Smegma forever.

di piss_boys

piss_boys@yahoo.it

 

 

Warning: this being my very first attempt to write a short story for Nifty, I won't even try to write it in English, which is not my mother-tongue. I will write it in Spanish, my second language, with the idea to translate it, later on, into English, should this attempt be successful. I hope somebody will enjoy it: if it makes you horny, and your little brother downstairs is raising his head up, then the story has reached its goal… As usual, this is a labour of my fantasy (even though starting from a non-sexual event actually happened), only intended for an adult audience, the author condemns any act as such here described, and all prescriptions required by law apply. If you are an under-age reader yourself, it is better for you to leave now, go back to cartoons, and come back again in a couple of years, or more, according to your present age.

Please feel free to give me a feedback. Depending on your comments I might decide to write a second chapter.

And don't forget to donate for Nifty, we need them, but they cannot survive without our help!

Ciao!

 

 

Aviso: este es mi primer intento de escribir algo para Nifty. Espero que te guste: si te emociona leerlo y tu hermanito, allá abajo, empieza a levantar su cabecita, entonces mi objetivo habrá sido logrado... Como de costumbre, este es un parto de mi fantas'a (aunque se origine en un episodio que realmente sucedió, pero sin connotaciones sexuales), y destinado a un público adulto. El autor condena todos los actos similares a los descritos aqu', a menos que sean entre adultos concordes. Si eres menor de edad, por favor no sigas leyendo, regresa a tu pasatiempo favorito y vuelve aqu' en unos años.

¡Siéntete libre de escribirme! Dependiendo de los comentarios que reciba, podr'a decidir escribir una segunda parte de la historia.

Finalmente, no olvide hacer una pequeña donación para Nifty: Nifty es importante para nosotros, pero sin nuestro apoyo financiero no puede sobrevivir.

¡Ciao!

************

 

El d'a ha cambiado desde uno de finales de verano, esta mañana, al primer d'a real de finales de otoño, esta tarde. El cielo sobre la ciudad se ha vuelto gris, con nubes llenas de agua que a veces caen con una llovizna fina. Una de estas breves descargas, fr'a y acompañada de viento fr'o, acaba de terminar, mientras que yo vuelvo a mi casa después de un almuerzo con amigos. Son sólo las 5 de la tarde, pero debido al mal tiempo, la luz ya es escasa, y toda la atmósfera es definitivamente plomiza. Doy vueltas, alrededor de mi casa, con mis Fiat 500, buscando un lugar para estacionar, una tarea cada vez más dif'cil, incluso en un domingo como hoy. Hay un pequeño espacio abierto cerca de mi casa. Llamarlo plaza ser'a demasiado lujoso, es sólo el doble del ancho de las dos carreteras que lo acceden. Pero es un lugar tranquilo, as' como tranquilo es todo el vecindario en el que vivo. También está rodeado de ciruelas y limas frondosas, y las aceras son grandes, mucho más de lo normal. As' que, a pesar de los coches cuidadosamente estacionados en todas partes, es el lugar ideal para que muchos chicos se reúnan para charlar, patear la pelota o fumar un cigarrillo, a menudo todav'a prohibido para ellos, protegidos por el follaje de los árboles durante unos buenos ocho meses del año, follaje que está lo suficientemente bajo como para garantizar un m'nimo de privacidad y, sin duda, para protegerlos de los ojos de los padres, en caso de que decidan mirar desde los balcones de los edificios alrededor. Pero, sin saberlo a ciencia cierta, siempre pensé que probablemente aqu' se encuentran entre ellos chicos que viven en edificios s' cercanos, pero que no dan a la pequeña plaza. Por lo menos, cuando era un niño, as' lo habr'a hecho: un lugar cerca de casa, s', pero no tanto como para encontrarme fácilmente.

 

De todos modos, como dec'a, estoy dando lentas vueltas en busca de estacionamiento, y en una de las vueltas paso por la pequeña plaza. A pesar de que el clima no sea realmente agradable, y las temperaturas ciertamente no tan altas como en los d'as anteriores, en la plaza hay dos chicos jugando al fútbol: contrastes y desmarcadas, más que nada, por cierto no tiros, no hay bastante espacio. Sigue lloviznando de vez en cuando, pero no les importa. Uno de los dos, el más pequeño, tiene un rompevientos ligero, poco más que una chaqueta impermeable, el otro, más alto, va con un suéter, pero con las mangas levantadas sobre el codo, obviamente el juego lo hizo sudar. No puedo decir la edad, pero son ambos muy jóvenes. El que tiene la chaqueta parece tener un poco de sobrepeso, hasta donde se puede adivinar; el otro definitivamente no: no es flaco, sino seco, un f'sico que promete bien, aunque, una vez más, no es fácil de adivinar, con la ropa puesta.

