Date: Thu, 7 Jan 2021 22:30:27 -0600 From: Billy Wright Subject: Nosotros, Para Ti (Chapter 13) Nifty es algo grandioso y por muchos años hemos disfrutado de todo lo que nos da. Por favor, si puedes, tienes la capacidad y no estas estudiando por favor considera donar (no vale donar si estas estudiando, la educación va primero). Esta historia es ficción, basada en hechos reales, pero ficción. Apenas estoy en Universidad entonces me disculpo por si no subo seguido. Si te gustaría decirme algo, lo que sea, aquí está mi correo: billy.alexander.wright@gmail.com --------------------------------- --------------------------------- *** Personajes *** *Alexander - Yo, un chico de 16 años. *Christopher - Mi hermano, 2 años mayor (enojado conmigo) *Minakami - Chico japonés, misma edad que yo (amable, atrevido y útil) *Ekrem - Chico turco, 2 años mayor (cálido, atento y dulce) --------------------------------- --------------------------------- *** Parte 3 *** Cuento de Hadas 4 (República Checa) Alexjei ya había desabotonado casi cada botón de mi camisa. "La tercera es la vencida," dijo una voz en mi mente. "Esto es lo que querías, ¿qué no?" Estábamos en el lobby de su edificio, antiguo y se podían ver las puertas a otros apartamentos, sin embargo, ahí estaba Alexjei, casi sin ropa y quitándome la mía. --Espera, --me alejé corriendo escaleras arriba sin camisa hasta llegar a su apartamento en el quinto piso. No obstante, me atrapó antes de que pudiera entrar. --¿A dónde vas? --estaba sonriendo, podía ver la emoción en su rostro--. Quédate aquí. --Alguien podría vernos, --susurré, preocupado. --Ese es el punto, --Alexjei comenzó a desabrochar mis pantalones. Me dio media vuelta, hasta ponerme boca abajo y de rodillas, sobre las escaleras, mis manos me sostenían mientras él dejaba caer mis pantalones y boxers hasta los tobillos. Sus brazos me sostenían el pecho, explorando cada rincón en mí y sus labios, con aquel fuerte sabor a canela, comenzaron a bailar por mi cuello. Fue entonces que sentí su miembro en mi muslo, por detrás, y comprendí lo que quería. Él nunca había hecho eso conmigo, siempre que teníamos un encuentra (y eso que habían sido varios) habíamos hecho casi exclusivamente cosas orales, eso le emocionaba pero ahora, ahí en las escaleras, pude sentir como quería más. Fue repentino, sin aviso. Atrás había quedado la delicadeza de Ekrem. Alexjei fue lo opuesto: salvaje, agresivo. Casi al iniciar pude sentirlo a fondo, un profundo dolor se esparció por mis piernas. Fue entonces que decidí que era suficiente. --Alto, --dije pero no se detuvo. Comenzó a moverse más y más dentro de mí--. Alto, -- repetí pero me ignoró de nuevo--. ¡Alexjei, alto! Me moví hasta sacarlo y, con los pantalones en mis tobillos, entré a su departamento. Alexjei venía detrás, se veía molesto pero no menos emocionado. --¿Tan nervioso te pusiste? Tranquilo, no pasa nada, es un cuento de hadas, ¿recuerdas? Todo está bien, --me aseguró--. Ven, vamos a hacerlo al balcón, eso te gustó, ¿verdad? --Alexjei, espera, --me apresuré a decir--. Escúchame, mira yo... no me gusta hacerlo en lugares públicos. Me miró con incredulidad--. ¿De que hablas? Siempre que lo hacemos en público veo que te emocionas, --dijo estirando su mano hasta tomar mi miembro aún emocionado. Di un paso atrás. --No se trata de eso. Mira, es que... si, lo admito, es emocionante hacerlo en lugares dónde no deberíamos y sentir el viento en nuestros cuerpos, ese no es el problema. Lo que no me gusta es que... nunca me preguntaste, ¿sabes? Solamente