Date: Mon, 11 Jan 2010 18:01:30 +0000 From: alfredo garcia Subject: La resaca (Non-englis) La resaca (Non-English, Spanish) By Alfredo Garcia Non-English (Spanish) of Gay Male Archive of Nifty Algunos de los relatos siguientes han aparecido en ingles y con algunas diferencias en diferentes archivos de nifty. 1.- La resaca Anoche bebí demasiado alcohol y hoy tengo una resaca monumental. Y como me suele ocurrir en estas situaciones tengo un brutal deseo de sexo. Comer y ser comido. Tocar y ser tocado. Me imagino adolescente, desnudo, en brazos de un hombre fuerte atractivo y cariñoso. Me acaricia dulcemente y me sonríe, yo aparto la mirada ruborizado. El esta vestido y yo completamente desnudo, sentado sobre sus piernas, mi cara apoyada sobre su pecho. Su mano izquierda me envuelve, su mano derecha me acaricia, los pezoncitos erectos, los muslos, los testículos, apenas roza mi pené erecto, tiemblo. Susurra en mi oído palabras de amor, mi niño guapo, amor mío. Noto la dureza de su sexo a través de la tela. Introduzco una mano por la abertura de su camisa, acaricio el vello de su fuerte pecho, la erección de sus pezones. Estoy muy excitado y a la vez me siento lánguido, suave, dulce, tierno, abierto, entregado y vulnerable,...Mi felicidad es su felicidad, mi placer es su placer, mi amor es su amor. Su mano ahora acaricia mi mejilla, mi cuello, mis movimientos buscan la caricia de su mano, fuerte y dulce, cierro los ojos, la punta de sus dedos levanta mi mentón, me obliga a mirarlo a los ojos, y penetra hasta el fondo de mi alma, tengo miedo, pero el brillo de sus ojos, me desborda, me asegura, me tranquiliza, acerco los labios a su boca, el vuelve a acariciar mi mejilla y me sonríe, me quiere, cierro los ojos, sus labios cálidos y húmedos rozan los míos fríos y secos, la punta de su lengua lubrica la entrada de mi alma. Me besa suavemente y a la vez con fuerza. Noto espasmos en mi pené. El aparta un poco su rostro, vuelve a mirarme, yo bajo los ojos, su mano vuelve a acariciar mis muslos, mis testículos duros, la erección casi dolorosa de mi pené. Entonces de repente me levanta de su regazo. Me abraza fuerte, noto su excitación, su calor, su fuerza, su deseo. Me deposita sobre la cama, se desnuda completamente, su cuerpo masculino y fuerte, su hermoso pené erecto. Se tumba sobre la cama boca arriba, los ojos cerrados como si durmiese, los brazos enlazados por encima de su cabeza, una pierna ligeramente flexionada, y también ligeramente separada. ¿Qué es lo que espera de mí? Ahora me vuelto el dolor de cabeza, no se como pude beber tanto anoche, me acosté muy tarde y esta mañana me he tenido que levantar temprano como siempre y ir al trabajo, estoy en mi despacho y no puedo dormir, tampoco masturbarme. Otra escena viene a mi cabeza. De nuevo vuelvo a mi adolescencia, al paraíso perdido para siempre. Estoy en un salón amplio y confortable, grandes alfombras cubren el suelo de madera. El olor de la madera, de los hermosos muebles de caoba, el fuego de la chimenea, el sonido de un piano en alguna habitación lejana. Me veo a mi mismo de espaldas, mirando a través de un gran ventanal, fuera llueve mansamente, los árboles sueltan sus últimas hojas amarillentas. Estoy triste, melancólico, no sé lo que me pasa, quizás es que estoy enamorado, y la chica que yo quiero no me corresponde. Quizás yo no soy atractivo para las chicas. Quizás a ella le gustan chicos mas atrevidos o chicos de su clase social, ella vive en esta casa, sus padres son ricos y cultos, estudiamos en el mismo colegio, pero yo no saco tan buenas notas como ella, y mis padres no son ni ricos ni cultos, yo tengo una beca, me gusta su casa y todo lo que ella tiene, quizás por eso me he enamorado de ella. He venido a su casa a devolverle unos apuntes, pero ella no esta. En la casa solo esta su padre, él me abrió la puerta, tardo mucho, yo ya me iba, me dijo que estaba en la ducha. Estoy muy incomodo, su presencia me intimida un montón y no sé porque. No me atrevo a mantener su mirada, el lo nota y parece que eso le divierte. Me dijo que esperase en el salón, que tenia algo para mí, que volvía enseguida. Puesto que estaba envuelto en una bata de baño, pensé que iba a vestirse. Ya llevaba un rato esperando, pensé que debajo de la bata estaba completamente desnudo, vi parte de su pecho y piernas, parecia mas joven y fuerte, me turbe imaginando como seria el resto de su cuerpo. Entonces note como mi pené comenzaba a llenarse de sangre. Ese era el momento en el que me veía frente a la ventana, que vergüenza si él llegara ahora y notase mi erección, metí mi mano por la cintura para colocarme él pené, fue entonces cuando de reojo note su presencia justo detrás de mí, me quede paralizado con la mano dentro del pantalón, no había notado su llegada, quería que la tierra me tragara, cerré los ojos. Intuí que él quería algo de mí, que ahora era cuando me iba a dar lo que me había prometido, note que me envolvía en sus brazos y la cabeza comenzó a darme vueltas. Pensé que el se había dado cuenta de mi tristeza, de mi necesidad de cariño, del rechazo de su hija, que quería consolarme, darme ánimos. En un momento mi pené perdió su erección y todo mi cuerpo se puso en tensión. Él me apretó contra su cuerpo suavemente pero con firmeza, tranquilízate me dijo. Saco mi mano del pantalón y beso la palma. Poco apoco me fui relajándome, abandone mi cuerpo en sus brazos, el calor volvió a mi cuerpo, apoye mi cabeza en su hombro, abrí los ojos y mire como el viento agitaba las hojas de los árboles, en unos minutos la luz casi se había ido, la habitación en penumbra, reflejos de las llamas de la chimenea, el calor del cuerpo que me envolvía, me sentí muy bien, quise que el tiempo se detuviese, cerré de nuevo los ojos, quería que el me acariciase, que me dijese palabras tranquilizadoras. Lentamente desabrocho los botones de mi camisa y la saco de mi pantalón, y una de sus manos acaricio mi cintura, mientras, sus labios rozaban mi cuello. Note que mi pené comenzaba de nuevo su erección, ahora sus dos manos acariciaban mi pecho y mi cintura, la punta de sus dedos, ponía duros mis pezones. Me sentí muy halagado al saber que a el le gustaba tocarme, que alguien sintiese deseos de mí. Especialmente si ese alguien, era un ser fuerte, inteligente, culto y sensible, con una mujer muy guapa, que seguro podía tener a la mujer que él quisiera. Después me descalzo, y me desnudo completamente, yo me deje hacer, estaba dispuesto a todo lo que él quisiera, sabía que no me iba hacer daño sino todo lo contrario, que estos momentos cambiarían toda mi vida. No se me paso por la cabeza que lo que me estaba haciendo tuviera que ver nada con la homosexualidad. Que me estuviera haciendo algo malo. Ahora se había abierto la bata, y su cuerpo desnudo acariciaba por detrás el mío, su pené duro sobre mis nalgas, y una de sus manos acariciaba la cara interior de mis piernas, y la otra mis mejillas, mi frente, mis labios. Comenzó a hablarme dulcemente junto al oído. Que yo era un chico bueno, guapo e inteligente. Que no me debía preocupar, porque todavía no hubiera ninguna chica enamorada de mí. Que las chicas como su hija, no sabían cuales eran los chicos mejores. Que yo le gustaba mucho, y que con frecuencia pensaba en mí. En que le gustaría ser mi amigo, hablar conmigo, besarme y hacerme el amor. Que tenía unos ojos un poco tristes, que siempre parecían estar pidiendo ser amado. Que tenía un cuerpo fuerte. Que seria un buen atleta. Que aunque me gustase lo que él me hacia, que eso no significaba que yo fuese marica. Que era natural a mi edad, en chicos inteligentes y sensibles. Que a el también cuando tenia mi edad le hablan hecho algo parecido y que lo recordaba como lo más hermoso que le había ocurrido nunca. Luego me dio la vuelta y envolvió nuestros dos cuerpos desnudos con su bata, nuestros penes se rozaban, yo me abracé a su cintura y acaricie con mi mejilla el vello de su pecho, era sedoso y cálido. Levanto mi mejilla e hizo que mirase directamente a sus ojos, él me sonreía, esta vez fui capaz de mantener su mirada. Y yo también sonreí tímidamente, acerque mis labios a los suyos pero sin atreverme a rozarlos, él fue el que me beso por primera vez en mi vida, creo que ese momento fue él más hermoso de mi vida. Tócame si quieres, no te dé vergüenza, me dijo. Su cintura, su espalda, su cuello, sus piernas, no me atrevía con su sexo. Él tomo mi mano y la coloco sobre el. Te gustara, me dijo, vais a ser muy buenos amigos. Su pené era como él, a la vez suave y fuerte. Mi mano lo acariciaba tímidamente, luego sus testículos. Entonces con ayuda de mis dos manos junte nuestros dos sexos, el suyo más grueso y grande que el mío. El entonces me volvió a besar, ahora con más fuerza y pasión que la primera vez, introduciendo su lengua en mi boca. En ese momento, noto que me voy a correr, noto que el también, lo noto en mis manos que los sujetan, los dos aumentan de tamaño a la vez y entrecortadamente lanzan el semen. Ahora yo también junto mi lengua a la suya, y nuestras bocas no pueden ahogar un gemido, que como un grito largo de agonía desesperada, crece y crece desde el fondo de nuestras almas, y llena hasta el último rincón de aquella hermosa casa. ¿Dime si te gusto mi historia? Alfredo247@hotmail.com 2.- Ecuaciones y caricias. Yo era un profesor amigo de tus padres, estábamos en las vacaciones de verano, mi familia había viajado a casa de mis suegros, y yo me había quedado una semana resolviendo algunos asuntos pendientes, tus padres me pidieron que si podía prepararte un poco en matemáticas pues al año siguiente comenzarías tus estudios Universitarios. Habíamos concertado la primera cita un día por la mañana, té presentantes puntual, pero yo había olvidado la cita, de hecho cuando tu llamaste a la puerta yo estaba sobre la cama bocabajo, con el sol radiante sobre mi cuerpo, masturbándome mientras leía una revista gay pornográfica. La noche pasada apenas había dormido, mi familia se había ido la tarde anterior, y yo había aprovechado mi soledad para comprar pornografía, revistas, libros y videos, y había pasado toda la noche bebiendo ron con coca cola, fumando porros y masturbándome. Así que cuando tu llegases me lleve un buen susto, hasta que me acorde de la cita contigo. Me puse una bata de baño, encendí la ducha, sujete como pude mi pené erecto con el cinturón de la bata y baje a abrirte. Me disculpe contigo atropelladamente, te dije que me esperases en el salón mientras yo me duchaba. Te note nervioso y un poco sonrojado, como si estuvieras haciendo algo prohibido. Fue en la ducha mientras enjabonaba mi pené erecto cuando pensé por primera vez en ti, como objeto de mis deseos. Entonces es cuando me di cuenta que sobre la mesa del salón habían quedado las revistas porno con las que yo me había estado masturbando la noche anterior. Me seque rápidamente y baje con la esperanza de que no las hubieras visto, pero tú estabas tan concentrado mirándolas que no me vistes acercarme, volví para atrás y anuncie mi llegada para que tuvieras tiempo de dejarlas. Efectivamente te habías sentado en la mesa del comedor y estabas abriendo tu carpeta de apuntes. Vestido solo con la bata me senté a tu lado dispuesto a comenzar nuestra clase. Note la erección bajo tus pantalones. Te mire a los ojos y ellos me lo contaron todo. Deseabas que te hiciera lo que habías visto en las revistas que los hombres hacían a los chicos guapos como tu. Comenzamos con las ecuaciones tu asentías a mis palabras, pero note que disimuladamente mirabas parte de mis piernas desnudas, y el bello de mi pecho a través de la bata entreabierta. Yo estaba cada vez mas excitado, la resaca de la noche pasada obraba como un afrodisíaco sobre mi cuerpo, necesitaba acariciarte, besarte, hacerte el amor,..., apoye una mano sobre tu muslo mientras continuaba con las explicaciones, note un estremecimiento de tu cuerpo y un sobresalto en la prominencia de tu pené erecto. Te pedí que escribieses tu las ecuaciones mientras con la otra mano comencé a acariciar tu nuca, fue entonces cuando mi bata resbalo del todo y apareció mi pené, imponente ante tus ojos, sabia que lo estabas viendo de reojo aunque no despegabas los ojos del papel. Tome tu mano izquierda e hice que con ella agarrases mi miembro. Así lo hiciste aunque la dejases quieta, te hable con voz tranquila sobre como deberías escribir las formulas, tu tragabas saliva. Metí una mano debajo de tu camisa y comencé acariciar tu pecho, mi mano fuerte y grande acariciaba los dulces capullitos de tus pezones, erectos y sensibles, apenas los rozaba, note que tu mano apretaba con temor mi miembro como si quisiera sentirlo mas, pero continuabas quieto como hipnotizado. Te hice levantar y te baje los pantalones y el slip, cuando te volviste a sentar como si nada ocurriera, tu mano que había soltado mi sexo, volvió otra vez a acogerlo, con la naturalidad del que coge una cosa que es suya. Seguí mi explicación mientras acariciaba tus bonitos muslos, tú los abrías para dejar pasar entre ellos a mi mano fuerte, la palma y el dorso acariciaban suavemente la cara interior de tus piernas. Moviste un poquito tu mano, mi sexo estaba inmenso y palpitante bajo la dulce caricia de tu mano, gotas de licor rezumaban por su punta, con uno de mis dedos recogí un poco, y lo extendí sobre la sonrosada rajita de tu glande, juntando nuestros flujos seminales, luego lleve mi dedo a tus labios, los abriste ligeramente, te moje con ellos tus labios, luego mientras tomaba en mi mano tus prietos testículos busque con mis labios los tuyos, y cuando iniciaba el beso, note una lagrima resbalando por tus mejillas. Estábamos a punto de sellar un juramento de amor, que nos abriría a los dos a un paraíso de pasión, sexo, ternura, lujuria, sentimientos, amor.... Cuando mis labios rozaban los tuyos lubricados por nuestra miel de amor, note que ya no aguantarías mas, envolví con mi cálida mano tu miembro palpitante, note una contracción profunda, como tu respiración se cortaba, a la vez note como la presión de tu mano sobre mi miembro aumentaba, y no pude impedir la subida torrencial de mi semen, insinué la punta de mi lengua en tu boca, y note los espasmos de tu sexo, juntos nos derramamos sin una palabra, quietos como si nada ocurriera. Continuamos la lección mientras limpie lo que pude con la tela de mi bata. Te vestiste del todo, y quedamos para el día siguiente, ya ibas a salir por la puerta cuando de repente te volviste hacia mí, te abrazaste a mi cuello y me diste un beso, no me dio tiempo a devolvértelo, te fuiste corriendo. El resto del día lo pase como drogado, no me podía concentrar en nada, continuamente me venia a la memoria lo ocurrido, mi sexo se ponía duro, mis manos acariciaban los objetos visionando tu cuerpo, imaginándolo mas bien, pues aun no te había visto desnudo, pensando en la mañana siguiente, en lo que podría ocurrir. Pensé que te habrías asustado y que no vendrías. Pensé que quizás también estabas como yo. A pesar de la excitación no quería masturbarme, quería dejar intacto todo mi deseo para ti. Salí fuera a comer, a pasear, me metí en un cine, volvió a salir, pasee por las calles buscándotela veces de lejos creí verte, vana esperanza, no sabia que entonces tu también me estabas buscando,....paso la noche, creo que ninguno de los dos dormimos bien...Puntual llamaste a la puerta, yo ya me había duchado, te vi. acercarte desde mi ventana, me pareciste el ser mas hermoso que había visto nunca, y entonces me di cuenta que me estaba enamorando mas fuerte que nunca. Apenas me dio tiempo a cerrar la puerta y ya estabas en mis brazos buscando mis labios. Nos sentamos de nuevo a estudiar las ecuaciones, tu directamente te quitaste los tenis, dejando los calcetines blancos, también los pantalones y el slip, desabrochaste tu blanca camisa aunque no te la quitaste, yo te imite y abri completamente mi bata y, volvimos a la posición del día anterior como si nada hubiera ocurrido, tu cálida mano rodeando mi erecto sexo, una de mis manos acariciando tu cintura y la otra el interior de tus hermosas piernas, una ecuación, otra ecuación, parecía que el amor iluminaba tu inteligencia, perfecto. Como premio te senté encima de mi, mi pené por detrás cruzaba tus muslos y sobresalía entre ellos , rozando tus prietos testículos y parte de tu sexo, mis dos manos en tus pezoncitos, mi boca acariciando tu nuca, tus piernas acariciando mi sexo,..., ecuaciones y mas ecuaciones, caricias y mas caricias,... . Nuestras posiciones eran perfectas para que yo pudiera gozar de ti, mi cuerpo te envolvía como un guante, tus piernas adorables sobre las mías, tu bonitas nalgas sobre mi vientre, mi miembro sobresaliendo entre tus muslos hasta el nivel de la mitad del tuyo, mis manos libres para acariciar todo tu cuerpo desnudo, solo cubierto por la blanca camisa abierta. Creo que no quedo un solo centímetro de tu piel sin ser tocado por mis manos, a pesar de que intentaba hacerlo suavemente mis manos son grandes, toscas y ásperas comparadas con la suavidad de tu piel. Mientras con dos dedos de mi mano izquierda apretaba tu pezoncito derecho y hundía mi boca, en el pliegue tierno de tu cuello, acariciaba lánguidamente la cara interior de tus muslos, tenia miedo de rozar tu miembro o el mío, pues el placer estaba tan al borde, que