 

Se detienen en su juego cuando pasa un coche. As' sucede cuando estoy pasando yo. Se detienen, esperando que pase. Mientras tanto, me miran, no con interés, pero tampoco con hostilidad: una de esas miradas del vecindario, como "Lo conozco, ¿a éste?". El chico más alto tiene la pelota en su mano, que pone debajo de su brazo, mientras que yo paso, ignorando el hecho de que la pelota está bien mojada, e incluso sucia de la suciedad normal de la carretera. Su amigo, que parece distra'do, toca la solapa: no hay nada sexual en su gesto, solo la misma mecanicidad con la que, unos años antes, probablemente daba tirones al pito cuando no ten'a nada mejor que hacer, al igual que todos los niños desde la edad de la guarder'a hasta los primeros años de la escuela primaria, ya lo saben ¿no?

 

Yo también los miro, con curiosidad, pero también, como dice un amigo m'o, mirando 'en voz alta', es decir, una de esas miradas que muestra interés, aunque no sea fácil para un niño, por lo menos eso espero, entender qué tipo de interés es.

 

Acabo de pasarlos cuando noto un espacio de estacionamiento al borde de la plaza. Ni siquiera es un verdadero espacio para estacionarse, está justo en la esquina de la plaza, donde se curva la acera. Pero es suficiente para m', el Fiat 500 es corto, as' que es fácil estacionarlo, casi tanto como un Smart. Bueno, me detengo, y me meto en el espacito.

 

Mientras que me estaciono y salgo, y cierro el coche, los muchachos han vuelto a jugar, alejándose el uno del otro, tratando de robarse la pelota, indiferentes a la llovizna que mientras tanto comenzaba a caer otra vez. No son dos novatos, saben bastante bien cómo manejar la pelota, as' que me detengo un momento para mirarlos.

 

Bueno, dejémoslo claro: probablemente me hubiera detenido de todos modos, porque dos chicos que juegan no pueden no interesarme, además no tengo nada especial que hacer en casa, y, por fin, me gustan los chicos, especialmente si son jóvenes, y si puedo observarlos un rato sin despertar sospechas particulares, ciertamente no dejo que la oportunidad se me escape.

 

As' que estoy all', cerca de mi coche, observándolos, mientras juegan. Supongo que ya me notaron, pero no los molesto, as' que no les importa demasiado.

 

Mientras tanto, finjo estar contestando al teléfono, as', solo para tener una excusa para quedarme all' y mirarlos, y como estoy atrapado en la `conversación', hasta enciendo un cigarrillo. Pero, por supuesto, no aparto la mirada de su juego.

 

Finalmente, termino mi llamada falsa, que no pod'a durar demasiado tiempo para no parecer sospechoso, y me quedo all' para terminar de fumar mi cigarrillo.

 

El más alto entre los dos de vez en cuando me mira de lado. Cuando ve que ya no estoy ocupado con el móvil, se me acerca un poco, ni cauto ni temeroso, pero como uno que no estuviese completamente seguro de mi fiabilidad... por lo menos, comparado con lo que quiere preguntarme. Al final, parece decidir que no parezco ni peligroso ni hostil, y me pregunta, con cierta timidez revelada por el rascarse el codo nerviosamente: "Disculpe, ¿me dar'a un cigarrillo?".

 

Bueno, como fisioterapeuta deber'a decirle que es demasiado joven, que fumar le hace daño, que quién sabe qué dir'an sus padres, etc. etc., pero yo también comencé a fumar a su edad, y sé lo poco que les importa, a aquella edad, de la opinión de los adultos al respecto. ¿Por qué deber'a ser diferente de lo que yo era? Y, sobre todo, ¿por qué deber'as escuchar una conferencia de un perfecto desconocido? As' que decido olvidar la conferencia, meto la mano en el bolsillo y saco los cigarrillos. Le ofrezco uno, e inmediatamente le ofrezco también el encendedor. Comienza a tomar el encendedor, pero lo sostengo firmemente en mi mano, as' que terminamos con dos manos alrededor del encendedor, mi derecha y su derecha, más mi mano izquierda que actúa como una barrera contra el viento.

 

Se enciende, toma una calada de satisfacción, asiente con la cabeza como para agradecer.

 

Inmediatamente regresa a donde su amigo, y comparten mi cigarrillo como buenos hermanos, mientras me observan de lado, este adulto raro que todav'a no se mueve y que los mira con un interés extraño que no pueden descifrar.

 

Terminado con el cigarrillo, el juego comienza de nuevo, y yo sigo mirándolos. Extrañamente, en comparación con lo habitual, solo hay dos de ellos en la pequeña plaza. Pero al fin y al cabo no es tan extraño, dado el tiempo entre lo incierto y lo feo y las repentinas cuatro gotas de agua que de vez en cuando descienden del cielo.

 

De repente, y en uno de esos raros momentos en que estaba realmente ocupado leyendo mensajes en el móvil, un grito agudo: "¡¡COÑOOO!!". Levanto la cabeza y sólo veo el más gordo de los dos, inmóvil, con los ojos desorbitados. El otro está como desaparecido, pero un gemido sordo me hace entender que simplemente está fuera de mi vista.

 

Me apresuro hacia ellos, mientras grito: "¿Qué pasó, chicos?"

 

El tipo delgado está medio acostado en el suelo, con las manos en medio de las piernas y sigue gimiendo. Su amigo parece paralizado por el horror.

