Date: Tue, 15 Dec 2020 11:30:13 -0600 From: Billy Wright Subject: Nosotros, Para Ti (Chapter 10) Nifty es algo grandioso y por muchos años hemos disfrutado de todo lo que nos da. Por favor, si puedes, tienes la capacidad y no estas estudiando por favor considera donar (no vale donar si estas estudiando, la educación va primero). Esta historia es ficción, basada en hechos reales, pero ficción. Si te gustaría decirme algo, lo que sea, aquí está mi correo: billy.alexander.wright@gmail.com o pueden buscarme en Wattpad (donde esta historia también será publicada) con el usuario @Billy_Alex_Wright Ahora, sin nada más que agregar: Personajes: Alexander - Yo, un chico de 16 años. Christopher - Mi hermano, 2 años mayor (enojado conmigo) Minakami - Chico japonés, misma edad que yo (amable, atrevido y útil) Ekrem - Chico turco, 2 años mayor (cálido, atento y dulce) ------------------------------------------------- Parte 3 Cuento de Hadas (República Checa) Tercer avión, tercer viaje, tercera aventura... mi suerte, por algún motivo, siempre había sido buena en otro país. Esta vez, quizás, podría ir más allá, tener más suerte y encontrar algo mejor que sólo una cama o una cita, tal vez incluso encontrar "algo que dure un poco más." Eso es lo que mi mente pensaba al subir al avión. "Otro avión," suspiré. "Tercer avión, tercer viaje, tercera aventura... la tercera es la vencida." Japón había sido primero, "los príncipes no llegan, tú debes ir por ellos." Ser valiente, las cosas no se van a hacer mágicamente solas, yo debo encargarme de hacerlas. Luego vino Turquía, "aprovecha Turquía." Debía vivir cada momento, aprovechar las oportunidades, disfrutar, sólo porque algo fuera diferente no significaba que fuera malo. Y ahora, República Checa, Praga. "La tercera es la vencida." Había algo diferente, sin embargo. Los otros viajes habían sido vacaciones con mi familia, este era un viaje escolar. Mejor o peor, no lo sabía, éramos casi cuarenta alumnos y cuatro profesores estaban a cargo de nosotros, movernos fue casi tan lento como con el tour. El viaje, en teoría, sólo era para los de grado más alto en la institución, para los del grado de mi hermano, Chris. No obstante, me invitaron a ir por ser su hermano, tanto así que incluso en el vuele nuestros asientos estaban juntos. Sonreí, sólo hacía falta ver su rostro para darse cuenta de que no le gustaba que yo estuviera ahí. Para nada. No podía culparlo. Este se suponía era un viaje para él y sus amigos, los de su grado y ahí estaba yo, estorbando. "No importa," le dije en mi mente. "No planeo estar mucho contigo." Mis ojos se desviaron a un chico de cabello rubio en la fila opuesta a la mía. Era de mi misma edad y, juzgando por la chica rubia a su lado que lo estaba ignorando, seguramente había venido también gracias a su hermana mayor, como yo. Pensé en ir con él, hablarle, presentarme. "No," me detuve. "Se paciente, este debe durar más, este debe ir en serio." Respiré, tratando de relajarme. "La tercera es la vencida." En Praga, el aeropuerto no era particularmente impresionante, era el más pequeño que había visto hasta ahora. No estaba seguro si eso era una buena señal o... Me detuve, quedé boquiabierto en el instante en que llegamos al hotel y mis ojos vieron el centro de la ciudad. No era tecnológico como Tokio ni guardaba aquel aroma a leyenda de Estambul. No, Praga era diferente de alguna forma, había algo distinto en el aire, era como oler una barra de pan recién horneada, era una sensación de extraña calidez, nueva a nuestro alrededor pero antigua a la vez. El aire en la ciudad se olía con un toque de canela, mítico, oculto, casi imaginativo. La ciudad entera era una cama cómoda, un vaso de leche tibia y un buen libro para la hora de dormir. Praga parecía... -...un cuento de hadas, -comentó Chris a mi lado, robándome las palabras de la boca-. Parece como si fuera una película vieja de Disney. Eso me hizo sonreír. ¿Una película? ¿Un cuento de hadas? Nada mal considerando que esta iba a ser mi ciudad para encontrar algo más permanente. "No es una mala ciudad para enamorarse." Nunca me había sentido tan listo en mi vida. Cuando llegamos al hotel pude ver aquella misma magia en el lobby. El techo era de madera con vigas antiguas adornando todo, la luz era cálida, llena de alfombras y cortinas. Era más un castillo que algo del mundo moderno. No obstante, era decoración, los cuartos de hotel