me hiciste hacerlo. --Nunca me dijiste que no. --Nunca te dije que sí, --repliqué. --Creí que eso es lo que querías. --¡Justo a eso me refiero! Nunca me preguntaste lo que quería, sólo CREÍSTE saberlo, ¿sabes que es lo que realmente quiero? --por la expresión en su rostro, aquella plática no le estaba gustando--. Lo que quiero no es acostarme contigo, es tener una cita. Ir a algún lugar romántico, caminar tomados de la mano, algo así. Algo que dure más de un par de días. Algo que, cuando me vaya, no signifique un adiós. Eso es lo que quiero. Alexjei se quedó de pie, aún sin ropa. Sólo entonces caí en cuenta de que mis pantalones seguían en mis tobillos. Los levanté y volví a abotonarlos. Alexjei estaba serio, nunca lo había visto así. --Yo no quiero eso, --dijo al fin--. Lo siento pero yo no quiero hacer nada de eso. Di un paso atrás hasta encontrar su cama y me senté llevándome las manos al rostro, derrotado. Tuve ganas de reír, ganas de llorar y gritar, todo en aquel instante--. Esto, esto... esto no es un cuento de hadas, es una pesadilla. --Oye, --dijo dando un paso hasta mí--. No es mi culpa. ¿Cómo demonios iba a saber que querías algo romántico? --¡Porque todo el tiempo traté de invitarte a lugares románticos! Eras tú quien nunca aceptaba ir. --¿Y acaso eso no te hizo pensar: "oye, tal vez él no quiere hacer algo romántico"? Entonces vino a mí. Todos los recuerdos, cada uno: Alexjei nunca quería verme para nada salvo para hacerlo en su casa o en el café, nunca era romántico, siempre era besarse y acostarse. Incluso pidió un taxi para echarme una vez--. Tienes razón, siempre fuiste así. Sólo querías acostarte conmigo y yo... no sé, tenía tan metida la idea en la cabeza de que eras el chico correcto, de que la tercera es la vencida, que vi las cosas como quería verlas, no como eran. Alexjei se alzó de hombros, enfadado--. Yo sólo quería divertirme un poco, es todo. Normalmente los chicos con los que estoy saben eso. Es raro que uno sea como tú y quiera algo más. Yo no quiero eso, al menos no en este momento de mi vida. Creí que querías divertirte. --Yo creí que querías algo serio, --repliqué. --Bueno, si quieres algo debes decirlo, nadie puede leer tu mente. --Alexjei me miró desde su cama, confundido, asqueado, como si no estuviera haciendo nada más que desperdiciar su tiempo--. Entonces, ¿por qué demonios me hablaste en el café si no querías divertirte un rato? --En primer lugar, tú me hablaste a mí. En segundo, ¿en serio piensas que todos los que te hablan es porque quieren acostarse contigo? Alexjei puso la mirada en blanco--. Mejor que ser como tú y suponer que los que te hablan son tu príncipe soñado. ¿Qué clase de psicópata pone esa expectativa sobre una persona? --Sólo quería algo en serio pero ya veo que es demasiado pedir, --me dejé caer sobre la cama pero rápidamente me puse de pie--. ¿Sabes que es lo peor de todo? --podía sentir las lágrimas en mis ojos--. Ese primer día, cuando fuimos al Puente Carlos, ¿lo recuerdas? Ese día fuiste una cita increíble, interesante, atento, amable. Dijiste todas las cosas correctas... yo no me imaginé un príncipe de la nada, sólo cometí el error de creer que serías como en la primera cita. Alexjei se puso de pie, ofendido, podía ver en su rostro que lo había herido, detrás estaba la ira, el enojo--. ¿A caso esta es tu primer cita o eres idiota? TODOS actuamos diferente en la primer cita, yo sólo te dije lo que me habías dicho, lo que querías oír. Y no, no puedes culparme por las ilusiones que tú solo te haces así