Date: Thu, 9 Nov 2023 12:36:09 -0800 From: Dan Moncada Subject: Leche paterna (incest, non-english) Leche paterna Suspire satisfecho mientras me descansaba en el sillón, mis piernas extendidas y el sudor todavía sobre mi frente. Recuperando mi aliento, sonreí frente a la visión sensual frente a mi. Recostado en la cama, mi hijo se puso de costado, dándome la espalda mientras juntaba las piernas. El jockstrap blanco delineaba el culo perfecto, sus glúteos fuertes y redondos. Miré su mano acariciando el relieve del culo. Los dedos se deslizaron por la piel manchada de lubricante, y sujetando el músculo, me presumió el ano enrojecido. Habíamos pasado no sé cuanto tiempo rompiendo el orificio con vicio, con morbo. Una y otra vez lo obligamos a qué se tragara mi falo completo. Mi muchacho había gemido y asentado con la cabeza todo el tiempo, el cerebro desconectado por el placer. Dios...era perfecto, insaciable.... Lo observaba embobado cuando, de pronto, los músculos se relajaron a voluntad y un hilo cremoso surgió de las entrañas tibias. Era blanco, espeso, abundante. Hipnotizado, me acerque al culo roto para admirar de cerca los hilos de mi semen escurrir, uno tras otro. Primero 2...3...,una burbuja de aire, ...4, que rico se veía. Las dos rondas seguidas de descargas habían llenado los depósitos de mi nene, su cuerpo no podía absorber tanta leche paterna. Con cada expulsión el culito apretado quedaba más y más dilatado, la raja ahora un orificio inflamado y satisfecho. Entregado a su macho, sumiso, mi hijo llevó su dedo hacia el orificio reventando para batir la leche que quedaba alrededor. La caricia le produjo descargas de placer mientras su cuerpo temblaba de gusto. Recordé la carita de sorpresa que ponía cuando lo ensartaba con un ritmo intenso, los dedos de sus pies retorciéndose mientras mi verga expandía sus entrañas sin miramientos, su boca abierta por la confusión de los estímulos y él, sometido, con su culo glotón lleno. La última expulsión terminó de formar una macha blanquecina en la sabana mientras su mano continuaba jugando con su entrada. Mire el camino de semen fresco, yo había hecho eso. Sí, yo, su padre. Lo había usado como juguete sexual, destruido su culo entre nalgadas y palabras soeces. Por semanas lo había tentado con miradas sugerentes, caricias casuales y, finalmente, seducido con mi verga venosa. Era él era mío. Todo había sido un proceso, y al final, él mismo me había pedido lo llenará de lechita. Con esa certeza en la mente lleve mis labios al ano, y sensual, bese sus bordes mientras mi nene gemia contra la almohada. Pasé varios minutos besando y lenguetando el ano, mis manos sujetando fuerte sus piernas para evitar que mi nene se moviera demasiado. La alarma me sacó del hechizo, recordando la junta que debía atender con mi jefe en unos minutos esa mañana. Mi nene debía también ponerse en camino a la uni. Me levanté resignado a buscar mis cosas, dispuesto ya a comenzar la mañana, pero mi hijo se opuso. Tomando sus tobillos, volvió a recostarse de espaldas sobre la cama, la entrada rosa de nuevo repuesta. -Todavía tengo hambre, pa...- susurró coqueto - ... ¿tienes más lechita? -- Miré el cuerpo atlético de mi nene, su pectoral fuerte y piernas musculosas brillando contra la luz de la mañana, su ano enrojecido al alcance de mi mano mientras me invita a seguir. -Campeón, ya es tarde... tengo que... - hipnotizado, mire a mi nene introducir un dedo, luego dos, sus ojos clavados en los míos. -...tienes qué, pa?... - -...tengo una j-junta...- -...tienes que cogerme, pa? ...- - ... y-ya me esperan...- la erección de mi hijo se mecía al mirarme embobado con su ano, excitado a su vez por el control que tenía sobre mí. Sensual, se puso en cuatro frente a mí, la espalda fuerte y la cintura pequeña. Encogiéndose, me miro desde la cama una última vez, expandiendo su culo con ambas manos. Sólo tuvo que decir "ven" una vez más para que yo me abalanzara sobre la cama, olvidando la junta, los compromisos, las otras dos cogidas que le había metido esa mañana. El teléfono resonó un par de veces, pero no me podía importar menos. Lo único que importaban era los sollozos de mi niño de 19 años mientras lo embestía, su voz entrecortada pidiéndome que lo preñara, que le hiciera un hijito, que lo embarazara ahí mismo. Lamía mis dedos y pedía más entre lamentos. Me encantaba escucharlo pedirme besos, cambiar el "pa" por "papi" y, luego, por "amor". Yo no podía dejar de cogerlo, quería preñarlo y que el mundo supiera era mío, dejar de esconderle a los vecinos y familia lo mucho que me gustaba seducirlo, lo mucho que pensaba en su culo cuando no estábamos juntos. Dios, ¿yo lo dominaba o él me tenía dónde quería? Me voy a volver loco de gusto. Y, ¿ustedes?, ¿qué harían? -- Agradezco comentarios sobre cada historia a omarander50d@gmail.com. Su retroalimentación me ayuda a escribir historias que disfruten más. *Todos los personajes son ficticios y mayores de edad.