Date: Thu, 16 Aug 2018 14:10:22 +0000 From: Daniel Berasaluce Frías Subject: La polla de mi niño - Capítulo 16 - PADRE E HIJO AMANTES. Capítulo 16 -- PADRE E HIJO AMANTES. Nifty is the constant source of all your erotic dreams. All kinds of fetishes can be found here. We don't want this website to ever stop. Think for a minute if you can afford it and help sustain Nifty with your donations. Freedom can move your life and it can be seen even in the hardest conditions, together with love and friendship, happiness and beauty. Have a look at the life of eight beggars who live together at: www.luces-delatierra.blogspot.com.es or in English at: www.lightsoftheearth.blogspot.com.es Esta nueva mamada, primera en la cama con mi niño, me emocionó mucho más. Mientras me lamía los huevos me repetía: te amo, Rafa. Cuando al fin se metió mi nabo otra vez en la boca le tuve que repetir. -Ya sabes que mi polla es tuya cada vez que lo desees, amor mío. Me dio las gracias y siguió chupándomela diez minutos más, diciendo que me amaba, y puesto que yo lo sabía, lloraba al ritmo de su lengua. Qué gustazo saber que ya era el amante de mi niño. Pero a los diez minutos no pude más y como él hacía conmigo, me corrí en su boca sin avisar. Ahora sin pausa me coloqué en posición de hacerle una nueva mamada a mi niño. Desde el lunes que me había sorprendido a mí mismo excitado con su polla y metiéndomela en la boca por primera vez, sólo quería hacerle mamadas y me había pasado toda la semana con su polla en la boca. Se corrió pronto también. Y ambos nos reímos y dijimos que nos daba igual. Estábamos tan enamorados que no podíamos evitar corrernos pronto. Me dijo que me lo follara otra vez yo primero y así lo hace, metiéndole el nabo en el culo con cariño, masajeando todo el interior de su perfecto trasero, a un ritmo que ya estaba seguro de que lo volvía loco. Fui entrando cada vez más porque a Julio ya le encantaba sentir mi polla en sus intestinos. Su aroma, sus gemidos, las veces que me dijo te amo... todo aquello me volvió loco. Bueno, yo no habría querido llegar a este punto, pero puesto que era una realidad que Julio me amaba, le iba a dar siempre todo el placer sexual que me pidiera y ya estaba seguro de que pediría que me lo follara mil veces. Y eso iba a hacer. No recuerdo haber tardado nunca tanto, pero fueron 25 minutos hasta que le volví a llenar el culito de lefa. Por supuesto si yo me lo follaba, él tenía que follarme a mí también, allí en la cama. Qué hermoso ver que ya ninguno de los dos teníamos miedo y con seguridad metió su maravillosa polla en mi culo. Ahora era yo el que estuvo todo el tiempo diciéndole: te amo, Julio. Me había pasado toda la vida sin saber lo placentero que era una polla y nunca había amado tan a fondo como amaba a mi hijo ahora. Esta fue la vez que más tiempo estuvo follándome y él casi me pedía perdón por no correrse todavía. Pero yo le decía que no me importaba el tiempo que estuviera sintiendo su nabo en el culo, que lo quería siempre tan cachondo conmigo y que afortunadamente su polla había aprendido de sobra a no correrse pronto, y que allí estaba papá, o Rafa, como me llamaba ahora, para volver loca a su polla cada día con mi mano, mi boca o mi culo. Al final se corrió. Ahora no miré el reloj pero intuyo que fue más de media hora. Cansados, decidimos dormirnos después de llevarnos media hora hablando de incesto, de sexo y de amor. Me desperté cachondísimo cuando me di cuenta de que ahora era mi niño el que me estaba haciendo una mamada despertador. Qué placer que te chupen la polla antes de desayunar. Quería despertar cada día así. El que primero se despertara de los dos, le chuparía la polla al otro y por supuesto luego al revés. -Te amo --tenía que decírselo cada día al despertar-, me amas y mi polla es tuya. Ya sabes que yo voy después, pero ahora diviértete, amor mío. Y así nos fuimos acostumbrando a tener sexo también antes de desayunar. Por supuesto tras correrme, le chupé la polla por primera vez ese día, antes de que perdiera su maravilloso sabor sudado. Al correrse decidimos que primero desayunaríamos y luego iría a la ducha y yo le dije que de acuerdo, pero que me quería duchar con él. Tras desayunar nos metimos en pelota en la ducha y allí empecé a masturbarlo. Por supuesto mi niño me masturbaba a mí también. Era divertidísimo no cansarse nunca de correrse y estar ambos decididos a que el otro se corriera mil veces al día. Así comenzamos una rutina que aún continuamos siete años después. Julio aprobó todo sin problemas y pronto se convirtió en ornitólogo, tras encontrar trabajo en nuestra ciudad en diciembre en un laboratorio. Y así siempre pudo vivir conmigo, padre e hijo amantes, qué belleza. Él tiene todo lo que yo deseo y sé que yo soy para él el hombre de su vida. Pronto adornó nuestro salón un guacamayo disecado que se compró, que hace nuestras delicias junto al guacamayo abanderado de su ordenador, donde pasamos las tardes viendo porno y teniendo sexo. Yo me divierto cada día varias veces con la polla de mi niño y él se divierte varias veces al día con la polla de su padre. Y siempre viviremos así, qué coño.