se veían igual que los otros pero la vista por la ventana era sin igual. Aguardando a que nos dieran la llave del cuarto, cargué las maletas hasta el elevador, impaciente. Chris no se veía feliz de tener que compartir el cuarto conmigo, "¿cuando lo ha estado?" Y, por supuesto, a él le gustaría más quedarse con sus amigos. Aparté mi vista de él. Por fortuna, el chico rubio estaba ahí también. "Respira, Alex, tranquilo," me dije. Nunca me había puesto nervioso, ¿o si? No lo recordaba pero la sensación se pavoneaba como nueva. "Recuerda: no lo pienses, sólo actúa. No pienses, actúa. No pienses..." Comencé a avanzar hasta llegar a su lado. -Hey, -lo saludé-. ¿Tu también vienes con tu hermano, no? El chico rubio levantó la vista hacia mí, sorprendido de verme hablándole. Sus mejillas se sonrojaron, era tímido, podía notarlo-. Con mi hermana, - respondió y eso fue todo, se quedó callado. -Alex, -extendí la mano. Él la tomó un tanto apenado, su hermana se encontraba su lado, no nos prestaba atención pero quizás eso era lo que lo ponía tan nervioso-. Oye, oí que los profesores dijeron que iríamos a un museo pero cuando tengamos un tiempo libre, ¿quieres comer conmigo? No me vendría mal estar con alguien de mi edad. Eso pareció tomarlo desprevenido, nervioso miró a ambos lados, su boca levemente abierta sin saber que decir así que sólo asintió. Extrañamente, aquel gesto me pareció sumamente tierno. -Perfecto, -acordé sonriendo-. Te buscaré a esa hora, -dije antes de regresar con Chris y tomar la llave. Mientras íbamos al elevador pude sentir la mirada del chico en mi espalda. "No fue tan difícil, ¿verdad?" Me dijo una parte de mí. "La vida no es tan difícil cuando tienes un poco de valor guardado en la manga." Al entrar a la habitación no pude evitar notar lo espaciosa que era. No enorme como con mis padres pero, para ser un viaje escolar, era más de lo que esperaba-. ¿Qué cama quieres? -fue lo primero que pregunté al entrar pero Chris ya había dejado su maleta encima de una y, sin terciar palabra, salió de la habitación. Puse los ojos en blanco, no iba a dejar que su actitud me molestara. Nos habían dado media hora para desempacar, sin embargo, una mirada por el pasillo, viendo a todos hablando sin preocupación, revelaba que tardaríamos más que eso. Observé mi teléfono para descubrir que tenía un mensaje nuevo: era Ekrem. Sonreí, el chico turco de mis últimas vacaciones hace medio año, él había sido uno de los guías de mi tour y, además de las citas, él y yo habíamos acabado en un trío con su novio. Le había comentado de que vendría a Praga y, en repuesta, él me había pedido que le mandara mensaje cuando llegase. Me apresuré a poner un hola cuando, ni siquiera diez segundos después, vi su video llamada entrar en mi teléfono. -¡Alex! -saludó Ekrem. ¿Siempre saludaba así? Nada de hola, hey, como estás. No, sólo decía mi nombre como si me hubiese encontrado por casualidad en la calle-. ¿Ya llegaste a Praga? ¿Qué tal el vuelo? -Justo acaban de darme la habitación en el hotel, -dije moviéndome a lo largo de la habitación para que pudiera echar un vistazo-. Y normal, por fortuna, nada de mareos. La comida no fue tan terrible como pensé, ¿sabes? Bueno, para ser un avión. Pero, ¿qué hay de ti? ¿No te desperté? Se ve bastante oscuro allá. Ekrem sonrió a través de la cámara-. Eso es porque es de madrugada. Si hubiera sabido contar las horas entre zonas horarias, lo habría notado. Pero no, no se me ocurrió cuestionarlo así que seguí-. ¿En serio? Oh, lo siento. Si quieres podemos hablar luego cuando... -No, no, Alex, -su voz era segura, dulce y cálida-. Está bien, de hecho estaba esperando que llegaras para mostrarte algo. Mira, quería enseñarte esto... -Ekrem se veía cansado en la cámara, se encontraba en una especie de sala, quizás un restaurante con sillones. Entonces, giró a su costado para enfocar a un chico detrás de él, saludándome. -Hola, Baruk, -saludé entusiasmado. -¡Hola! -me respondió-. Pero lo siento, no soy Baruk. En el instante que oí su voz mis ojos se abrieron como platos. Era cierto, aquel no era Baruk, no era el novio de Ekrem. Su voz, su ropa, sus gestos, su cabello, él era...