hasta el roce suave de una uña nos provocaría el orgasmo. Pero no pude resistir la tentación, y con una mano rodee nuestros erectos sexos, la mantuve quieta pero inmediatamente note una contracción en tu pene, retire la mano intentando retardar lo inevitable, pero tu ya no tenias retorno, y entrecortadamente tu sexo comenzó a lanzar hacia lo alto su fuego de amor, los calidos chorros comenzaron a caer sobre mi súper excitado glande, y ahora fui yo quien no pude impedir que la pequeña raja de mi punta se abriese preparando la expulsión de mi fuego de amor, entonces tu semen penetro por mi abertura, no llego muy lejos pues desde abajo subía potente mi liquido dulce y espeso, entonces comprendiendo ya que no había nada que nos parase, junte con mi mano nuestros sexos, los cuales cabalgaron juntos su loca carrera, las puntas juntas expulsaban con pasión su deseo, nuestro semen se juntaba en lo alto, mi mano aumentaba el impulso de salida, y la lluvia caía sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras bocas abiertas, distes la vuelta a tu cara, y sellamos con un beso lascivo, el deseo tan largamente contenido, ya no tuvimos ninguno de los dos pudor en unir nuestras lenguas, saboreando el producto de nuestro amor. Poco después aprovechando mis dedos lubricados de semen, inicie una caricia entre tus hermosas nalgas, te dejases hacer, pero cuando insinué un dedo en tu agujerito te note tenso quizás incomodo, entonces me conforme con acariciarlo por fuera. Nos limpiamos un poquito y amorosamente abrazados conseguimos acabar con todas las ecuaciones. Espere la clase del día siguiente, como un novio espera su primera noche de amor. Nunca había penetrado analmente a un hombre, pero ahora tenia un deseo irresistible a hacértelo. Pero tenia mil temores, a que tú no quisieras, a que te hiciera daño, a que no te gustara,.. Llegaste puntual más guapo que nunca, sonriente y hermoso como un dios. Por el beso de entrada note que venias dispuesto a todo lo que yo te hiciese, te gustase o no. Te dije que me esperases en e el salón, pues tenia que ducharme. Intencionadamente había dejado sobre la mesita revistas, abiertas en paginas donde chicos guapos como tu eran sodomizados por un hombres mayores como yo. Las imágenes eran realmente hermosas, capaces de excitar al heterosexual más puritano. Me duche con calma dejando tiempo para que disfrutases de aquellas escenas, y deseases que yo te lo hiciera. Cuando baje tu ya estabas desnudo, solo con los blancos calcetines de lana y la blanca camisa abierta, pero no estabas en la mesa sino en el sofá, aparentemente haciendo ecuaciones en tu libreta. Cuando me senté, tú te pusiste encima como siempre, pero no como otras veces con mi sexo entre tus muslos, sino intentando acomodar mi sexo semierecto en tu dulce rajita, te note húmedo, te hice mirarme a los ojos y tú me sonreíste. Como si estuviera enfadado te voltee bocabajo sobre el sofá, y di unos azotitos en tu hermoso culito, te volviste sonriente y me hiciste una burla con tu lengua. Te di otra palmetada y te pedí que te concentrases en los apuntes, yo me quede encandilado mirando tus hermosas piernas, tus lindas y aterciopeladas nalgas, tu dulce cintura, tu bonita cabellera, era la primera vez que te veía desnudo completo, aunque mis manos conocían tu cuerpo, mis ojos no, para entonces el entusiasmo ya había puesto fuego a mi miembro. Te acaricie un rato por encima solo para que deseases aun mas que pusiese mis dedos en tu rajita,...,cálida y dulce, pero justo en el borde del agujerito había humedad, parecía como aceite, no podía creer que tu te hubieses preparado, que hubieses adivinado mi deseo y que te hubieses anticipado a el, preparándote para mi. Cuando insinué suavemente un dedo en tu lindo y lubricado agujerito, te volviste para mandarme con tus labios un beso provocador. No pude resistirme y hundí el dedo hasta lo mas profundo de tu túnel de amor, en vez de huir de la penetración invasora de tu santuario, te revolviste juguetón provocándome mas.,..., tu interior cálido, suave y estrecho acariciaba mi dedo como si fuera lo que más habías deseado en tu vida. No pude esperar mas coloque mi pené en tu abertura y te fui penetrando lentamente pero de un solo tirón, cuando llegue al fondo, me mantuve quieto, intentando retardar mi orgasmo, pero conocía muy bien los temblores de tu cuerpo, un escalofrió recorrió mi cuerpo, tu ano comenzó a contraerse, te estabas corriendo, y me estabas haciendo correr a mi. Escríbeme si te ha gustado Alfredo247@hotmail.com 3.- Confesiones Tarde fría de otoño. El olor de la tierra mojada trae a mi memoria antiguos recuerdos. Yo adolescente, mirando a través de una ventana, el viento moviendo los árboles. Unas manos deslizándose por dentro de mi camisa, subiendo desde mi cintura,... Los ojos cerrados, la punta de sus dedos en la punta de mis pezones. Abro los ojos, comienza a llover, detrás de mí, mi amigo X me acaricia.... Él, Z, el hombre del almacén, baja mis pantalones, su pené de mármol blanco... Quiero dormir pero mi amigo mordisquea mi cuello... Los ojos obscuros, hermosos y tristes de Y, suplican mi entrega. Apenas puedo resistirme, sus manos sobre mi cuerpo. Dejo que sus labios acaricien mis piernas, las abro, quiero gustarle. Me halaga su deseo... El gran pené blanco de Z, con gotas de cristal en la punta... Recuerdo una mañana de primavera con X, en el bosque, aun con nieve, me desnude para el, ¿donde el pretexto? ¿Para bañarme en la nieve? Aquella noche solo, en la fría habitación, desee estar con él... Z sentado en un sofá del almacén los pantalones bajados, las piernas blancas, el gran pené erecto, me baja los pantalones, yo un niño entonces, me sienta sobre él. Me interroga sobre las causas de mi pequeño pené erecto, no recuerdo nada más... Esta tarde acabo la tormenta, el mar esta azul y tranquilo. De nuevo X cerca de aquí, en una playa, a los 20 yo leía Hojas de Hierba de Walt Withman y el no sentía lo mismo que yo sentía.... Ahora él me hacia el amor y me decía que le hacia más feliz que su mujer. Yo tenia 12, Y 15, yo era un adolescente, el ya casi era un hombre, en su pasión, en su deseo. Su peso aplastándome, sus manos sobre mi cuerpo. Su boca sensual besándome, como a una novia, y yo me negaba y a la vez le dejaba, feliz de su deseo por mí. Me vuelvo hacia Z y le beso en la boca, su pené crece aun mas entre mis trémulas piernas. Me promete paseos en su moto, una ametralladora de madera, y una maqueta de barco que esta construyendo. Me dejo querer. La blanca leche de su pene sobre mi pequeña mano blanca. Años después uno de los primeros gimnastas, uno de los mas fuertes, yo. En una cama de jergón de lana, sobre una herrería. O en la posada pueblerina, con X, siempre con X, mi obsesión, mi gran amor de entonces, y el no lo sabia y cuando lo supo, se asusto, y me dejo ahogándome en las ciénagas del desamor.... Y me introduce la lengua en el culo, Y me hace el amor con sus labios, con su lengua, con sus dedos, sueño con su pené dentro de mi, mientras su mirada profunda me penetra... ¿Dónde aquellos paraísos, donde naufrago el amor?... También fui feliz con algunas chicas, también desee otras que nunca tuve, por ejemplo la pequeña W, con la que en mi imaginación he tenido intensas historias de amor. Así que no es lo que tuve lo que añoro sino lo que el destino me privo y que nunca podré tener... Lamo el blanco y hermoso pené de Z, el liquido seminal fluye interminable, no soy capaz de tragarlo todo, y resbala sobre mi garganta, mi pecho, mis piernas, mi pequeño sexo erecto... Paris, dos jóvenes corren bromeando por los Campos Eliseos, por la noche dormirán juntos sobre la blanca cama, en la habitación empapelada en flores, pero el amor pasara de largo, y el mundo habrá perdido unos instantes de felicidad únicos e irremplazables cuya belleza por si sola justificaría la existencia del universo... En la habitación del viejo Hostel de Londres sueño que X me hace el amor, me habla dulcemente al oído, sus piernas entrelazadas a las mías, nuestros sexos latiendo juntos,...Nunca tuve a Z dentro de mi. Lo siento por él y por mí. Pero la imagen de un hombre joven y un adolescente haciendo el amor de pies, frente al espejo de un armario en el almacén, todavía conmueve mi alma... Hoy esta tarde melancólica, las hojas de los árboles agitándose frente al mar, al atardecer de mi vida... También una noche del final del verano, dos amigos jóvenes, cansados del largo viaje, desnudos sobre las blancas sabanas del lejano hotel de carretera, el pelo mojado de la ducha reciente, los ojos abiertos en la penumbra, y uno de ellos al menos, anhelante, pené erecto, alma enamorada, incapaz de mendigar el amor de su amigo, creyendo oír una voz que musitaba en la oscuridad su nombre. La llamada no se repitió, si es que ocurrió. Allí otra vez el mundo se hizo menos hermoso. ¡O Dios mío!, las pasiones de mi pasado que durante algún tiempo parecieron apagadas, se reavivan ahora, justamente ahora que comienza el decline de mi vida. Mas fuerte que nunca su fuego esta a punto de consumir mi vida. Todos los días a todas las horas pasan por mi cabeza las blancas imágenes. Tan solo parecen alejarse cuando me obsesiono con los trabajos de investigación, en un problema, o me sumerjo en el alcohol, pero aun entonces siempre están rondando alrededor de mi alma, a la espera de caer sobre mí, y atormentarme más y más con sus diabólicas y maravillosas imágenes. Si te ha gustado mi historia escribeme. Alfredo247@hotmail.com 4.- Fotografías 1988. Mis dedos acarician las teclas, pensando que acaricio tu cuerpo. Buscando en Internet algo que conmueva mi alma, entre los mensajes enviados a una comunidad gay, encuentro un álbum de fotos, fotografías 1988. Lo abro y quedo deslumbrado por la belleza de imágenes que contiene. Primer plano: el cuerpo blanco y perfecto de un adolescente, de pie, las manos apoyadas en el quicio de la ventana. Detrás de el, en un segundo plano, entre las sombras, el cuerpo de un hombre, fuerte y poderoso, sus piernas, su torso, él pene casi erecto. La mano del hombre aproximándose a cámara lenta, al cuerpo blanco. No me toques, gritan las asustadas almas de los vivos. Tócame, susurran las almas en pena, de los que nunca gozaron de los hermosos frutos prohibidos. Ahora en la fotografía, el pené del hombre parece surgir de las sombras. La cabeza de adolescente gira, sus ojos hipnotizados siguen el crecimiento evidente del sexo del hombre. La imagen queda así congelada, chico y hombre, los dos quietos a la espera de su inexorable futuro. Finalmente la mano roza el blanco cuerpo, el pené del hombre ya esta completamente erecto. El sexo del muchacho se adivina también erecto entre las sombras. Comunión entre lo que es y lo que será. La masculinidad pura y dura, y el despertar de al sexo de un chico, un proyecto de varón, un sexo por definir. La mano del hombre, entre las piernas hermosas, que se abren por detrás a la íntima caricia. El muchacho no conoce su cuerpo, ahora lo ofrece, esperando que sea valorado. El hombre no puede ahora valorar nada, solo siente la presión de su sexo y el anhelo de su alma. Ambos se necesitan. El fuego y el agua. La luz y la oscuridad. Cierro los ojos y a la vez el álbum de fotos. Dejémoslos solos, que los dioses iluminen los caminos de sus cuerpos y de sus almas. En mi imaginación el pené duro, perfecto y hermoso, rozando las blanca nalgas. To be or not to be that is the question. No lo puedo resistir y vuelvo a abrir el álbum de fotografías. Decido por la vida, entonces la mano acaricia el flanco del joven, el cual vuelve su cara buscando los labios del hombre. La escena se detiene de nuevo. Increíblemente hermosa. El muchacho ligeramente vuelto, el hombre inclinado, como una fiera a punto de dar el mordisco fatal. El chico ofrece su cuerpo en su mirada entregada. Salto unas páginas, primer plano de dos sexos erguidos, el del muchacho y el del hombre. Solo unos centímetros los separan a la espera de una mano que los junte, la mano de una madre, de una esposa, de una hermana. Ahora las puntas húmedas se besan. Un muslo del chico subiendo en la penumbra entre las piernas del hombre, se adivina los labios buscándose. Ahora el chico bocabajo sobre las blancas sabanas, sus piernas entreabiertas, su cara vuelta sonríe a la cámara. Ahora otro primer plano de la cara del hombre hundiéndose entre las blancas semiesferas. Muchacho sentado en la cama, contempla arrobado el hermoso cuerpo desnudo del hombre. En otra fotografía su cuerpo se inclina y su mano se extiende vacilante hacia el cuerpo del hombre. ¿Qué acariciara primero? ¿El pecho masculino?, ¿El suave vello de las fuertes piernas? ¿El sexo casi erecto? Ahora si, primer plano de la blanca mano del adolescente rozando el ensortijado vello del pecho, con uno de los dedos sobre el oscuro pezón erecto. En otra imagen es la mejilla del muchacho la que acaricia el hermoso pené ya completamente erecto. En la foto siguiente, primer plano de la lengua rosada del chico y del bulboso glande del hombre, el cristalino liquido desbordándose por la pequeña abertura, un frágil puente de ¿semen?, ¿Saliva?, une ambas puntas. Salto una cuantas paginas del álbum. Sobre un sillón, los dos desnudos, el chico ensartado por el miembro del hombre, los dos tienen las piernas abiertas, las blancas y casi femeninas del chico contrastan con las más oscuras y varoniles del hombre, se ven claramente los testículos de ambos, los dos penes erectos, solo se ven unos centímetros del hombre. Los dos con los ojos cerrados parecen concentrados en su profundo placer. Estas imágenes me excitan un montón. Me bajo los pantalones, contemplo mi sexo erecto, la visión del mismo y de la parte descubierta de mis piernas, me parece hermosa y me excita aun más, debería formar parte del álbum fotos con las imágenes del observador. Acaricio ligeramente mi miembro, y paso a la página siguiente del álbum. Esta fotografía es continuación de la anterior, una la mano del hombre envuelve el sexo adolescente, la otra acaricia su blanco pecho. En la foto siguiente, el torso del chico esta girado, sus manos enlazan el cuello del hombre. Un primer plano de los dos mirándose a los ojos, mientras acercan sus labios en busca de besos. Estas hermosas escenas me colman de lujuria. A veces me identifico con el hombre, otras veces con el chico recordando mi adolescencia y juventud. Recojo con un dedo liquido de la punta de mí pené y me lo llevo a los labios. Me siento un poco triste y melancólico, pensando en que en mi juventud yo no tuve la oportunidad de vivir los momentos de felicidad del muchacho del álbum. En busca de la identidad de los protagonistas, miro la primera hoja del álbum. Los dos sentados frente a frente en una mesa, parecen estar escribiendo, y por un momento han girado la cabeza para mirar a la cámara. No puede ser cierto lo que veo, el chico soy yo cuando era un adolescente y el hombre también soy yo hace algunos años. Evidentemente son fotos trucadas, alguien ha tenido la infinita paciencia y habilidad para hacer este trabajo. ¿Pero quien? Y ¿quiénes son los verdaderos protagonistas? Reviso las fotos, con el zoom amplio detalles. Un lunar debajo de mi tetilla derecha esta allí, tanto en el muchacho como en el hombre. Busco la dirección de Internet de quien envió las fotos, y encuentro que es una antigua dirección mía. Me despierto entonces. Todo ha sido un sueño. En este mundo no podía haber ocurrido algo tan hermoso. Con aquellas imágenes en mi cabeza me masturbo hasta el amanecer. Si te ha gustado mi historia escríbeme. Alfredo247@hotmail.com 5.