Date: Thu, 12 Jul 2018 14:02:49 +0000 From: Daniel Berasaluce Frías Subject: La polla de mi niño - capítulo 3 - EL ALMUERZO ES SU POLLA. Capítulo 3 -- EL ALMUERZO ES SU POLLA. Nifty is the constant source of all your erotic dreams. All kinds of fetishes can be found here. We don't want this website to ever stop. Think for a minute if you can afford it and help sustain Nifty with your donations. Freedom can move your life and it can be seen even in the hardest conditions, together with love and friendship, happiness and beauty. Have a look at the life of eight beggars who live together at: www.luces-delatierra.blogspot.com.es or in English at: www.lightsoftheearth.blogspot.com.es Qué tierno verlo llegar empalmado. Me besó en la mejilla y me sonrió esperando que no le importara verlo constantemente así. -Siéntate, Julio. Hoy tenemos pollo aunque en realidad no tengo ganas de pollo, tengo ganas de polla. Me sonrió con cariño. Y mientras almorzábamos le pregunté. - ¿Qué tal el examen? -Me ha salido perfecto, papá. Primero me preguntaron sobre el buitre leonado, y después, no te lo vas a creer, lo que mejor me sabía: el guacamayo abanderado. El guacamayo abanderado era el leitmotiv de Julio, como lo era la paloma naranjada en L'isola del giorno prima, de Umberto Eco, que yo me había leído en italiano gracias a que mi mujer daba clases de italiano y me enseñó el idioma hasta tal punto que era capaz de leer en italiano también. -Y justo después del examen, me empalmé otra vez y ya sólo podía pensar en mi polla. -Julio --lo miré con lascivia- que digo yo que si me vas a hablar de tu polla, ¿por qué no te sacas la polla? - ¿No te importaría ver mi polla, papá? -No olvides, Julio, que te le he chupado esta mañana y te he prometido una mamada diaria. Claro que no me va a importar verte la polla, y si quieres te puedes incluso pajear aquí delante de mí mientras terminamos de almorzar. Entonces al fin y sin ruborizarse, se sacó esa bonita polla que tiene y tranquilamente comenzó a pajearse. -Hazlo, Julio. Yo aún no he visto como se corre mi niño, pues esta mañana me tragué tu lefa pero no la vi. Dale gustito a tu nabo y ahora cuéntame qué hiciste tras el examen. Ah, y a partir de ahora si quieres hacerte pajas en cualquier momento aunque yo esté delante, siéntete libre y hazlo. -Joder, papá, que placer, no creo que haya otra polla en el mundo mejor cuidada. Me quieres hacer mamada diaria, puedo pajearme cuando quiera incluso en tu presencia, puedo pasarme el día hablando de mi polla y con un hombre que quiere hablar de mi polla también. Así da gusto. -Da gusto tener un hijo que se pone caliente y no se escandaliza y que merece ser mi mejor amigo. Anda, cuéntame ahora qué hiciste después del examen. -Terminé el examen media hora antes, después venía el recreo y más tarde la siguiente clase no la teníamos hoy. Así que tenía por delante dos horas y acabado el examen, me volvió el recuerdo de la mamada que me hiciste esta mañana y me empalmé. No era conveniente que me vieran así; era mejor buscar un servicio y pajearme; y eso hice, papá. -Otra paja, bien. Si llevo bien la cuenta hoy te has corrido ya tres veces. -Cuatro, papá. En la mamada, paja en la ducha, dos esta mañana en la facultad y ahora pronto será la quinta, cuando me corra aquí en el almuerzo. -Bueno, te hiciste una paja, me ibas diciendo. Por cierto yo también me he hecho dos pajas esta mañana pensando en tu polla. Sigue. -Me corrí pronto pero desde luego estuve todo el tiempo pensando en la mamada que me ha regalado hoy mi padre. Tenía hambre y me fui a la cafetería, a por un café y un par de dulces. Y en principio, bien, pero seguía pensando en lo mismo. Yo no sé cuántas veces seré capaz de correrme hoy, pero no creo que viva un día tan caliente. -Dale gustito a tu polla. -Así que pensaba sólo en la promesa que me hiciste en el desayuno de hacerme una mamada despertador cada día. Estoy deseando que me despiertes mañana otra vez, papá, jeje. Y pensando en eso, no sé, será que me he corrido muchas veces, pero aguanté media hora. Me corrí, me tomé otro café y luego las dos clases que me faltaban. Era complicado prestar atención y no empalmarme, pero lo conseguí. Así hasta llegar a casa. Papá, no puedo más. Me voy a correr. -Córrete. Y en seguida vi por primera vez a Julio correrse y casi me corro yo en los pantalones. - ¡Qué bonito ver cómo te corres, mi niño! Nunca tengas miedo de hacerte pajas donde yo te vea. Pásate la vida, cuando no estés estudiando o un día trabajando, disfrutando de esa bonita polla que tienes. - ¿Sabes de qué tengo ganas ahora, papá? -Cuéntame. -Ahora me voy a ir a mi cuarto a ver porno y pajearme más veces. -No tienes más exámenes hasta Junio. Hoy bien te puedes pasar el día corriéndote. Gracias por haberme dejado ponerte caliente y ¿qué mejor forma que tomar un merecido descanso que corriéndote mil veces? -Pero hoy tengo ganas de ver porno gay, papá. -Ay Julio, espero no haberte hecho daño hoy mamándotela. -Papá, estoy completamente seguro de que me gustan las tías. Y si un día descubro que me gustan los tíos también, pues doble placer. Estoy seguro de que tendré tu respeto. -Por supuesto, mi niño. Y yo el tuyo. Porque ahora gracias a tu polla, estoy seguro de que soy bisexual. Pero contéstame: ¿Por qué quieres ver porno gay? -Nunca viviré un día más caliente que hoy, papá. Quiero ver tíos chupándosela a tíos e imaginarme que cada tío que veo mamándola eres tú y cada polla que vea mamada es la mía. -Ahora te entiendo, Julio. Entonces diviértete e imagínate a papá haciéndote más mamadas. Yo intentaré leer algo, como hago cada día tras el almuerzo, pero veré si soy capaz de concentrarme en la lectura y no empalmarme, jeje. Y entonces se fue a su cuarto y allí en la cocina me quedé intentando leer pero me fue imposible, imaginándome a Julio en su cuarto con la polla fuera y pajeándose. Al final decidí que no podía más y que intentaría ver si su cuarto tenía la puerta abierta y entonces entraría a ver si con suerte podía ver cómo mi hijo se masturbaba y se corría otra vez.