que por favor, cierra la puerta al salir. Abrí la boca pero las palabras no salieron, estaba llorando--. ¿Me estas echando? --¿Vas acostarte conmigo? No, ¿verdad? Entonces largo. Traté de pensar en algo para decir, un insulto, algo inteligente, astuto pero no hubo nada. Cerré la boca, di media vuelta y salí del apartamento de vuelta al oscuro lobby. Me apresuré a bajar las escaleras y, ahí tirado junto a la puerta encontré mi camisa. Ni siquiera me había percatado de que no la tenía puesta. Afuera un frío aire rugía con fuerza, la ciudad que antes se sentía salida de un cuento se había vuelto oscura y desolada, teñida de un marrón putrefacto con sombras en cada esquina. Traté de caminar pero no avancé más de unos palmos antes de caer sobre un pedazo de pasto. Estaba llorando, apenas y podía ver, mi cuerpo temblaba. ¿Por qué demonios estaba llorando? ¿Por qué me sentía tan mal? No lo sabía, no lo sabía, excepto que sí lo sabía, sabía exactamente porqué me sentía así: Alexjei tenía razón. Yo me había hecho a la idea de que, quien quiera que conociera en este viaje, iba a ser un príncipe sin siquiera conocerlo. Yo le puse ese peso, esa expectativa. Yo volví todo un cuento de hadas, veía el mundo como me gustaría que fuera, no como realmente era. Y, lo peor de todo, nunca expresé lo que quería. Él tampoco. Nunca hablamos, tanto tiempo juntos y, en realidad, nunca hablamos. Queríamos cosas distintas pero nunca nos dimos cuenta sólo porque nunca hablamos. Dejé que el frío aire de la noche entrara en mí, inundándome. La gente pasaba a mi alrededor mirándome extrañados, asqueados de ver a un chico llorando en el piso de la calle. La desesperación, el miedo, mi error, dejé que todo eso entrara y en mí y comenzara a ahogarme, una cosa tras otra. Tomó unos minutos pero después de llorar me sentí un poco mejor, miserable, todo había sido mi culpa después de todo, pero mejor. Entonces me llegó una idea Saqué mi teléfono y, sin pensar en el costo de la llamada, marqué. Apenas dieron dos tonos cuanto se escuchó la línea entrando del otro lado. --¿Alex? --por su voz se notaba que Baruk estaba feliz por oír de mí, se notaba, también, que yo no era el único que había estado llorando--. Por un momento creí que no llamarías, gracias, en serio, creí que... --su voz se quebró. --Baruk... habla, --respondí, sin rodeos, sin palabras largas--. Es tan sencillo como eso. Habla con él. Habla. --Ya hemos hablado, antes de que se fuera discutí... --No, --lo interrumpí--. Me refiero hablar de verdad, nada de gritarse ni pelear ni discutir, nada de acercarse con una lista de quejas y reclamos o sólo desahogarte porque estas enojado. Hablar de verdad: darse un momento, sentarse y decir lo que piensas, lo que sientes, sin acusarlo de nada, sin asignar culpas, sólo decir lo que sientes. Y escucharlo, hablar las cosas no es sólo cuestión de hablar, es cuestión de escuchar, también. Todo eso que me dijiste en tu mensaje, el miedo que sientes, lo mucho que lo quieres, lo que te preocupa... ¿se lo has dicho? Baruk tardó un momento, podía oírlo pensar--. No. Ni siquiera hemos hablado desde que se fue. --¿Entonces como va a saber él lo que quieres, cómo te sientes? --De entre todas las cosas, fueron las palabras de Alexjei las que llegaron a mi mente--: Si quieres algo debes decirlo, nadie puede leer tu mente. No puedes enojarte porque haga algo que te molesta si ni siquiera le has dicho que te molesta. --Él no debió irse sin decirme que iría con Minakami, --soltó Baruk. --Tienes razón, --concedí--. Ekrem debió