- Vacaciones de verano W es, un chico de la pandilla de los mayores, en el pueblo de la montaña donde pasábamos la familia las vacaciones de verano. Veo una antigua fotografía, en la terraza de la piscina, el baile de los sábados por la tarde. Estamos los dos, predador y presa. Hay más gente, todos parecen espectadores, todos saben, esperan, desean que ocurra eso, sin embargo ni nosotros ni ellos somos conscientes de la esencia del momento. W me invito a dar un paseo con su moto. Al principio me agarraba a la barra de atrás y me costaba trabajo mantener el equilibrio. Paro la moto después de una curva muy cerrada en la que estuve a punto de caerme. Me dijo que me agarrase fuerte a su cintura, que iba a correr un poco. Con temor mis manos rodearon tenuemente su torso. Pero a la curva siguiente me tuve que agarrar fuerte y a la siguiente tuve que pegar mi mejilla a su espalda. Las curvas se sucedían, el calor de su cuerpo, el frescor del aire, el olor de los pinos, me sentí contento, muy contento apretado contra su cuerpo fuerte. Me dijo que tenia que pasar por su apartamento, pues su novia le esperaba, que solo era para avisarla que volvería mas tarde, después de dejarme en mi casa. Al entrar en el apartamento el la llamo, ella no contesto. Ella estaba sobre la cama desecha del dormitorio, su cuerpo desnudo bocabajo medio tapado por una sabana. Yo la conocía de la piscina era una chica rubia y muy guapa y con un cuerpo impresionante, me había masturbado mas de una vez pensando en ella. Se volvió, y la sorpresa inesperada de que estuviéramos los dos, la hizo poner roja de vergüenza y de rabia, me fui para afuera, oí como discutían, al poco ella cruzo como una exhalación delante de mí, oí como arrancaba su pequeña moto y se iba a toda prisa. Me quede confundido y sin saber que hacer. W me dijo que no me preocupase, que era muy celosa y que seguro que tenia hasta celos de mí. Yo entonces me puse rojo de vergüenza. Me contó que el día anterior le había montado un número cuando descubrió algunas revistas porno que él tenia escondidas. Ven-me dijo- te las voy a enseñar. Las saco y puso un montón sobre la mesa. Míralas seguro que a ti también te gustan, abrí la primera que encontré, dos chicas vestidas se besaban en la boca, note como mi pené comenzaba a ereccionarse. El estaba detrás de mí y me observaba, pase la pagina, la mano de una de las chicas se deslizaba entre las piernas de la otra. Note como el introducía una mano debajo de mi camisa, apenas me rozaba y subía por mi espalda. Me quede petrificado, ahora bordeaba mi flanco derecho y apenas rozando mi pecho subía hacia mi garganta, su mano fuerte apreté ligeramente mi cuello, trague saliva, ahora acariciaba la punta de mis pezones, cerré los ojos. Note la presión de su pené erecto sobre mis nalgas. Mientras jugaba con mis tetillas erectas con una mano, con la otra me desabrocho el pantalón, me lo bajo un poco y metió la mano entre mis piernas, me acaricio entre ellas, sin tocar mi sexo erecto, sus manos se congelaron en la caricia. Durante un momento que me pareció interminable los dos permanecimos quietos conteniendo la respiración. Abrí los ojos, vi. a través de la ventana abierta las flores blancas de las adelfas, aspire profundo y su olor fuerte me penetro. Ahora el se abrió la camisa, se bajo los pantalones y calzoncillos y su cuerpo desnudo rozo el mío. Una ráfaga de aire fresco penetro por la ventana, estaba empezando obscurecer. Note el calor de su pené sobre mis nalgas frías. Me apretó contra su cuerpo a la vez que mordía suavemente mi cuello. Entonces me abandone completamente en sus brazos. Pensé que me iba a hacer lo mismo que todas las tarde solía hacer a su novia. Me sentí halagado y dispuesto a dejarme hacer todo lo que él quisiera. Su mano izquierdo acaricio mis testículos, mientras su mano derecha tomo mi erecto pené y la punta de uno de sus dedos recogió el liquido preseminal que desbordaba la punta, con el lubrico mis labios, deje que penetrara mi boca, busco con ella mi lengua, y yo respondí lamiendo mi flujo de sus dedos. Luego sus dedos mojados se insinuaron entre mis nalgas, y a la vez que uno de sus dedos comenzó a penetrarme, llevo la otra mano a mi boca e introdujo tres dedos en ella. Otra vez quedamos quietos. Entonces sonó el teléfono. Era mi madre preocupada por mí. Le dijo que estábamos jugando una partida de ajedrez y quedo en llevarme de vuelta as casa en una hora. Voy al baño un momento, me dijo, espérame en la cama. Me desnude del todo y me eché sobre la cama desecha, las sabanas aun conservaban el olor del perfume de la chica. Yo ocupaba ahora su lugar, desnudo boca abajo apenas tapado por una sabana, esperaba excitado que el volviera. Se hecho a mi lado, note una de sus manos bajo la sabana, bajando por mi espalda. Su mano fría y fuerte apenas me rozaba. La caricia me enervaba poniéndome el bello de punta, paso suave sobre mis nalgas, acaricio la cara interior de mis muslos, los abrí, su mano grande, un poco áspera y fría, en el rincón más suave, íntimo y cálido de mi cuerpo. Me abrí un poco más y gemí de puro placer. Su boca ahora besaba mi cuello. Note en mi flanco su pené duro y cálido. Estaba muy feliz de que mi cuerpo despertase tan fuerte su pasión. El era un hombre que gustaba a todas las chicas, y ahora el me prefería a mi. Era mi cuerpo el que despertaba su pasión. Metió la otra mano debajo de mi cuerpo y acaricio mi pecho, enseguida mis pezones se pusieron erectos. Y estaba a punto de corredme. Note como su pené se frotaba contra mi piel. Me volví y le ofrecí mis labios. Me beso dulcemente, metió su lengua en mi boca., nuestras lenguas comenzaron a jugar. Una mano pellizcaba mis tetillas, la otra abría mis nalgas y uno de los dedos se insinuaba en mi húmedo santuario. Entonces note como una enorme ola de placer comenzaba a envolverme, intente detener mi inminente orgasmo, levantando mi pelvis para que mi pené no rozara la sabana. El debió de interpretar mi movimiento como una petición a que su dedo me penetrara mas profundamente y lo hundió hasta el fondo, entonces la ola se desbordo, y mi semen broto a borbotones de mí pené. Le ofrecí mi lengua, el noto las contracciones a través de mi ano, y recogió con su mano mi leche, luego lamió su mano y luego su boca me dio parte de ella. Gracias, le dije, mientras me dejaba caer extenuado. Relajado, envuelto en sus brazos, cerré los ojos. Entonces pensé, que el no había gozado, y que yo tenia que hacer algo ahora para agradecerle el placer tan grande que me había proporcionado. Acaricie su mejilla con mi mano, pase una pierna sobre las suyas. Note la presión sobre mi muslo de su pené duro. Comencé a acariciarlo con una de mis manos. Era cálido y sedoso y a la vez duro, acaricie sus testículos, el entonces gimió junto a mi oído. Baje mi cuerpo, y acaricie con mi mejilla su sexo, ahora completamente despegado de su vientre, hermoso como un dios, saltaba con mis caricias, las gotas de su punta mojaron mis párpados. Ahora la punta de mi lengua, lo recorría todo, me detuve en la hendidura sonrosada, para saborear un poco de su miel. Sus gemidos, se habían convertido ahora en un suave e interminable llanto. Entonces me acorde que mi madre me estaba esperando. Cogí entonces su miembro con mis dos manos y comencé a lamerlo con todas las ganas del mundo, por darle el placer que necesitaba. Enseguida note que se iba a correr, una fuerte contracción, y envolví todo el glande con mi boca. Le ayude a vaciarse en mí. Era mi primera vez, y creo que lo hice muy bien. De nuevo sonó el teléfono, ahora era su novia y preguntaba si yo todavía estaba en la casa. Le dijo que ya me había dejado en mi casa. Ella le acuso de ser un mentiroso, pues acababa de estar en mi casa y yo no había llegado aun. Volvió a mentirle diciéndole que, me había dejado en la plaza. Nos vestimos rápidamente. De vuelta en la moto, esta vez no me tuvo que decir que me abrazara fuerte a su pecho. Cuando llegamos a la plaza ella estaba allí. Ellos comenzaron a discutir y yo me fui corriendo para mi casa. Si te ha gustado mi historia escríbeme. Alfredo247@hotmail.com 6.- La piel caliente en la casa fria. La casa estaba fría, encendimos la chimenea, media hora después estamos los dos en el sofá, Javier abrió una botella de uisqui, me anime a beber un poco, luego preparo un porro, media hora mas tarde me sentía un poco mareado y con frió. Trajo una manta para cubrirnos, yo apoye mi cabeza sobre su pecho. Un sopor muy agradable me fue cubriendo. Javier acariciaba lentamente mis cabellos. Entonces lleve mi mano directamente a su sexo, el alcohol había hecho desaparecer mi timidez, note a través de la tela de su pantalón como lentamente crecía bajo mi mano. El estaba quieto, los ojos cerrados, supuse que sentía los efectos de la marihuana. Desabroche su pantalón, el me ayudo a que se lo bajase, bajo la manta protectora, mis manos comenzaron a acariciar su cuerpo, sin prisas, recreando cada rincón, cada curva, sus pequeños gemidos, traducían su placer. Mis dedos sobre el vello de su masculino pecho, sobre sus pequeños y duros pezones, entre sus piernas, la cálida y tierna intimidad de su perineo, con el dorso de mi mano acariciando sus testículos y el imponente sexo erecto, ahora mi mano lo tomo, y valoro su dureza, su tamaño, su forma. Lo solté un momento para bajarme los pantalones y liberar mi pene aprisionado. El entonces abrió los ojos, se volvió, acerco sus labios a los míos, y me dio un beso cuyo recuerdo, guardare toda mi vida, a la vez, dulce e imperioso, abandonado y posesivo, tímido e inexperto intente responder, con su lengua y sus labios, me lleno de su ser. A través de su saliva debió pasar la marihuana a mi cuerpo, y me abandone lánguido a sus íntimas caricias. Me quito solo la parte de debajo de mi ropa, pero sus manos accedían directamente a mi pecho y cuello debajo de mi grueso pulóver de lana blanca. Sus caricias me volvían loco, varias veces estuve a punto de correrme a pesar de que el apenas si rozo mi pene. El fuego ya había calentado la habitación, entonces el retiro la manta que nos cubría, la habitación solo estaba iluminada por la luz de los leños ardientes, vi su pene magnifico y erecto, y su mirada profunda penetrando al fondo de mi alma, cerré los ojos. Sentí como su mirada recorría mi cuerpo desnudo, desee gustarle. Estire y ondule mi cuerpo, ofreciéndome, sabia que miraba mis piernas, mi cintura, mi sexo, me sentí hermoso. Me gire sobre mi mismo y le ofrecí por primera vez y sin ningún pudor mis blancas nalgas. Entonces oímos un golpes en la puerta. Aterrorizado me oculte debajo de la manta. El se levanto, escuche como salía y cerraba la puerta. Volvió media hora mas tarde, yo casi me había dormido, dijo algo de un problema del vecino, que no entendí. Se desnudo de nuevo, estaba helado se abrazo a mi, para que le diera calor. Su piel fría sobre la mía ardiente, me proporcionaba un inmenso placer. Sus dedos fríos recorriendo los lugares más íntimos de mi cuerpo. Otra vez a punto de estallar, me puso boca abajo y se hecho sobre mi, su parte posterior se calentaba con el fuego de la chimenea, y su parte delantera con el fuego de mi cuerpo, su pene entre mis piernas duro y frió al principio ya era una antorcha de fuego. Ahora se puso de rodillas a los pies del sofá, y por detrás abrió mis nalgas, y la punta de su lengua acaricio mi más íntimo agujero. Al principio intente oponerme, pero luego me abrí, y deje que su lengua me penetrara. Entonces por primera vez intuí lo que el me iba a hacer. Sentí un poco de temor, me dolería bastante, pero sabia que era inevitable, que el lo deseaba muy intensamente, y que yo no podía negarme. Me metió un dedo en la boca, y yo obediente lo chupe con fruición, supe entonces que utilizaría mi propia saliva para lubrícame, deje su dedo cubierto por una buena cantidad de ella. Enseguida ese dedo se insinué en mi agujero. Me pregunto si deseaba que me penetrara con el, respire profundo y asentí. Lentamente me fue penetrando, al principio me molesto un poco, no era propiamente dolor, pero me fui acostumbrando a la sensación, jugo un rato dentro de mi, finalmente me acabo gustando. Me pregunto si quería que me lo hiciera con su pene. Le dije que si el creía que era posible y si eso le iba hacer feliz, que adelante. Tendré que lubricarte me dijo. Note como me penetraba su dedo cremoso. Unos segundos después su pene presionaba mi entrada, intente relajarme al máximo, y comenzó mi primer coito anal. Esta vez si que me dolió, de hecho creía que no lo iba a poder resistir, pero aguante todo lo que pude, y al poco tiempo me relaje y dejo de dolerme, yo creo que la marihuana había facilitado las cosas. Lo notaba inmenso dentro de mi, cuando ya creía que estaba todo dentro, el volvió a empujar, y entonces si que llego hasta el final, pues note el pelo de su pubis sobre mis nalgas. Se mantuvo quieto durante un par de minutos mientras yo me acostumbraba a la sensación. Luego comenzó a moverse muy lentamente , adelante, atrás adelante atrás, poco a poco me fue envolviendo una sensación de placer indescriptible, como una ola que subía desde la punta de los pies hasta la cabeza, subía y bajaba, y su oleadas arrastraban mi cuerpo hacia un océano de placer. Entonces me abandone completamente a esa sensación. Y comencé yo también a moverme al ritmo de aquellas olas, a ir a su encuentro, a buscarlas y a dominarlas. Así es mi amor, musito Javier a mi oído, eres feliz cariño, si le dije tímidamente, nunca pensé que podría ser tan feliz, y me volví para ofrecerle mis labios con la gratitud de un enamorado. Si te ha gustado mi historia escríbeme. Alfredo247@hotmail.com 7.- Aceptando la verdad La penumbra envuelve el cuerpo desnudo del adolescente, esta mirando por la ventana, las manos apoyadas sobre el borde, el busto ligeramente inclinado. Una sombra se mueve sobre su cuerpo blanco. El hombre se aproxima sigiloso, la oscuridad no deja ver bien su cuerpo, es fuerte y ágil y su miembro semierecto es claramente visible. Parece un felino a punto de saltar sobre su presa. Las aletas dilatadas de la nariz del adolescente parecen olfatear su presencia, sus ojos muy abiertos se mueven rápidamente, pero su cuerpo permanece inmóvil parece estar paralizado. Cuando vuelve la cabeza el miembro del hombre ya esta completamente erecto y le apunta directamente. Aterrorizado intenta la huida, pero ya es tarde, una mano poderosa sujeta su cintura, mientras la otra sella su boca ahogando su grito. Ahora si se agita furioso intentando huir con todas sus fuerzas. Los dientes del hombre se hunden en su cuello, el fuerte dolor le paraliza de nuevo, y a medida que cesa su resistencia los dientes aflojan su fuerza. El cuerpo del adolescente esta ardiendo, su corazón late con fuerza, la mano que oprime su boca apenas le deja respirar. El cuerpo del hombre esta frió, salvo la antorcha de fuego de su sexo, y la calida y húmeda lengua que ahora lame el lugar de la dentellada. El adolescente siente la respiración profunda del hombre, lentamente se va relajando, vuelve a apoyar las manos sobre el borde de la ventana. La mano de la cintura se mueve suavemente sobre su vientre, acaricia su pecho, los pezoncitos responden a la caricia endureciéndose. Los labios del hombre acarician su cuello y sus dientes mordisquean sus orejas. Cuando la lengua del hombre penetra en su oído, el adolescente gime y su pene comienza a endurecerse. La mano que cerraba la boca acaricia ahora los labios del chico. El hombre aparta su cuerpo, solo su pene esta en contacto con la suave piel del muchacho. La otra mano acaricia ahora la cara interior de las piernas, un dedo se insinúa bajo las sedosas y pequeñas esferas, luego todos los dedos las acarician. Ahora un dedo penetra la boca del chico buscando su lengua. Una mano fuerte envuelve el sexo erecto del chico, el chico vuelve a gemir. El hombre susurra palabras en su oído, el chico chupa el dedo del hombre. El hombre recoge líquido preseminal del adolescente y lo lleva a su boca. Con una mano lo masturba lentamente, el dedo mojado de la otra mano acaricia su ano. El adolescente intenta zafarse. El hombre vuelve a cubrir su boca mientras lo penetra con su dedo ensalivado. El adolescente abre los ojos como platos. El hombre vuelve a acariciar con sus labios cuello y orejas del chico. Este vuelve a gemir y a relajarse de nuevo. El hombre comienza a joder lentamente con su dedo al adolescente, mientras musita cosas en su oído. El rostro del chico enrojece, una gota de líquido cuelga de la punta de su sexo. El hombre, no se ve de donde, ha sacado una crema con la que lubrica su pene, y también el agujero del chico introduce dos dedos, luego tres. Después intenta encular al muchacho, este se revuelve y desesperadamente intenta impedirlo. El hombre vuelve a morder su cuello y retira la mano de su boca, así dominándolo con su dentellada, con una mano dirige su miembro al agujero, con la otra sujeta fuertemente al muchacho apretando sus testículos. El dolor que provoca el hombre en su cuello y en sus testículos, enmascara el dolor con el que su ano es penetrado. El sexo del muchacho ha perdido su rigidez, ya no intenta zafarse, esta sollozando, mientras repite como una letanía, no por favor, no, no por favor, no,?El hombre ya tiene completamente dentro todo su miembro, y espera con la respiración agitada. Pasan unos minutos. Ahora el sudor de su cuerpo baña el cuerpo adolescente. Lentamente de nuevo floja la dentellada, y su lengua lame la herida. La mano sobre los testículos se mueve ahora suave. Vuelven las caricias sobre el cuello y sobre las orejas, y los pequeños pellizcos en los pezoncillos. El chico ya no intenta escapar, y el hombre nota en su miembro como se relaja su esfínter. Coge con su mano suavemente el pene del muchacho, y este comienza de nuevo su erección. El hombre vuelve a musitar cosas al oído del adolescente, mientras poco a poco comienza a mover su miembro en el estrecho y lubricado túnel. Unos minutos mas tarde el hombre esta follando ya claramente al muchacho, y este ha cambiado los sollozos de dolor por los gemidos de placer. El hombre detiene ahora su vaivén. Vuelve a decirle cosas al oído, y es ahora el adolescente el que inicia el vaivén. El hombre pellizca fuerte las tetillas del muchacho, del pene erecto de cuelga un filamento de líquido preseminal. Ha tenido lugar una perfecta metamorfosis. El hombre continua hablándole y el muchacho responde si, si, si,..entre su entrecortada respiración. El adolescente vuelve la cabeza buscando los labios del hombre, este le besa dulcemente, y es el muchacho el que introduce la lengua dentro de la boca del hombre. Cuando el hombre comienza a chupar la lengua del chiquillo, nota como comienza a contraerse el ano del mismo, y sin que nada lo toque el pene comienza a lanzar su semen. Es el miembro del hombre es el que ahora se dilata, y el chico lo nota y también como el liquido caliente inunda sus entrañas. Cuando el hombre acaba de correrse, sujeta al chico por la cintura, y sin sacarla, lo lleva hasta un sillon, donde se desploma exhausto, con el chico aun ensartado. Al cabo de unos minutos el adolescente se vuelve para besar los labios del hombre, su cara arrebatada esta llena de amor y agradecimiento. Entonces los penes de ambos, hombre y adolescente, comienzan una nueva erección? Si te ha gustado mi historia escríbeme. Alfredo247@hotmail.com 8.