Cosas que Pasan

Por David

 

Aviso: Esta historia incluye descripciones graficas de sexo entre menores de edad, adolescentes y adultos. Si esto no es de su gusto, o no es mayor de edad según su jurisdicción, favor de abandonar esta página. Además debo clarificar que es pura ficción, de modo que no debe tomarse en serio, porque en la vida real tener relaciones sexuales con menores es INMORAL e ILEGAL.

Sin embargo como este es mi mundo de fantasía al cual os invito a pasar un rato, todo es posible, así que disfruten.

Esta es la historia de cinco chavales diferentes, con vidas y situaciones diferentes sin relacionarse pero envueltos en distintas relaciones sexuales ya sea con chicos mayores de su edad o adultos, por lo cual se dividirá en 5 relatos diferentes.

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Primer Relato

 

ESTADOS UNIDOS, 1982

 

—Atención, atención clase, atención. Quiero todos los ojos en la pizarra, TODOS los ojos en la pizarra, vale que ya no somos tan chiquitos para comportarse así, eh?

Nataniel Williams, llevaba quince años como profesor de historia del quinto año en la escuela primaria local. No era el trabajo de sus sueños, y sus profundas arrugas de pensador, así dictaban que pudiera mejor ser un escritor, o alguien de mucha importancia, pero por algún motivo, terminó en las aulas impartiendo el conocimiento a inquietos y ruidosos chavalitos de 10 años.

—Bien, ya que todos están prestando atención, verán que en la pizarra hay quince preguntas correspondientes al capítulo cuatro— hubo un desgano general sobre toda el aula, —cópienlas, y luego pueden irse a casa.

Inmediatamente el aula se llenó de sonidos de páginas y zippers de mochilas. Desde su escritorio, detrás de sus espejuelos, Mr. Williams podía ver a los estudiantes ajorándose a apuntar las preguntas. Quedaban unos veinte minutos para que sonara la última campana, y luego no vería a sus estudiantes hasta el próximo lunes. Con un suspiro comenzó a mirar los papeles que tenía sobre el escritorio, de vez en cuando levantando la mirada hacia la clase.

15 niñas y 9 niños. Cada vez eran menos los varones, pensó con cierta nostalgia. Un día tendría que irse a un colegio de varones...

— Mr. Williams, ya he copiado todo, ¿puedo irme?— y hablando de niñas, una acababa de apartar sus pensamientos.

— Ah, sí, sí, Jessie, de hecho, puedes pedirle a tu hermano que pase por aquí, ¿seguro tendrán tiempo?

Jessie puso una cara, —Oh, bueno, claro. Le diré.

 

Al sonar la campana se formó la algarabía y los niños y niñas se aguzaron por la salida, riéndose y charlando de sus planes para el fin de semana. El salón se quedó vacío, y Mr. Williams se dispuso a organizar un poco.

Hubo un pequeño golpe en la puerta.

— Pasa, Eliot, está abierto.

 

Eliot, el hermano gemelo de Jessie, tomaba la clase en la mañana antes del receso. Era una escuela pequeña, pero eran muchos estudiantes, de modos que se dividían en dos grupos, y en el grupo de la mañana, estaba Eliot; quizás no era el más brillante, si acaso era promedio en todo y se distraía fácilmente, pero tampoco el más inquieto de la clase. Pudiera decirse que Eliot simplemente asistía a la clase por asistir.

— ¿Quería verme, Mr. Williams?

Mr. Williams sonrió.

— No te preocupes, no tardaremos mucho

Un poco nervioso, el chaval de pelo castaño, y ojos azules bastante comunes, dio unos pasos hacia enfrente.

— ¿Puedes venir más cerca, Eliot?

El chico asintió.

— Quería hablar sobre tus últimas notas, Eliot, ¿qué está pasándote? has caído bastante, ves— Mr. Williams abrió su registro y le mostró las últimas calificaciones al muchacho cuyas manos se le pusieron frías. — No quisiera que acabáramos el semestre así, comprendes.

— Uhhh, sí, pero, pero

— Me temo que tendré que citar a tus padres.

La pesadilla de cualquier chico.

— NO ¡por favor, no le diga nada a mis padres, se lo ruego!

— Es mi responsabilidad, Eliot.

— ¡Por favor!— Eliot rogó, estaba muy nervioso y a punto de llorar.

Mr. Williams estuvo callado un rato.

— Está bien, entonces, ¿crees que podemos llegar a un acuerdo?

— ¡Sí, sí, sí, lo que sea, pero por favor no le diga a mis padres, me matarían!

— ¿Lo que sea?— Mr. Williams pareció pensarlo un momento más. — No lo sé Eliot... ¿no crees que es mejor que le dé una llamada a tus padres, y sales de todo esto?

— ¡NO! ¡Se lo suplico, Mr. Williams, haré lo que sea!

Mr. Williams se apartó del chico y cerró la puerta.

— A ver, primero necesito que te quites la ropa, si vamos a transar.

— ¡Qué!

— Quieres que cite a tus padres, o prefieres cooperar. Todavía puedo citar a tus padres, sabes.

Eliot estaba inquieto.

— No entiendo, para qué...

—Solo hazlo, Eliot—continuaba Mr. Williams muy calmado, mientras tanto escondiendo tras su pantalón gris su verga semi-erguida.

— Pero, ¿para qué?

—Eliot, estamos perdiendo tiempo, tu hermana se va a preocupar y entonces tendré que citar a tus padres, haz lo que te digo.

Sin otra alternativa, Eliot muy reluctantemente comenzó a desbotonarse la camisa y luego los jeans, quedándose en ropa interior.

— Ya, me he quitado la ropa ¿ahora qué?

