Date: Fri, 18 Mar 2016 12:34:10 +0000 From: alfredo garcia Subject: Sus manos sobre mi cuerpo (Non-English, Adult-Youth) Sus manos sobre mi cuerpo. Por Alfredo García. Recuerda que Nifty necesita de tus donaciones para poder proporcionar estos hermosos relatos. http://donate.nifty.org/donate/html Sus manos sobre mi cuerpo. Todo ha dejado de tener interés salvo eso. Sus manos acariciando mi piel. Sus labios sobre los míos. Su pene erecto entre mis piernas trémulas. Su lengua penetrando mi boca. Mi cuerpo abierto, receptivo, entregado. No puedo hacer otra cosa que pensar, que imaginar esos encuentros. En los que él, tu, acoges mi cuerpo y te paseas por él. Y yo me disuelvo en un mar de placer. Camino como sonámbulo pensando siempre en lo mismo. En lo que pude haber tenido y no tuve. En la pasión musitada en mi oído por un hombre. Un hombre que me deseo ardientemente. Que yo, temeroso adolescente, rechacé. Ahora no puedo dormir, y mis brazos se estiran buscando su cuerpo. Abierto, anhelante, y solo encuentro el espacio vacío. Nada con lo que apagar mi sed. Sed que ha ido creciendo con los años. Desde que era un niño y que ahora ha vuelto a atormentarme Más fuerte que nunca. Su pene duro y hermoso entre mis dedos Acariciando mis mejillas, entre mis piernas, en mi boca. Pidiendo impaciente entrar en mí. Un adolescente triste que entonces no sabía que es lo que necesitaba. Ahora lo sabe, pero el tiempo paso, y aquel mundo desapareció para siempre. Así que ahora me muevo como autómata, desesperado Porque sé que ya nunca podrá ocurrir lo que entonces no ocurrió. Escenas de pasión, amor y sexo, desfilan continuamente por mi cabeza. El hombre y el adolescente. El adolescente y el hombre. Buscándose continuamente, uno al otro, y sabiendo que el encuentro ya no es posible, porque habitan en universos distintos. Continuamente sus mentes reconstruyen posible encuentros. Escenifican, lugares, situaciones, diálogos, conjurándolos a una realidad imposible. Los dos desnudos, un hombre joven sentado en una silla rodea con sus brazos el cuerpo de un adolescente, que dé pie entre sus piernas le sonríe. Las manos del adolescente sobre los fuertes hombros. Los dos erectos. Un instante congelado, de intenso deseo, de promesas de placer. Contemplo la imaginaria fotografía, los dos se miran a los ojos. El cuerpo poderoso del hombre. Sus pies grandes, sus manos grandes tocando la piel tersa y suave. Noto en la punta de mis dedos esa sensación, y también en la piel de mi cintura. Porque yo soy a la vez el hombre y el adolescente, y continuamente paso de la mente de uno a la del otro, y también de sus cuerpos, de sus deseos, de sus miedos, de sus esperanzas. Miro con detalle la imagen, y mi mirada baja lentamente desde el sedoso cabello a los delicados pies, la calidez de la nuca, la espalda, los brazos, la redondez de las nalgas, las piernas largas y morenas, el pene perfecto. Oh, Oh, Oh. Suplico que la imagen se ponga en marcha, que las manos tomen posesión del cuerpo del adolescente, por delante, por detrás, por arriba, por abajo. Quiero notar el temblor y como el cuerpo se arquea ante las mágicas caricias, y como de su boca salen un torrente incontenible de gemidos. Ver como en la punta inmóvil del pene del hombre, comienza a brillar una gota engendrada por el deseo avasallador. Oh, Oh, Oh, y la misma perla de amor brilla ahora en los labios del pene adolescente. La imagen se detiene, y el universo entero también, para gozar de esa belleza primaria y única. Yo el hombre, yo el adolescente. Ahora por mi cabeza pasan deprisa imágenes y más imágenes de los dos entregados a la comunión del amor. Paro la película en la escena del beso, y la estudio detenidamente, la colocación de los cuerpos, de los brazos, de las manos, de las piernas, de los penes. La cabeza del chico inclinada hacia arriba, ligeramente ladeada, los brazos rectos, apretando con sus muñecas el fuerte cuello del hombre, las manos abiertas. Una pierna del chico ligeramente doblada intentando abrirse paso entre los poderosos muslos del hombre. Una mano del hombre en espalda del adolescente, manteniendo la unión, la otra rozando la aterciopelada piel de su culo. Los labios abiertos, la punta roja y brillante de la lengua del chico rozando los labios del hombre. Me acaricio el pene. Estoy loco por ver como los cuerpos se juntan, se arquean, se rozan, se consumen en el fuego de su pasión. No, no quiero mirar más, quiero que todo se quede así, a la espera de un orgasmo imposible. Me levanto, me visto, camino por la calle sin rumbo, intento pensar en otra cosa. Pero no puedo, las imágenes vuelven una y otra vez en tropel. Llego a oír sus risas sofocadas, sus gemidos contenidos, su respiración agitada. No, no, no, esto tiene que acabar, no puedo vivir así. Escríbeme si te ha gustado mi relato. Necesito ese estimulo para seguir escribiendo: alfredo247@hotmail.com Puedes encontrar más relatos míos en: http//www.nifty.org/nifty/frauthors.htlm Alfredo García