- Habitación 218 Estaba en Londres intentando aprender un poco de ingles, vivía en un hostel de estudiantes, los estudiantes eran irlandeses, chinos, vietnamitas, tailandeses, iraníes, turcos, holandeses, españoles, mejicanos, hondureños, brasileños y de prácticamente todos los países asiáticos y africanos que en su tiempo formaron parte del Imperio Británico. El dinero que traje de mi país se me había acabado, la dirección del hostel me daba comida y cama, a cambio de que por las mañanas limpiase habitaciones de estudiantes. Por las tardes me dedicaba a pasear por el centro de Londres y a visitar museos, entonces eran gratis y además estaban calientes. Llevaba ya tres meses en Londres, solo y sin dinero. Un poco deprimido pero a la vez tranquilo, sin poder imaginar cual podía ser la salida de aquella situación. Normalmente los estudiantes tenían clases por las mañanas y las habitaciones estaban vacías a la hora en que yo pasaba a limpiarlas temprano en la mañana. Sin embargo algunas veces me encontraba con que algún estudiante que todavía continuaba durmiendo. La dirección del hostel me había pedido que incluso en esos casos limpiase la habitación. La limpieza consistía en barrer y fregar el suelo, limpiar el lavabo y vaciar la papelera. Me sentía muy cohibido cuando encontraba a alguien durmiendo y en esos casos procuraba acabar enseguida con la habitación haciendo el menor ruido posible y sin encender la luz. Había una habitación, la 218, que con mucha frecuencia estaba ocupada, era un estudiante negro y siempre estaba durmiendo, una de las veces note que se movía en la cama y que jadeaba, pensé que se estaba masturbando y rápidamente salí de la habitación, desde entonces temía limpiar aquella habitación y siempre la dejaba para el final con la esperanza de que ya estuviera vacía. En algunas ocasiones así era pero en otras él continuaba en la cama. En una de ellas me pareció que él estaba desnudo, la habitación estaba a obscuras y yo nunca encendía la luz, me bastaba la luz que se filtraba por las rendijas de la persiana, de nuevo salí inmediatamente de la habitación. Al día siguiente igual, de reojo y en la penumbra vi que aunque estaba desnudo estaba de espaldas, esta vez me anime a entrar y vaciar la papelera. En los días sucesivos la situación se repitió, pensé que él dormía así, y que el no intentaba provocarme, perdí un poco el miedo y barrí un poco el suelo, teniendo mucho cuidado en no acercarme a su cama. Al cuarto día me anime a mirar directamente al cuerpo sobre la cama. Estaba bocabajo la cabeza mirando hacia la pared, su cuerpo era grande y musculoso, la ancha espalda, el culo, las piernas, parecía una hermosa estatua de caoba, note que se movía, me asuste terriblemente, pensé que él estaba despierto y se había dado cuenta que yo le miraba, pues había dejado de hacer ruido con la escoba. Salí inmediatamente y cerré la puerta. El resto del día pensé en él, me había gustado ver su cuerpo desnudo. Yo nunca había pensado que me pudiera gustar el cuerpo de un hombre y menos el de un negro. Sin embargo me excite pensando en que lo acariciaba. Coincidió que aquella mañana también había encontrado debajo de una cama de un estudiante hindú, una revista pornográfica homosexual, la había hojeado muy rápidamente temiendo que alguien me pudiera descubrir, aquellas imágenes también me habían turbado y no sabia muy bien si me desagradaban o me agradaban. Por la noche me masturbe imaginando el cuerpo desnudo del estudiante negro. Al día siguiente entre en su cuarto con temor y no quise mirar hacia la cama mientras iba a vaciar la papelera, de vuelta vi que estaba desnudo, boca arriba y con una inmensa erección. Salí corriendo. Estaba claro que me estaba esperando y quería que yo lo viera así. La había visto la cara, tenía los ojos cerrados, pero no reconocía aquella cara entre los estudiantes del hostel, probablemente el solo dormía allí y no frecuentaba ninguna de las instalaciones del centro. Lo que no se me quitaba de la cabeza era la visión de su sexo inmenso y brillante. Por la tarde pensé en que me hubiera gustado acariciárselo, con mis manos, con mis mejillas, con mis labios. Por la noche terriblemente excitado me masturbe dos veces seguidas, pensando en ello. Y me prometí no volver a entrar en la habitación cuando él estuviera en ella. Al día siguiente mantuve mi promesa y no entre, pero al siguiente no pude aguantar la tentación de volverle a ver y entre. Estaba de espaldas, me sentí muy contrariado de no poder ver su hermoso pené. Me fui pensando que el ya no quería nada de mí. Tenia que hacer algo para demostrarle mi interés. Al día siguiente a pesar de mi miedo, me acerque a la cama. Él estaba desnudo de espaldas, yo me quede quieto mirándolo. El se movió como en sueños y lentamente se puso boca arriba, a pasar de mi temor me mantuve quieto mirándolo, mire su cara, sus ojos estaban cerrados, mire su sexo, no estaba completamente erecto, pero lentamente bajo mi mirada se fue enderezando hasta alcanzar su máximo esplendor. Note que a pesar de mi miedo mi pené también se ereccionaba. Entonces me pareció que sus brazos comenzaban a moverse y salí rápidamente de la habitación. Después pensé que había hecho mal y que quizás él estaba despierto y que lo había preparado todo para mí, y que se podría haber sentido molesto por mi rápida huida. Estuve toda la tarde excitado, esperando que llegase la noche y que mi compañero de habitación se durmiese para poderme masturbar pensando en él. Estaba claro que yo quería acariciarlo, pero tenia terror a que el quisiera hacer lo mismo conmigo, y hacerme incluso otras cosas mucho peores que acariciarme, cosas que yo no acababa de concretar bien. Por otra parte mi terror quizás solo era una defensa inconsciente frente a mis auténticos deseos. No dormí bien aquella noche. Al día siguiente fui dispuesto a todo, mire hacia la cama y estaba vacía. Me desespere, quizás el ya no me volviera a dar una nueva oportunidad. Aproveche su ausencia para explorar sus cosas. Libros de economía, una fotografía en la que estaba él, con una hermosa joven de su raza y un niño y una niña. Todos tenían ropas de verano y sonreían, él miraba directamente a la maquina, su rostro era hermoso y su mirada intensa, parecía mas joven que ahora. Me acerque a la cama desecha, pase la mano sobre la sabana donde había descansado su cuerpo desnudo, acerque mi cara para sentir su olor. Sentí como mi pené sé erecionaba rápidamente. Definitivamente tenia que hacer algo, lo necesitaba intensamente. Durante los dos días siguientes no durmió allí. Pensé que quizás se había ido definitivamente, sin embargo me tranquilice al ver que sus cosas todavía estaban allí. Cuando abrí la puerta de su habitación el tercer día note inmediatamente que él estaba allí, mi erección comenzó inmediatamente. Vacié la papelera, él estaba desnudo, la cara hacia la pared. Comencé a barrer la habitación mirándolo de vez en cuando, me decidí a acercarme a su cama el como la otra vez giro lentamente su cuerpo, sus ojos estaban cerrados, mire como su sexo se erguía lentamente. Deje de barrer y me quede quieto mirando hipnotizado su pené erecto y brillante, acerque lentamente una mano hacia él, entonces mire su cara y para mi horror vi que tenia los ojos abiertos y que me miraba con la intensa mirada de la fotografía, mientras iniciaba una sonrisa. Mi mano se paralizo, hice un movimiento intentando huir rápidamente, pero el sujeto mi muñeca con su mano de hierro, intente soltarme, pero fue inútil, me arrastro encima del, me retorcí con todas mis fuerzas intentando escapar, pero no podía hacer nada, su otra mano cubrió mi boca haciendo imposible que gritase. Durante un rato intente zafarme de su abrazo, pero era inútil y poco a poco me fui quedando quieto. Entonces empecé a notar su cuerpo aprisionando el mío, él me tenia cogido por detrás, notaba la dureza de su sexo sobre mi culo, del que solo separaba la tela de mi pantalón. Permanecimos los dos quietos durante unos minutos, yo me tranquilice un poco, y pensé que quizás no me haría daño, que tan solo quería acariciarme. Efectivamente al poco, soltó mi muñeca y apretó mi cuerpo junto al suyo y con su mano libre, comenzó a tocar todo mi cuerpo por encima de mi ropa. Su forma de tocarme era intensa y buscaba medir y valorar todas mis formas. Luego me desabrocho los pantalones y me los bajo hasta las rodillas, hizo lo mismo con los calzoncillos, esta vez yo colabore levantando un poco mi cuerpo. Me volví a apretar junto al, ahora ya si notaba directamente su piel sobre la mía, entonces me relaje del todo y me abandone a su abrazo. Después de unos minutos en esta posición, él aflojo lentamente la mano que cerraba mi boca, de forma que ahora tan solo rozaba mis labios. Desabrocho mi camisa, in entonces comenzó a acariciar las partes de mi cuerpo desnudo. Sus dedos ahora se movían muy suaves sobre mi cuerpo, se había apartado un poco y su sexo apenas rozaba mis nalgas desnudas. Pensé que él me necesitaba, que echaba de menos a aquélla hermosa joven de la fotografía, y que en su imaginación yo era ella, me sentí halagado de que le gustase acariciar mi cuerpo. Ahora la punta de sus dedos acariciaba mis pezones con infinita delicadeza. Entonces me convencí que no me iba hacer daño. Después comenzó a hablarme con voz grave y la vez tierna en un idioma que yo desconocía, imagine que me decía que le gustaba mi cuerpo, que me quería hacer feliz, que no me preocupara de nada. Entonces note que mi pené comenzaba de nuevo a ereccionarse. Su mano grande y fuerte acariciaba mis piernas, las abrí para que el pudiera acariciar la parte interior de mis muslos, sus dedos acariciaron mis testículos y mi pene erecto, sentí no tener en su lugar el sexo que yo pensé que el estaba imaginando, el de su hermosa mujer. Yo no podría darle el gusto que el necesitaba. El ahora acariciaba mis nalgas e insinuaba un dedo entre ellas. Entonces me puse rígido ¿Qué es lo que pretendía? Eso no podía ser, era imposible, ¿como no se daba cuenta? Entonces pareció aceptar la evidencia y abandono la caricia. Ahora me volví de frente a el y le mire directamente a los ojos, su sonrisa me tranquilizo, agradecido, bese su mejilla. El entonces bajo la mirada hacia su sexo, entendí lo que pedía de mí, y lo cogí con mi mano, no lo podía abarcar entero. Entonces oímos como la encargada de limpieza me llamaba, acercándose rápidamente por el pasillo hasta la puerta de la habitación. El se levanto de un salto y cerro la puerta antes de que ella pudiera sospechar que yo estaba allí dentro. Volví a la cama y me apretó contra el, me deje besar en los labios sin atreverme a devolverle el beso. Le dije que me tenia que ir, pues la encargada de la limpieza me estaba buscando, el acepto que me fuera con la condición de que volviera por la noche a partir de las diez de la noche, después de la cena. Le prometí que así lo haría. Ya fuera de la habitación pensé en que no debería ir, pues seguramente iba a intentar penetrarme, y me haría un daño horrible y yo no iba a poder resistir el dolor. Toda la tarde la pase dudando sobre ir o no ir a la cita. Cuando recordaba lo que había pasado inmediatamente mi pene se ponía en erección. Por otra parte deseaba acariciar y besar su pené y que él me estrechara en sus brazos y me tocase. Se había portado muy bien conmigo y parecía un hombre bueno, intentaría satisfacerle evitando que él me penetrase. Aprovechando que aquella tarde mi compañero de habitación no estaba, me estuve masturbando pero sin llegar a corredme. A pesar de que no me agradaba nada lo de la penetración anal, probé con un dedo y un poco de mantequilla, al principio me molestaba, pero luego me acostumbre, me excitaba pensar me lo podía hacer como si yo fuera una chica, y mi ano fuese un coñito lubricado, estrecho y caliente. Luego probé con dos dedos, me dolió un poco al principio pero después me comenzó a gustar, llegaba hasta acariciarme la próstata, mis dedos entraban y salían con facilidad, y mi pene erecto no dejaba de producir liquido preseminal, recogí parte con un dedo y me lo lleve a los labios, nunca había hecho eso, me gusto el sabor, pensé que me gustaría que el se corriese en mi boca. Luego fui a las duchas comunitarias, quería estar limpio, aunque aun no sabia si iría a la cita. En la ducha había dos chicos desnudándose, yo siempre me iba a duchar cuando pensaba que no había nadie, sentía vergüenza que me viese alguien desnudo, pensé en irme, pero al final comencé a desnudarme. En el momento de quitarme el slip mire hacia ellos, me estaban mirando sonriendo y hablando entre ellos, tenían los penes semierectos. Me puse rojo de vergùenza y camine deprisa hacia la ducha notando que también mi pené comenzaba a endurecerse. Comencé a ducharme dándoles la espalda. Me sentía completamente vulnerable y eso me excitaba, mi pené ya estaba completamente erecto, volví la cabeza por encima del hombro ellos seguían mirándome mientras se masturbaban. Afortunadamente para mi entro gente en las duchas y ellos se fueron también a duchar, aproveche la ocasión para secarme y salir rápidamente de allí. A las diez en punto estaba llamando a la puerta de la habitación 218, con la ropa limpia y recién peinado. Nervioso como una adolescente en su primera cita. Él me recibió con una sonrisa tranquilizadora, envuelto su cuerpo desnudo en una bata de baño blanca. Mientras el cerraba el pestillo de la puerta yo me quede en mitad de la habitación sin saber que hacer. El se situó detrás de mí, y mientras sus labios besaban mi cuello, comenzó a desabrocharme el pantalón. Yo entonces estaba completamente entregado, pero paralizado. Me quito a la vez los pantalones y el slip, mi pené salto libre y erecto, levante los pies para que retirara la ropa. Me desabrocho la camisa y comenzó a acariciarme los pezones. Me hubiera caído si su cuerpo no sujetase por detrás, debía de haberse abierto la bata pues note su pené desnudo sobre mi espalda, el era bastante mas alto que yo y también mas fuerte. Seguía mordisqueando mi cuello, su lengua acariciaba mis orejas. Insinué su pené entre mis muslos, y yo enseguida abrí las piernas para acogerle entre ellas, intente acariciarlo con la cara interior de mis muslos. Entonces me dio la vuelta frente a el, tomo mi mano y rodeo con ella su inmenso pené erecto. Inclino sonriendo su cara sobre la mía, y fui yo el que acerco mis labios a los suyos, entonces me abrazo contra él y me beso, penetrándome con su lengua. Cuando sacio su sed de mi boca se retiro para mirarme fijamente a los ojos, yo me ruborice y volví a besarle, introduciendo delicadamente mi lengua entre sus labios y dejando que el me la chupase. Luego me llevo hacia una silla, donde hizo que me sentase encima de su regazo, de espaldas y con su pené entre mis piernas. Su enorme miembro sobresalía entre mis muslos llegando su glande a la altura del mío, mi pené que es bastante grande parecía pequeño a su lado. Una de sus grandes manos rodeo juntos nuestros dos miembros, mientras la otra acariciaba todo mi cuerpo desnudo. Otra vez comenzó a hablarme dulcemente en aquella extraña lengua. Nunca en mi vida me había sentido tan feliz como ahora envuelto en sus brazos y caricias. Sabia que él echaba de menos a su hermosa mujer, y yo deseaba sustituirla lo mejor posible. En su larga letanía de amor, a veces intercalaba palabras en ingles que yo podía entender, my dear, my sweet boy,...Así me di cuenta que el me deseaba a mi, a mi por mi mismo, como un chico, que mi cuerpo era el que levantaba toda su inmensa pasión, me sentí muy halagado y feliz, y volví mi cabeza para besar apasionadamente sus labios. Me sentí querido y deseado y decidí entregarme completamente a el y que hiciera conmigo lo que quisiera. Su cálida mano masturbaba simultáneamente nuestros dos penes, por sus puntas se desbordaba nuestro líquido preseminal. El recogió con uno de sus dedos un poco de nuestra miel de amor y lubrico con el mis labios, metió el dedo en mi boca y yo lo chupe con avidez. Me hizo poner en pie, con una mano cogio mis testículos, y la otra acaricio mi culo, el dedo lubricado por mi saliva busco la entrada de mi cuerpo. A pesar de que yo estaba dispuesto, su dedo grande me lleno como si fuera un pené, gemí de placer y dolor, y el ahogo mis gemidos con sus beso. Ahora de frente la punta de nuestros sexos también se besaban y al igual que nuestras lenguas intercambiaban saliva, ellos intercambiaban nuestros fluidos de amor. Su dedo me hacia el amor, y no pude aguantar mas y todo mi semen salio a borbotones cubriendo de blanca nieve la punta inmensa de su miembro de caoba. Entonces saco el dedo, y coloco la punta blanca sobre mi dilatado agujero. Intento penetrarme, yo aterrado intente zafarme de su brazo, pero el no me dejo escapar, puso como la primera vez una mano sobre mi boca para sofocar mis gritos, y comenzó a penetrarme. Yo me sentí morir, el daño que me hacia era horrible, las