Mr. Williams observó el cuerpecito de Eliot. Los calzoncillos blancos parecían muy pequeños para él.

— También los calzoncillos, chaval.

Eliot se vio muy turbado, pero no tenía más opción, de modo que con las manos temblorosas, comenzó a empujar los calzoncillos por sus piernas, y estos se unieron al resto de sus ropas. Completamente desnudo, Eliot comenzó a sentir ganas de llorar.

Mr. Williams observó con admiración los genitales del muchacho. Éste sin duda tenía muy buenas proporciones para su edad. Eliot, a diferencia de muchos de sus compañeros, no era circuncidado, lo que a Mr. Williams, le fascinó.

— Date la vuelta.

Eliot no veía el punto de todo esto, no era tan ignorante, pero tampoco sabía lo que estaba por suceder. Se dio la vuelta y mostró entonces sus nalgas, casi tan rosadas como sus pecosas mejillas.

— Aparta las piernas un poco.

Ughnf, pensó Eliot, sonrojándose un poco al apartar las piernas solo un poco.

— ¿Ya, es todo?

Mr. Williams se acariciaba la polla mientras observaba el cuerpo pre-pubescente de Eliot.

— Oh, apenas estamos comenzando.

Seguido de eso, Mr. Williams hurgó por su maleta hasta hallar un tarro de Vaseline (o vaselina) y le pido a Eliot que se acercara un poco más.

— ¿Puedes doblarte sobre mi rodilla?

— ¿Para qué? ¿Es esto tan...

— Sobre mi rodilla, Eliot— utilizó un tono muy autoritario para dirigirse de modo que Eliot se sintió muy intimidado, turbado y presto a obedecer. Si tardar, el chaval se acercó, y se inclinó sobre la rodilla de Mr. Williams.

— No va a azotarme, o-o, ¿o sí?

— No Eliot, pero voy a tocarte.

Con el corazoncito acelerado Eliot se concentró el mirar al piso.

— ¿Cómo que a tocarme, Mr. Williams?

Sin decir nada, Mr. Williams pasó su mano sobre las nalguitas de Eliot. —Así, —entonces dijo cuando la hubo pasado unas pocas veces. — Ves, no está tan mal.

— Mr. Williams, n-no entiendo...

—Ssh— de vez en cuando tocaba las nalgas, exploraba la hendidura donde se encontraba el arrugado anillo del ano del chaval. Cuando pasaba sus dedos por allí, Eliot temblaba. — Eliot, eres un niño muy bonito y me gustas—su voz era suave, pero excitada, a este punto, su polla estaba tan dura que dejaba un punto húmedo en su pantalón.

— Desde que te vi entrar por esa puerta, el primer día, supe que quería tenerte—continuó Mr. Williams a esto pausó y untó sus dedos con vaselina y comenzó a frotar sobre el ano de Eliot, mientras que con su mano libre se apoderaba de la pija y cojoncitos de Eliot, los cuales cabían perfectamente en su mano.

— ¡No, no, no, qué me está haciendo, no puede tocarme así, no! —protestó Eliot, pero Mr. Williams pareció no inmutarse.

— Entonces citaré a tus padres, es tu opción.

Eliot cerró los ojos y no dijo más, no podía bajo ninguna circunstancia permitir que sus exigentes padres se enteraran que había sido holgazán en clase y no prestado atención, por lo que sus notas estaban tan severamente afectadas.

Mr. Williams sintió la polla del pre-pubescente endurecer en su mano, por lo que comenzó a pajearla, mientras por detrás lentamente introducía la punta de un dedo, por el apretado y diminuto orificio anal de Eliot. El chico jadeó, mientras su polla era masturbada, y su culito invadido por el dedo de Mr. Williams.

— ¡Mr. Williams, me lastima!

— Es normal que te duela un poco—le aseguró con calma, paró de pajear la polla caliente Eliot y con la mano libre, apartó un poco las nalguitas, mirando su dedo desaparecer, vencer la resistencia inicial.

—Duele—Eliot apretó los ojos, y de vez el culo alrededor del dedo. Cuando se relajó, el dedo de Mr. Williams entró hasta el nudillo y dándole un momento para que se acostumbrara, comenzó a hurgar.

El muchacho corcoveó, tembló y gimoteó, dando la señal que buscaba. Entonces, comenzó a bombear el dedo despertando nuevas sensaciones en el pre-adolescente. Mr. Williams se tomó su tiempo, follando al chaval a gusto. Esta jadeaba, gemía y se estremecía con las nuevas sensaciones de las que no tenía control. Al rato, alternó por follarle el culo con su pulgar, y Eliot lo tomó gustosamente.

— ¿Qué, qué está haciéndome? me siento extraño—jadeó Eliot, — ¡Su dedo en mi culo me hace sentir extraño!

— Tranquilo Eliot, tranquilo, ¿no te sientes bien? Parece gustarte.

— Bueno...—Eliot se puso rojo, respondiendo atacado por la euforia que le provocaba el grueso pulgar follándole el culo rítmicamente y sin parar— bueno sí...pero, ¡me siento extraño! es como si...AGHHHH!— fue entonces que la más increíble sensación que hasta entonces había sentido, invadió a Eliot. Comenzó en sus piernas luego moviéndose hasta sus bolitas, y terminó en su polla, siendo él muy joven como para eyacular, el orgasmo fue seco, pero no por ello menos intenso.

—Ves, todo está bien, Eliot—le habló con ternura, —ahora ponte ropa y ve con tu hermana. Ven mañana a la misma hora.

Eliot un poco aturdido con toda la experiencia, avanzó a ponerse la ropa.

—Recuerda Eliot, mañana a la misma hora.

—Sí... Mr. Williams...

 

Fin del primer relato.

*pendiente a este espacio, para los siguientes cuatro