Date: Thu, 26 Jul 2018 19:20:34 +0000 From: Daniel Berasaluce Frías Subject: La polla de mi niño - capítulo 9 - YO TAMBIÉN EN PELOTA. Capítulo 9 -- YO TAMBIEN EN PELOTA. Nifty is the constant source of all your erotic dreams. All kinds of fetishes can be found here. We don't want this website to ever stop. Think for a minute if you can afford it and help sustain Nifty with your donations. Freedom can move your life and it can be seen even in the hardest conditions, together with love and friendship, happiness and beauty. Have a look at the life of eight beggars who live together at: www.luces-delatierra.blogspot.com.es or in English at: www.lightsoftheearth.blogspot.com.es Volví a ver el hermoso guacamayo abanderado que tenía de fondo de pantalla. Allí estábamos los dos sentados en pelota y Julio tenía la polla dura. Yo estaba empalmado también a pesar de que tenía más miedo que placer con la necesidad de saber cómo se encontraría mi hijo ahora, haciendo lo que me había dicho que iba a hacer. Él no era gay y quería tocarme, dios santo. No tardó en conectarse y en seguida dio con una página web gay donde pude comprobar que había tíos mamándola. Me dijo que escogiera yo y elegía un video de 7 minutos donde también se veía a un viejo chupándosela a un chico joven. -Y ahora papá, besémonos. Y entonces comenzamos a besarnos como locos, un beso de 10 minutos. Sabía al menos que Julio se sentía bien besando a papá. Pero de repente sentí sus manos metiéndome mano a fondo, por todas partes. Le pregunté si de verdad se sentía bien. -Estoy cachondísimo, papá. Me encanta meterle mano al tío bueno de mi padre, y como quiero que a partir de ahora vivas desnudo, vete preparando para que tu niño te toquetee a fondo una y otra vez. Y llegó un momento en que comenzó a acariciarme los cojones y parecía gustarle. Yo le repetía que estuviera siempre seguro de que era placentero para él. Y de repente agarró mi polla y comenzó sin complejos a hacerme la primera paja que le había hecho a un tío en su vida. -Me siento estupendamente, papá, pues sé que te lo estarás preguntando. Nunca he tocado una polla, excepto la mía. Soy un pajillero, pero ahora me encanta masturbar a mi padre. No temas: me lo estoy pasando de miedo, papá. Tú déjate llevar y disfruta. Me puedes meter mano después, ahora no, ahora yo sólo a ti. Entretanto mira a la pantalla y disfruta. Yo veía a ese atractivo hombre mayor chupándole la polla a un guapísimo chico joven y mientras tanto notaba cómo Julio me seguía pajeando y sus manos no descansaban y me lo tocaban todo, también las orejas y se llevó un buen rato tocándome los cojones. No pude más y le tuve que decir: Julio, me voy a correr. Y solté un largo chorro de leche al suelo de su cuarto, todavía estremecido de que hubiera sido mi hijo el que me acababa de pajear. -Esta experiencia me ha encantado, papá, créetelo, y a partir de ahora me voy a divertir también con tu polla y te voy a hacer muchas pajas más. Llevas dos días hablando de la polla de mi niño, pero aquí hay dos pollas, de dos tíos muy calientes que se pueden correr una y otra vez, y a partir de ahora empezaré a hablar de la polla de mi padre y a ponerme cachondo con ella. Dame otro beso, papá. Nos besamos otra vez y ahora mi niño me dijo que iba a buscar un vídeo de tíos follando. Como si supiera lo que yo quería ver encontró una pequeña peli de un joven follándose a un hombre mayor y comenzamos a verla. -Y ahora papá, mientras vemos esta nueva película, nos vamos a meter mano a fondo el uno al otro. Y pasamos más de cinco minutos metiéndonos mano compulsivamente, sin que quedara una zona de nuestros cuerpos sin tocar hasta que Julio me agarró la polla otra vez para hacerme una nueva paja. -Y ahora si quieres, puedes papá. Agárrame la polla y nos hacemos una paja mutua. Mi Julio en dos días se había convertido en todo un hombre y mientras más gay se comportaba más macho lo veía. - ¡Qué bonito es esto, papá, el padre y el hijo dándose placer en la polla el uno al otro al mismo tiempo! Hagámoslo mil veces ahora, papá. Me siento mejor ahora que también te masturbo. - ¡Qué lindo eres, Julio! No me voy a comportar como un gilipollas y no ver que también ahora estás disfrutando. Así que adelante, masturbémonos. Tocar la polla de mi niño de nuevo mientras él me pajeaba, me metía mano y cada dos por tres me besaba, era una sensación maravillosa, mientras yo miraba a ese tío bueno y le metía mano también llorando de emoción viendo a mi Julio convertido en todo un hombre. Al mismo tiempo, miraba a la pantalla y me ponía cachondo viendo a dos tíos follando y me dije que más tarde o más temprano tenía que ponerle el culo a Julio, que disfrutara de su polla de todas las maneras. Además él nunca se había follado un culo e imaginé lo cachondo que se pondría follándose el culito de papá. -Me voy a correr, papá. -Corrámonos. Julio. Qué hermoso notar que padre e hijo habían estrenado el placer de correrse juntos. -Yo no voy a coartar ningún sentimiento gay que tengas, mi niño. Veo que sigues teniendo el nabo duro después de hacerme dos pajas, y puesto que esto te gusta, cada vez que quieras lo repetimos. Cualquier cosa que le dé gustito a tu polla. -Gracias, papá. ¿Y si te quedas un ratito más y nos hacemos otra paja? Decidí quedarme y seguir viviendo la hermosa sensación de padre e hijo besándose, metiéndose mano y pajeándose otra vez. Comprendí que Julio se sentía mejor dándome placer sexual también y me dije que le iba a dejar hacer lo que le saliera de los cojones, pero constantemente le decía que no tenía que ir más lejos, que él era hétero y no tenía por qué chupármela o por supuesto yo no tenía ninguna necesidad de follármelo. Después de correrme en su cuarto por tercera vez, le dije que me iba a preparar la cena, hoy una rica ensalada de gambas. Cuando llegó a la cena me reconoció que se había hecho otra paja, pero ahora pensando en el placer que le suponía masturbar a su padre. Y me dijo que en la cena me iba a hacer otra paja. Cuando salía de su cuarto, me dijo. -Y no te vuelvas a poner la ropa, papá. A partir de ahora disfruta de vivir desnudo como yo, y cuando me hagas la tercera mamada despertador, entra en mi cuarto en pelota también. Y me fui enseguida a preparar la cena. Una hora después volví a ver a mi hijo maravillosamente desnudo y empalmado y se sentó conmigo. Al poner la ensalada en la mesa no se lo pensó dos veces, agarró mi polla y comenzó a pajearme. Así que yo también hice lo mismo, decidido ahora a masturbarlo y chuparle la polla por tercera vez hoy.