lagrimas brotaban de mis ojos, y comencé a llorar. Finalmente note que estaba completamente dentro de mí. Yo no podía soportar el dolor, intente apartarme, clave mis uñas en su piel, intente morderle. Pero el no aflojaba su abrazo mortal. Me rendí, e intente relajarme, poco a poco el dolor se fue haciendo mas soportable, respire con fuerza, mi corazón latía a cien, y notaba también el latido de su corazón a través del pené que me traspasaba. A continuación comenzó a moverse dentro de mi, poco apoco el dolor fue desapareciendo, comencé asentir placer, un placer que nunca había sentido. Me sentía pleno, maravillosamente lleno de vida. La transformación había sido completa, me sentí un hombre nuevo, feliz y purificado de todo mal. No podía creer lo que estaba pasando, el entraba y salía dentro de mi. ¡Me estaba haciendo el amor!, ¡me estaba follando!, y yo lo aceptaba y me abría para él. Me sentía feliz y quería que aquello no terminase nunca. El noto el cambio que se había operado en mi, y comenzó de nuevo a susurrarme palabras de al oído, palabras que yo no entendía, pero que imaginaba de amor. Me entregue de nuevo a el, mi cuerpo iba al encuentro del suyo, en la comunión de las sucesivas entradas y salidas. Mi pené se había vuelto a poner erecto, y él acariciaba suavemente mis testículos. Sucesivas olas de placer recorrían mi cuerpo, una sensación nueva de plenitud me llenaba, ahora lloraba de felicidad. Nunca pensé que algo tan sencillo podía ser tan hermoso. Mi ano ya no era mi ano, sino el altar del amor, un lugar para dar y recibir placer. Le pedí que me diera con mas fuerza, y él me monto con mas violencia, volví mi cara para ofrecerle agradecido mi boca, mientras hundía su lengua en ella, mi pené lanzo sus exilir de amor, sin ser tocado, solo impulsado por las embestidas de mi amante. Recogió parte de mi semen con su mano, y me lo ofreció, para que yo pudiera saborearlo. Las contracciones de mi ano provocaron su orgasmo. Note como aumentaban el tamaño de su miembro, y todas y cada una de las contracciones que llenaron mi cuerpo con su caliente y abundante semen. Después de esto, sin sacármela, me levanto en el aire y me llevo sobre la cama, donde quedamos ambos exhaustos y felices. Así estuvimos unos minutos inmóviles hasta que nuestra respiración se regularizo. Gracias, es lo único que pude articular, besando su mejilla, la cabeza me ardía, seguramente tenia fiebre, me sentía como drogado. Quería que aquello no acabara nunca. Note que su sexo volvía a alcanzar su máximo esplendor, el mío también se puso erecto. Se movió dentro de mí, y note como su abundante semen lubricaba mi dolorido pero feliz nido de amor. Me giro sobre mi mismo, y me tomo de frente. Ahora yo podía ver su cara y acariciar con mis manos su pecho. Esta segunda vez me follo durante casi media hora y con solo pequeños descansos. Al final nos corrimos juntos mirándonos a los ojos, y yo sentí que el me amaba tanto como yo a el. Tres horas mas tarde salí de la habitación 218, estaba muy cansado pero también muy contento. Era un hombre nuevo, había descubierto un paraíso de felicidad de una forma casual e inesperada, y estaba dispuesto a volver a el siempre que pudiese. Así lo hice las noches siguientes, él me había dejado una llave de su habitación y yo le esperaba ya desnudo bajo las sabanas. Él compro para mí una crema lubricante, y aunque al principio siempre me dolía un poco, no me importaba pues sabia que pronto llegaba el inmenso placer de ser poseído. Aquellos días hicimos todo lo que el amor nos pedía, caricias y besos con las manos, con los labios, con la lengua, con los penes, penetraciones dulces y penetraciones violentas. Escenificaciones de violentas violaciones, y también de dulces seducciones. Cada día inventábamos algo nuevo para mantener vivo el fuego de nuestra pasión. Me hizo vestir ropa interior femenina, y me hizo pasar por su novia, su esposa, su hermana, su hija y hasta su madre. Apenas hablábamos solo lo imprescindible, el no sabia nada de mi vida pasada, ni yo de la suya. No hacia falta, nosotros estábamos creando un nuevo mundo. Una noche llego una hora tarde, cuando yo ya me había levantado de la cama y me iba a vestir para marcharme. Llego con un amigo, los dos parecían algo bebidos y reían. Intente vestirme rápidamente, pero él me sujeto mientras riendo comentaba algo sobre de mi, a su amigo. Yo no entendía nada pues le hablaban en su extraño idioma. Yo estaba muy enfadado con él, por haber profanado nuestro amor, dejando que su amigo conociera nuestro secreto y, permitiendo incluso que me viera desnudo. Su amigo era un gigante, bastante mayor que él, y con una cara un tanto brutal. Sin embargo aquel monstruo me sonreía, acariciándose su enorme pené a través del pantalón. Me explico que era un tío suyo, que trabajaba en los muelles de Londres, que había dejado a su familia en su país, y que no hacia otra cosa que trabajar para ahorrar dinero y poder mas adelante alquilar una casa y traerse a toda su familia. Me dijo también que estaba muy solo y que llevaba más de un año sin estar con ninguna mujer. ¿Me estaba insinuando que me ofrecía a aquel bruto? Intente de nuevo irme. Me lo impidió de nuevo, me dijo que me tranquilizase, que había hablado a su tío de lo feliz que era conmigo y que solo quería presentarme. Me dijo que le diera un beso en la mejilla a su tío, que ese era el saludo familiar, que no me preocupase por estar desnudo, que en su tierra casi siempre estaban desnudos y que a nadie le preocupaba. Mire hacia su tío, había dejado de tocarse el pene aunque se notaba claramente su erección debajo del pantalón, también había dejado de sonreír y su cara expresaba una enorme tristeza y una profunda pena. Me dirigí lentamente hacia él, al principio mirándole directamente a los ojos, su mirada comía mi cuerpo desnudo, note el movimiento involuntario de su pené y baje la mirada hacia el suelo. Me pare junto a el, mucho mas alto que yo, me sacaba casi la cabeza, subí las brazos hacia su cuello y poniéndome de puntillas, roce con mi mejilla la suya, su barba de tres días me pico, pero note su piel caliente, frente a la mía fría, mientras cambiaba hacia la otra mejilla, note una de sus grandes y rudas manazas rozando el final de mi espalda y el principio de mis nalgas. También sentí como mi pené se erguía rápidamente. Pensé que mi amante se podría poner celoso si veía mi excitación, volví mi cabeza para mirarle. Su sonrisa asintiendo, y la desconsuelo de aquel gigante me animo hacer algo inconcebible, con una mano acaricie su pené a través del pantalón, con la otra comencé a desnudarlo, mientras mis labios buscaron los suyos. Él acariciaba mi cuerpo con suavidad como si temiese romperlo. Saque su pené monstruoso, lo sujete con todo el brazo mientras mis dedos sopesaban sus enormes testículos. Mordisquee con cuidado sus pezones erectos. Finalmente me puse de rodillas para adorar aquel magnifico miembro, del cual manaba la espesa miel de la masculinidad. Solo pude lamer un poco, pues enseguida note una potente contracción, y una ráfaga de liquido denso y caliente cubrió mi cara, rápidamente me levante para recibir las cálidas descargas sobre mi excitado pené, el cual a su vez soltó su miel de pasión. Entonces un golpe terrible me tiro por el suelo. Mi amante nos gritaba muy enfadado a su tío y a mí. Su tío se fue lo mas deprisa que pudo. Me tiro boca abajo sobre la cama. Sujetándome violentamente por el pené y los testículos, levanto mi culo hacia su boca, me lamió la raja y me metió la lengua, a continuación y sin mas lubricación me penetro de un solo golpe interminable, me hacia daño en los testículos, y el culo me dolía. Pero me sentía feliz, por el hecho de que se hubiera puesto tan celoso. Eso mostraba la intensidad de su amor. Se corrió en mi dos veces seguidas, como una bestia en celo. Después se quedo como muerto. Yo le hablaba y el no me respondía. Le pedí perdón, lo acaricie, le cubrí de besos y él comenzó a llorar como un niño. Fue cuando me di cuenta, que el no solo estaba celoso de su tío, sino también de mí. Quizás a el le hubiera gustado estar en mi lugar. Pensé que quizás le haría feliz si yo le penetraba. Me arriesgaba a que me matara de un golpe. Aprovechando que estaba boca abajo, acaricie sus nalgas fuertes y hermosas. Luego pase toda mi mano por su húmeda raja, comenzó a gemir, me anime a besar su rosado orificio. Sus gemidos aumentaron cuando mi lengua le penetro, lo cubrí de lubricante, le hice acostumbrarse a mis dedos, note como movía la pelvis buscando la penetración, también note su tremenda erección. Era el momento de la verdad, mi pené es grande, aunque no tanto como el suyo, sabia que le iba a doler, pero también sabia, que luego iba a entrar en un paraíso, que calmaría toda su pena, y le llenaría de felicidad. Le penetre lentamente, haciendo descansos, para que él tuviera tiempo de acomodarme. Unos minutos después, ambos nos movíamos juntos y la maquina del amor funcionaba a la perfección. Profundamente agradecido, me ofreció sus labios. Recordé lo que yo había sentido la primera vez, y le folle con fuerza. Él lloraba de alegría cuando comencé a llenarle con mi semen, y el descargo su masculina miel por tercera vez aquella tarde. Un nuevo ser había descubierto el otro hemisferio de la sexualidad masculina. Al día siguiente salimos por primera vez juntos a la calle. El no quería volver a ver a su tío. Sin embargo su tío parecía que si quería verme a mi, mi di cuenta que nos seguía.... Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 9.- El viejo de la sex-shop Esta historia transcurre en una Sex Shop. Tenía 18 años cuando descubrí, ese paraíso de libertad que son las cabinas de las Sex Shop. Quizás uno de los últimos reductos de libertad que la civilización nos permite. Forzando mis temores entré y me encerré en uno de los cubículos. Metí unas monedas en la ranura y un mundo nuevo y maravilloso apareció ante mis ojos. Una mano de un hombre acariciando la suave espalda de una joven. Unos labios besando un cuello. Luego él rozando sus labios, una hermosa joven de pelo corto. Un primer plano de la mano masculina, acariciando la cara interior de unos muslos. Otra mano del hombre acariciando ahora el pecho de la joven. Pero no, no puede ser, esta chica tenia los pezones erectos, pero no tenia pechos Ahora también un primer plano del pené del hombre erecto, rodeado por los blancos y gráciles dedos de la chica... Abrí la cremallera de mi pantalón y deje en libertad a mi pené. No lo podía tocar, me correría. Ahora la mano que subía entre los muslos y en la penumbra un pené masculino erecto. La joven era un joven. Gemí incrédulo. Aquello era imposible. Era un chico al que acariciaba aquel hombre. De nuevo una mano acariciando aquel pecho, definitivamente no era una chica. De nuevo los besos. Ahora si podrían ser una chica y un hombre. Acaricie mi sexo. Ahora un plano completo. Un hombre tenia sobre su regazo a un chico, le acariciaba le besaba, se podían distinguir claramente sus dos penes erectos. Eyacule sin tocarme. Se acabaron las monedas y el televisor se apago. Nunca olvidare aquellas imágenes. He vuelto muchas veces a esos cubículos, en muchas ciudades y países, mujeres y hombres, mujeres y mujeres, hombres y hombres, jóvenes y menos jóvenes, a veces todo me ponía a cien otras veces me aburría saturado de repeticiones sin imaginación.. Muchas veces he gozado pero nunca como aquella primera vez. Bueno salvo la historia que me sucedió ayer. Una mañana fría, y una fuerte resaca de la fiesta de navidad con los compañeros. No podía trabajar, me fui al centro de la ciudad, buscando el cubículo de las mágicas imágenes. Entre, cambie monedas, acababan de abrir, subí las escaleras. La numero 2. En el pasillo me crucé con el, un viejo, alto, delgado huesudo, mal vestido, ojos claros, inyectados en sangre, frente amplia, piel un poco apergaminada, boca entreabierta, labios grandes y secos. Mirada suplicante. Se quedo parado mirando como yo entraba en la cabina. Volví la cabeza. En su rostro la profundidad de la angustia, del deseo, de la desesperación...Me volví, tome su mano y le arrastre hacia la cabina. Me siguió torpemente. Le senté en el único sillón de la cabina, bloquee la puerta. Había hecho una locura. Pero ya no había marcha atrás. No había apenas sitio para los dos. El sentado, yo de pie, mirando la pantalla. En el video, un chico y una chica desnudos mirando otro video, ambos de pies, la chica detrás del chico. La chica acariciando al chico y este mirando como un hombre acariciaba a un jovencito, en la misma posición que ellos. Erección inmediata. Me baje los pantalones y el slip. Espere sus caricias. No. Me volví, sonriendo le anime. Ahora sí. Sus manos frías subiendo por mi espalda, debajo de la camisa, ahora por delante, apenas rozándome. Buscando mis formas, como si yo fuera un objeto muy valioso y frágil, de cristal. Mis pezones erectos a punto de explotar. La chica lubricaba sus dedos con su flujo vaginal, luego se insinuaba en el santuario masculino del chico. El hombre rozaba con su enorme pené el blanco culo del jovencito. Ahora él acariciaba mis piernas. Las abrí. Un primer plano de un dedo de la chica penetrando a su chico, mientras susurraba algo a su oído, seguramente sobre la escena del hombre y el jovencito. El cual ahora introducía dos dedos en el ano del muchacho. El viejo continuaba con sus exasperantes caricias, me estaba volviendo loco. Mi pené necesitaba su atención. Pero el parecía no atreverse. Me volví, cogí su enorme mano huesuda, y me lleve los dedos a mi boca, los chupe. Y luego me la coloque justamente en la raja. Quería que me hiciera lo que la chica le hacia al chico, y el hombre al jovencito. Entonces lo comprendió, y lentamente y cuidadosamente comenzó a penetrarme con su enorme y huesudo dedo. En las imágenes la chica penetraba al chico con una mano y con la otra le masturbaba. El hombre ya tenia su pené dentro del muchacho. Mientras tanto mi pené seguía sin atenciones. Me saque los pantalones y me volví. El viejo parecía un poco asustado, su boca babeaba, pensé que estaba a punto de tener un infarto. Acerque mi pené erecto a su boca, roce con él sus labios resecos, abrió la boca, le faltaban un montón de dientes. Necesitaba que me la chupara. Saco la lengua roja y húmeda, su punta lamió el líquido preseminal que rezumaba de mi raja. La metí dentro. Tímidamente su lengua comenzó a acariciar mi glande. Puse las manos sobre su cabeza, El duro cráneo apenas cubierto de algunos blancos mechones. Pensé que me la estaba chupando un ser salido de ultratumba. Los gemidos de la TV me hicieron volverla cabeza. Primer plano de la chica lamiendo el masculino coño de su novio. Primer plano del jovencito chupando el miembro del hombre. Me volví, mi viejo se acariciaba a través del pantalón el pené. Me arrodille delante de él, le baje los pantalones, y los calzoncillos sucios y rotos, olía fuerte pero no me disgusto. Su miembro increíblemente enorme, duro, nudoso, lleno de venas apunto de estalla, sobresaliendo de su ralo y blanco vello pubico. Acaricie su glande adornado con una perla de cristal en la punta. El comenzó a gemir muy bajito, parecía el llanto de un niño. Se la chupe un poquito mientras acariciaba sus enormes y colgantes testículos. Me levante, puse mi culo a la altura de su boca, y su larga lengua jugo a penetrarme. Su áspera barba de varios días excitaba con su picor la suave piel de mis nalgas. Tenía una enorme lengua que me penetraba profundamente. En la pantalla ahora una gran polla, que no se de donde había salido, follaba al novio de la chica, mientras esta ayudaba y estimulaba al follador. En la otra pequeña pantalla el hombre se paseaba por una lujosa casa sosteniendo al jovencito ensartado en su pené. Me coloque de forma que el pené de mi viejo, pudiera comenzar a follarme. Trabajo y dolor me costo meterme aquella monstruosa polla en mis entrañas. Mi goteante pené se quedo sin erección. Me moví acomodándola, el estaba quieto, sentía como latía dentro de mi. Espere un par de minutos. Me la saque, me di la vuelta y con los pies encima del sillón me la metí de nuevo, de frente, ahora mas fácilmente. Le mire Tenia los ojos cerrados y húmedos un par de lagrimas salían de sus mejillas. Mi pené ya estaba de nuevo duro, recogí liquido preseminal con mis dedos y moje sus labios, los abrió. Sentí que estaba abusando de el. Note que él necesitaba algo más que sexo. Acaricie su cara apergaminada y sin afeitar. Desabroche su camisa mientras acariciaba su pecho de blanco vello, y pellizcaba sus sonrosados pezones. Note como por primera vez el comenzaba a mover su pené en mi interior, es cierto que muy tímidamente. Me incline y rocé con mis labios los suyos, los entreabrió un poco y pase la punta de mi lengua por ellos. Abrió los ojos... Entonces me parecieron hermosos, muy hermosos. Le sonreí, y el inicio también una sonrisa con su desdentada boca, que sin embargo ahora me pareció muy hermosa. Acaricie con mi mano su mejilla, y le di un beso en los labios. Y por primera vez le hable, le dije que era muy hermoso y que quería hacerle feliz. Y que yo me sentía muy feliz con su pené dentro de mi. Le pedí que me hiciera el amor. Y el comenzó a follarme, ahora con los ojos abiertos y sonriendo. Así el baile del amor, caricias, besos, susurros de amor, como una pareja de enamorados adolescentes, descubriendo por primera vez el amor. Ahora era el que me besaba apasionadamente. Su lengua y la mía. Su mano huesuda tomo mi pené y lo acaricio, comenzó mi orgasmo, mientras miraba el fondo de su alma a través de sus hermosos ojos, y el también siguió mi camino... Unos minutos después todavía estábamos juntos, su pené ya había resbalado de mi interior. Sus ojos estaban de nuevo cerrados. Realmente parecían hombre feliz... Nos limpiamos y vestimos, y antes de irme y después de darle un beso en la boca le dije que aquellos momentos habían sido los momentos mas felices de mi vida, y todavía no se si dije la verdad. Cuando baje y crucé por delante de la mujer de la caja, ella parecía que lo había oído todo, me miraba asombrada, incrédula de lo que imaginaba que había ocurrido entre un chico guapo, atractivo y elegante y un viejo decrepito sucio y miserable. Pero así son el amor y el deseo, profundos e incomprensibles. Nunca jamás volví a ver a aquel hombre, ni nunca jamás volví a tener una relación con un viejo, pero mi memoria guarda el recuerdo de aquella mañana como uno de los tesoros de lo que ha sido mi vida. Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 10.- Las secretas fantasias de mi marido Mi marido se ha ido y ha dejado el ordenador encendido, cuando me dispongo a apagarlo, me pregunta si envió un e-mail pendiente. Lo miro y es una historia erótica titulada The boy and the family old friend, no puedo creer lo que estoy leyendo, trata como un hombre casado seduce al un adolescente hijo de unos amigos del matrimonio. Estoy roja de rabia, cólera y vergüenza, la leo tres veces seguidas, hasta entonces no me había dado cuenta de la terrible excitación sexual que su lectura me había producido, me toco el sexo y lo tengo completamente mojado, allí mismo, delante del ordenador me masturbo como una loca. El e-mail iba dirigido a gaystory.org. Dejo todo como estaba y me voy a mi oficina, cierro mi despacho y busco en Internet gaystory.org. Un archivo de relatos pornográficos homosexuales. Veinte años casados y nunca tuve la más pequeña sospecha de que a mi marido le pudieran gustar los chicos jóvenes. Pensé que después de aquel descubrimiento necesariamente nos separaríamos. No entendía como le podían gustar aquellas historias, sin embargo a mí también me excitaban. Después de mucho pensarlo decidí de momento no decirle nada sobre mi descubrimiento. Me dedique a espiarlo, quería saber sí tenia alguna relación sexual con alguien. Nada, absolutamente nada. Tan solo encontré mas historias suyas en gaystory.com. Todas ellas me hicieron masturbarme varias veces. Conmigo seguía siendo tan buen amante como siempre. Pensé que mientras me hacia el amor quizás estaba imaginado que lo hacia con alguno de aquellos chicos de sus historias. Me dio pena de él. Desee que fuera más feliz y que tuviera oportunidad de realizar alguna de aquellas historias. Mientras tanto yo también encontré una fuente de placer en las historias de gaystory.com. Me excitaban un montón aquellas historias tan calientes entre hombres y hombres y especialmente entre hombres y chicos. También descubrí las historias de lesbianismo, y especialmente las de mujeres y adolescentes eran las que me hacían conseguir más orgasmos. Empecé a pensar en mi venganza buscándome una amante joven y guapa. De hecho ya tenía los ojos puestos en una, incluso antes del gran descubrimiento. En el piso de al lado vivían dos hermanos, chica y chico ella de 19 estudiaba en la Universidad el de 14 en secundaria. Sus padres vivían en un pueblo de la provincia, al cual se desplazaban los hermanos durante los fines de semana, cuando no eran los padres los que venían a la capital. Los dos eran muy educados y amables. Ambos llamaban la atención por su belleza. Había algo que nos unía a los cuatro: la música. La chica estudiaba violín, el chico piano, y mi marido y yo somos profesores de música y tocamos en una importante orquesta de renombre internacional. El violín y yo piano. Dada nuestro común interés teníamos una buena amistad y de vez en cuando nos juntábamos para tocar algo juntos, en realidad lo que intentábamos era ayudarlos en sus comienzos musicales. Una tarde estaba yo masturbándome intentando imaginar como seria un encuentro erótico con Maria, este era el nombre de mi joven vecina, cuando llamaron a la puerta. Me puse una bata de baño sobre mi cuerpo desnudo y salí a abrir. Allí estaba Maria, sonriéndome y más guapa que nunca. Por un momento pensé en algún tipo de telepatía, había comunicado mi mente con la suya. Me sonroje, y en mi aturdimiento por ocultar mis pensamientos le dije que precisamente estaba pensando en ella. Ella continuo sonriendo mientras cerraba la puerta tras ella. Mirándome fijamente a los ojos me pregunto en que pensaba, en que eres muy hermosa le respondí, poniéndome ya completamente roja de vergüenza y bajando mi mirada avergonzada. Ella entonces mientras con una mano mi mejilla acariciaba mis ruborizadas mejillas, con la otra me atraía suavemente hacia su cuerpo. Me envolvió su calor a través de su ligero vestido veraniego. Note un fuerte espasmo en mi vagina, y como esta prácticamente se licuaba. Con las piernas temblando rodee con mis brazos su cuello, y completamente entregada apoye mi cabeza en su hombro. Así abrazadas e inmóviles nos mantuvimos unos instantes, sus pechos rozando los míos, nuestros montes de Venus tocándose. Pensabas en esto, me musito en el oído, si, fue mi apenas audible respuesta. Entonces levanto mi mejilla y me beso dulcemente. Nunca pensé que un beso podría ser algo tan agradable. Mi abrí a sus labios húmedos y sedosos. Espasmos incontrolables contraían mi sexo, mientras mi flujo vaginal se desbordaba sobre mis temblorosas piernas. Necesitaba que me hiciera el amor inmediatamente, nunca en mi vida había estado tan excitada. Ella pareció adivinar mis pensamientos, se aparto un poco y mirándome con sus hermosos ojos verdes, me dijo que me tranquilizase que teníamos todo el tiempo del mudo para hacerlo. Después una de sus manos se introdujo por la abertura de mi bata de baño, y como el ligero aleteo de las alas de una paloma, la punta de sus dedos recorrió mi cuerpo desnudo, garganta, punta de mis pechos, caderas, cara interior de mis piernas, finalmente fueron a posarse en mi nido de amor. Sus dedos delicados abrieron mi húmeda flor, y recorrieron todos sus perfumados pétalos hasta que finalmente uno de sus dedos introdujo delicadamente su punta en mi interior. Nunca en mi vida había sentido algo agradable. Luego apartando un poco su boca de la mía, saboreo con la punta de su lengua mi miel de amor, ofreciéndome a continuación mi propio flujo. Súper excitada chupe su lengua. Ella entonces volvió a colocar sus dedos sobre mi sexo, acaricio brevemente el inflamado botón de mi clítoris y con tan solo un par de movimientos precisos y seguros, me provoco el orgasmo más fuerte de mi vida. De pies, con todo mi cuerpo tenso como un arco, el orgasmo se prolongaba interminablemente, irradiando de su mano sobre mi sexo, olas y olas de placer sacudían mi cuerpo, un grito ronco salio de mi garganta antes de desvanecerme. Desperté en el suelo, Maria me ofrecía un vaso de agua mientras me sonreía. Un momento después las dos estábamos sobre mi cama. Le pedí que me dejara hacer a mí, que mi marido no volvería hasta tarde y que tuviéramos toda la tarde para nosotras. Cuando comencé a desnudarla lentamente, las sombras del atardecer, ya habían empezado a llenar la habitación... Sus pechos blancos y pequeños se ofrecían a mis caricias, era la primera vez que acariciaba a una mujer, me sorprendió la suavidad de su piel, sin prisas me deleite con su cuerpo joven y hermoso. Ella entregada gemía bajo mis caricias. Desaba devolverle el intenso placer que ella me había dado. Abrí sus hermosas piernas y bese su aromática flor, mi lengua ávida se aventuro en su conquista, yo también conseguí arrancarle un grito de placer, en un largo orgasmo, con mi lengua en su sexo, y con la punta de mis dedos jugando con sus pezones erectos. Después ya sin ningún pudor hicimos el amor como dos locas, buscando el placer hasta agotarnos. Toda una experiencia nueva para mi, y que no tenia nada que ver con hacer el amor con un hombre. Todo era mas fácil, adivinábamos mutuamente las necesidades de nuestros cuerpos, el ritmo justo y la intensidad precisa para que nuestros cuerpos se deslizaran por un tobogán interminable de orgasmos. Abrazadas, las piernas enlazadas, los cuerpos fundidos uno sobre el otro, nuestros sexos frotándose uno contra el otro, 10, 20,... perdimos la cuenta de los orgasmos. Nuestros cuerpos no se separaron hasta que nos sobresaltamos con el ruido hecho por mi marido abriendo la cerradura de la puerta. Me puse la bata de baño, cerré la puerta del dormitorio y rápidamente intente imaginar una historia convincente para explicar la presencia de Maria en el dormitorio y el que yo no estuviera vestida a aquellas horas de la noche. Le dije que yo estaba duchándome, cuando Maria llamo a la puerta, que había discutido con su novio y que estaba bajo una fuerte crisis nerviosa, que le había dado una pastilla para relajarse y que estaba ahora descansando en nuestro dormitorio. Le pedí que saliera de nuevo a la calle y que volviera en media hora, para que a ella le diera tiempo a levantarse y que el se diera por no enterado de lo sucedido. Cuando el se fue, arreglamos juntas la cama y se fue para su casa, no sin antes darnos un apasionado beso de despedida y prometernos muchas tardes como aquella. Cuando el volvió, tuve que inventar toda la historia de Maria y su novio. No quede muy convencida de que se lo creyera. Era sábado y me pidió que saliéramos a cenar, normalmente cuando salíamos a cenar, después siempre quería hacer el amor. No se porque aquella noche saco el tema del lesbianismo, me contó que le excitaba mucho ver a dos mujeres juntas, que si yo nunca había pensado en tener una aventura erótica con otra mujer. Ya tomando la ultima copa en casa, y un poco borracho me confeso que alguna vez se había masturbado imaginando que Maria y yo hacíamos juntas el amor. De hecho, me dijo, eso es lo primero que pensé cuando llegue a casa y te vi saliendo del dormitorio en bata de baño. Pensé que Maria estaba contigo, y no me he acabado de creer lo que me contaste. Entonces te contare lo que tu quieres que te cuente, pero con la condición de que tu me cuentes algo sobre gaystory.com. Note que se ponía muy nervioso, y antes de que respondiera comencé a contarle, lo que me había ocurrido aquella tarde con Maria. Nada mas empezar mi narración note a través de su pantalón que su pené se ponía erecto. Continuamos la historia en el dormitorio desnudos. Sabia que a algunos hombres les excitaba el imaginar a dos mujeres haciendo el amor, pero no podía pensar que fuera tanto. Me acariciaba, me besaba, mientras yo le describía nuestro encuentro y masturbaba su superexcitado pené. Respecto a lo de sus visitas a las páginas gay de Internet, me contó que era simple curiosidad, que nunca había tenido ningún contacto homosexual pero que tenía curiosidad. Yo le anime a tenerlo, la vida es muy corta, le dije, debes probarlo todo, yo te ayudare, no te preocupes. Entonces le propuse que me hiciera el amor como si yo fuera un chico, por detrás, a pesar de que lubrico, me dolió bastante, pero pasados los primeros momentos me gusto, en realidad disfrute un montón. Al parecer tenemos mucha mas sensibilidad en el ano que en la vagina. Le propuse una escenificación en la cual yo haría de Carlos el jovencito hermano de Maria. Realmente no podía ocultar, lo que disfrutaba, yo también tengo que reconocerlo, me gusto ponerme en el papel de aquel guapo muchacho, haciendo levantar con toda su fuerza la pasión de un hombre. Se corrió dentro de mi, gritando: Carlos amor mió. Al día siguiente, entre orgasmo y orgasmo, le conté a Maria todo lo sucedido, incluido mi descubrimiento de las exploraciones de Internet de mi marido, así como la excitación que había conseguido representando el papel de su hermanito. Por su parte ella me contó que su hermano también visitaba gaystory.com y que le había confesado que le gustaría que le hiciera el amor mi marido Alfredo. La semana siguiente Carlos cumplía 15 años y Alfredo 35, pensamos que un buen regalo para los dos seria el facilitarles el realizar sus mutuas fantasías sexuales. Los juntaríamos a ambos en un dormitorio en la penumbra, un antifaz ocultaría su personalidad. Sin embargo ambos sabrian quien era el otro, pero que el otro no sabría quien era él. Mi marido yacería desnudo sobre nuestra cama, únicamente cubierto por una sabana, antes le había hecho fumar una buena dosis de marihuana, que yo sabia que agudizaba su sensibilidad al tacto, y le hacia un poco mas pasivo, que era lo que deseábamos de el en aquella ocasión. A Carlos le aseguro su hermana que Alfredo estaba bajo el efecto de una droga y que estaba prácticamente inconsciente. Maria llevo a Carlos hasta la puerta de nuestro dormitorio. Entro y cerró la puerta. Nosotras en el dormitorio de al lado contemplábamos a través de un televisor conectado a una cámara de video todo lo que ocurría en el dormitorio. Así vimos como Carlos se acercaba sigiloso hasta el borde de la cama, como levantaba con cuidado la sabana que cubría el cuerpo desnudo de mi marido. Durante un largo minuto se quedo quieto contemplando arrobado el cuerpo masculino objeto de su más intensa obsesión sexual. Vimos como a través del pantalón se acariciaba su sexo erecto. Maria y yo nos llevamos simultáneamente la mano hacia nuestros excitados sexos. La película acababa de comenzar. El chico se sentó sobre la cama y comenzó a acariciar el vello que cubría el pecho del hombre, luego se inclino para besar los pezones erectos. Vimos como en la penumbra el pené del hombre comenzaba a erguirse. El chico se volvió para ver el prodigio. Maria me sonrió y comenzó a acariciar mis pechos, mientras yo ya había comenzado a masturbarme abiertamente. El chico acariciaba ahora los muslos fuertes del hombre, mientras miraba hipnotizado como progresaba la erección del hermoso pené del hombre. Maria y yo nos besamos excitadas viendo la belleza del sexo entre un chico adorable y un hombre maravilloso, su hermanito y mi marido. Ahora el joven besaba la punta húmeda y rosada del pené grande y blanco. Ahora el chico se desnudaba, era la primera vez que yo lo veía desnudo, blanco, delicado y hermoso su cuerpo me deslumbro por su belleza, Maria adivino mis pensamientos, me pregunto si me gustaría hacerle el amor, ella me lo facilitaría si yo le dejaba un día a Alfredo. Al principio no entendí como podía desear a mi marido, luego me sentí celosa por partida doble, pero acepte su oferta. El chico ahora se abrazaba desnudo al cuerpo del hombre. Se masturbaba sobre el. Ahora no veíamos lo que hacia pero imaginamos que pretendía que los dos penes se acariciasen. Ahora vimos como se levantaba sobre los pies y las manos, los dos cuerpos solo se tocaban por las puntas de sus penes y a veces solo era un puente de líquido preseminal el que las unía. El chico estaba nervioso, parecía que quería hacer demasiadas cosas a la vez, que las prisas del deseo le impedían disfrutar aquellos momentos. Ahora cogio una mano del hombre y se acaricio con ella, las mejillas, el pecho, las piernas, el sexo. Cambiando ahora de postura intento masturbarse apretando su sexo contra el del hombre, pero estos se escurrían y no lograba mantener un contacto estable. Me hubiera gustado juntar a los dos con mis manos. O mejor, juntarlos en mi vagina. Hubiera sido feliz de que mi cuerpo hospedase la pasión de aquellos dos seres. Que gozasen uno del otro dentro de mí. Maria y yo ya habíamos tenido un par de orgasmos cada una, y aquellos dos enamorados todavía no habían tenido ninguno. Lo que vimos después no nos lo esperábamos, el muchacho dio la vuelta al cuerpo del hombre, y se puso a acariciar sus nalgas y a introducir un dedo húmedo en su ano, luego utilizando el lubricante que nosotras habíamos dejado encima de la mesa lo utilizo no para lubricarse él, que era lo que nosotras esperábamos sino para lubricar el ano del hombre, al cual después poseyó con movimientos rápidos y cortos. Se debió de correr en un instante, en el mismo instante que un gemido del hombre le sobresalto. Asustado, cogio sus ropas y salió inmediatamente del dormitorio. Cuando unos instantes mas tarde yo entre, mi marido seguía bocabajo, le penetre con dos dedos y él volvió a gemir, debía de pensar que yo era todavía Carlos. Le di la vuelta, él seguía con los ojos cerrados, y él pené erecto, lubrique mi ano y poco a poco introduje su pené dentro de mi. Se corrió mientras yo retorcía sus pezones. Después me fui sin descubrir el cambio. En el programa del día siguiente Alfredo disfrutaría del pequeño Carlos según su deseo. Quedaba pendiente Alfredo-Maria y Yo y el chico, y por supuesto una gran fiesta los cuatro juntos. Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 11.