 

Entre un gemido y el otro del más delgado y unas palabras rotas del más gordo, puedo entender más o menos lo que sucedió: probando un contraste, el grueso se deslizó sobre el asfalto mojado, y golpeó violentamente con su rodilla a las joyas de familia de su amigos. Amigo que, ahora, parece estar a punto de vomitar, sin duda por el intenso dolor.

 

Me arrodillo junto a él y le mantengo la cabeza, mientras lo invito a respirar profundamente: al principio son respiros rotos, pero en unos minutos la respiración vuelve a ser casi normal. Lo invito a que se levante, y lo intenta con sinceridad, pero permanece prácticamente doblado a medias, y mantiene las manos apretadas con fuerza en la ingle.

 

Damos algunos pasos, pero la situación no mejora, por lo que le sugiero que tal vez sea hora de ir a casa y acostarse en la cama, pero resulta que solo su amigo vive all' cerca, él vive en otra área, aunque no muy lejos, y tiene que tomar un autobús para volver. Lo que, por supuesto, no es capaz de hacer ahora. Tampoco, por lo visto, pueden usar el piso de su amigo, porque el hermano menor de este último está teniendo su fiesta de cumpleaños.

 

Mientras tanto, el clima está empeorando y las lluvias ahora son casi continuas. Entonces, en un impulso, le digo que pueden subir a mi piso por un tiempo, yo también vivo a pocos metros de la plaza, y esperar allá hasta que se sienta mejor y pueda tomar el autobús.

 

Comienza diciendo que no, y que pronto estará mejor, pero incluso su amigo le dice que tal vez ser'a mejor si van al seco, y si Carlos, por lo que finalmente sé el nombre de uno de ellos, descansa un poco antes de irse a casa.

"José", me informa el gordito, de un lado y yo del otro ("Jorge, mi nombre es Jorge") apoyamos a Carlos mientras caminamos los cien metros que nos separan del edificio en el que vivo yo.

 

Cuando entramos en el edificio afortunadamente (afortunadamente, ¿de dónde me viene esto, ahora?), nadie nos ve y subimos rápidamente en el ascensor hasta el tercer piso, donde está mi apartamento.

 

Como en este punto todos estamos bastante mojados, y Carlos y José también están bastante sucios debido al incidente que acaba de suceder, los hago esperar un momento de pie en la entrada, recuperando rápidamente un par de toallas de baño grandes, y las coloco en el sofá, invitándolos a sentarse. Pero pronto me doy cuenta de que Carlos probablemente necesite recostarse... Otra recuperación rápida de una toalla de baño, y le digo a José que se siente en la silla que acabo de cubrir y que Carlos se quite los zapatos, se recueste en el sofá y descanse un rato.

 

Tomo dos grandes vasos de agua en la cocina y se los ofrezco, luego me disculpo por un momento para ir a cambiarme con algo que esté seco. Mientras estoy en el dormitorio para secarme y cambiarme, siento que José sigue disculpándose con Carlos, aunque, por supuesto, el accidente fue completamente involuntario. Carlos no habla, entiendo que todav'a está sufriendo mucho.

 

Regresando, me detengo en el baño y revolviendo en el botiqu'n encuentro una de esas cremas que se usan para los desgarros musculares. No será lo mejor, pero siempre ser'a mejor que nada... A m', en el gimnasio, a menudo fue útil, quizás también le vaya bien a él.

 

De vuelta en la sala de estar, le doy la crema a Carlos y le digo que tal vez ser'a mejor ponerla en la parte ofendida, ofreciéndole de pasar con su amigo al baño.

 

No tengo tiempo para arreglar un par de cosas en la cocina cuando escucho la voz fuerte de José: "¡Jorge, Jorge!". Aunque los acabo de conocer, reconozco que la voz es la de José, porque es la más aguda, aún a veces casi infantil; Carlos por contrario tiene una voz más profunda, ya muy masculina, a pesar de su corta edad.

 

Me apresuro al baño: José está quieto, con los ojos desorbitados (pero ¿otra vez? ¡Parece un hábito, el suyo!) y mira fijamente las partes bajas de Carlos que, por su parte, manteniendo su pito afuera de la vista, está casi doblado a la mitad y se observa las bolas. De hecho, tienen un aspecto muy poco agradable, el test'culo izquierdo se ha hinchado y ahora es casi el doble del contralateral.

 

Buena oportunidad para m', para ver cómo está en cuanto a desarrollo puberal, y aunque en la agitación del momento, logro darle un vistazo al conjunto (bueno, soy gay, me atraen los niños más pequeños de mis 36 años y Carlos seguramente no está como para tirarlo a la basura, a pesar de tener rasgos muy comunes, con cabello y ojos marrones, labios hermosos de proporciones correctas y un f'sico que promete bien ...pero en el futuro): de todos modos, el chico está bien puesto, ¡ay qué s'! El pito con un prepucio sin cortar, incluso bastante largo, as' que se parece al pito de un niño, no fuese por el tamaño, nada de niño, all', incluso un poco fuera de lugar en un cuerpo aún no perfectamente desarrollado como el suyo. Pequeño bosque de pelo, y bolas de tamaño absolutamente normal. Bueno, la derecha, eso es, la izquierda en realidad, en este momento, para nada. En resumen, un tipo perfectamente en orden para su edad, imagino que ya sea capaz de producir esperma... Mmmh, buen material para mi paja vespertina.