decirte eso. Él no habló contigo, ¿quieres cometer ahora el mismo error que él y no hablarle y no decirle las cosas que deberías decirle? Tú no controlas lo que él hace, tú sólo puedes controlar lo que tú haces y lo que debes hacer es hablarle. No sólo ahora, cada vez que sientas algo, que algo te moleste o quieras algo. Habla. Así de sencillo. La mitad de los problemas en el mundo se solucionan así: hablando. --Lo haces sonar tan simple, --pude oír la sonrisa al otro lado de la línea, las lagrimas también. --A veces las cosas son simples pero nosotros las hacemos complicadas, --aquellas palabras iban tanto para él como para mí--. Baruk, --agregué--. Recuerda, también tú y yo somos amigos. --Gracias, Alex. En serio. Ninguno dijo nada más, ambos formamos una pequeña sonrisa antes de colgar. Suspiré, ¿quién lo diría? Alexjei, de todos los seres humanos, había sido quien me ayudó a resolver el problema de Baruk. Mi sonrisa se desvaneció tras imaginar lo peor que se pondrían las cosas después de que Ekrem se acostara con Minakami. Es más, tal vez lo estaban haciendo en ese momento. Estaba a punto de ponerme de pie cuando oí a alguien llamando mi nombre. Alcé la vista esperando ver a Alexjei pero no se trataba de él. Era alguien que no esperaba ver ahí. Era Chris. --¿Chris? --Fue lo primero que atiné a decir--. ¿Cómo sabías dónde estaba? --Rastré tu teléfono, idiota, --estaba molesto, más que eso, se veía furioso--. Ahora dime: ¿qué demonios estás haciendo aquí, sólo a la mitad de Praga? ¿Cómo se te ocurre salirte así para ver a un chico? ¡Y sin avisar! ¡Nadie sabía dónde estabas! ¿A caso tienes algo mal en la cabeza? --Yo... eh... --¿Tienes idea de la hora qué es? --estaba gritándome--. Alex, no puedes irte sólo así en una ciudad qué no conoces. ¿Qué habrías hecho si algo te pasaba? ¿Si alguien te hacía algo? ¿Eh? ¿En que estabas pensado? --Mira quién habla, ¡tú me corriste de la habitación! --¡Pensé que estabas en el lobby! --alzó más no había enojo detrás, era algo más. Era miedo, era tristeza, era alivio, era culpa--. O en el restaurante o en la habitación de alguien más. No pensé que te estuvieras saliendo a la ciudad por tu cuenta, demonios. Traté de hablar pero Chris me calló sacando su teléfono, dándome la espalda. Poco después un taxi llegó por nosotros. Todo el camino ninguno dijo nada, su rostro había abandonado aquella expresión de furia pero sus puños seguían apretados, su respiración agitada. Parecía dispuesto a romper el mundo. Al abrir la puerta de la habitación la encontramos vacía. --¿Qué le pasó a tu chica? --Le dije que se fuera, --fue todo lo que dijo--. Ahora a dormir. Nada de salirse de noche, nada de salirse de día. ¿Me oíste? Por el resto del viaje. Nada. No protesté, me quedé quieto, callado. Destendí la cama, me quité la camisa y el pantalón y me metí entre las sabanas. Chris apagó la luz. Traté pero casi no pude dormir. Tampoco en la siguiente ni en ninguna otra por el resto del viaje. De día, Chris se veía molesto, eso no había cambiado, pero ahora siempre estaba cerca. En cada visita a un museo o lugar turístico se encontraba junto a mí. Cada que iba a comer podía sentir su mirada sobre mí. Algunas veces incluso se sentaba conmigo en lugar de con sus amigos. No hablamos pero estábamos ahí, juntos. --Chris tiene razón, ¿sabes? --Esa era la voz de Minakami. En el último día de su viaje, él y Ekrem me habían marcado. Les conté todo lo que ocurrió con Alexjei y esa fue su respuesta--. ¿Cómo se te ocurre ir a la casa de un desconocido en una ciudad