- ¿Minakami? ¿Pero qué...? -¡Sorpresa! -Ekrem volvió a aparecer en pantalla-. Estoy en Japón. -¿Japón? ¿Qué? -Mi mente no podía procesar aquello. El guía de Turquía estaba con el chico japones. Mis dos aventuras, juntas, a miles de kilómetros de mí. Era extraño, digo, desde que tuvimos aquella videollamada en mi cuarto supe que se empezaron a llevar mejor y que incluso hablaban entre ellos pero no había esperado aquello-. ¿Por qué no me dijiste que ibas? -Fue un viaje de improvisto, -respondió Ekrem-. Vinimos yo y mi hermano, hubo una oferta y... no sé, decidimos aprovecharla. No estaba planeado pero llegué hace tres días. No te dije nada porque como también tú tenías tu viaje pensé que sería buena idea venir a visitar a Minakami y sorprenderte. Minakami seacercó a la cámara-. ¿Estas sorprendido? -Mucho, todavía no me lo creo, -respondí tirándome a la cama-. Pero oye, ¿qué pasó con Baruk? ¿Él está...? -En Turquía, -Ekrem acomodó la cámara de nuevo sólo hacia él, su voz perdió emoción, su tono se volvió algo más serio-. Él... bueno, cuando supone que vendría no le hizo mucha gracia. Ya sabes, por Minakami y eso. -¿Minakami? Pero... ¿no se supone que tienen una relación abierta? -Eso fue lo que yo le dije, -suspiró Ekrem-. Pero él dijo que es diferente cuando lo hacemos ambos en casa a que si es el amigo de un amigo que nunca había visto en persona. Además, no ayudó el que paso tanto tiempo hablando con ustedes. Y, yo nunca dije que voy a acostarme con Minakami. Pero no importa, no pensemos en eso. Lo que quería era sorprenderte. -Está bien, -hice una mueca poco convencido, ¿Ekrem en serio quería que creyera que él y Minakami no iban a dormir juntos? Entendía porque Baruk no estaba convencido-. Pues me sorprendiste, mucho. Estaba impresionado, sin palabras. ¿Minakami y Ekrem? Mi Japón y mi Turquía. No estaba seguro de que pensar. No me molestaba, por supuesto, pero podía ver como eso podría molestar a Baruk, especialmente si se sentía excluido ya que los tres habíamos pasado mucho tiempo hablando últimamente. Además, quizás éramos jóvenes pero no eramos infantiles. Ekrem, Minakami, vacaciones... sólo faltaba un hotel e incluso yo sabía que harían algo. "La tercera es la vencida pero, parece que no sólo para mí." Seguimos hablando un poco después de eso pero la conversación no duró mucho, ellos estaban muertos de sueño y eventualmente mí visita a uno de los museos llegó. Prometimos que hablaríamos un día de estos antes de colgar. Afuera, no me sorprendió que Chris no pasara ni un instante conmigo. Cuando veía sobre mi hombro en busca del chico rubio pude ver que la situación con su hermana era parecida. Sonreí discretamente. Quizás había alguien que me entendería después de todo. "La tercera es la vencida." La visita al museo duró mucho menos de lo que pensé. Resulta que es difícil controlar a un grupo escolar de jóvenes en otro país. Sin embargo, cuando terminó y la mayoría optó por regresar al hotel o salir a la ciudad con sus amigos. Yo fui en busca del chico rubio. -Hey, -me saludó en cuanto me vió en el lobby. Esperé que dijera algo más pero no fue así, ¿en serio estaba tan nervioso de verme? Era tierno. -¿Estás listo? -pregunté apuntando a la calle con mi cabeza. Salimos del hotel y caminamos por las calles adoquinadas. Era increíble como el solo caminar en ese lugar podía sentirse tan mágico. El negro de las piedras bajo nuestros pies, la fachada de las casas como sino fuera más que un pequeño pueblo y el color de los tejados. Praga era mucho más de lo que creí que sería. Pronto, sin embargo, descubrimos otro de sus secretos: las calles eran un laberinto. Al final, cansados tras perdernos dos veces, optamos por detenernos en un café no tan lejos del hotel. Era un lugar lindo, pequeño, tenía aquel encanto de cuento de hadas propio de toda la ciudad. En cuanto nos sentamos, el mesero apareció a nuestro lado. Pedí un capuchino, el chico rubio pidió un refresco. -Ah, turistas, -suspiró el mesero. A veces odiaba cuando nos identificaban tan fácil-. Les recomiendo que prueben el Trdelník. Ambos levantamos la mirada hacia él, incapaces de comprender lo que había dicho. Entonces el mesero señaló una imagen en la carta-. Danos uno para compartir, -dije. El mesero asintió. El chico rubio me miró con curiosidad. -Me gusta mucho probar platillos nuevos, -expliqué-. Es algo muy, ¿característico de mí? Podría decirlo así. Sí, ya sé, la comida europea no es tan distinta como la de otros lados pero yo creo que cada país guarda sus manjares. -Creo que sí, -soltó el chico haciendo algo parecido a una sonrisa. Hubo silencio por un momento, pude sentir mis dedos tamborileando en la