Pero el momento es cr'tico, y no hay tiempo para pensar mucho en esto. Al notar que la crema está abierta sobre la mesta que está en el baño, le pregunto si ya la ha puesto, pero me responde que no, que no puede hacerlo porque el test'culo le duele mucho y teme empeorar la situación. Le explico que, aunque tal vez esa crema no sea la mejor para su problema, sin embargo sólo puede hacerle bien.

 

"¡Bueno, entonces ponla tú mismo, por favor!"

 

¡Dios m'o! ¿Y ahora qué hago? Ok, no puedo hacer nada más que seguir, y mientras aplico la crema me agitan mil pensamientos conflictivos: por un lado, me siento avergonzado por él, por el otro el deseo me empuja a continuar indefinidamente lo que estoy haciendo, y aún por otro lado me preocupa que mis acciones puedan meterme en problemas. Si no fuera por los pantalones que estoy usando, mis pensamientos conflictivos se ver'an claramente, con mi polla subiendo y bajando según el tipo de pensamiento que cruza mi mente. Sin embargo, trato de continuar mi tarea con la mayor delicadeza, y con mucho cuidado. Evidentemente logro hacerlo, porque Carlos casi no pestañea, excepto por una pequeña mueca de dolor aqu' y allá. De hecho, tal vez me esté yendo muy bien, ya que después de unos minutos de un masaje ligero como lo de una pluma, su polla comienza a endurecerse. Carlo la mantiene con la mano, tratando de mantenerla fuera y sin obstaculizar lo que estoy haciendo, pero no puedo dejar de notar que está alcanzando rápidamente un tamaño respetable, y además, cuando el prepucio comienza a retirarse, huele a fuerte, y un olor como de sin lavar comienza a llegar a mi nariz.

 

¡Coño! Justo lo que precisaba yo... Como de niño fui sometido a un plástico del prepucio, debido a una fimosis apretada, siempre me han atra'do mucho los pitos intactos, más aún por lo que se puede acumular en su interior, lo que yo sólo puedo con dificultad y después de muchos d'as sin limpiar. En este aspecto, Carlos no parece ser diferente de cualquier otro adolescente, evidentemente, y al parecer no tiene una actitud particular para la limpieza 'ntima.

 

El hecho es que, gracias al olor que emana de los genitales de Carlos, a este punto estoy entre caliente y preocupado de que no consiga contenerme. Completo el trabajo lo más rápido que puedo y, con la excusa de que el baño está demasiado lleno entre Carlos, José y yo, hago una rápida retirada estratégica a la cocina, bajo el pretexto de lavarme las manos.

 

Después de unos minutos, los dos chicos están de vuelta en la sala de estar, y Carlo me pregunta si puede recostarse en el sofá un poco más, todav'a no tiene fuerzas como para irse al autobús. "Por supuesto que puedes, siempre y cuando tu familia no se preocupe". 2No, no, nada de esto, sólo somos yo y mi mamá, y ella no regresa del trabajo antes de las 9. Sólo necesito estar en casa por esa hora". Como solo son las siete y cuarto, no veo riesgos en dejarle esperar un poco más, ¡el trauma debe haber sido bastante fuerte!

 

Conversamos, dejamos pasar el tiempo y descubro que ambos están en el primer nivel superior, van a la misma escuela y son amigos desde la escuela primaria. Yo también cuento cuatro cosas básicas sobre m', qué trabajo hago, por qué vivo solo en una casa tan grande, etc.

 

Alrededor de las ocho menos cuarto, Carlos declara sentirse mejor, y, aunque con dificultad, se levanta del sofá. Ambos muchachos me agradecen al menos diez veces por la asistencia, insisto en recomendar que si la situación no mejora debe ir a la sala de emergencias, Carlos me asegura que as' lo hará; nos despedimos con un genérico "nos vemos por aqu'" y menos de un minuto después estoy solo, como en la mayor'a de mis tardes.

 

************

 

El d'a siguiente es lunes, y regreso del trabajo a las tres, como casi siempre, cuando tengo el turno de la mañana. Me cambio la ropa de trabajo y me pongo un chandal, que es mi ropa de casa, y me tumbo en la cama para descansar. Evidentemente debo haberme quedado dormido, porque cuando miro el reloj, son casi las 5. Pero ¿qué me despertó? Siento que hubiera podido dormir 3-4 horas más...

 

¡Ah, eso es lo que es! El timbre de la puerta, que ahora suena insistentemente. Me levanto, y más o menos camino hacia la puerta, que abro un poco enojado, sin siquiera preguntar quién es.

 

"Hola, lo siento, ¿te desperté...?". Es Carlos. Decir que estoy sorprendido es poco.

 

Me mira con una mirada de disculpa, mueve los pies como si estuviera avergonzado, entiendo que interpreta mi silencio como un reproche tácito por haberme molestado.

 

"Me sorprendiste, perdóname, entra" y después de un momento, cerrada la puerta, "¿qué estás haciendo aqu'?".