- Lo inevitable, chico y cura joven No recuerdo en que momento me di cuenta que él me miraba mucho. En clase, en el recreo, en la iglesia. Al principio pensé que me vigilaba para castigarme sí hacia algo mal. No se como notaba cuando me miraba pero los sentía, como si su mirada me tocase, volvía la cabeza y allí estaba él y cuando él notaba que yo lo veía volvía su mirada hacia otro sitio. No entendía él porque de su actitud y me sentía molesto. A veces me escondía en el patio durante el recreo y yo le vigilaba a el a ver que hacia. El iba de un sitio para otro, como buscando a alguien, deje de ocultarme y a través del reflejo del cristal de una ventana lo observe, efectivamente cuando me descubrió se dirigió hacia mí. Estaba a unos metros y simulaba ojear un libro, pero me miraba. Estaba mirando mis piernas, cerro un poco los ojos, como si quisiera gravarme en su cabeza suspiro profundamente, fue entonces cuando de repente me di cuenta de lo que él quería, yo le gustaba, le gustaba mis piernas, me sentí confundido y a la vez agredido, me volví, y le mire fijamente a los ojos, me sonrió ligeramente, pero yo a su sonrisa respondí con una mirada airada. Entonces él miro hacia otra parte y cada uno nos fuimos en direcciones opuestas. Aquella tarde no deje de pensar en él. ¿Que es lo que el quería de mí? Su deseo hacia crecer mi vanidad, por la noche en mi dormitorio, me mire las piernas por detrás en el espejo, me parecieron bonitas, parecían casi de chica. En la cama me estuve masturbando imaginando que el quizás en aquel mismo instante estaba también pensando en mi, quizás se estaba masturbando imaginando mis piernas. Me sentí muy adulado. El día siguiente fui yo quien empezó a perseguirle, quería ver como le brillaban los ojos cuando miraba mi cuerpo. Varias veces que me cruce con el, jugué a coquetear, a excitarle, le sonreía descaradamente. Una de las veces note un bulto debajo de su sotana., También vi como con una de sus manos intentaba recolocar su pené erecto. Me sentí muy orgulloso del poder que tenía sobre él y le sonreí coquetamente asegurándole así que me gustaba su interés. Pero el desde entonces comenzó a rehuirme. Yo todas las noches me masturbaba pensando en él, me quitaba el pijama debajo de las sabanas, y me imaginaba que él me acariciaba, incluso le imaginaba a él desnudo abrazándome por la espalda y colocando su pené erecto entre mis piernas, las piernas que a el parecían gustarle tanto. Yo movía mi cuerpo para darle gusto, y me sentía muy contento de hacerle feliz. Desee que aquello ocurriera de verdad aunque tenia miedo, idee un plan para seducirlo. Al día siguiente a la hora del recreo el tenia guardia. Me acerque a el cojeando y le dije que me había hecho daño en la cadera, le pedí que me llevara al botiquín para darme allí alguna pomada antiinflamatoria. El sabía que era todo mentira pero siguió mi historia. Ya en el botiquín me tumbe boca abajo en la camilla, y le pedí que me diera una masaje en las piernas. Lo empezó hacer muy profesional y yo le pedí que lo hiciera mas suave, entonces comenzó a acariciármelas, note que su pené se ereccionaba, lo roce disimuladamente con mi brazo, le pedí que me mirara las nalgas a ver si tenia algún cardenal, me baje los pantalones y los calzoncillos, mi pené también estaba erecto y descasaba bajo mi cuerpo. Directamente le pedí que me acariciara, sus manos blancas y delicadas de pianistas se deleitaron con mi cuerpo sin mas disimulo, yo agarre su duro miembro a través de la sotana, y abrí las piernas para que su mano acariciase mis prietos testículos, entonces oímos que alguien se acercaba por el pasillo, y le llamaba preguntando que es lo que me pasaba, me subí los pantalones y me baje de la camilla de un salto. Así que cuando el otro cura entro yo ya salía por la puerta, mi pené se había bajado de repente, pero no el de mi lindo curita, que se puso de espaldas simulando buscar algo en una vitrina. Vaya susto. Aquella noche me masturbe imaginando que besaba el enorme pené de hermoso curita. El día siguiente era sábado, me dijo que fuera a verle sobre las cuatro de la tarde, me dijo donde estaba su habitación y me pidió que tuviera cuidado y que nadie me viera ir allí. El me esperaba de rodillas, sus ojos estaban enrojecidos, parecía que había estado llorando, ahora le había sorprendido rezando de rodillas vestido con la negra sotana., la cara tapada con las manos, me desnude completamente, solo me deje la blanca camisa... Me incline sobre el, retire sus manos de su cara y las puse sobre mi cintura, acerque mi pene erecto a sus labios, levante su mejilla y le hice mirarme a los ojos, le sonreí dulcemente, sus manos comenzaron entonces a acariciar mi cuerpo, mis piernas, el objeto mas fuerte de su deseo, sus manos finas y blancas se deleitaron con mi cuerpo y me hicieron sentirme querido, feliz de que me desease tanto, alagado por su pasión. No parecía cansarse de tocarme, coqueto le ofrecí mis nalgas de adolescente hermoso. Besos y más besos, interminables caricias. Le pedí que se levantara y se echara sobre la cama. Se dejo hacer cerrando los ojos. Comencé a desbrochar los infinitos botones de su sotana, su pene la levantaba ostensiblemente. Debajo estaba desnudo, me había estado esperando. Quede deslumbrado por la belleza de su cuerpo, blanco, fuerte, suave, duro, tierno, frió y calido. Acaricie el vello negro y aterciopelado de su pecho, la cara interior de sus muslos, apenas insinué una caricia en su parte mas intima, justo detrás de sus testículos, el se abrió a mi caricia. Le despoje completamente de la sotana y le hice colocar boca abajo, su cuerpo esplendido, mas hermoso que el de ninguna chica o mujer que tanto me excitaban y gustaban Acaricie sus piernas, su hermoso culito blanco, bese su cuello, el gemía y gemía como llorando. Acaricie su raja húmeda. Metí dos dedos en su boca, y luego insinué uno de ellos en su ano, su cuerpo se lleno de espasmos, pensé que se iba a correr, le hice levantar un poco para que su pene no se rozase con las sabanas y así no se corriera. Luego comencé a lamer su dulce agujerito con mi lengua, y poco a poco lo fui penetrando con ella, luego un dedo luego otro. Entonces se incorporo para alcanzar un tubo de vaselina de encima de la mesilla. Lo tenia preparado, pero probablemente pensando en iba a ser él el que me penetrase, lubrique la entrada y comencé a penetrarlo, era muy estrecho, pero pude entrar en el. Gimió de dolor, pero al poco se relajo y note que ya estaba gozando, me moví lentamente dentro de su lindo y dulce coñito de macho guapo. Acaricie sus testículos y su enorme e inútil pene volvió su cara buscando mis besos el flujo preseminal de su pene había hecho ya un charquito sobre la sabana. Se dejo follar mientras yo le susurraba obscenidades al oído, lo tome ahora boca arriba y a la vez que le follaba me trague su pene, se corrió en mi boca, le lleve su semen a su boca mientras derramaba el mió en el fondo de su ser. Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 12.- Damian, o el amor a primera vista. Desde el primer día que su hijo llevo a Damián a su casa supo que su vida ya no volvería a ser la misma. Completamente deslumbrado por su belleza, su mirada y la sonrisa con la que le saludo le dejaron en estado de shock. Era una tarde de principios de verano y yo leía bajo el porche cerca de la piscina. Los chicos se fueron a cambiar para darse un baño, y el quedo aturdido sin poder continuar leyendo, intentando comprender aquellas nuevas sensaciones que la sonrisa del muchacho acababan de provocar. Cuando volvieron ya en bañador quedo hipnotizado por el cuerpo perfecto del chico, y cuando fue capaz de levantar la mirada, se encontró de nuevo con su mirada, y ante la cual sintió que el chico si que comprendía lo que le ocurría. Sintió vergüenza y volvió la vista hacia las hojas del libro, al tiempo que noto como comenzaba una erección en su pene. No comprendía como era posible que sintiera aquello, a su edad y nada menos que por un chico, por un adolescente. Enseguida llegaron dos amigas de su hija, contempló sus cuerpos semidesnudos, intentando comparar y comprender, eran hermosos y sin embargo no despertaban las mismas sensaciones, volvió la mirada hacia Damián que ahora salía de la piscina y le miraba, y que parecía que traspasaba su mente y leía todos sus pensamientos, la sonrisa tranquilizadora que le dirigió no fue suficiente para calmar el torbellino de sensaciones que le envolvían. Espero un momento hasta que bajo su erección y se fue hacia el interior de la casa. Su mujer le metió prisa para que se vistiera, habían quedado para salir con un matrimonio amigo. Durante el resto de la tarde estuvo como sonámbulo, no se podía quitar de encima la imagen del cuerpo de Damián, su sonrisa y sobre todo su mirada ante la que se había sentido tan desnudo. Su mujer le pregunto que le pasaba, que le encontraba un poco ausente. Se sentía confuso pero contento, bebió bastante durante la cena, y en la sobremesa salio el tema de un amigo común que se había separado de su mujer para vivir con una amiga de una de sus hijas. De alguna manera se sintió identificado con el, y lo defendió, haciendo una apasionada defensa del amor y de su loca e irresistible fuerza, que en su opinión era lo mas valioso que podía ofrecer la vida. Sus amigos y especialmente su mujer lo miraban asombrados. Bebió demasiado, el coche de vuelta a casa lo tuvo que llevar su mujer. Durante la noche soñó con Damián, toda la familia hacia la sobremesa de la cena en el jardín, el y Damián estaban sentados juntos en el gran columpio mecedora. Damián le acariciaba la mejilla con una mano, mientras besaba suavemente sus labios y con la otra mano lo masturbaba lentamente a través del pantalón y todo ocurría a la vista de toda la familia. Se despertó sobresaltado envuelto en sudor. Su mujer estaba despierta y acariciaba su pecho. Le pregunto en que soñaba, rozando con su dedo su sexo duro. Le contó el sueño, poniéndola a ella en lugar de Damián. Hicieron el amor, y en su imaginación ella era ahora Damián. Al día siguiente tenían proyectado una visita a un enorme parque de atracciones que acababan de inaugurar en una ciudad próxima, a la vuelta después de comer pararían en el campo a hacer un recorrido por un hermoso desfiladero que seguía el curso de un rió. Su hijo había invitado a Damián, el cual se acomodo en la parte trasera del coche entre sus dos hijos. Cada vez que miraba por el espejo retrovisor se encontraba con su mirada. Su mujer bromeaba con Damián, asegurando que con lo guapo que era seguro que había un montón de chicas coladas por el. Damián le sonreía a través del espejo. Le devolvió la sonrisa ya con más confianza. Se sentía celoso de todas las personas a las que Damián había sonreído como le sonreía a el, preguntándose que sentiría Damián por el. Entonces no sabía que Damián estaba viviendo una situación parecida a la suya. También el se había sentido fascinado por el padre de su amigo, le había cautivado su mirada profunda y un poco triste. Su intuición le había dicho lo que aquel hombre que podría ser su padre sentía por el, se sentía muy halagado, y el sentía una atracción simétrica, no se lo podía explicar muy bien, pero aquella mañana se sentía inmensamente feliz, y dispuesto a compartir su felicidad con aquel hombre con el cual solo había intercambiado miradas y algunas frases convencionales. En el parque de atracciones comenzaron a flirtear el uno con el otro. Intercambiando numerosas señales que solo ellos veían y que solo ellos podían interpretar. La caricia del bello de dos brazos desnudos que se rozan. Un brazo que rodea una cintura al pasar por un paso estrecho, una mano buscado el apoyo de una rodilla, un cuerpo rozando al otro durante la espera de una cola. Las manos juntas bajando por una montaña rusa. Un beso robado en la barca del lago, un abrazo explicito y un beso apasionado en la mansión del terror. El pene de ambos semierecto todo el tiempo, y que apenas eran capaces de controlar. Manos tocando, acariciando y calibrando todo lo que podían, aprovechando cada rincón solitario, o cada posición aparentemente casual a lo largo de toda la visita. Curiosamente nadie de la familia parecía darse cuenta de los apasionados contactos eróticos que estaban teniendo lugar justamente delante de ellos. Como en un juego se buscaban los contactos cada vez más explícitos y audaces. Antes de salir del parque intercambiaron una apasionado beso en el baño, que por muy poco no fue descubierto por el hijo que en aquel momento entraba también en el baño. Comieron antes de comenzar el recorrido por el desfiladero. Los dos amantes se adelantaron al grupo durante el paseo, pero cuando el grupo llego al final ellos no estaban, tardaron casi una hora en llegar. Según dijeron se habían perdido, alguien pregunto si Damián se había caído al agua, pues el pantalón estaba mojado por detrás, si lo hubiera tocado u olido se habría dado cuenta de que no era precisamente agua lo que provocaba la humedad, sino el semen que goteaba de su ano, después de que el padre de familia se corriese dentro de su cuerpo dos veces seguidas. Una hora mas tarde un excursionista despistado resbalo al pisar un charquito blanco cuyo responsable sin duda era Damián. Una cantidad parecida del mismo liquido estaba ahora en el estomago del padre de familia. Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 13.- En la habitación de un hotel con un desconocido Desnudo sobre las sabanas blancas, en la habitación un hotel, esperando al hombre que conoció hace menos de una hora, las cortinas cerradas dejan la habitación en la penumbra, el aire calido de una tarde de verano. Ahora estoy completamente relajado, después de la tensión insoportable, durante la búsqueda de aquel encuentro, el miedo a lo desconocido, el rechazo de de rostros llenos de tensión, de repente un encontronazo y una sonrisa abierta, sin reserva, en medio de aquella selva hostil. Camino hacia el hotel, de repente amigos íntimos. El se esta duchando, cierro los ojos, no me doy cuenta que el ha vuelto del baño, me sobresalto cuando noto la punta de sus dedos acariciando mis labios. Vuelve a cerrar los ojos y déjate hacer, me susurra al oído con una voz grave y a la vez tranquilizadora. Me abandono, la punta de sus dedos deslizándose por mi mejilla, mi cuello, mi pecho, la punta de mis pezones, que instantáneamente se ereccionaban, a la vez que mi pene se estira sobre mi muslo, un placer inmenso se extiende sobre todo mi cuerpo, a la vez que mi mente parece separarse y quedarse flotando unos metros por encima de mi cabeza. Ahora la palma entera de la mano recorre mis piernas, apenas rozando el bello, a mi cabeza viene una imagen cerca del rió al principio de un verano de mi adolescencia. Flexiono las piernas a la vez que las abro a la caricia que por su cara interior sube hacia mis testículos, un dedo aprieta debajo de los mismos y mi pene se levanta cabeceando sobre mi vientre. Estoy a punto de correrme, abro los ojos y me encuentro con su rostro serio que me observa fijamente a unos centímetros, miro sus labios y levanto los míos buscándolos a la vez que vuelvo a cerrar los ojos. Roce de labios, la punta de mi lengua traza su contorno, la presión de sus dedos sobre mi perineo aumenta, junto las piernas buscando el contacto con el dorso de su muñeca, la contracción de los músculos de mi vientre en la postura forzada del beso hace se dispare mi orgasmo. Mi pene expulsa entrecortadamente chorros de esperma sobre mi pecho. El lo toma en su boca y sus modula sus ultimas contracciones, su lengua limpia mi pecho y finalmente sus labios llevan a los míos el sabor de mi semen. Ahora me toca a mí. El boca arriba espera mis caricias. Contemplo su cuerpo desnudo, el bello sobre su fuerte pecho, los pezones sobresaliendo, el pene erecto, los brazos cruzados detrás de su nuca, los ojos cerrados. Rozo con mis labios su pecho, su cuello, el pliegue de su axila, noto su reparación acompasada, el olor del gel de la ducha superpuesto al suyo, la punta de mis dedos sobre sus duros pezones, la punta de mi lengua recogiendo la gota que rezuma de la punta de su pene. Acaricio la cara interior de sus muslos, y la piel sedosa de sus testículos. Me monto sobre el a orcazas, mi perineo roza su pene, mi pene también esta duro, me inclino y acaricio su cara con mis labios. Cojo de la mesita el lubricante, lubrico mi ano y mi perineo, y me froto contra su pene, beso sus labios, y entonces me sujeta la cabeza con sus manos, y me beso con fuerza introduciendo su lengua en mi boca. Me voltea sobre mi espalda, coloca una almohada debajo, reabre con sus dedos, y enseguida coloca su pene en mi entrada. Me penetra despacio, me abro todo lo que puedo y aguanto el dolor. Ya esta todo dentro, ahora esta quieto, me mira a los ojos, mi ano se va relajando lentamente, pasa un minuto, ya apenas me duele, le sonrió, me sonríe, acaricio su cara, comienza a moverse dentro de mi, lentamente, un poco hacia fuera, un poco hacia dentro, la amplitud de las oscilaciones aumenta, hasta casi estar fuera de mi, luego aumenta la frecuencia. Ya no siento dolor, paz, placer, deseo de que el sea tan feliz como yo. Ahora me folla con fuerza, me siento muy bien, como nunca me había sentido, nuestras miradas no pierden el contacto. Siento que se va a correr y pido que pare un poco, para prolongar más nuestra dicha. Noto el peso de su cuerpo que me envuelve, su cabeza en mi cuello, mis piernas le enlazan, su respiración agitada, siento como su miembro palpita dentro de mí. No quiero que este momento acabe nunca. Contraigo los músculos de mi ano, se incorpora, le sonrió, te quiero me dice, beso sus labios. Se desmonta de mí, y me pide que me gire. Me ofrezco sobre manos y rodillas, abierto como una gata en celo, me vuelve a penetrar, me folla unos minutos en esta postura, mientras con una mano retuerce mis pezones. Pongo una almohada entra mis piernas, y me hundo sobre ella, me sigue follando en esta postura, vuelvo mi cara buscando sus labios, y en el momento que mete su lengua en mi boca siento que estoy a punto de correrme, continua con sus enbestidas furiosas, hasta que los dos nos corremos a la vez, gritando como locos nuestro placer. Si te ha gustado escríbeme alfredo247@hotmail.com 14.