mesa. ¿Estaba nervioso? Él se veía tranquilo, demasiado incluso. Tal vez eran sus nervios los que le robaban la lengua. -¿Cuál es tu comida favorita? -fue lo único que se me ocurrió preguntar. Lo pensó unos instantes-. No estoy seguro, nunca lo había pensado. ¿Pizza? -¿Pizza? -suspiré. Ahora, no iba a juzgarlo. Claro que no, el mundo es libre para que cada quien pueda elegir su comida favorita y claro, la pizza es deliciosa, es conveniente, es rápida y casi a todo el mundo le gusta. Salva fiestas y salva esos días cuando no tienes tiempo de cocinar. Sin embargo, ¿en verdad era el mejor platillo del mundo? En verdad merecía el título de favorita? La pizza era como una película de Transformers, sí a casi todos les gustaba pero no iba a ganar ningún Oscar pronto. Quizás, sólo quizás, yo esperaba algo más de la persona que iba a ser mi para siempre. -Aquí tienen, -el mesero puso frente a nosotros aquel platillo desconocido. -Oh, wow. -Basado en la foto sabía que se trataba de una clase de postre. Sin embargo, había esperado un pastel o quizás algo como una tarta. Eso no es lo que tenía frente de mí. El Trdelník era un pan. Parecía un rollo de canela hueco, bañado en chocolate. Era diferente, era único, era misterioso y moría por probarlo. No obstante, mis modales fueron primero-: ¿Quieres un pedazo primero? El chico rubio me miró primero y luego al Trdelník-. Eh, no para mí, gracias. -Pero ni siquiera lo has probado, -protesté-. Digo, se ve delicioso, es cómo Praga en un pan. -No me gusta mucho Praga. -¿No te gus...? ¿De qué hablas, ya la viste? Parece salida de un cuento de hadas, ¿no se supone que el punto de este viaje es tener experiencias nuevas, conocer cosas diferentes? Oí mis propias palabras. Experiencias nuevas. Se suponía que la tercera era la vencida sin embargo, hasta ahora, Praga estaba resultando ser más de lo mismo. Chris enojado conmigo, yo estando un chico que probablemente no duraría mucho y una ciudad magnífica. La diferencia, claro, es que esta vez, sin mis padres, no tenía nadie que realmente quisiera estar conmigo ahí. Dejé la conversación ahí. Al final regresamos al hotel. -Nos vemos mañana, -anunció el chico rubio. Lo observé, confundido. ¿Mañana? ¿A caso aquella ida al café no había sido igual de decepcionante para él? Me alcé de hombros y le dije que estaba bien antes de cada uno ir a su habitación. Me recosté sobre la cama, mirando el techo, preguntándome si así es como iba a ser mi vida. Una serie interminable de camas en ciudades extranjeras, sin nada permanente, sin ataduras, sin un romance real. No me ayudó imaginar a Ekrem y a Minakami juntos en Japón. No me molestaba, en verdad que no, pero entonces, ¿por qué ver a los dos chicos de mis otros viajes estando juntos me hacía sentir tan miserable? Suspiré, observando la ciudad al otro lado de la ventana. El lugar entero parecía salido de un cuento, sin embargo, todo lo que sentía era una entera y completa apatía contra todo. Fue entonces que oí la puerta abrirse. Era Chris. -¿Cómo te fue? -pregunté algo más entusiasmado de lo que debía. Necesitaba hablar con alguien-. A mí no tan bien, para ser honesto. Chris levantó la vista-. ¿Estas herido? -Eh, no, estoy bien. -¿Alguien trató de secuestrarte, matarte o robarte? Negué con la cabeza-. Tampoco. -Entonces estoy seguro de que podrás encontrar la solución, -dijo mientras rebuscaba en los cajones. Sus palabras habían sido dulces pero la forma en la que las había dicho lo dejaban muy en claro: yo no importaba. - Bueno, -Chris se acercó a la puerta-. Si todo está bien, buenas noches. -Espera, ¿a dónde vas? -le pregunté cuando abrió la puerta-. ¿No te vas a quedar aquí? Esta es tu habitación. Chris, por primera vez me sonrió-. Es un viaje escolar, Alex. ¿En serio creíste que sólo veníamos a visitar museos? El verdadero viaje es en el hotel, de noche. Tú sabes de lo que hablo, ¿no? La puerta se cerró dejando un pesado silencio detrás. Observé la madera por un buen tiempo hasta caer dormido. No fue cómodo, casi no descansé aquella noche. La ciudad, yo teniendo la oportunidad de estar ahí, todo era tan mágico y especial, sin embargo, ¿por qué yo no lo sentía así? ¿Qué estaba haciendo mal? ¿No se suponía que la tercera era la vencida? ---------------------------------------------------------------------------- Un tanto diferente a las otras, espero yo. ¿Quién querría siempre más de lo mismo? ¿Listos para ver más?