 

Comienza a hablar como una máquina, no entiendo si está avergonzado o si ha preparado antes su pequeño discurso. Sin embargo, el jugo es el siguiente: gracias de nuevo por la ayuda de ayer, el dolor ya no es tan fuerte, pero la bola izquierda siempre es grande, y teme que algo le haya pasado de manera irreparable y no sabe qué hacer, se avergüenza de ir a su médico, y ciertamente no puede hablar con su madre, y yo era he estado muy bueno, y luego soy un médico (bueno, no voy para corregirlo de que hay una enorme diferencia entre un médico y un fisioterapeuta) y por lo tanto sé qué hacer. Realmente parece una máquina, y no tengo tiempo para poner una palabra o una objeción en medio de su discurso, que, después de todo, también tiene algo de lógica.

"Está bien", le digo, "entra, vamos a echarle un vistazo", y lo llevo a la habitación que utilizo come gabinete de fisioterapia.

 

"¿Te importa desnudarte?". "Ok" me responde, y sin la menor vergüenza comienza a desatarse el cinturón del pantalón.

 

"Cuando estés listo, acuéstate en el banco de fisioterapia para que me sienta más cómodo".

 

Estirado, es más fácil de observar. S', confirmo lo que vi ayer: verdaderamente una hermosa polla, por lo menos 10 cm en descanso, el hermoso y largo prepucio que ya hab'a notado, el bosquecillo de pelo que seguirá creciendo en amplitud y plenitud. A continuación, el test'culo izquierdo está aún muy agrandado en comparación con el derecho. Por suerte no hay hematomas o enrojecimiento generalizado en el escroto.

 

La única diferencia respecto a ayer, el olor. Hoy es más fuerte y ya aprecia esta aura de queso fresco, a pesar de que el prepucio todav'a está cerrado. Mmmh... la tarde ya promete ser interesante...

 

Carlos está all', inmóvil en el banco, confiando totalmente. Hoy no esconde su polla con la mano, y sin embargo, al estar acostado no hay por qué.

 

Me aseguro de tener las manos suficientemente calientes, y comienzo a tocarle suavemente el escroto, que reacciona en ambos lados, retirando el test'culo ligeramente hacia la ingle. Buena señal, significa que no hay daños mayores. Otra buena señal, pero de una naturaleza completamente diferente, es la reacción de su pito, que en muy poco tiempo pasa de flácido a semiduro y rápidamente a duro. Los originales 10 cm han cumplido con creces la promesa: buenos 18 cm de polla dura, quizás un poco más y también con un grosor agradable. El prepucio se retrae ligeramente, la capilla comienza a aparecer, pero dada la abundancia de piel, no se descubre mucho. Y el olor ahora es mucho más fuerte.

No muy convencido, Carlos me hace "lo siento, pasa a veces", luego con una mueca a medio camino entre la sonrisa t'mida y la maliciosa, "es que tus manos son tan delicadas, claro que algo inevitablemente se mueva". No estoy muy seguro si decirlo, pero no consigo contenerme: "¡Mucho más que algo!" le digo, "¡tienes un muy buen desarrollo, all' abajo!". Un pequeño empujón al ego de un adolescente nunca duele, y, de todos modos, cualquier chico se siente orgulloso si alguien le da un cumplido por tener una buena polla. Y, de hecho, infaliblemente tan como inconscientemente, Carlos infla su pecho. Tanto vale encarecer...

 

"¡A saber cuántas chicas le han puesto las manos! ...U otra parte!".

 

Se sonroja un poco, visiblemente avergonzado, ahora, pero luego me dice en un susurro: "realmente... ninguna".

 

"¡Vamos, no puedo creerlo! Eres un niño guapo, imposible que no atraigas a nadie. Tal vez no captas las señales".

 

"Tal vez..." responde él.

 

De todos modos, ahora lo estoy palpando ya desde hace unos minutos, y no habr'a razón para continuar, por lo de revisar, s' revisé lo suficiente. De hecho, también aproveché varias veces para tocar con el dorso de mi mano su polla dura, con la excusa de palpar el cordón espermático, obteniendo cada vez la respuesta que esperaba: una buena sacudida de la polla que por unos momentos se aleja del estómago. Después de la segunda o tercera vez que esto pasa, otra buena respuesta: de la punta sale una gran gota de l'quido pre-espermático, que se acumula entre la punta y el prepucio, formando un estanque pequeño y muy atractivo.

 

Le pregunto: "¿Puedo retirar por un momento tu prepucio? Quer'a comprobar algo". "S', s', no te preocupes", responde sin la menor vacilación.

 

Poco a poco bajo el prepucio, e inmediatamente comienza a aparecer ya en medio de la capilla un hermoso velo de esmegma, uniformemente distribuido. Cuando la piel está completamente retra'da, en el surco entre la capilla y el prepucio hay una buena colección de queso fresco, cuya cantidad aumenta en los dos lados del filete. El olor es simplemente delicioso, como el queso de cabra, nada de ese olor a pescado podrido que te hace pensar en una infección. Sólo puro esmegma, saludable y sabroso como sólo un adolescente puede tenerlo.