- Confesiones de una tarde de mayo. Una tarde de Mayo. Necesito contarlo todo para que se haga real. Secretos de mi vida. Cosas que nunca he contado a nadie. Deseos inconfesables. Contar lo que importa y lo que realmente ha importado. Lo que habitualmente se hace es contarlo todo menos eso. Ahora que mi vida se esta acabando. Prácticamente todo lo oculto se refiere a cuestiones sexuales. Sobre todo algunos acontecimientos de mi infancia, y que he recuperado casi recientemente. Y que justamente estos últimos años rememoro una y otra vez, intentando encontrar en ellos la esencia de mi ser, el porque de mis impulsos, el origen de mi comportamiento. Son solo dos o tres sucesos. El recuerdo es muy vago, y algunos detalles no se si son reales o inventados. El sexo domina mi vida. Ha tenido una influencia constante desde mi adolescencia y curiosamente ahora que me voy haciendo viejo en lugar de disminuir ha aumentado, hasta el punto que lo siento como una adiccion del la cual no puedo desprenderme, y que cada dia que pasa me atenaza mas y mas. Me masturbo mas ahora que cuando tenia 15. Cuando era un adolescente a la masturbacion yo la llamaba un acto deshonesto. Estudiando en un colegio de curas en Lima esto era un pecado mortal imperdonable. En mi diario de entonces esta reflejada la lucha terrible que tenia entonces por evitar lo que yo llamaba caidas, y las cuales reflejaba en el cuaderno poniendo una z. Una y otra vez me prometia no volverlo hacer. Ademas tenia que confesarme para estar en gracia de Dios, y esto me daba una enorme vergüenza. Especialmente porque tenia que decir la fecha de la ultima confesion y el numero de veces. Esos dos numeros constituian la esencia de mis confesiones. Todo lo demas era secundario. Ha veces retrasaba la confesion e intentaba no masturbarme durante varios dias para asi conseguir bajar la media. No recuerdo cuales eran mis fantasias sexuales de entonces, algun confesor libidinoso me pregunto en que pensaba cuando lo hacia, con lo cual agravaba aun mas mi vergüenza. Recuerdo tener escondidas en mi casa, revistas con chicas en bañador. Un dia una prima mia se debio dar cuenta que yo me masturbaba mirando unas revistas, aviso a mi madre, la cual vino junto a mi prima y a una amiga suya a ver que revistas estaba mirando. Yo que debia de tener 10 o 11 años, defendi mi secreto blandiendo un hacha. Se fueron y mas tarde yo se las entregue a mi madre que se las llevo prometiendome guardar el secreto, y no me riño. Tambien recuerdo la excitación que me provocaban fotografias en bañador de amigas de mi hermana. Tambien escenas de alguna pelicula, y de una novela vieja que habia en casa de un autor frances. De todas las maneras no creo que fuesen fantasias muy elaboradas. Las masturbaciones eran rapidas y llenas de ansiedad, de la misma manera que bebe el agua una persona sedienta. Evidentemente era una necesidad biologica, que yo no podia evitar por muchas promesas que me hiciera. Justamente pienso que la connotacion de fruto prohibido, que nos habian inculcado los curas (la masturbacion era un pecado mortal gravisimo), añadia un atractivo irresistible a la misma. Cuando a los 17 años me di cuenta que era algo natural, y renuncie a la moral que sobre el tema imponia la religion, entonces se vinieron abajo mis creencias religiosas. Son las prohibiciones morales y no las creencias lo que hace que la gente se mantenga atada a las religiones. Actualmente prácticamente todas las fantasías sexuales que estimulan mi libido están relacionadas con la homosexualidad. Esto es algo que ha ido creciendo dentro de mi a lo largo de los años, hasta convertirse en una obsesión que me provoca una dependencia muy fuerte, y que acapara gran parte de mi tiempo y de mis energías. Mis experiencias son solo mentales, incluso mi atracción homosexual es solo imaginaria, yo diría únicamente literaria. Los hombres y chicos que veo por la calle no me atraen lo mas mínimo. Las películas pornográficas, solo si tienen escenas con un fuerte valor artístico, son capaces de excitarme. En general tengo que violentarme a mi mismo para meterme en las situaciones. Con la literatura es mucho mas fácil, pero es imprescindible que tenga calidad. También he comprobado que las situaciones tienen que ser de alguna forma perversas, o al menos no convencionales. Quizás esto es lo que le da valor a la homosexualidad. Me excita casi de la misma manera la homosexualidad femenina, aunque con ella no pueda lograr una identificación tan inmediata. Y también toda la heterosexualidad en situaciones limites, como por ejemplo el incesto, gran diferencia de edades, pedofilia, etc. El estimulo lo he encontrado mucho mas frecuentemente en textos que en imágenes. Prácticamente todos los textos eróticos publicados en español han pasado por mis manos. Al principio eran libros prohibidos que había que conseguir clandestinamente. Henry Miller, Alfred de Musset, Pierre Luys, George Bataille, Teleny, y sobre todo el Marques de Sade. Especiales fueron algunos directamente pornográficos, editados en Mexico y cuyos temas básicos eran el incesto, lesbianismo, sadomasoquismo, bisexualidad y muy raramente homosexualidad. Los que en esa época me excitaron mas fueron Hazañas amorosas, Mi hermana y yo, El amor azul, Cartas incestuosas y la historia entre un chico, Tony, y un amigo de su padre, el señor Harris, en el anónimo Nosotros, esta historia todavía continua siendo una de mis preferidas. Con los primeros viajes a Europa y a Estados Unidos comencé a leer textos en francés e ingles. Recuerdo una revista que compre en de Amsterdam, con ilustraciones del dibujante gay Tom de Finlandia, las imágenes de aquellos cuerpos blancos entregándose sin inhibiciones a felaciones y sodomías, fueron el estimulo de mis masturbaciones durante un año entero. También había una historia que comenzaba con dos marineros y una prostituta y en la que acababan los marineros solos. Yo ya había pasado de los 20 años y aun no tenia ninguna experiencia compartida de sexo. Desde entonces cada vez que he viajado al extranjero, siempre he intentado comprar pornografía literaria. En Paris compre varias veces literatura gay especial, como la del autor de Stephen. Luego montón de libros de bolsillo morteamericanos, algunos de ellos muy buenos. Es muy difícil encontrar en tiendas europeas pornografía gay que no sean revistas de fotos. Estas nunca me han interesado gran cosa. Últimamente mi principal fuente de historias pornográficas es www.nifty.org. Otra fuente de excitación sexual han sido mis vistas a las cabinas de video de las sex shop. Este tipo de cabinas me descubrieron las películas del francés Cardinot, para mi las mejores del genero, sobre todo las primeras. De todas las formas las imágenes nunca me han interesado tanto como las historias escritas. Estas me permiten imaginar mejor lo que yo deseo. Por otra parte las películas suelen ser una repetición de sodomías y felaciones sin ningún elemento que encandile realmente la libido. Es la historia de los personajes, sus miedos, sus emociones, lo que realmente hace excitante una historia, por lo menos para mi. Necesito unas puestas en escena mas sofisticadas que las que aparecen en esas películas. Pero para eso probablemente hace falta una sensibilidad de la que no disponen los autores de esas películas. ¿Cuáles son mis fantasías actualmente? Adolescente, hombre. Seducción, sexo consentido, a veces ligeramente forzado al principio, para acabar con una aceptación entusiasmada del adolescente. Caricias, besos, ternura,..¿amor?. Mis escasa experiencias infantiles quizás estén en la raíz de estas fantasías, aunque quizás no, y sea algo consustancial en mi, incluso por predisposición genética. También pudieran ser pulsaciones universales que otros no han dejado aflorar. Los recuerdos mas antiguos. Con 6, 7, 8, 9 o 10 años. Yo dormía en un cuarto contiguo al de mis padres. Algunas noches oía a mi madre gemir, pensaba que mi padre la estaba haciendo daño. También creía oír el arrastrar de los pies de alguien que se movia hacia mi cama. Tenia miedo a que mi padre viniera y me hiciera lo mismo que hacia a mi madre. Supongo que había una atracción inconsciente entre desearlo y temerlo. El sexo oscuro, placer, miedo a lo desconocido. Casi con la misma edad, un chico 7 años mayor que yo, para mi todo un hombre, acariciaba mis piernas y debajo del pantalón tocaba mi culo, y mi pene erecto, me acuerdo que me pregunto porque lo tenia duro. Recuerdo también su pene erecto, grande y blanco. Seguramente me debió de gustar. No se si lo toque, supongo que si, puede que hasta lo besase y que el se masturbase entre mis piernas o sobre mis nalgas desnudas. No me acuerdo, pero creo que no me penetro, pues entonces seguro que me acordaría. Muchas veces he vuelto a aquello y he intentado recordar algo mas, pero no ha sido posible. También aquí había mezcla de miedo y atracción. Creo que aquello se corto pronto, puede que mi madre lo descubriera, y no me volviera a dejar ircon el. A veces me he imaginado ya mas mayor con 12 o14 años, y que el me hacia el amor. ¿Cómo habría cambiado mi vida si esto hubiera sido así? Con 12 o 13 un compañero de clase, uno o dos años mayor que yo. Me hablo de compañeros que se masturbaban en el cine, de alguna forma me deseaba y me lo hacia saber. Yo le respondia ofendido, aunque probablemente me alagaba su interes. Una vez en el cine del colegio, con las luces apagadas, me propuso jugar a poner la cabeza entre las piernas del otro. Recuerdo haberme excitado, y también el subir la tela de mis cortos pantalones para que mas superficie de mi piel estuviera en contacto con su cara. Aquello no progreso, y ahora pienso que sin duda hubiera sido hermoso que hubiéramos tenido un contacto mas íntimo. Todavía recuerdo sus hermosos obscuros, su mirada triste y sus gruesos y sensuales labios. Por otra parte en el colegio nunca me asalto ningún deseo homosexual, aunque si recuerdo que me gustaban dos chicos, 3 o 4 años mas jóvenes que yo, me gustaba mirarlos y no creo que tuviera ningún deseo sexual explicito. Por entonces me gustaba mucho una chica dos años mas joven que yo, y aquello duro 3 o 4 años, vivía cerca de mi casa, y sabia que me gustaba, aunque nunca llegue a hablar con ella. Ya con 17 años me enamore de la prima de un amigo, y poco después de otra chica 5 años mayor que yo. Hasta los 20 años no tuve ningún contacto sexual, la primera vez fue con la novia de un amigo mió. No fue solo el primer contacto sexual sino también el primer contacto físico, hacer manitas y algún beso. Fue en una sola ocasión. Hasta que a los 25 conocí a A, con la que mantuve relaciones continuadas durante tres o cuatro años. Entre los 25 y los 27 tuve relaciones puntuales aunque no siempre completas con 9 chicas y a partir de entonces solamente con la que despues a sido mi mujer. De los 12 a los 23, B fue mi amigo intimo. Con el compartí las experiencias de los últimos años de colegio, la universidad y algunos años mas hasta que el conoció a la que luego se convirtió en su mujer. Maduramos intelectualmente juntos. Dejamos la religión, compartimos los pensamientos mas íntimos sobre todo, familia, sexo, arte, ciencia y vida en general. Hicimos excursiones a las montañas, los primeros viajes por Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. En algún momento desee compartir mi sexualidad con el. Me parecía lo mas natural, si lo compartíamos todo ¿Por qué no eso? Me di cuenta que lo que mas me gustaba era estar con el. Le confesé mis deseos, me dijo que le halagaba, y que incluso por mi amistad estaba dispuesto a hacerlo una sola vez. Temía que nos convirtiéramos en homosexuales. Yo me sentí rechazado y no volví a hablar del tema. No podía entender como el no sentía igual que yo. ¿Cómo era posible que estuviéramos de acuerdo en todo menos en esto?. Para mi entonces eso no tenia nada que ver con la homosexualidad. A mi no me gustaban los chicos, a mi me gustaban las chicas como a el. El era un caso distinto era mi amigo intimo, como podía ser mi amiga intima, y esa intimidad iba mas allá del sexo. Yo nunca entonces pensé en penetraciones, solo caricias y contacto de nuestros cuerpos desnudos. En realidad no sabia lo que quería. Solo mas intimidad, profundizar mas nuestra relación. Quizás a eso se le podía llamar amor. Yo tenia necesidad de contacto físico y también de ternura y cariño, y el era la única persona que tenia cerca, además muy cerca, y todo lo demás iba muy bien, éramos los mejores amigos. ¿Por qué entonces no podía ser? Probablemente el tuvo miedo. Miedo de comprometerse demasiado. Yo no lo entendía y lo pase muy mal, especialmente cuando empezó a salir con una chica, que a mi también me gustaba y que luego seria su mujer. Pensaba que era un problema de imaginación, que el no podía recrear en su mente una relación sexual conmigo placentera y natural. La verdad es yo tampoco lo podía hacer con otros chicos, me tenia que esforzar, vencer una primera y fuerte sensación de rechazo natural. Pero tampoco me atraían todas las chicas. Intente en varias ocasiones intimidar con alguna chica. Podíamos hablar durante tardes enteras, pero era incapaz de iniciar un contacto físico, realmente tenia miedo. Miedo a ser rechazado. Años después me libere de ese miedo cuando gane confianza en mi mismo. Durante años no pude dejar de pensar en B, hasta se convirtió en una obsesión. No se si ahora ha desaparecido del todo, pero creo que se ha debilitado mucho. A veces he pensado que ese sentimiento era lo mas noble y profundo que he sentido en mi vida, que era algo mió y que me salvaba y elevaba por encima de la mediocridad y miseria que me rodeaba. Intente olvidarlo, despreciarlo. Que el no había sido ni valiente, ni inteligente, ni libre, que no habia estado a mi altura y que no me merecía. Quizás no todo era tan puro, detrás estaban también mis deseos de superar mi estrato social. Su familia estaba un nivel por encima de la mía, en su casa había un piano. Por eso también me gustaba su prima y su hermana. Su padre era abogado y el mió marinero. Quizás lo quería, tanto por lo que representaba como por lo que era. Los años se han pasado muy rápidamente y no se muy bien como he acabado teniendo esta dependencia del sexo tan fuerte. Mis fantasías han ido derivando hacia el mundo gay, y las fantasías del mismo se han establecido como prácticamente las únicas que mueven mi libido. Me masturbo durante horas leyendo las historias de nifty. Casi todos los días encuentro oportunidades para hacerlo, y si no es durante el día es por la noche antes de acostarme. Pienso que esta obsesión se ha convertido ya en un importante problema que limita mi vida considerablemente. Esto unido a mi pulsión por la bebida me mantiene sujeto a una cadena de repeticiones esterilizantes y agotadoras. He intentando salir, pero no lo consigo, mis esfuerzos para hacerlo me recuerdan a los de mi adolescencia por no masturbarme. De hecho es prácticamente lo mismo. Los intentos fracasan porque el mas pequeño fallo hace que se derrumbe todo lo conseguido con anterioridad. Si como un pequeño dulce, luego acabo tomando un montón, bebiendo cerveza y masturbándome con nifty. No es solo el sexo y la bebida, es también que trabaje adecuadamente, que mantenga tenso el arco de mi vida. Cualquier concesión en cualquier terreno provoca avalanchas de todos los tamaños. Esto es algo característico de sistemas fuera del equilibrio en el borde del caos, sistemas complejos que se autoorganizan. La dependencia de la dopamina que produce mi cerebro bajo mis dependencias, me producen una autentica dependencia física. Cuanto mas hundido estoy mas me quiero hundir, lo que genera una espiral de masoquismo. Con la esperanza de que si toco el fondo, el infierno ya estará explorado, y entonces mis demonios internos me dejaran libre para subir hacia los cielos de espacios luminosos. Estas fantasías son solo fantasías, ponerlas en practica con personas concretas me repugna. Son imágenes idealizadas, perfectas en mi mente. Cuando he intentado realizar contactos físicos reales, por ejemplo visitando una sauna gay, me he tenido que forzar a mi mismo, pues realmente me desagradaba. No entiendo muy bien cual es el mecanismo de la atracción. No se si con lo que estoy haciendo, de escribir sobre los aspectos mas secretos de mi vida, será algo útil para mi o para alguien. Lo comencé a hacer con la esperanza de conocer mejor los porqués de mi vida. Solo a través del erotismo extremo se pueden descubrir las pulsiones mas profundas de la mente.