sería interesante. ¿Qué crees tú, Jackie? Jeremy preguntó. El chico moreno se rió y pensó sobre esto. Era un buen jugador de póker, los oficiales piratas de la corbeta le habían enseñado durante las orgías. Bueno, podemos intentarlo en cualquier momento. Vámonos, necesito algún tiempo para cocinar este magnífico pescado. Se levantaron, pincharon las tajadas del pez con el arpón y volvieron al yate. Bernard había completado las comprobaciones técnicas del barco y estaba sorprendido y satisfecho con los resultados. No podía imaginar tales innovaciones en la construcción de un barco, tales como la gran pieza de bronce que formaba parte de la quilla. Después de la comida, continuaron la limpieza del barco y quemaron lo que encontraron innecesario o inservible. Lavaron con jabón y agua caliente todas sus ropas y el interior del barco. Era casi la puesta del sol cuando terminaron la limpieza; recogieron y almacenaron las prendas de vestir que no necesitaban ahora, pero que seguramente necesitarían durante el viaje cuando llegaran a aguas más frías. Cansados cenaron y acto seguido se fueron a la cama. El barco había sido construido como un lugar confortable, ya que tenía mucho espacio disponible para almacenar agua y víveres, material de navegación y leña seca para la cocina, horno y estufa. A popa había un pequeño aseo y comedor que se podía convertir en un gabinete de estudio durante la travesía. Se fueron a dormir bajo cubierta, pero ¿qué hacer? ¿Podían seguir durmiendo como en la cueva? La gran cama podía acomodar a los cuatro, pero un poco juntos. "El problema sería dormir los cuatro juntos, pero aquí hace calor y además alguien podría venir. Necesitamos estar bien descansados mañana por la mañana; así que sugiero que Helen y yo durmamos en las cabinas individuales y Jeremy y Jackie en la cama grande. Helen no pudo resistir la tentación y empezó a reír. Jeremy la miró con una sería mueca, eso incluso incrementó la hilaridad de la chica, después de unos minutos todos estaban riendo. Jackie entonces, con las más dulces palabras que pudo reunir, señaló: "No te preocupes, Jeremy; te prometo no hacer nada a tu…" Todos comenzaron a reír de nuevo. Se fueron a la cama, y antes de que pudieran darse cuenta todos estaban profundamente dormidos. Jeremy estaba acostumbrado a tener entre sus brazos a Helen mientras dormían pero esta vez no fue así. Cerca de la madrugada, Jackie sintió la picha de Jeremy dura y húmeda entre sus nalgas, en silencio suspiró y su pene se puso incluso más tieso que el de Jeremy. Aparentemente el muchacho estaba soñando con su chica igual que cuando la follaba por detrás. Jeremy comenzó empujando su miembro hacia delante y atrás despacio. Jackie se acomodó de manera que la picha del chico le entrara por la parte más alta y suave de sus piernas rozando la hendidura de su culo, el capullo empujando contra su escroto formando una pequeña cueva. A Jackie lo habían follado muchas veces, pero hasta donde él podía recordar, nunca había sido tan placentero como aquel momento. Tenía la piel suave como la de un bebé y ningún pelo, esto seguramente atrajo el pene de Jeremy, especialmente cuando éste puso su mano izquierda sobre la pelvis de Jackie y tiró del chico moreno en la creencia que era Helen. En la obscuridad del lugar Jackie imaginó el pene de su amigo entrando y saliendo de sus piernas como lo sentía; no pudo resistir la tentación y lo tocó. No deseaba que aquel momento se terminara, así que puso su mano sobre su picha y empezó a masturbarse al mismo tiempo. No pudo evitar sus gemidos mientras Jeremy hacía lo mismo, ambos estaban muy cerca de alcanzar sus orgasmos. Jeremy sintió la aproximación de su clímax y se despertó creyendo que estaba follando a su adorada chica y necesitaba expulsar su semen fuera de su vagina. Oyó la respiración de Jackie e inmediatamente pensó en terminar, pero estaba muy cerca de su clímax y su parte animal le aconsejó continuar. Además, sintió la agradable sensación en su mano izquierda al tocar la suave piel de su nuevo amigo que era como la de un bebé. Empujo suavemente a Jackie hacia él y continuó follando sus piernas. Pronto ambos estaban respirando fuerte y por supuesto sabiendo que su compañero estaba despierto, pero ninguno de los dos expresó palabra alguna. Alcanzaron el punto de no retorno y Jackie sintió el maravilloso calor de la pequeña emisión de semen de Jeremy entre sus piernas. Un espasmo cruzó su cuerpo cuando alcanzó su orgasmo. No recordaba haber sido tan feliz como en esos momentos. Después de su emisión, Jeremy deseaba que Jackie se volviera hacia él para besarlo con ternura en los labios, o por lo menos, besarle la clavícula, como hacía a Helen, pero se sintió avergonzado, pareciéndole que con eso traicionaba a su chica, así que le besó la parte de atrás del cuello. Sabía que no estaba dormido, así que en un murmullo dijo: "Gracias, amigo mío, ha sido maravilloso." Jackie, sin moverse suspiró. "Ha sido lo mejor de mi vida, Jeremy. Yo…" Interrumpió su susurro porque iba a decirle a este guapo muchacho que estaba enamorado de él, pero en cambio le sugirió: "Lo mantendremos en secreto." "Gracias de Nuevo." Jeremy presionó el cuerpo de su nuevo amigo y se volvió a dormir. Fin de la 3ª Parte.