 

"Como me hab'a imaginado" le digo, sin ningún rastro de juicio negativo en mi voz, "se siente el olor ya del exterior y con el prepucio cerrado ... Bueno, supongo que, si vas a encontrar una chica, tendrás que cuidar un poco más de tu higiene 'ntima, suele ser dif'cil para las chicas aceptar una polla llena de requesón...".

 

Se mueve un poco incómodo en el sofá, luego casi susurra, sin mirar "pero a m' me gusta...".

 

"Mmm ... ¡interesante! ¿En el sentido de que te gusta el olor a queso que emana?".

 

Carlos se encuentra aún más incómodo, tartamudea algo ininteligible, luego calla por un rato mientras yo espero pacientemente, siempre sin renunciar al cetro que ahora sostengo firmemente en la mano. Finalmente hace un profundo suspiro, se anima y me pregunta: "Jorge, ¿te puedo decir algo muy personal?". Un momento de pausa, luego parece repensarlo: "no, mejor no, déjalo".

 

"Carlos, puedes decirme lo que quieras, imag'nate".

 

"No, no, quién sabe qué pensarás de m'".

 

"Carlos, nos conocemos poco, todav'a", una pequeña pausa para enfatizar ese `todav'a', luego: "Estoy acostumbrado a no juzgar a las personas, especialmente sobre las cosas que atienen a s' mismas y no involucran a los demás. Siempre he cre'do que lo que hago no debe interesarle a nadie, si no hago daño a nadie. ¡Ser'a bastante hipócrita si no aplicara la misma regla a los demás! ¡Ven, Carlos, dispara!".

 

Otro momento de reflexión, luego Carlos parece decidir que en este extraño, y además un adulto, puede confiar: "Ok, bueno, te lo digo. Pero debes jurarme que nunca se lo dirás a nadie, especialmente a José".

 

"Por supuesto! Además ¿por qué deber'a contar tu historia a alguien más? No soy una vieja campesina".

 

"La cosa va que... me gusta... el olor... s'... ... ... ¡pero también el sabor! Soy un asqueroso, ¿verdad?".

 

(¡Coño, coño, coño! ¡la cosa se vuelve más y más interesante!)

 

Y, en voz alta: "no, ¿por qué asqueroso? ¡Cada uno a su gusto! Además, secreto por secreto... compartimos el mismo gusto".

 

Creo que, si le hubiera mostrado un burro volando, su mand'bula se hubiera ca'do menos. Una expresión de 'ohhh' está impresa en su rostro, inmediatamente reemplazada por otra de incredulidad.

 

"Eso no es cierto, ¡me estás bromeando! ¡A nadie le puede gustar algo tan sucio! Lo estás haciendo solo para consolarme".

 

Sobrevuelo el hecho de que en la misma frase lo consolar'a burlándome: "ya, parece que somos al menos dos".

 

"¿Quieres decir que no lo lavas, tú también?".

 

"As' es, lo lavo lo menos posible, y solo si estoy obligado".

 

"Pero... acabas de decirme que a las chicas no le gusta. ¿Qué haces cuando vas con una mujer?".

 

"Ah, aqu' la respuesta es simple... ¡No voy!".

 

"¡Vamos! No puedo creer que a tu edad no tengas relaciones sexuales".

 

"No dije que no tengo relaciones sexuales, dije que no iba con mujeres".

 

Una luz de comprensión finalmente aparece en su rostro: "¿me estás diciendo... qué eres un mar... qué eres gay?".

 

"Tranquilo, puedes decir maricón, no me ofendo. De todos modos, s', soy gay, o maricón, si lo prefieres. Y a muchos gays les gusta el esmegma, tal como a ti y a m'. ¡Nos gusta el olor, la textura, el sabor, en definitiva, todo! ¿No es as'?".

 

La vergüenza, el miedo a ser juzgado negativamente, ahora han sido reemplazados, en el rostro de Carlos, por la satisfacción, me atrevo a decir por la felicidad, sabiendo de haber encontrado a uno más que tiene la mente tan retorcida como la suya. Pero entonces una nueva expresión cruza su rostro, una expresión que no puedo descifrar. Espero en silencio, el hielo ya está roto; es dif'cil que quiera levantarse y huir asqueado. Y, de hecho, después de unos segundos, me dice, con voz algo insegura: "¿puedo... ver cómo lo guardas? Quiero decir... si no te importa. Quiero decir, no soy gay, me gustan las chicas, pero nunca he visto otro pito con queso, tengo curiosidad". (S', cariño, al parecer no eres gay, de hecho no dijiste 'cómo lo tienes', sino 'cómo lo mantienes' …pero nunca se sabe, en la vida).

 

Nunca lo hubiera impuesto, pero como es él quien pregunta, no tengo problemas. Si un problema tengo, es lo de no tener tanta suciedad como la suya, pero no puedo hacer nada al respecto. Finalmente, por un momento, renunció a su polla, que no ha perdido nada de su rigidez, y Carlos parece darse cuenta ahora de que todo este tiempo hab'a seguido agarrándola firmemente. Me desato el nudo de los pantalones deportivos y los bajo. Mis bragas están bastante tensas y luchan para seguir sujetando mi polla. Los pantalones se caen hasta los tobillos y, mientras tanto, yo bajo los calzoncillos. El olor de polla sin lavar se siente inmediatamente.