que no conoces y sin decirle a nadie? Pudo haberte hecho algo. --Lo dices como si no hubiera hecho lo mismo contigo y con Ekrem. --¡No fue lo mismo! --Protestó Minakami--. Tus padres conocían y tenían el número de Ekrem. Y conmigo estuviste en el hotel y lugares que ya habías visitado. --Además, ¿cómo comparas Japón? --Ayudó Ekrem a su lado--. Aquí hay mucha más seguridad, aquí hay tanta seguridad que niños de primaria toman el metro solos. Europa no es así. --Sin mencionar que ese chico, Alexjei tenía su propio apartamento, --agregó Minakami--. ¿Qué edad tiene? --Prefiero no decirlo, --agaché la cabeza. Tenían razón, tenían razón. ¿Cómo pude ser tan tonto para no verlo? ¿Para arriesgarme así? Me había clavado tanto con tener a la tercera como vencida que no hice más que cometer tonterías--. Lo siento, en serio lo siento. Minakami se alzó de hombros, comprensivo--. Nos preocupas, ¿sabes? Queremos saber que estás bien. Eso es todo. No te tortures sólo por un error, sé que no dejarás que pase de nuevo. Además, eres un muy bien amigo, Alex. Ekrem se acercó a la pantalla--. Eso es cierto, es más creo que debería darte las gracias. --¿Las gracias? --Lo miré confundido--. ¿Por qué? --Baruk me marcó esta mañana, --dijo--. No me contó mucho, sólo se disculpo por no haber tratado de hablar conmigo antes, de explicarme como se sentía. Prometimos hablar más a fondo cuando regresara pero... hablaste con él, ¿verdad? --¿Te dijo? --No, pero dijo cosas que sólo tú dirías, --Ekrem estaba sonriendo--. Gracias, en serio. Me acerqué a la cámara--. Pero, ¿qué vas a decirle? Me refiero, él estaba muy preocupado porque ibas a ver a Minakami, y sí tú y él... --Okay, voy a detenerte justo ahí, --intervino Minakami--. Alex... Ekrem y yo no nos acostamos. Los miré, confundido--. ¿No? --Claro que no, --Ekrem me miró--. Yo sé que hacemos bromas o cosas así, o que a ambos nos gusta verte o que hacemos un show así de vez en cuando pero mezclar amistad y sexo nunca es una buena idea. Además, parte de mí sospechaba que a Baruk le molestaba eso y, bueno, no iba a arriesgar mi relación sólo por diez minutos de diversión. --¿Diez minutos? --Minkami lo observó, falsamente ofendido--. Dos horas querrás decir. Ekrem y yo estábamos riendo--. Alex. Minakami y yo es igual que con tú y Alexjei. Tal vez es difícil en el momento pero, a la larga, estarás feliz de no haberte acostado con cada chico que encuentras. Pasé el resto de la tarde sonriendo con aquello. Era curioso, parte de mi se sentía derrotado, vencido pero otra... estaba feliz por ello. No iba a decirles que técnicamente Alexjei si había entrado en mí pero había sido menos de diez segundos así que quizás no contaba. Aunque el viaje de ellos había terminado, al mío aun le quedaban tres días. Chris y yo estuvimos juntos aquel tiempo, casi siempre en silencio pero, muy de vez en cuando, uno hacía un comentario que hacía reír al otro. Al llegar a casa, mientras repetía los eventos de Praga en mi mente, caí en cuenta de una frase que Chris me había dicho: "¿Cómo se te ocurre salir así para ver a un chico? ¡Y sin avisar!" ¿A caso había dicho... chico? Me quedé petrificado por varios instantes. A caso... ¿Chris sabía que me gustaban los chicos? ¿Cómo? No lo sabía pero aún me faltaba un viaje más por vivir. -------------------------------------------------------------------------------- Creo yo que tiene sentido que no todos los viajes siempre salgan bien, así es la vida y es importante ver eso. Sin embargo, queda un viaje más, uno último. ¿Están listos?