 

Mientras tanto, Carlos se ha medio sentado, apoyado en su codo derecho, y mira con atención. Al salir mi polla de los estrechos confines de la ropa interior, no puede contener un comentario entre admirado y envidioso: "¡Maldición! ¡La tienes grande!" En realidad, es solo 1-2 cm más larga que la suya, y tal vez un cent'metro más de ancho, pero la perspectiva diferente con la que le mira, en comparación con cuando mira la suya, seguramente la hace parecer mucho más grande. Le tranquilizo: "tal vez apenas, pero por all' estamos. Luego, no es importante su tamaño, sino cómo se usa. Y en nuestro caso ...lo que hay adentro. Además, lo ves, la tuyo tiene mucha piel, e incluso cuando está dura la cabecita se mantiene cubierta, si no la abres tú. En cambio, a m' me operaron de niño y me cortaron una parte de la piel. Entonces, nada más salir del calzoncillo y la cabeza se descubre de inmediato".

 

De hecho, es as', mi cabeza se ha descubierto inmediatamente, y no está cubierta con una capa blanca como la de Carlos, solo en el surco hay mucho. Después de casi 20 d'as sin lavar dentro del prepucio, mi queso no sólo se ha formado, sino que tiene un color amarillento, y es menos cremoso que lo de Carlos, aunque no esté incrustado, y ciertamente el olor es más fuerte …Bueno, los amantes del género saben muy bien que cada hombre tiene su olor distintivo ... y también un sabor distinto.

 

Carlos sigue observando cuidadosamente, acercando su cabeza hasta quedarse con la nariz poco más arriba de mi cabecita. Siento que inhala lenta pero profundamente. Un pequeño gemido de placer sale de su garganta: ¡sin duda, a este chico realmente el queso le gusta!

 

"¿Puedo... tocarla, Jorge?" ¡Vaya! ¡Finalmente vamos al grano!

 

"Por supuesto, si yo también puedo tocar la tuya. ¡Se ve realmente atractivo!".

 

"S', s'" me dice casi distra'damente, se nota que toda su atención se centra en este nuevo pito, y en el hecho de que contenga la misma sustancia que él también produce. Le dejo hacer lo que quiere, aunque mientras tanto no pueda alcanzar su polla, debido a su posición en el banco de fisioterapia, como la de un antiguo romano en el triclinio. No importa, ya turnaremos...

 

Sigue olfateando fuerte, luego finalmente se anima y acerca su mano izquierda a mi polla. Toca mi cabecita, y casi, por la emoción del momento, me corro. Afortunadamente consigo contenerme.

 

A seguir, su 'ndice pasa ligeramente sobre el surco de la capilla y recoge un poco de esmegma. Primero prueba su consistencia frotándolo entre el 'ndice y el pulgar. "Es diferente al m'o", dice. "Eso pasa porque ha estado all' durante mucho tiempo". Me mira de forma extraña: "¿Mucho tiempo? ¿Cuánto tiempo?". "Casi tres semanas". "Wow! No sé si podr'a quedarme tanto tiempo, después de 3-4 d'as ya está lleno". (Preciosa información, la archivo para otro momento). Le explico brevemente porque me lleva mucho más tiempo, pero entiendo que de momento no está muy interesado en los detalles técnicos, mucho más en el propio queso.

 

Ahora lo está olfateando, el pulgar y el 'ndice de su mano casi se atascan en la nariz. "¡Muy rico!", Me dice. Y un momento después los dos dedos están en su boca. "Mmm... mmm..." Sigue gimiendo, sus ojos casi se voltean hacia atrás.

 

"Te gusta, ¿eh?".

 

"¡Joder, tant'simo! No pensaba que el queso de otra persona pudiera hacerme este efecto, pero ¡es incluso mejor que el m'o!". El nene es un verdadero conocedor, aunque sólo sea autodidacta.

 

"Oye Carlos, ¡no puedes tener tú toda la diversión! ¿Puedo probar el tuyo, yo también?".

 

Con un m'nimo de renuencia, el muchacho vuelve a tumbarse. Me parece interesante para futuros desarrollos que al hacer esto no renuncie al agarre de mi polla, no fuera para pasarla de la mano izquierda a la derecha. Me pregunto si, al fin y al cabo, es tan heterosexual como afirma...

 

Bueno, ahora tengo otras cosas en que pensar. Finalmente, vuelvo a su hermosa polla, donde el l'quido pre-espermático está formando una pequeña cascada que se extiende sobre su abdomen y dentro del hoyuelo del ombligo. Las personas que producen mucho de ese l'quido siempre han sido otro de mis fetiches, y no puedo esperar a probar el de Carlo. Pero es temprano para eso. Otra vez, ahora está la tarea principal.

 

Vuelvo a abrir su prepucio, lentamente, y reaparece ese velo de esmegma cubriendo toda la cabecita. Solo que ahora tiene algo de brillante, gracias al l'quido pre-espermático que lo recubre. ¡Está incluso mejor de lo esperado! Paso un dedo lentamente sobre la cabecita y en el surco, capto un poco de esa deliciosa substancia, pruebo su consistencia entre el pulgar y el 'ndice, luego su fragancia llevando los dedos a la nariz. Carlos me observa sin decir nada. Pero en cuanto me lame los dedos y pruebe su delicadeza por primera vez, mientras un gemido se escapa de mis labios, no puede contenerse: "¿Y? ¿Cómo está? ¿Te gusta?".

 

"¡Absolutamente delicioso!" le contesto, ojos cerrados, mientras su sabor llena mi boca y mi nariz.

 

Pero basta, ya no puedo resistir más. Me inclino sobre él, y con mi lengua le doy un lento lamido a la cabecita perfumada.

 

"WOW! ¡Incre'ble! ¡Hazlo otra vez... por favor!".

 

¿Cómo podr'a no satisfacerlo? Otra lamida, esta vez con la punta de la lengua paseando por una mitad del surco. Mantengo el esmegma en la boca, en la lengua, que aprieto un poco en el paladar, para preservar por un tiempo ese deleite, tan bueno, pero también tan poco. Después de ni siquiera un minuto, la otra mitad del surco está limpia de la misma manera.

 

No puedo contenerme.

 

Me inclino de nuevo, y esta vez me meto toda la cabecita de Carlos a la boca. Poco a poco revuelvo mi lengua, centrándome principalmente en el filete e incluso tratando de poner la punta de la lengua en el pequeño orificio de la uretra. En cada pasaje, con cada nuevo movimiento de la lengua o de la boca, Carlos no puede contener un gemido. Gay o hétero, una mamada es siempre una mamada, y si es la primera, la experiencia solo puede ser trascendental.

 

Sin embargo, Carlos logra resistir, y levanta mi cabeza. Lo miro con una mirada inquisitiva.

 

"As' me corro. Espera, yo también quiero tu queso".

 

"Ok. Muévete un poco y déjame espacio, para que pueda continuar con lo que estaba haciendo, y tú puedes servirte como mejor te parezca".

 

Por supuesto, un banco de fisioterapia no es lo mejor para este tipo de actividad, pero, francamente, me parece un poco temprano para llevar a Carlos a mi cama. Sin embargo, el chaval no parece en absoluto perturbado por el espacio estrecho: se mueve tan lejos como puede, y me deja espacio para que yo también pueda subirme al banco. Me pongo en la posición clásica de 69, y ataco su polla de nuevo y vigorosamente. La nueva posición me permite mejor que antes de no limitarme a la cabeza, sino bajar a lo largo del asta, hasta que toda su polla penetre mi garganta.

 

Mientras tanto, siento sus manos en mi polla, y siento que inhala profundamente otra vez, evidentemente todav'a está disfrutando el olor a queso de un adulto, que se encuentra en sus manos por primera vez. Después de un tiempo muy corto, no puedo decir cuánto, pero muy poco, siento una leve presión en el surco de mi polla; Creo que esté recogiendo mi esmegma con su dedo, pero casi de inmediato me doy cuenta de que la presión está... ¡mojada! ¡Dios m'o! Carlos está lamiéndome la polla! Bueno, sin duda, al no ser gay, este chico está actuando de manera muy gaya ... Bueno, me imagino que a su edad el sexo es el sexo, y cualquier cosa respire está bien para hacerlo, pero aqu' no se trata de introducir su miembro en un agujero, cual que sea, y punto, aqu' se trata de hacerlo ÉL activamente a otro hombre.

 

Claramente es una reflexión que hago ahora, después de un tiempo, no en aquel momento: estoy demasiado ocupado disfrutando de la doble sensación de su pito virgen que llena mi boca y su lengua, igual de virgen, que cuida de mi capilla.

 

Rápidamente las dos sensaciones se vuelven demasiado dif'ciles de soportar. Levanto la boca de su miembro y le advierto: "Carlos, estoy a punto de correrme". Él también hace lo mismo: "¡yo también! Vamos, ¡sigue!".

 

Creo que en este punto pierda mi polla y se concentre en su placer, pero no, él también ataca la cabeza de mi palo y comienza a chupar con más fuerza que antes.

 

Unos segundos, y ambos nos corremos. Uno, dos, tres, luego cinco o seis chorros llenan mi boca, y casi al mismo tiempo los m'os la suya. Continuamos por un breve tiempo chupando la polla el uno al otro, pero pronto la sensación es demasiado fuerte, comienza la fase de cosquilleo y tenemos que dejarlo.

 

Apoyo mi cabeza en su muslo, y él hace lo mismo en el m'o. Después de unos segundos de silencio, me dice "no solo tu queso tiene otro sabor, incluso tu semen es diferente al m'o".

 

"Ah, ¿ya lo hab'as probado, el tuyo...?".

 

"S', pero no me gusta mucho. El tuyo está definitivamente más rico, supongo que no me importar'a intentarlo de nuevo".

 

"Cuando quieras, Carlos, cuando quieras".

 

 

¿FIN?